lunes, 3 de agosto de 2009

La energia y su alcance real en la politica

Mencionaba días atrás la nunca oficializada candidatura arecista de Francisco González Buendía a la Alcaldía de Gijón en la última convocatoria de las municipales. Los deseos del presidente eran unos y los designios de los auténticos poderes del PSOE gijonés otros bien distintos. Ello llevó a Paz Fernández Felgueroso a aceptar a regañadientes otros cuatro años de mandato.
En una entrevista publicada en la edición dominical de 'El Comercio' el actual consejero de Infraestructuras responde a una pregunta bastante intencionada sobre sus sueños de esgrimir el bastón de mando municipal y asegura que "en lo personal tengo mucha energía y, sobre todo, una experiencia y bagaje que me han dado todos estos años en el Principado". Al margen de la lectura e intenciones reales que puedan tener estas palabras específicas, parece evidente que el señor Buendía ha abandonado definitivamente su condición primigenia de funcionario para engrosar la nómina de los políticos profesionales. El argumento de que esa "energía" se la transmite a sus directos colaboradores el propio Areces puede traducirse fácilmente en que, como él, se han instalado en esa especie de coto cerrado en el que los partidos y sus dirigentes han convertido la 'cosa pública'.
Al margen del consabido "no toca" -aunque con otras palabras- el hombre de confianza de Tini Areces no parece muy interesado en desmentir sus aspiraciones, por mucho que luego las camufle con una especie de defensa de la continuidad de la actual alcaldesa de Gijón por otros cuatro años más. Lo de la "energía" ya tiene miga para quien quiera leer entre líneas, aunque luego eche la consabida y contradictoria paletada de cal.
Parece claro que cada vez que hay un líder o dirigente destacado su nombre o apellido da lugar a una corriente o una forma de actuación. Si estas denominaciones tienen casi siempre un sentido, no cabe duda de que esa terminología tiene más fuerza que nunca en el socialismo asturiano con el 'arecismo'. Y si no, que alguien se pare a pensar en los gobiernos del actual presidente del Principado y su carácter de personas del entorno más próximo, en el caso que nos ocupa con base estable en el Ayuntamiento de Gijón. Buendía es un buen ejemplo y su inclusión en el 'arecismo' cobra más sentido que con otros por su carrera política y por sus palabras en la mencionada entrevista. Claro que los mismos obstáculos que encontró hace un par de años en la agrupación de su partido en Gijón siguen vigentes y las mismas personas que le pusieron la proa entonces mantienen el control y esta vez sí que no les han pillado desprevenidos y tienen relevo para Felgueroso en la persona de Santiago Martínez Argüelles.
En definitva, que la voluntad de Areces de perpetuarse personalmente y con sus principales peones bien colocados se hace cada día más difícil. Eso sí, la energía no se la quita nadie.

1 comentario:

  1. Todo eso es cierto, pero no lo es menos que las guerras internas en el PSOE gijonés tienen diferentes direcciones, sin olvidar que el amigo Argüelles no está dajando su gestión muy bien librada en la pólemica reforma de El Molinón. No hay duda de que podía haberlo hecho mucho mejor. Y sobre todo podía haberlo vendido mucho mejor, sin mentiras. Él, como socialista, tiene que saber mejor que nadie el nefasto rédito electoral que proporcionan las mentiras. Y si al PP le fue como le fue, no hay que olvidar que el Sporting mueve más que las urnas. Tiene tiempo todavía para resarcirse, pero su cupo de fallos no puede crecer. especialmente en un mandato en el que todo le está saliendo mal a la alcaldesa. Desde Ovidio Blanco al PGOU pasando por El Molínón y sin olvidar los festejos, que este año son paupérrimos.
    En cualquier caso, eso no quita para que los poderes fácticos del PSOE local no den ni un paso atrás en sus posiciones contra un advenedizo a la política como Buendía, pero Santiago puede crearse más enemigos de los necesarios si no demuestra que puede hacerlo mejor de lo que lo está haciendo. Cualquier cambio en política es peligroso y no conocer la derrota electoral en una plaza como Gijón supone un peso añadido para el cuñadísimo y para sus apoyos, que sin duda le exigirán mucho más.
    De todas formas, creo que utilizar la energía como referente para significar su supuesta fortaleza, no sólo me parece una descortesía contra una mujer respetada y respetable, sino un craso error del señor Buendía. Utilizar contra Paz los mismos argumentos que esgrimió el PP durante la campaña electoral mete al enemigo en la casa socialista, con lo que el consejero arecista consiguió sin quererlo dos objetivos con efecto boomerang: ratificar a sus enemigos en sus posiciones favorables y agradecidas a Paz y constatar su falta de pedigrí socialista. Que al fin y a la postre es su primitivo y gran déficit para poder ser alcalde.

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