El Gobierno decidió semanas atrás abrir el debate sobre la revisión-subida de los impuestos. La aituación económica del país sigue sin despegar mientras otros empiezan a sacar la cabeza y la recaudación ha bajado lo suficiente como para sacar canas al equipo de Zapatero. En estas circunstancias, parece lógico plantear ese marco de discusión para encontrar la fórmula adecuada para repartir cargas. Sin embargo, la propuesta general del Gobierno se ha encontrado con un rechazo general del primer partido de la oposición y una respuesta más o menos matizada -según de que lado se mire- de los agentes sociales. Así las cosas, puesto en marcha el escenario, el Ejecutivo se ha negado a reconducir los planteamientos y ha trasladado el debate a su seno. La gente se hace cruces cuando repasa los titulares de prensa de estos días y descubre que unas veces sale Blanco; luego, matiza Salgado; entra Zapatero; vuelve a hablar 'Pepiño',.... Cada día un gobernate y, de por medio, unos días se centra la subida en los más ricos, con la conclusión de que esos están protegidos y ya saben qué van a pagar y cómo; otros días son las rentas derivadas del capital o los impuestos indirectos; se apunta el IVA y hasta -mentan la bicha- las rentas del trabajo; en fin, que de las declaraciones de los miembros del Gobierno uno no sabe a qé quedarse. Desde una revisión de toda la política fiscal hasta todas y cada una de sus partes por separado o en compañía, un "guirigay". Lo peor de todo, como queda apuntado, es que da la sensación de que el Ejecutivo se ha enzarzado interiormente para mantener el tema en la palestra en estos prolegómenos del nuevo curso político. Quizá por ello el propio presidente ha salido ayer de nuevo al paso y ha aclarado qué impuestos piensan subir y cuáles no van a tocar, aunque matiza que todo se aclarará cuando se presente el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado. ¿Será esta la definitiva o volverá a intervenir algún otro miembro del equipo gobernante para crear más confusión?
Esto es política, a fin de cuentas. Pero lo preocupante es lo que puede apreciar el ciudadano de a pie, que no se fía un pelo ya que ninguno se ve libre de contribuir a los agujeros creados por la crisis, sí, pero también por un equipo que en ningún momento ha dado la impresión de saber administrarla. Qué los del PP se limiten a decir "no" a todo no contribuye precisamente a tranquilizar al contribuyente.
Al final, lo único que realmente importa es que nadie en su sano juicio se cree que ya hemos pasado lo peor y empieza a mirar su pequeña hucha y pensar cómo estirarla. Y esto no tiene colores políticos. Un veterano socialista me confesaba recientemente 'sotto voce' que, a pesar de su militancia y de su rechazo a las políticas partidistas del PP, pensaba que una víctoria electoral de la derecha podría sera la única esperanza de acabar con la crisis, una crisis agravada por un Gobierno que gestiona a golpe de "ocurrencias".
Zapatero y su equipo deberían empezar a preguntarse cuál es su política económica real, al margen de esas "ocurrencias". Todavía hoy, un diario tan poco sospechoso como 'El País' recoge en su primera página que "La banca recupera el valor en Bolsa previo a la quiebra de Lehman Broters", entre ellas los dos grandes grupos españoles, gracias, sobre todo, a las ayudas públicas. eso ya lo sabíamos casi todos. El problema es cómo van a ponerse en ese mismo papel el resto de los sectores y, sobre todo, los pobrecitos mortales de a pie. Menos "ocurrencias" y una política global más coherente, lo que exige una cabeza con claridad de ideas y un equipo cohesionado en una línea común. Para aquellos que no lo hayan leído les recomiendo el comentario que la pasada semana publicaba en el mismo diario reseñado Gregorio Peces-Barba, otro poco sospechoso de comulgar con la derecha, de la que repudiaba su actitud política en estos momentos cruciales, peo con un serio aviso sobre los criterios de Zapatero para hacer gobiernos, prescindiendo de la experiencia y cambiando ministros con el aval fundamental de pertener al núcleo de fieles del partido y de su ya lejano ascenso en el mismo.
Antes que Peces-Barba ya se mostraron críticos Felipe González, Juan Carlos Rodríguez Ibarra o Joaquín Leguina. Claro que, a lo mejor, es que se trata sólo de viejos dinosaurios "chochos" y "trasnochados" que no están al día en esto de la política y ya son irrecuperables. Pobres de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario