Hace unos años, los japoneses -siempre tan listos- nos decubrieron que los pasatiempos no tienen que ser siempre para los de letras -crucigramas, sopas de letras, etcétera- y que los de ciencias también se podían devanar los sesos para hacer cuadrar un puzzle de números con un cierto sentido (queda claro que ambas formas de ocio no son excluyentes para unos u otros). Con posterioridad, los 'sudokus' -así los llamaron- se fueron complicando con más combinaciones y mayor superficie. Ahora ya aparecen en las páginas de los periódicos nuevas fórmulas y variables que mi memoria se niega a asimilar. Por dificultades que no quede.
Ayer, en un Congreso que se ha puesto en marcha muy activo tras las vacaciones de sus señorías, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, compareció para explicar el nuevo sistema de financiación autonómica -al que ya se le ha dado con carácter general el nombrecito de 'sudoku'- y, como era de esperar, dejo a casi todo el mundo como estaba. A fin de cuentas no se trataba de entender las reglas del juego porque la negociación de años ha demostrado que no hay una sola, sino varias según con quién esté hablando el Gobierno, sino, en términos matemáticos -para muchos los más reales- saber cada uno "cuánto es lo mío". Pues bien, la respuesta fue un "todavía no se sabe" y para tranquilizar a sus correligionarios o a sus colaboradores necesarios autonómicos la ministra dejo caer que lo que dice cada mandatarios autonómico se parece bastante a lo que será el reparto definitivo. En fin, que no se voy a dar pistas y que el problema -el 'sudoku'- tienes que seguir resolviéndolo tú solo.
Sin embargo, esta ¿información? en sede parlamentaria, que no nos coge a nadie desprevenido, se queda en un segundo plano cuando las autonomías se preguntan cuánto me vas a dar y la vicepresidenta les pega un quite y les dice, y aquí si que lo cuantifica -seis mil millones de euros-, que son las autonomías, de momento, las que deben dinero al Gobierno de la nación en concepto de liquidación de las aportaciones de financiación que el Estado les dio para 2008.
Como siempre digo que las declaraciones oficiales en estos casos estan moduladas por la responsabilidad política de los mandatarios, a mí me gustaría escuchar por un agujerito las maldiciones que pueden haber lanzado minutos después los responsables de Economía de las comunidades autónomas, esforzados ellos en intentar cuadrar la caja en una etapa en la que los ingresos fiscales se han quedado, por la crisis, por debajo de cualquiera de sus previsiones. Están espenado el dinero como agua de mayo y Salgado les pide que antes se rasquen el bolsillo y que le devuelvan lo que le deben, "que todos andamos mal de efectivo". Cierto que, como diós aprieta pero no ahoga, apunta una moratoria de cuatro años para recuperar ese débito que tienen contraído las autonomías con las arcas estatales.
En fin, que la titular de Economía no sólo ha resuelto el 'sudoku' sino que, antes de poder cerrarlo, le ha puesto unos cuantos ciadritos de más. El problema, en definitiva, es que nadie tiene un duro y cada cual mira a ver de donde sacarlo.
Y ¿de dónde lo va a sacar el Estado? que es, en plata, el padre de la 'rapaza'. O poner la máquina de hacer dinero a más velocidad, solución que nadie quiere tomar con un mínimo de seriedad, o ¿cómo no? de los impuestos. Y ya está mentada la bicha. José Blanco, compañero de Salgado en las bancadas del Ejecutivo, ya había adelantado algo días atrás. Ayer, la ministra, en un alarde de equilibrios, vuelve a recordar que las palabras de 'Pepiño' son una "reflexión personal" para apuntar después veladamente la necesidad de afrontar un retoque fiscal, o sea una subida de impuestos con denominación camuflada. Como, además, reiteró que lo de sangrar a los ricos bo es la solución, el retoque ya sabemos a quien le toca, al conjunto de los curritos. Seguiremos en contacto.
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