Que nadie espera que los dos principales partidos asturianos van a poner sobre la mesa hasta que pase el verano una palabra por escrito sobre sus candidatos a la Presidencia del Principado del año próximo. En eso de la agenda coinciden. Sin embargo, a estas alturas ya prácticamente nadie duda de que los asturianos, después de tres convocatorias decidiendo sobre el mismo menú (Areces/Sánchez), vamos a tener nueva 'carta' y por partida doble en 2011. Javier Fernández, por los socialistas, y Francisco Álvarez-Cascos, por los populares, serán los platos principales sobre los que elegir.
Este es un escenario sobre el que desde hace algunas semanas ya nadie parece tener dudas, aunque -como decía- tengamos que esperar unos meses para que nos lo digan oficialmente.
Sin embargo, si las respectivas apuestas de PSOE y PP estaban en el ánimo generalizado de los asturianos las declaraciones y los movimientos de ambos pre-candidatos durante la semana que ahora termina han resultado especialmente clarificadoras.
En lo que a Cascos se refiere, no hay nada como ponerle ante un auditorio 'no político' -lease un grupo de universitarios- para sacarle esas palabras que elude ante los medios de comunicación. Ya pasó el año pasado en un colegio universitario madrileño y en esta ocasión ha sido un ámbito similar el que ha facilitado que el ex vicepresidente del Gobierno haya facilitado algunas claves para seguir reforzando la idea de su candidatura asturiana. Empezó por recordar que meses antes ya había confesado que su negativa a volver a la política activa era "revisable" y no excluyó tal revisión dejándolo a un "el tiempo lo clarificará" y abundando en que no es éste el momento ni las circunstancias para adelantar una decisión que ya no se molesta en negar, como antes hacía. Luego, advirtió, con ese estilo tan personal, que nadie espere que se autoproclame candidato, para recordar a renglón seguido los muchos peticiones que cada día se producen para su vuelta y, sin ocultar su orgullo por el "pressing" que se está produciendo desde distintos ámbitos, una presión que aventura que aumentará. O sea, que no va a hacer falta que se postule personalmente, ni pida nada a nadie, algo impensable en un político de su carácter. El margen de autosuficiencia se lo reafirmaron con posterioridad políticos de su partido de la región -el secretario general, Fernando Goñi, por ejemplo- y nacionales, entre ellos la propia secretaria general del partido María Dolores de Cospedal. ¡Que cambio han experimentado los discursos de los dirigentes de aquí y de allá desde que la candidatura es para todos un hecho!
Por lo que al PSOE se refiere, hay dos hitos importantes en los últimos días. El principal, la salida continua a la palestra de su presumible candidato, Javier Fernández, una actitud poco usual en un hombre que siempre se ha caracterizado por la huída de las declaraciones y, aunque bravucón, buen medidor de sus apariciones y celoso guardián de su presencia pública. Esta trayectoria ha cambiado. Nunca Fernández se había prodigado tanto verbalmente ni se había dejado ver con protagonismo en tantos escenarios públicos, sean institucionales o del partido. En definitiva, que -como comentaba en esta tribuna hace algunas semanas- ya se ha empezado a 'vender', porque en eso si que lleva una notable desventaja con su presunto rival. El otro dato relevante de estos días es que, pese a que las candidaturas son una hipótesis, el líder de los socialistas asturianos ya no elude las preguntas sobre Cascos y le ataca sin disimulo, ya sea culpándole de todos los 'males' del Gobierno de Aznar -ya no sólo de los relativos a infraestructuras, sino incluso de la trágica 'burbuja inmobiliaria'- o retándole a "que venga", cuál si de dos pistoleros de 'western' se tratase. Escuchándole, casi se puede uno imaginar esa escena final de la calle principal de un pequeño pueblo y los dos protagonistas avanzando uno hacia el otro dispuestos a desenfundar y ser el primero. También en esto tengo que recordar que en un comentario anterior avanzaba que la apertura de la 'veda' estaría en función de la progresiva confirmación del retorno de ex ministro de Aznar.
En fin, que es posible que tengamos que esperar al otoño para saber con 'precisión de BOE' que ambos serán los carteles electorales de sus respectivos partidos en la primavera del año próximo, pero no hay duda de que estos últimos días han servido para que las cosas -si es que no lo estaban ya- se nos aclaren bastante y empecemos a trabajar sobre una base, aunque extraoficial, realista y con muchos visos de ser ya una obviedad.
De lo que no cabe duda es de que algo de positivo va a tener la nueva situación para la política asturiana. Primero, cambiar del aburrido bimonologuismo de tantas convocatorias anteriores, y segundo, y lo más importante, que en esta ocasión podemos ser testigo de un auténtico 'choque de trenes'. Porque en esto del carácter -'chulería', incluso, si se me permite la palabra sin intención de darle un carácter peyorativo- aquí no hay ventajas.
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