Hace ya unos cuantos meses, el pasado año, participé en una visita organizada a las instalaciones de Arcelor-Mittal en Gijón. Fue una experiencia desoladora y, evidentemente, no por la magnitud y relevancia de las instalaciones, sino porque buena parte de ellas se encontraban paradas y no en ese momento puntual, sino por un largo periodo.
En estos momentos, la empresa ha paralizado la actividad del tren de alambrón con un cierre patronal ante la amenaza de una huelga intermitente de los trabajadores de esa instalación.
Lo que me ha sorprendido sobremanera es que el presidente de la FADE haya salido hoy al paso de la situación reclamando a los trabajadores de Arcelor Mittal "sensatez" y pidiéndoles que "no tensen la cuerda". Como representante de la patronal, no es que resulte extraño que Severino García Vigón haga tales advertencias, pero es que en esto del mundo laboral llueve sobre mojado y, aparte de la lectura de una parte -la que él representa-, está la del otro lado y es que "tengo que tragar lo que me echen" porque, ¡a ver si la empresa se enfada y nos deja sin "curro"! Vigón recuerda que se la están jugando con una multinacional y que estas no se andan con chiquitas, pero a la hora de pedir "sensatez" también debería dirigirse a sus asociados y pedirles idéntica actitud cuando una situación de fuerte crisis les ha servido para liquidar personal, poner en marcha expedientes de regulación de empleo, o 'jibarizar' sus plantillas y no por una cuestión de mera supervivencia, sino para mejorar los beneficios. Todo el mundo entiende que si aparecen los números rojos hay que arrimar el hombro y renunciar a subidas salariales o, incluso, a algunos otros logros sociales, pero el mero hecho de no alcanzar las cifras de ganacia de hace tres años no es suficiente para recurrir a una ley permisiva y aplicar todas esas medidas reductoras sin más.
Vigón debería tener en cuenta este tipo de cosas a la hora de hablar de Arcelor o de cualquier otra empresa y pensar que en esto de la depresión económica estamos inmersos todos. Debe defender su territorio, pero no puede olvidar que éste está inmerso en otro más extenso que alcanza a millones de personas.
También recomendaría al líder de la FADE que, si tiene tiempo, se repase las hemerotecas -no hace falta que se vaya demasiados años atrás- y rememore los compromisos adquiridos por la multinacional siderúrgica desde la fusión entre Arcelor y Mittal hasta etapas mucho más recientes, con planes industriales, el famoso ARCO, etcétera, y comprobará que buena parte de esos compromisos han quedado arrumbados a lo largo del camino hasta este mismo momento (aquí también podría hacerse la misma recomendación a los dirigentes sindicales que se sientan en los órganos de dirección del 'gigante siderúrgico').
Pese a que algunos de sus propios compañeros le llaman el "empresario sin empresa", Vigón lleva mucho tiempo al frente de la patronal asturiana y en pasados tiempos de bonanza ha mostrado dotes de moderación y pragmatismo como para que fuera renovado una y otra vez en el cargo sin sobresaltos u oposiciones claras.
Quizá el problema de todo sea, finalmente, que en esta región los agentes sociales están muy bien instalados junto al poder político e institucional y viajan con los presidentes y se "arreglan" con los mandatarios; en fin, que como Asturias es pequeña, a pesar de su historia de lucha laboral, es más fácil el llevarse bien cuando el marco preparado para ello responde a la satisfacción de quienes representan a cada una de las partes. Se podría también tratar del papel de los sindicatos, pero, como decía un mostachudo personaje en una célebre película de Billy Wilder, "esa es otra historia".
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