Nunca he tenido simpatías por la figura del árbitro. Todos mis amigos de juventud lo saben y siempre que volvemos a encontrarnos me recuerdan los 'desmadres' de adolescencia que me impulsaban algunas veces a descalificar a gritos al 'trencilla' desde el mismo momento en el que éste pisaba el cesped de El Molinón. Al margen de los calentones propios de la edad, sigo pensando que la figura del encargado de dirigir los destinos de un encuentro de fútbol mantiene un estatus que jamás se ha sabido adaptar al paso de los tiempos. Hoy, tras el partido que dejó a Inglaterra fuera del Mundial, manifestaba su seleccionador, Fabio Capello -con cuyo estilo y criterios no mantengo empatía alguna- que es inconcebible que en los actuales tiempos de adelantos tecnológicos puedan producirse fallos garrafales, como el que evitó un inicial empate de los británicos que podría haber cambiado el curso del encuentro, sin capacidad para corregirlos más allá de un golpe de chispa del colegiado o -en algunos casos, escasos- de sus ayudantes en las bandas. Por una vez estoy de acuerdo con el técnico italiano.
No voy a recordar ahora que en otros muchos deportes las nuevas tecnologías permiten revisar jugadas y poner las cosas en su justo lugar. Pero lo que vale para esos otros deportes no parece servir para el fútbol. No hace muchos tantos años se ha incorporado la figura del cuarto árbitro que, desde mi punto de vista, representa un despilfarro de dinero y energía cuando sus funciones se limitan a sacar unos cartelitos luminosos y comprobar que cuando se produce un cambio y un jugador nuevo entra en el campo, no lleva cuchillas, clavos o algún otro instrumento agresivo entre los tacos de sus botas. Creo que ya va siendo hora de que se piense seriamente en que, si bien algunos defienden que esa discrecionalidad que permite el actual reglamento es la "salsa" de la que no se puede privar al balompié, en ese poder omnímodo que se deja en manos de los colegiados están en juego grandes presupuestos o el futuro de toda una institución como puede ser un club de fútbol, por no citar nada más que dos ejemplos. Ese cuarto, o un quinto, arbitro podría estar en algún lugar del estadio con su monitor y comprobar en tiempo directo el acierto o el error del máximo responsable sobre la hierba. Y ello no quiere decir que defienda que un encuentro de balompié se convierta en un permanente 'coitus interruptus' con paradas continuas del juego, que bastanta hay ya con simulaciones de los jugadores, con faltas innecesarias que se sancionan benevolamente, etcétera.
Los dos gravísimos errores cometidos ayer en Sudáfrica por los colegiados hubieran tenido una fácil y justa resolución con alguno de esos nuevos sistemas. En el clarísimo gol de Frank Lampard a Alemania, el árbitro fue a consultar a su ayudante de línea, aunque parece que ambos serían incapaces de aclararse ni con gafas de infrarrojos. En ese interín, por el 'pinglanillo', ese otro "controlador" provisto de todos los medios para aclarar las dudas podría haberle aclarado al responsable la legalidad del gol y corregir el error, si de verdad se quería enmendar el fallo. En el otro encuentro de ayer, el primer gol de Argentina, marcado por Carlitos Tévez en un clamoroso fuera de juego, podría haber tenido idéntica solución.
Fueron don tantos importantes, uno que no subió al marcador debiendo haberlo hecho, y el otro que lo inauguró injustamente. Dejo a un lado qué hubiera pasado en uno y otro encuentro -eso queda para los habituales de este tipo de especulaciones- y me limito a señalar que dos graves errores convirtieron ayer a los árbitros en protagonistas negativos del Mundial de Sudáfrica. Y como ahora los equipos que se la juegan ya no son los que a nadie más que a sus paisanos les importan, el encándalo estalla. Desgraciadamente, los robos de ayer pueden ser más llamativos, pero vienen a engordar un conjunto de malas actuaciones que, si alguien no lo remedia, va a poner a los 'trencillas' en la página negra de este Mundial junto con el dichoso balón de playa que se ha escogido para la ocasión.
Y lo malo es que los encargados de dirigir los partidos no empezaron mal la competición. Al contrario, salvo algún lunar puntual, merecieron más felicitaciones que críticas. Pero la progresión negativa ha sido creciente y cada nueva jornada nos encontramos con manifiestos incapaces que dejan en entredicho lo que deben ser, y son, las normas de este juego.
Para los defensores de la credibilidad del cálculo de probabilidades esta tendencia invita a echarse a temblar por lo que nos pueda venir en lo que queda hasta el 11 de julio, hasta el extremo de desvirtuar sus últimos y más importantes resultados.
Lo ocurrido ayer, al margen de que estén de por medio Alemania, Inglaterra, Argentina o México, debería llevar a la FIFA a reflexionar a quién designa para dirigir todo un Mundial de Fútbol, y si en esto también hay que atender a cuotas (territoriales), que se implanten esos metodos correctores que eviten consecuencias indeseables (a excepción de para el beneficiado).
Empezaba comentando mi especial antipatía por la figura del árbitro y es que creo que, de la pléyade de colegiados con título son muy pocos los que de verdad, aunque no infalibles, merecen un respeto por su trabajo. Porque hasta ahora solamente he hablado en términos muy generales, sin entrar a hablar de los sentimientos de estos personajes, en muchas ocasiones cargados de prejuicios contra tal futbolista o cual equipo, afirmación a la que cualquier aficionado de cualquier club podría aportar historias, más allá de la ceguera de los 'forofos'.
Tiene razón Capello. En pleno siglo XXI no se puede dejar en manos de una persona tanto poder y capacidad arbitraria de decisión. Ni siquiera un presidente de gobierno tiene, en definitiva, tal margen de maniobra sin un control como es el del parlamento o el de las urnas y, en todo caso, una normativa "errada" se puede corregir por un cambio de criterio de ese mismo mandatario y de su equipo o mediante la alternancia que dan unas elecciones. En el caso de los árbitros, lo que ellos deciden es para toda la vida y los resultados que 'provocan' son "el calla para siempre".
Por favor, ¡qué alguien ponga remedio a esto y que lo haga ya! Mientras tanto seguiré manifestando mi total rechazo a la figura del árbitro, aunque sea consciente de que, en alguna medida, paguen justos por pecadores.
domingo, 27 de junio de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
Lo de "Maleni" no tiene nombre
Se van quejando por ahí los responsables socialistas de que los españoles no comprenden que las medidas que su Gobierno viene tomando en los últimos meses son obligadas y, aunque dolosas, señalan el único camino para que el país no se vaya definitivamente a paseo. El caso es que, de un tiempo a esta parte, Zapatero y su equipo nos van superponiendo, ajustes, reformas, recortes (y lo que queda, muchos somos los que nos lo tememos) que inevitablemente tienen consecuencias muy serias en el bolsillo de la ciudadanía, en general.
Lo que no es de recibo es que, mientras nos piden comprensión y paciencia para afrontar estas vacas flacas (escuálidas, diría yo), uno se encuentre de vez en cuando entre las noticias de actualidad con decisiones como la que ayer recogían algunos medios de comunicación y es la que sitúa a la ex ministra de Fomento y actualmente eurodiputada Magdalena Álvarez como inmediata vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones. La propuesta parte del Ejecutivo y más concretamente de la vicepresidenta económica, Elena Salgado y no tendría mayor trascendencia si no fuera por los aspectos pecuniarios del cargo.
Resulta que "Maleni", de infausto recuerdo para los asturianos y para una amplia mayoría de los habitantes del resto de las autonomías, cuando acceda al puesto, tendrá asignada una remuneración mensual de no menos de 20.000 euros mensuales, limpios, ya que en esa cantidad no van incluidas vivienda, dietas, etcétera, por no hablar de las ventajas fiscales que conlleva percibir ese dinero según unas normas distintas de las españolas actuales. Lo grave es que esta señora no tendrá que renunciar a su sueldo de ex ministra, que actualmente anda aproximadamente en torno a los 4.500 euros, aunque, eso sí, se encargan sus compañeros de aclarar que tendrá que dejar su escaño en el Parlamento de Estrasburgo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Se lamentan los gobernantes socialistas de que el pueblo español haya perdido la credibilidad en ellos y van por la vida de incomprendidos. Desde luego, aunque efectivamente fueran necesarios todos los tijeretazos llegados y por venir, oponión con la que hay amplias mayorías que no están de acuerdo, la realidad es que decisiones como la de seguir premiando, y hacerlo en forma de emolumentos poco acordes con el tiempo que nos está tocando vivir, a los amigos no contribuye precisamente a provocar ni un atisbo de vuelta atrás en la desconfianza popular en sus gobernantes. Ya se sabe aquello de que hay que predicar con el ejemplo y el caso que nos ocupa representa todo lo contrario de tal actitud.
La pésima imagen cobra más relevancia, si cabe, por la persona que la protagoniza. Su currículo -y no voy a gastar tiempo y esfuerzo en recordarlo porque casi todo el mundo tienen una idea más o menos clara- no es precisamente un incentivo para ser premiada de esa manera. Es que lo de "Maleni" no tiene nombre.
Lo que no es de recibo es que, mientras nos piden comprensión y paciencia para afrontar estas vacas flacas (escuálidas, diría yo), uno se encuentre de vez en cuando entre las noticias de actualidad con decisiones como la que ayer recogían algunos medios de comunicación y es la que sitúa a la ex ministra de Fomento y actualmente eurodiputada Magdalena Álvarez como inmediata vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones. La propuesta parte del Ejecutivo y más concretamente de la vicepresidenta económica, Elena Salgado y no tendría mayor trascendencia si no fuera por los aspectos pecuniarios del cargo.
Resulta que "Maleni", de infausto recuerdo para los asturianos y para una amplia mayoría de los habitantes del resto de las autonomías, cuando acceda al puesto, tendrá asignada una remuneración mensual de no menos de 20.000 euros mensuales, limpios, ya que en esa cantidad no van incluidas vivienda, dietas, etcétera, por no hablar de las ventajas fiscales que conlleva percibir ese dinero según unas normas distintas de las españolas actuales. Lo grave es que esta señora no tendrá que renunciar a su sueldo de ex ministra, que actualmente anda aproximadamente en torno a los 4.500 euros, aunque, eso sí, se encargan sus compañeros de aclarar que tendrá que dejar su escaño en el Parlamento de Estrasburgo. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Se lamentan los gobernantes socialistas de que el pueblo español haya perdido la credibilidad en ellos y van por la vida de incomprendidos. Desde luego, aunque efectivamente fueran necesarios todos los tijeretazos llegados y por venir, oponión con la que hay amplias mayorías que no están de acuerdo, la realidad es que decisiones como la de seguir premiando, y hacerlo en forma de emolumentos poco acordes con el tiempo que nos está tocando vivir, a los amigos no contribuye precisamente a provocar ni un atisbo de vuelta atrás en la desconfianza popular en sus gobernantes. Ya se sabe aquello de que hay que predicar con el ejemplo y el caso que nos ocupa representa todo lo contrario de tal actitud.
La pésima imagen cobra más relevancia, si cabe, por la persona que la protagoniza. Su currículo -y no voy a gastar tiempo y esfuerzo en recordarlo porque casi todo el mundo tienen una idea más o menos clara- no es precisamente un incentivo para ser premiada de esa manera. Es que lo de "Maleni" no tiene nombre.
miércoles, 23 de junio de 2010
Trevín, un profeta fracasado
El dìa 14 de febrero de 2007, el diario 'El Comercio' recogía el su primera página el siguiente titular: "Antonio Trevín asegura que el AVE tendrá paradas en Oviedo y Gijón". En páginas interiores el delegado el mismo rotativo abría la sección de 'Asturias' con las declaraciones del día anterior del delegado del Gobierno en el Principado y en titulares recogía que éste aseguraba que el nuevo ferrocarril "tendrá en Asturias el ancho internacional" y reiteraba que "la línea de alta velocidad será como la de Sevilla en el tramo entre Lena y Gijón". Son titulares textuales de ese día.
Ahora que está en el ambiente la polémica por el anuncio de Fomento de que todas estas afirmaciones se han ido al limbo de los justos y se condena a esta comunidad a renunciar a esos objetivos, viene muy bien recordar este tipo de comparecencias públicas y la capacidad de quienes tienen las máximas responsabilidades políticas de hacer manifestaciones que el tiempo se encarga de desmentir. Siempre he recomendado a quienes se interesan por la actualidad que, de vez en cuando, se 'peguen un garbeo' por las hemerotecas y revisen informaciones pasadas -no tan lejanas-, especialmente ahora que la era digital permite consultar los periódicos atrasados sin necesidad de 'pegarse' con la Administración para no tener que echar abajo una puerta -la de la Hemeroteca Provincial- cerrada con siete candados. Y es que, como bien decía un destacado profesional del periodismo, la memoria es frágil y las palabras se las lleva el viento.
Me he limitado a recoger unas manifestaciones concretas de un día específico (es un ejemplo captado al azar en un momento determinado), pero los que estén interesados en el tema pueden hacer esa 'visita' que antes recomendaba y se encontrarán con contundentes afirmaciones que ponen presupuesto y meta a las grandes obras de infraestructuras. En este cometido nuestro delegado del Gobierno es un gran especialista y se podría escribir un libro con los desaciertos de sus predicciones (los interesados en la 'trevinología' pueden revisar también sus palabras de los últimos años sobre los distintos tramos de la autovía del Cantábrico). Me dirán que va en el suelo y que el pregonero tiene que anunciar lo que dice su jefe, pero nadie se cree que la prodigalidad de Trevín a la hora de hacer 'anuncios' con datos muy concretos van más allá de buscar titulares llamativos para hacerse un hueco en cada momento entre los 'protagonistas' de la historia. Lo que ocurre es que el 'pregonero' al que me refiero se ha transformado en un especialista de los 'fallos de cálculo' que le convierten en esa persona con la que nadie jugaría a la lotería o a las quinielas. Desde luego, como demiurgo el incombustible político que mayor número de cargos relevantes ha ocupado en la historia democrática de esta comunidad se ha mostrado como un desastre de profeta con menos probabilidades de credibilidad que el mismísimo Nostradamus.
Ahora que está en el ambiente la polémica por el anuncio de Fomento de que todas estas afirmaciones se han ido al limbo de los justos y se condena a esta comunidad a renunciar a esos objetivos, viene muy bien recordar este tipo de comparecencias públicas y la capacidad de quienes tienen las máximas responsabilidades políticas de hacer manifestaciones que el tiempo se encarga de desmentir. Siempre he recomendado a quienes se interesan por la actualidad que, de vez en cuando, se 'peguen un garbeo' por las hemerotecas y revisen informaciones pasadas -no tan lejanas-, especialmente ahora que la era digital permite consultar los periódicos atrasados sin necesidad de 'pegarse' con la Administración para no tener que echar abajo una puerta -la de la Hemeroteca Provincial- cerrada con siete candados. Y es que, como bien decía un destacado profesional del periodismo, la memoria es frágil y las palabras se las lleva el viento.
Me he limitado a recoger unas manifestaciones concretas de un día específico (es un ejemplo captado al azar en un momento determinado), pero los que estén interesados en el tema pueden hacer esa 'visita' que antes recomendaba y se encontrarán con contundentes afirmaciones que ponen presupuesto y meta a las grandes obras de infraestructuras. En este cometido nuestro delegado del Gobierno es un gran especialista y se podría escribir un libro con los desaciertos de sus predicciones (los interesados en la 'trevinología' pueden revisar también sus palabras de los últimos años sobre los distintos tramos de la autovía del Cantábrico). Me dirán que va en el suelo y que el pregonero tiene que anunciar lo que dice su jefe, pero nadie se cree que la prodigalidad de Trevín a la hora de hacer 'anuncios' con datos muy concretos van más allá de buscar titulares llamativos para hacerse un hueco en cada momento entre los 'protagonistas' de la historia. Lo que ocurre es que el 'pregonero' al que me refiero se ha transformado en un especialista de los 'fallos de cálculo' que le convierten en esa persona con la que nadie jugaría a la lotería o a las quinielas. Desde luego, como demiurgo el incombustible político que mayor número de cargos relevantes ha ocupado en la historia democrática de esta comunidad se ha mostrado como un desastre de profeta con menos probabilidades de credibilidad que el mismísimo Nostradamus.
domingo, 20 de junio de 2010
Daños colaterales
Mientras periódicamente aparecen escritos y plataformas de apoyo a la candidatura de Cascos a la Presidencia del Principado el año próximo, el verdadero meollo de la cuestión sigue enquistado y lo hace en el mismo punto en el que, si recuerdan, empezó todo el proceso hace ya muchos meses: Quién da el primer paso o, en el lenguaje de aquel momento, más metáforico, quién le invita a salir a bailar toda vez que el interesado permanece sentado en su silla y no va a romper el papel que se ha impuesto de no pedir nada.
Así las cosas, por mucho que sus seguidores redacten cartas a Rajoy, recojan firmas aquí y allá y dé la sensación -sólo eso, sensación- de que en Asturias todos -o casi todos- los populares están por la labor, la realidad es que nadie debe esperar que el líder nacional y su actual equipo vaya a dar cualquier tipo de facilidades (sigo sin creerme cierta información a la que ya me he referido en otra ocasión según la cual el político gallego aseguró a Ovidio Sánchez que, si para resolver el problema era él mismo quien tenía que llamar a Cascos, lo haría).
Mientras la 'entregada' dirección regional decide el momento para formalizar la petición de que el 'ex número dos' de Aznar sea su cartel electoral autonómico a través del órgano competente, el comité electoral, y logra la exigencia del interesado de que esa propuesta tenga la condición de unánime, los movimientos del grupo de incondicionales 'casquistas' y las dudas o dilaciones de quienes aceptándolo no derrochan entusiasmo ya han dejado en las filas de la derecha asturiana sus efectos en forma de "daños colaterales". Me estoy refiriendo a una clara división que no ha aflorado hasta ahora a la luz pública y que en los dos últimos meses ha inoculado su virus en el grupo parlamentario del PP en la Junta General del Principado.
No hace falta recordar que este colectivo ya quedó seriamente tocado a raíz del último congreso regional, donde el posicionamiento contrario a la ratificación de Ovidio Sánchez como presidente regional o los coqueteos con su entonces oponente, Juan Morales, sirvieron para dejar algunos cadáveres en el camino, aunque sólo políticamente, dado que los escaños en el Parlamento autonómico, como en todos los demás, están asociados a la persona. Apartando de responsabilidades a unos de aquí y a otros de allí, la cosa se calmó e incluso soplaron vientos de bonanza en la que, aunque no como amigos, los diputados populares trabajaron juntos sin mayores problemas.
La 'polémica Cascos', sin embargo, ha sacado de nuevo a la luz una herida que, aunque no lo aparentara, seguía abierta, y en estos momentos puede hablarse de dos bloques dentro del propio grupo que, según admiten algunos de ellos, llegan a negarse el saludo en el Palacio de la calle de Fruela y desarrollan sus funciones por separado. Uno de los grupos, como es lógico es el del 'aparato', con Ovidio Sánchez a la cabeza, con el que están portavoces, adjuntos, secretarios, etcétera. En el otro, el jefe de filas es Pelayo Roces, indiscutible lugarteniente de Cascos desde hace muchos años, opción que nunca ha ocultado y que quienes no simpatizan tanto con el ex-ministro han tolerado siempre. Roces ha reclamado en más de una ocasión mayor ímpetú de la dirección asturiana de su partido para lograr el objetivo de traer a Cascos como sea. Este marco ha dado pie a los damnificados del citado último congreso regional para subirse a ese carro y ahora gente como Reinerio Álvarez Saavedra, Cristina Coto, Emilio Rodríguez o Luis Pelaez han logrado amalgamar un colectivo numéricamente inferior pero que constituye una piedra en el zapato del equipo dirigente. Éste, que se vio inicialmente sorprendido por la nueva situación, ha pasado al contraataque y, al margen de no considerar oportuna la 'estrategia Cascos' de los 'desheredados', echan leña al fuego al atribuir a Pelayo Roces intereses suplementarios a los de su propio fervor 'casquista', los derivados de los relevos aplicados por Sánchez y su equipo en los órganos de dirección de Cajastur hace algo más de un año, relevos que dejaron al propio Roces fuera de tan 'estratégica' posición.
Por una cosa o por otra, o por la dos, la realidad es que en estos momentos el grupo parlamentario popular tiene un serio problema, problema que se vería incrementado sí la candidatura de Cascos se concretase, dado que, aunque no con totales manos libres, es previsible que el ex vicepresidente del Gobierno tenga mucho que decir sobre quienes le acompañarían en la lista para las autonómicas de 2011. Y aquí es donde el 'grupo disidente', formado por 'casquistas' y 'conversos', aunque todos parezcan últimamente haber asumido un discurso común, va a echar el resto, dado que si bien su cabeza visible no tendría ningún problema con el nuevo líder, algunos de quienes ahora le alaban y claman por su presencia no entran precisamente en el reducido catálogo de los elogios del otrora 'general secretario' del PP a nivel nacional.
Aunque la incógnita principal a despejar de la ecuación sigue siendo una decisión formal sobre la aceptación de Cascos a ser cabeza de cartel, este clima enrarecido, que también, aunque no me haya referido a ello por obvio, se traslada a ciertas juntas locales, de las que el paradigma es Gijón y su presidenta, Pilar Fernández Pardo, y que también trabajan a quí y en Madrid en la labor de zapa para minar el hipotético camino de regreso a casa de Cascos, aunque ésta sea la cuestión fundamental y primigenia -digo-, el ambiente que se está creando no es el mejor precisamente para la vuelta del ex ministro, aunque a algunos les pueda parecer que ha llegado la hora de pasar facturas por el pasado reciente. Todos tienen que ser conscientes de que si Cascos fuera el candidato va a necesitar que se olviden de momento afrentas y odios para empujar todos en busca de la necesaria -no lo olvidemos- mayoría absoluta. Las guerras internas serían lo mejor que le podría pasar a sus adversarios socialistas. Después, si el PP asturiano alcanzara el objetivo de gobernar, quedan años por delante para ir 'saldando cuentas', 'limpiando a fondo la casa', retirando de la circulación a los 'acomodados en la derrota', en fin, para dar la vuelta a la tortilla, aunque eso sí, con estilo de auténtico 'chef'. Las precipitaciones viscerales pueden hacer que el huevo y la patata se derramen y el festín se tenga que suspender.
Así las cosas, por mucho que sus seguidores redacten cartas a Rajoy, recojan firmas aquí y allá y dé la sensación -sólo eso, sensación- de que en Asturias todos -o casi todos- los populares están por la labor, la realidad es que nadie debe esperar que el líder nacional y su actual equipo vaya a dar cualquier tipo de facilidades (sigo sin creerme cierta información a la que ya me he referido en otra ocasión según la cual el político gallego aseguró a Ovidio Sánchez que, si para resolver el problema era él mismo quien tenía que llamar a Cascos, lo haría).
Mientras la 'entregada' dirección regional decide el momento para formalizar la petición de que el 'ex número dos' de Aznar sea su cartel electoral autonómico a través del órgano competente, el comité electoral, y logra la exigencia del interesado de que esa propuesta tenga la condición de unánime, los movimientos del grupo de incondicionales 'casquistas' y las dudas o dilaciones de quienes aceptándolo no derrochan entusiasmo ya han dejado en las filas de la derecha asturiana sus efectos en forma de "daños colaterales". Me estoy refiriendo a una clara división que no ha aflorado hasta ahora a la luz pública y que en los dos últimos meses ha inoculado su virus en el grupo parlamentario del PP en la Junta General del Principado.
No hace falta recordar que este colectivo ya quedó seriamente tocado a raíz del último congreso regional, donde el posicionamiento contrario a la ratificación de Ovidio Sánchez como presidente regional o los coqueteos con su entonces oponente, Juan Morales, sirvieron para dejar algunos cadáveres en el camino, aunque sólo políticamente, dado que los escaños en el Parlamento autonómico, como en todos los demás, están asociados a la persona. Apartando de responsabilidades a unos de aquí y a otros de allí, la cosa se calmó e incluso soplaron vientos de bonanza en la que, aunque no como amigos, los diputados populares trabajaron juntos sin mayores problemas.
La 'polémica Cascos', sin embargo, ha sacado de nuevo a la luz una herida que, aunque no lo aparentara, seguía abierta, y en estos momentos puede hablarse de dos bloques dentro del propio grupo que, según admiten algunos de ellos, llegan a negarse el saludo en el Palacio de la calle de Fruela y desarrollan sus funciones por separado. Uno de los grupos, como es lógico es el del 'aparato', con Ovidio Sánchez a la cabeza, con el que están portavoces, adjuntos, secretarios, etcétera. En el otro, el jefe de filas es Pelayo Roces, indiscutible lugarteniente de Cascos desde hace muchos años, opción que nunca ha ocultado y que quienes no simpatizan tanto con el ex-ministro han tolerado siempre. Roces ha reclamado en más de una ocasión mayor ímpetú de la dirección asturiana de su partido para lograr el objetivo de traer a Cascos como sea. Este marco ha dado pie a los damnificados del citado último congreso regional para subirse a ese carro y ahora gente como Reinerio Álvarez Saavedra, Cristina Coto, Emilio Rodríguez o Luis Pelaez han logrado amalgamar un colectivo numéricamente inferior pero que constituye una piedra en el zapato del equipo dirigente. Éste, que se vio inicialmente sorprendido por la nueva situación, ha pasado al contraataque y, al margen de no considerar oportuna la 'estrategia Cascos' de los 'desheredados', echan leña al fuego al atribuir a Pelayo Roces intereses suplementarios a los de su propio fervor 'casquista', los derivados de los relevos aplicados por Sánchez y su equipo en los órganos de dirección de Cajastur hace algo más de un año, relevos que dejaron al propio Roces fuera de tan 'estratégica' posición.
Por una cosa o por otra, o por la dos, la realidad es que en estos momentos el grupo parlamentario popular tiene un serio problema, problema que se vería incrementado sí la candidatura de Cascos se concretase, dado que, aunque no con totales manos libres, es previsible que el ex vicepresidente del Gobierno tenga mucho que decir sobre quienes le acompañarían en la lista para las autonómicas de 2011. Y aquí es donde el 'grupo disidente', formado por 'casquistas' y 'conversos', aunque todos parezcan últimamente haber asumido un discurso común, va a echar el resto, dado que si bien su cabeza visible no tendría ningún problema con el nuevo líder, algunos de quienes ahora le alaban y claman por su presencia no entran precisamente en el reducido catálogo de los elogios del otrora 'general secretario' del PP a nivel nacional.
Aunque la incógnita principal a despejar de la ecuación sigue siendo una decisión formal sobre la aceptación de Cascos a ser cabeza de cartel, este clima enrarecido, que también, aunque no me haya referido a ello por obvio, se traslada a ciertas juntas locales, de las que el paradigma es Gijón y su presidenta, Pilar Fernández Pardo, y que también trabajan a quí y en Madrid en la labor de zapa para minar el hipotético camino de regreso a casa de Cascos, aunque ésta sea la cuestión fundamental y primigenia -digo-, el ambiente que se está creando no es el mejor precisamente para la vuelta del ex ministro, aunque a algunos les pueda parecer que ha llegado la hora de pasar facturas por el pasado reciente. Todos tienen que ser conscientes de que si Cascos fuera el candidato va a necesitar que se olviden de momento afrentas y odios para empujar todos en busca de la necesaria -no lo olvidemos- mayoría absoluta. Las guerras internas serían lo mejor que le podría pasar a sus adversarios socialistas. Después, si el PP asturiano alcanzara el objetivo de gobernar, quedan años por delante para ir 'saldando cuentas', 'limpiando a fondo la casa', retirando de la circulación a los 'acomodados en la derrota', en fin, para dar la vuelta a la tortilla, aunque eso sí, con estilo de auténtico 'chef'. Las precipitaciones viscerales pueden hacer que el huevo y la patata se derramen y el festín se tenga que suspender.
sábado, 19 de junio de 2010
El Mundial de los 'sin techo'
Desde hace ocho días llevo tantas horas delante del televisor como grandes expectativas había creado en el común de los mortales un evento de la categoría del Mundial de Fútbol. Y, sin embargo, pasado todo este tiempo tengo la machacona sensación de que si algo escasea precisamente en la convocatoria de Sudáfrica es el balompié. Dejando a un lado la tremenda decepción en la que el resultado del estreno del conjunto español nos ha sumido a la mayoría, lo cierto es que podría afirmarse que, aunque dicen que el mal de muchos es el consuelo de los tontos, viendo el desarrollo de la primera semana de campeonato no sé de qué podemos quejarnos,
Claro que en esta ocasión y por vez primera en la historia España acude a la cita con la vitola de favorita -maldita la hora en la que nos lo hemos creído, aunque motivos nos dieron para ello-, pero si el enfrentamiento con Suiza acabó como el rosario de la aurora, también es ciero que los otros 'grandes' presentes en el país africano están dejando, en líneas generales, bastante que desear y, en muchos casos, la imagen paúperrima de esas selecciones engrandece la derrota española, si se me permite esta especie de contrasentido.
La 'roja' perdió un partido que, si juega diez veces. se llevaría el triunfo en nueve ocasiones, con lo que no se trata de justificar nada ni de apelar a la mala suerte. Al conjunto español le sobró preciosismo y le faltó 'chispa' y eso ya no hay nadie que lo pueda cambiar. Sin embargo, qué decir de la todopoderosa Alemania, que 'impresionó' en su debú con cuatro goles frente a la ingenua Australia y que ayer se unió al pelotón de los grandes jugadores de ruleta rusa con una 'insólita' derrota ante Serbia. Y qué decir de la potente Inglaterra que arrastra dos empates ante Estados Unidos y Argelia con una imagen de juego deprimente en los 180 minutos que lleva de competición (no hay que olvidar que juegan con el 'handicap' de tener a Capello como entrenador); por no citar a la tristísima y penosa Francia, que tiene algo más de un pie fuera del pase a octavos de final, o la rácana Italia, con una nueva demostración de importencia en su único encuentro hasta la fecha. Y estoy hablando de campeonas mundiales y favoritas a priori en esta ocasión. Algunas enmendarán como puedan sus errores, pero a estas alturas no creo que a nadie le quepan dudas de que más de una se va a quedar en el camino de esta primera fase de clasificación. Solamente Argentina ha demostrado hasta la fecha que tiene algo más que el nombre para presentar su candidatura al título final, porque ni Brasil, tras su primer encuentro, ha dado la sensación de que tiene un camino de rosas, ganando por la mínima a una imberbe Corea del Norte.
Y ya no se trata sólo de resultados. Es que en muchas ocasiones son las víctimas las que o se llevan los partidos o ponen en serios aprietos y dejan en evidencia a los 'grandes' del fútbol. Es creencia general que, por cojo..., algunos de estos acaban por rehacerse, y por sí mismos o con ayudas superan los primeros obstáculos, aunque sea sin brillantez. Sin embargo, desde hace algunos días se me antoja que el de Sudáfrica es un Mundial atípico y que puede ser el de la confirmación de los 'sin techo' futbolísticos, más atrevidos y con menos miedo a jugársela que los dueños de la gloria de siempre, prestos a tirar de cualquier recurso para mantenerse en candelero, aunque sea a costa de llegar a rozar el ridículo en algunas ocasiones. Los 'menores', sin embargo, siguen escribiendo día a día unas páginas de frescura y osadía merecedoras de mejor premio que el recibido en bastantes ocasiones. Y ello a pesar de la parcialidad con la que una vez más 'los de siempre' de Digital+ tratan a unos y a otros, convirtiendo en anecdóticos los chispazos de los 'pobres' y disculpando y enmascarando con argumentos peregrinos -cuando pueden- el ridículo de los 'ricos'.
Quiero decir con esto que de la compilación de tantas horas de juego -que no de fútbol- se me ha metido en la cabeza que este Mundial no lo va a ganar ninguno de los favoritos y, aunque la historia se encargue de desmentir esta creencia, mi mente se empecine en que hay que estar preparados para una sorpresa -a fin de cuentas en la penúltima Eurocopa nadie contaba con Grecia y fue la que se llevó finalmente el gato al agua, ni creo que fuera de nuestras fronteras muchos hubieran apostado por la 'Roja' antes de empezar la última edición de la misma competición-. Pues algo de esto es lo que pulula machaconamente por mi cabeza y no me deja pensar en el brillo de la 'canarinha', el 'catenaccio' de Italia, la 'potencia' física y organizativa de Alemania o, en esta ocasión hay que decirlo, el derroche de ingenio de España.
No quiero finalizar este comentario sin aportar el que, desde mi punto de vista, es un elemento decisivo en el bajo nivel general que está mostrando este Mundial. Me refiero a ese 'jabulari' o como se llame, auténtico balón de playa que, al margen de la falta de juego de las selecciones, contribuye sobremanera a deslucir el fútbol. ¿Alguien se ha parado a contar cuantas faltas al borde del área golpeadas por los grandes lanzadores de todos los colores han ido entre los tres palos? Yo no recuerdo ninguna. ¿Y cuantos controles hacen las figuras del Mundial cuando reciben pases en largo? ¿Por qué los guadametas son en esta cita los villanos que muestran una insólita falta de seguridad? En fin, que el baloncito se las trae y no tengo ninguna duda de que este Campeonato sería otro con un esférico normal. Claro que a ver quién les mete mano por esta tremenda 'estafa' al fútbol a los dueños del negocio, la FIFA y Adidas.
Claro que en esta ocasión y por vez primera en la historia España acude a la cita con la vitola de favorita -maldita la hora en la que nos lo hemos creído, aunque motivos nos dieron para ello-, pero si el enfrentamiento con Suiza acabó como el rosario de la aurora, también es ciero que los otros 'grandes' presentes en el país africano están dejando, en líneas generales, bastante que desear y, en muchos casos, la imagen paúperrima de esas selecciones engrandece la derrota española, si se me permite esta especie de contrasentido.
La 'roja' perdió un partido que, si juega diez veces. se llevaría el triunfo en nueve ocasiones, con lo que no se trata de justificar nada ni de apelar a la mala suerte. Al conjunto español le sobró preciosismo y le faltó 'chispa' y eso ya no hay nadie que lo pueda cambiar. Sin embargo, qué decir de la todopoderosa Alemania, que 'impresionó' en su debú con cuatro goles frente a la ingenua Australia y que ayer se unió al pelotón de los grandes jugadores de ruleta rusa con una 'insólita' derrota ante Serbia. Y qué decir de la potente Inglaterra que arrastra dos empates ante Estados Unidos y Argelia con una imagen de juego deprimente en los 180 minutos que lleva de competición (no hay que olvidar que juegan con el 'handicap' de tener a Capello como entrenador); por no citar a la tristísima y penosa Francia, que tiene algo más de un pie fuera del pase a octavos de final, o la rácana Italia, con una nueva demostración de importencia en su único encuentro hasta la fecha. Y estoy hablando de campeonas mundiales y favoritas a priori en esta ocasión. Algunas enmendarán como puedan sus errores, pero a estas alturas no creo que a nadie le quepan dudas de que más de una se va a quedar en el camino de esta primera fase de clasificación. Solamente Argentina ha demostrado hasta la fecha que tiene algo más que el nombre para presentar su candidatura al título final, porque ni Brasil, tras su primer encuentro, ha dado la sensación de que tiene un camino de rosas, ganando por la mínima a una imberbe Corea del Norte.
Y ya no se trata sólo de resultados. Es que en muchas ocasiones son las víctimas las que o se llevan los partidos o ponen en serios aprietos y dejan en evidencia a los 'grandes' del fútbol. Es creencia general que, por cojo..., algunos de estos acaban por rehacerse, y por sí mismos o con ayudas superan los primeros obstáculos, aunque sea sin brillantez. Sin embargo, desde hace algunos días se me antoja que el de Sudáfrica es un Mundial atípico y que puede ser el de la confirmación de los 'sin techo' futbolísticos, más atrevidos y con menos miedo a jugársela que los dueños de la gloria de siempre, prestos a tirar de cualquier recurso para mantenerse en candelero, aunque sea a costa de llegar a rozar el ridículo en algunas ocasiones. Los 'menores', sin embargo, siguen escribiendo día a día unas páginas de frescura y osadía merecedoras de mejor premio que el recibido en bastantes ocasiones. Y ello a pesar de la parcialidad con la que una vez más 'los de siempre' de Digital+ tratan a unos y a otros, convirtiendo en anecdóticos los chispazos de los 'pobres' y disculpando y enmascarando con argumentos peregrinos -cuando pueden- el ridículo de los 'ricos'.
Quiero decir con esto que de la compilación de tantas horas de juego -que no de fútbol- se me ha metido en la cabeza que este Mundial no lo va a ganar ninguno de los favoritos y, aunque la historia se encargue de desmentir esta creencia, mi mente se empecine en que hay que estar preparados para una sorpresa -a fin de cuentas en la penúltima Eurocopa nadie contaba con Grecia y fue la que se llevó finalmente el gato al agua, ni creo que fuera de nuestras fronteras muchos hubieran apostado por la 'Roja' antes de empezar la última edición de la misma competición-. Pues algo de esto es lo que pulula machaconamente por mi cabeza y no me deja pensar en el brillo de la 'canarinha', el 'catenaccio' de Italia, la 'potencia' física y organizativa de Alemania o, en esta ocasión hay que decirlo, el derroche de ingenio de España.
No quiero finalizar este comentario sin aportar el que, desde mi punto de vista, es un elemento decisivo en el bajo nivel general que está mostrando este Mundial. Me refiero a ese 'jabulari' o como se llame, auténtico balón de playa que, al margen de la falta de juego de las selecciones, contribuye sobremanera a deslucir el fútbol. ¿Alguien se ha parado a contar cuantas faltas al borde del área golpeadas por los grandes lanzadores de todos los colores han ido entre los tres palos? Yo no recuerdo ninguna. ¿Y cuantos controles hacen las figuras del Mundial cuando reciben pases en largo? ¿Por qué los guadametas son en esta cita los villanos que muestran una insólita falta de seguridad? En fin, que el baloncito se las trae y no tengo ninguna duda de que este Campeonato sería otro con un esférico normal. Claro que a ver quién les mete mano por esta tremenda 'estafa' al fútbol a los dueños del negocio, la FIFA y Adidas.
martes, 15 de junio de 2010
Tini no se rinde
Mi abulia de la pasada semana me impidió comentar una información que, aunque recogida por los medios informativos asturianos, me parece que no he estado valorada en toda su intensidad. Se trata de la creación de un apartado específico de Vicente Álvarez-Areces dentro de la página web del Principado de Asturias, un apartado en el que, al margen de informaciones puntuales, da origen a un espacio hagiográfico del actual presidente autonómico que recoge sus 'mejores' fotos, sus 'mejores', sus 'grandes' logros, ... Todo ello sin contar su acercamiento a los asturianos a través de un apartado especial para hacer llegar al mandatario todas nuestras preocupaciones -¿cómo si no las supiera ya?- y otras delicias que convierten al canal digital institucional en una plataforma personal .
Mientras los tiempos corren y las declaraciones oficiales mantienen los 'tempos' establecidos para decidir quién será el cartel electoral de los socialistas asturianos, la aparente armonía interna despierta serias dudas en la ciudadanía. Ya he comentado en varias ocasiones que, si bien la 'hoja de ruta' del PSOE sitúa a su actual secretario general en Asturias como indiscutible aspirante al sillón presidencial de Suárez de la Riva, son muchas las incógnitas que el partido gobernante en estos momentos debe despejar antes de entregar el examen final con la solución exacta al problema planteado. También he apuntado en varias ocasiones que Areces no es de los que se rinden con facilidad y, desde luego, tiene 'cayo' suficiente para crear estrategias en busca de sus objetivos. Mientras, su 'oponente', Javier Fernández, ha ampliado su calendario de comparecencias públicas y utiliza también las redes sociales para 'publicitarse'.
Que nadie espere con esto que pueda llegar a plantearse una guerra abierta entre los socialistas asturianos por encabezar la difícil tarea de mantener el gobierno de la comunidad. Areces y Fernández ya han tenido sus más y sus menos en el pasado y no es preciso repasar ahora la historia de la primera legislatura del actual mandatario, pero nadie se imagina que a estas alturas y con la que está cayendo puedan plantearse algo parecido a unas primarias. Eso sí, al margen de una importante variable como podría ser la figura del oponente del Partido Popular -o sea, si Cascos sí o Cascos no-, entretanto, el conflicto interno puede no trasladarse a un primer plano ni hacerse público, pero la guerra subtarranea existe y promete continuidad, por mucho que unos y otros se empeñen en detraer cualquier tipo de problema de la designación del candidato socialista para 2011.
Por el momento, Tini no se rinde y promete dar guerra, incluso en el ciberespacio si es preciso. Tablas no le faltan, todo lo contrario que a su teórico sucesor.
Mientras los tiempos corren y las declaraciones oficiales mantienen los 'tempos' establecidos para decidir quién será el cartel electoral de los socialistas asturianos, la aparente armonía interna despierta serias dudas en la ciudadanía. Ya he comentado en varias ocasiones que, si bien la 'hoja de ruta' del PSOE sitúa a su actual secretario general en Asturias como indiscutible aspirante al sillón presidencial de Suárez de la Riva, son muchas las incógnitas que el partido gobernante en estos momentos debe despejar antes de entregar el examen final con la solución exacta al problema planteado. También he apuntado en varias ocasiones que Areces no es de los que se rinden con facilidad y, desde luego, tiene 'cayo' suficiente para crear estrategias en busca de sus objetivos. Mientras, su 'oponente', Javier Fernández, ha ampliado su calendario de comparecencias públicas y utiliza también las redes sociales para 'publicitarse'.
Que nadie espere con esto que pueda llegar a plantearse una guerra abierta entre los socialistas asturianos por encabezar la difícil tarea de mantener el gobierno de la comunidad. Areces y Fernández ya han tenido sus más y sus menos en el pasado y no es preciso repasar ahora la historia de la primera legislatura del actual mandatario, pero nadie se imagina que a estas alturas y con la que está cayendo puedan plantearse algo parecido a unas primarias. Eso sí, al margen de una importante variable como podría ser la figura del oponente del Partido Popular -o sea, si Cascos sí o Cascos no-, entretanto, el conflicto interno puede no trasladarse a un primer plano ni hacerse público, pero la guerra subtarranea existe y promete continuidad, por mucho que unos y otros se empeñen en detraer cualquier tipo de problema de la designación del candidato socialista para 2011.
Por el momento, Tini no se rinde y promete dar guerra, incluso en el ciberespacio si es preciso. Tablas no le faltan, todo lo contrario que a su teórico sucesor.
domingo, 13 de junio de 2010
El escándalo farisaico de la FSA
Los socialistas asturianos han puesto el grito en el cielo porque Mercedes Fernández, actual síndica del órgano fiscalizador del Principado de Asturias, ha estampado su firma en un escrito avalado por un buen número de ex parlamentarios asturianos del Partido Popular y dirigido a Mariano Rajoy en solicitud de que Francisco Álvarez-Cascos sea el candidato de este partido a las Presidencia del Principado en las autonómicas del año próximo.
Formalmente, los argumentos del portavoz parlamentario socialista, Fernando Lastra, tienen su fundamento, toda vez que los integrantes de los órganos auxiliares creados en la comunidad en los últimos años no pueden tener militancia política y si la tenían, como es el caso de una buena parte de ellos, han tenido que dejar el carné del partido a la puerta a la hora de acceder al cargo.
Pero esta exigencia normativa tiene que ser más formal que otra cosa, porque uno no puede evitar pensar de una forma determinada o defender unas ideas o un programa, aunque deje de lado cualquier atisbo de proselitismo. Vamos que si el corazón de 'Cherines' sigue siendo del PP no creo que los de Bernardo Fernández, Juan Luis Rodríguez-Vigil o María Antonia Fernández Felgueroso hayan encerrado en un armario bajo siete llaves su credo socialista. Si los grandes partidos quieren evitar determinado tipo de situaciones harían bien en no convertir ese tipo de órganismos y fundaciones en un refugio para quienes fueron en otro tiempo sus representantes institucionales y ahora están 'apartados' por una u otra razón.
Pero vayamos al caso concreto que nos ocupa: el apoyo de Mercedes Fernández a la plataforma a favor de la vuelta de Cascos. Para los socialistas es intolerable y rompe con todas las exigencias de su actual responsabilidad. Lo curioso es que esta reacción se produzca unas horas después de una polémica nacional sobre el uso que el presidente Zapatero hizo de su avión oficial para desplazarse durante la última campaña electoral de para asistir a actos de su partido. Ante los ataques del PP, el portavoz parlamentario socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, tras esgrimir razones de seguridad consustanciales a la condición de presidente de su líder político, ya más coloquialmente puso sobre el tapete la imposibilidad de partir en dos a esa persona, en un remedo del mito de Jeckyll y Hyde. Vamos, que Zapatero no puede quitarse la púrpura de presidente durante unas horas para ser el candidato socialista, y a la inversa. La persona es una y en ocasiones ocurren estas cosas.
Otro caso es el del señor Zarrías, número dos de su ministerio, que se quitó la piel de secretario de Estado y lo dejó en el despacho para asistir a una manifestación de apoyo al juez Garzón. Luego, regresó a su puesto y volvió a enfundarse el traje de alto cargo.
En fin, que por mucho que algunos se empeñen, el exquisito cumplimiento de ese tipo de 'incompatibilidades' resulta extremadamente difícil, cuando no imposible. Son sólo dos ejemplos, pero podrían citarse muchos más.
El señor Lastra, uno de los políticos asturianos con mejor pico y perteneciente a esa extraña raza de 'perros peligrosos' (lo digo por lo de los rottweiler y otras imágenes similares tan utilizadas en otros tiempos) -como Guerra, como Cascos,...- que todos los partidos precisan para fajarse en el cuerpo a cuerpo y hacerlo con recursos, ha caído en este caso -me parece- en un exceso de celo a la hora de arremeter con 'Cherines'. Claro que a nadie puede sorprender en estos momentos en los que el hipotético retorno de Cascos tiene seriamente preocupados a los socialistas. De lo que sí estoy seguro es de que si la síndica hubiera colocado su rúbrica en un escrito de apoyo a Ovidio Sánchez, por ejemplo, o a algún otro 'ex-compañero' de partido de menor peso, seguro que el portavoz socialista no hubiera gastado ni uno sólo de sus preciosos minutos en salir al paso. El problema es la proliferación de iniciativas que se van sucediendo en favor del regreso del ex vicepresidente de Aznar.
Por otra parte, y a título de comentario complementario, 'Cherines' -como argumentaba antes con otros casos- no puede evitar haber sido diputada del PP por Asturias y escandalizarse simplemente porque haya firmado la carta a Rajoy que también suscriben un buen número de ex parlamentarios populares no parece ir más allá de un escándalo farisaico.
Formalmente, los argumentos del portavoz parlamentario socialista, Fernando Lastra, tienen su fundamento, toda vez que los integrantes de los órganos auxiliares creados en la comunidad en los últimos años no pueden tener militancia política y si la tenían, como es el caso de una buena parte de ellos, han tenido que dejar el carné del partido a la puerta a la hora de acceder al cargo.
Pero esta exigencia normativa tiene que ser más formal que otra cosa, porque uno no puede evitar pensar de una forma determinada o defender unas ideas o un programa, aunque deje de lado cualquier atisbo de proselitismo. Vamos que si el corazón de 'Cherines' sigue siendo del PP no creo que los de Bernardo Fernández, Juan Luis Rodríguez-Vigil o María Antonia Fernández Felgueroso hayan encerrado en un armario bajo siete llaves su credo socialista. Si los grandes partidos quieren evitar determinado tipo de situaciones harían bien en no convertir ese tipo de órganismos y fundaciones en un refugio para quienes fueron en otro tiempo sus representantes institucionales y ahora están 'apartados' por una u otra razón.
Pero vayamos al caso concreto que nos ocupa: el apoyo de Mercedes Fernández a la plataforma a favor de la vuelta de Cascos. Para los socialistas es intolerable y rompe con todas las exigencias de su actual responsabilidad. Lo curioso es que esta reacción se produzca unas horas después de una polémica nacional sobre el uso que el presidente Zapatero hizo de su avión oficial para desplazarse durante la última campaña electoral de para asistir a actos de su partido. Ante los ataques del PP, el portavoz parlamentario socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, tras esgrimir razones de seguridad consustanciales a la condición de presidente de su líder político, ya más coloquialmente puso sobre el tapete la imposibilidad de partir en dos a esa persona, en un remedo del mito de Jeckyll y Hyde. Vamos, que Zapatero no puede quitarse la púrpura de presidente durante unas horas para ser el candidato socialista, y a la inversa. La persona es una y en ocasiones ocurren estas cosas.
Otro caso es el del señor Zarrías, número dos de su ministerio, que se quitó la piel de secretario de Estado y lo dejó en el despacho para asistir a una manifestación de apoyo al juez Garzón. Luego, regresó a su puesto y volvió a enfundarse el traje de alto cargo.
En fin, que por mucho que algunos se empeñen, el exquisito cumplimiento de ese tipo de 'incompatibilidades' resulta extremadamente difícil, cuando no imposible. Son sólo dos ejemplos, pero podrían citarse muchos más.
El señor Lastra, uno de los políticos asturianos con mejor pico y perteneciente a esa extraña raza de 'perros peligrosos' (lo digo por lo de los rottweiler y otras imágenes similares tan utilizadas en otros tiempos) -como Guerra, como Cascos,...- que todos los partidos precisan para fajarse en el cuerpo a cuerpo y hacerlo con recursos, ha caído en este caso -me parece- en un exceso de celo a la hora de arremeter con 'Cherines'. Claro que a nadie puede sorprender en estos momentos en los que el hipotético retorno de Cascos tiene seriamente preocupados a los socialistas. De lo que sí estoy seguro es de que si la síndica hubiera colocado su rúbrica en un escrito de apoyo a Ovidio Sánchez, por ejemplo, o a algún otro 'ex-compañero' de partido de menor peso, seguro que el portavoz socialista no hubiera gastado ni uno sólo de sus preciosos minutos en salir al paso. El problema es la proliferación de iniciativas que se van sucediendo en favor del regreso del ex vicepresidente de Aznar.
Por otra parte, y a título de comentario complementario, 'Cherines' -como argumentaba antes con otros casos- no puede evitar haber sido diputada del PP por Asturias y escandalizarse simplemente porque haya firmado la carta a Rajoy que también suscriben un buen número de ex parlamentarios populares no parece ir más allá de un escándalo farisaico.
sábado, 5 de junio de 2010
¡Que viene el lobo!
Además de los múltiples efectos negativos de la crisis económica, ésta tiene también su parte positiva y es que, de alguna manera, ayuda a poner a cada cual en su sitio. Si los sindicatos ya han tenido que salir de sus confortables estancias a la sombra de las paternales y generosas instituciones y responder con la amenaza de una huelga general al mandato de quienes representan, en particular, y de la calle, en general, ahora les ha llegado la hora a las fuerzas políticas.
Izquierda Unida, en Asturias, ha puesto sobre la mesa sus condiciones para llegar a aceptar el 'tijeretazo' de Areces, traslación fiel y prácticamente obligada de las medidas de Zapatero en el ámbito estatal. Incluso, ha forzado al discreto Javier Fernández y al presidente del Principado a mantener una reunión con el líder de la coalición, Jesús Iglesias, de la que, como era de esperar, no ha salido nada en claro; más bien al contrario.
La consecuencia inmediata de esta situación es, inevitablemente, la puesta en cuestión del pacto de gobierno entre ambas fuerzas de la izquierda. IU viene amagando desde hace días con los riesgos que unos tijeretazos como los que pretende el presidente Areces y su partido pueden tener para el mantenimiento del acuerdo que facilita la gobernabilidad de la comunidad. Pero ahora ha llegado la hora de la verdad y el mandatario regional ha dejado claro que él no va a ser menos que su 'jefe de filas' Zapatero y que si IU le tumba en la Junta el proyecto de austeridad recurrirá al 'decretazo' y que éste, para más inri, será más perjudicial para los funcionarios porque los recortes serán lineales y, en suma, van a ser malos para todos, cuando podrían serlo menos para algunos. Éste es el argumento presidencial.
Areces y la FSA han sido esta vez muy claros y eso nadie se lo puede negar, al margen de que se esté de acuerdo con su proyecto político. Ahora la pelota queda en el alero de Izquierda Unida, que tiene que estudiar con detenimiento cómo responder a ese órdago a la grande. La historia nos dice que la coalición, desde que ha tocado poder, tiende a amenazar sin dar. Los cargos políticos, los presupuestos, la influencia que dan dos consejerías son un caramelo difícil de rechazar y estar en la 'poltrona' durante dos legislaturas, aunque se pueda sustentar razonablemente sobre la base de la responsabilidad política y la posibilidad de 'hacer cosas', ponen muy cuesta arriba no ya ser orgulloso, sino demostrarlo siendo coherente con lo que se predica a diario desde las páginas de los periódicos.
En Asturias , con IU, ocurre desde hace años que sus discrepancias periódicas con sus socios de gobierno se plasman en amenazas, unas veladas y otras no tanto, de abandonar el Ejecutivo, aunque la experiencia ha llevado al convencimiento popular que su estrategia es la de "que viene el lobo", aunque el 'bicho' no aparezca nunca. ¡Cómo será que hasta sus compañeros socialistas se han permitido la chulería de decir ayer que no creen que les obliguen a echarles del Gobierno! "Echarles de Gobierno". Claro que los responsables de la coalición les han facilitado todas las cartas para tal tipo de declaraciones, ya que Iglesias manifestó anteriormente que, si no están dispuestos a aceptar las condiciones de la coalición, "que nos echen del Gobierno". Vamos, otro de esos duelos a ver "quién la tiene más grande" (la voluntad de mantener sus principios más allá que el otro, no se vayan a pensar otras cosas más procaces).
No lo tiene fácil la coalición de izquierda. La experiencia dice que el funambulismo político les facilitará en un más o menos corto plazo de días una salida en la que no mantengan los cargos y la dignidad de ser fieles a sus planteamientos. Pero, en caso de duda, deberían de tener muy claro que es la segunda la que tiene que primar en caso de llegar a la imposibilidad de compatibilizarlas. IU ha ido bajando en representación institucional en Asturias y las encuestas les dan todavía peores resultados -tres, frente a los cuatro diputados actuales-, en buena medida porque su presencia en el Ejecutivo como 'bastón' de los socialistas ha llegado a transmitir -muchas veces injustamente, es cierto- a la sociedad que es solamente el cargo y los sueldos los que les mantienen en el poder institucional. La actual situación de conflicto no la origina la presa de Caleao o la incineradora de Cogersa, ni siquiera la oficialidad del bable, sino la situación de miles de asturianos agobiados por la recesión y que ven como el futuro inmediato, lejos de ser más halagüeño, se presenta mucho más sombrío, en España y en Asturias, hasta el extremo de que algunos ya hablan de que lo peor de la crisis está empezando ahora.
Se puede seguir amagando con el ¡que viene el lobo!, pero esta actitud cada vez cuela menos. O estamos en que hay que tomar medidas traumáticas, que son necesarias, aunque dolorosas, y seguimos por ese camino que no nos gusta, o hacemos que el lobo salga de su madriguera, por muy arriesgadas que sean sus consecuencias.
Izquierda Unida, en Asturias, ha puesto sobre la mesa sus condiciones para llegar a aceptar el 'tijeretazo' de Areces, traslación fiel y prácticamente obligada de las medidas de Zapatero en el ámbito estatal. Incluso, ha forzado al discreto Javier Fernández y al presidente del Principado a mantener una reunión con el líder de la coalición, Jesús Iglesias, de la que, como era de esperar, no ha salido nada en claro; más bien al contrario.
La consecuencia inmediata de esta situación es, inevitablemente, la puesta en cuestión del pacto de gobierno entre ambas fuerzas de la izquierda. IU viene amagando desde hace días con los riesgos que unos tijeretazos como los que pretende el presidente Areces y su partido pueden tener para el mantenimiento del acuerdo que facilita la gobernabilidad de la comunidad. Pero ahora ha llegado la hora de la verdad y el mandatario regional ha dejado claro que él no va a ser menos que su 'jefe de filas' Zapatero y que si IU le tumba en la Junta el proyecto de austeridad recurrirá al 'decretazo' y que éste, para más inri, será más perjudicial para los funcionarios porque los recortes serán lineales y, en suma, van a ser malos para todos, cuando podrían serlo menos para algunos. Éste es el argumento presidencial.
Areces y la FSA han sido esta vez muy claros y eso nadie se lo puede negar, al margen de que se esté de acuerdo con su proyecto político. Ahora la pelota queda en el alero de Izquierda Unida, que tiene que estudiar con detenimiento cómo responder a ese órdago a la grande. La historia nos dice que la coalición, desde que ha tocado poder, tiende a amenazar sin dar. Los cargos políticos, los presupuestos, la influencia que dan dos consejerías son un caramelo difícil de rechazar y estar en la 'poltrona' durante dos legislaturas, aunque se pueda sustentar razonablemente sobre la base de la responsabilidad política y la posibilidad de 'hacer cosas', ponen muy cuesta arriba no ya ser orgulloso, sino demostrarlo siendo coherente con lo que se predica a diario desde las páginas de los periódicos.
En Asturias , con IU, ocurre desde hace años que sus discrepancias periódicas con sus socios de gobierno se plasman en amenazas, unas veladas y otras no tanto, de abandonar el Ejecutivo, aunque la experiencia ha llevado al convencimiento popular que su estrategia es la de "que viene el lobo", aunque el 'bicho' no aparezca nunca. ¡Cómo será que hasta sus compañeros socialistas se han permitido la chulería de decir ayer que no creen que les obliguen a echarles del Gobierno! "Echarles de Gobierno". Claro que los responsables de la coalición les han facilitado todas las cartas para tal tipo de declaraciones, ya que Iglesias manifestó anteriormente que, si no están dispuestos a aceptar las condiciones de la coalición, "que nos echen del Gobierno". Vamos, otro de esos duelos a ver "quién la tiene más grande" (la voluntad de mantener sus principios más allá que el otro, no se vayan a pensar otras cosas más procaces).
No lo tiene fácil la coalición de izquierda. La experiencia dice que el funambulismo político les facilitará en un más o menos corto plazo de días una salida en la que no mantengan los cargos y la dignidad de ser fieles a sus planteamientos. Pero, en caso de duda, deberían de tener muy claro que es la segunda la que tiene que primar en caso de llegar a la imposibilidad de compatibilizarlas. IU ha ido bajando en representación institucional en Asturias y las encuestas les dan todavía peores resultados -tres, frente a los cuatro diputados actuales-, en buena medida porque su presencia en el Ejecutivo como 'bastón' de los socialistas ha llegado a transmitir -muchas veces injustamente, es cierto- a la sociedad que es solamente el cargo y los sueldos los que les mantienen en el poder institucional. La actual situación de conflicto no la origina la presa de Caleao o la incineradora de Cogersa, ni siquiera la oficialidad del bable, sino la situación de miles de asturianos agobiados por la recesión y que ven como el futuro inmediato, lejos de ser más halagüeño, se presenta mucho más sombrío, en España y en Asturias, hasta el extremo de que algunos ya hablan de que lo peor de la crisis está empezando ahora.
Se puede seguir amagando con el ¡que viene el lobo!, pero esta actitud cada vez cuela menos. O estamos en que hay que tomar medidas traumáticas, que son necesarias, aunque dolorosas, y seguimos por ese camino que no nos gusta, o hacemos que el lobo salga de su madriguera, por muy arriesgadas que sean sus consecuencias.
jueves, 3 de junio de 2010
La casa de los líos
Desde que la Administración del Principado decidió completar todas las posibilidades que el Estatuto de Autonomía le permitía para completar su estructura orgánica con una serie de órganos auxiliares, ha habido tiempo más que suficiente para dejar a éstos rodarse y asentar su trabajo de acuerdo con la citada norma máxima regional y las sucesivas leyes de desarrollo aprobadas que regulaban su composición, funcionamiento y objetivos.
Mientras que dos de ellos, el Consejo Consultivo y la Procuradoría General, han respondido a este guión con más o menos fortuna y su día a día pasa prácticamente desapercibido para el común de los mortales -damos por supuesto que están cumpliendo sus funciones-, el tercero, la Sindicatura de Cuentas ha logrado en unos pocos años un protagonismo, generalmente negativo, que la ha mantenido en el candelero como si de una institución política más se tratase.
Desde sus inicios, el órgano fiscalizador autonómico ha protagonizado una larga historia de conflictos internos y externos que la han situado con frecuencia en el punto de mira de los propios partidos, de uno y otro lado, que decidieron las normas por las que ha de regirse.
La inevitable presencia de criterios políticos a la hora de decidir quienes iba a ser los tres síndicos ya inició las hostilidades, que fueron desde la persona encargada de presidir el órgano hasta sus otros dos compañeros, con el añadido de conceder el mismo rango -un representante- a Izquierda Unida que a los dos mayoritarios. Lo que valía para otros órganos auxiliares no funcionó igual en este caso. La elección por la FSA de Avelino Viejo, ex consejero de Economía con Rodríguez-Vigil y con un carácter y un estilo poco convencional no despertó entusiasmos entre sus propios correligionarios; en el caso del PP no solamente ocurrió algo similar internamente con la designación de Mercedes Fernández, motivo de una de las más virulentas guerras subterraneas -y no tan subterraneas- que llegaron a merecer hasta el insulto cuando se trató de torpedear desde Gijón, concretamente por su presidenta entonces, Pilar Fernández Pardo, involucrando incluso el proceso con algo tan turbio como las responsabilidades asturianas de la masacre del 11-M -entonces 'Cherines' era delegada del Gobierno- y la inevitable irrupción en la batalla, entre otros, de Francisco Álvarez-Cascos, con quien la designada mantuvo siempe una fuerte vinculación política; decía que la polémica no solamente fue interna, sino desde los bancos de enfrente, ya que los socialistas, aún a sabiendas de la necesidad del pacto, vieron en 'Cherines' a una persona "muy politizada" y en la línea dura del ex ministro como para entrar en una órgano con funciones fiscalizadoras. El tercero en discordia, Antonio Arias, si bien se planteó como el candidato de IU, era, y es, más un técnico sin siglas específicas y como tal valorado por todos, aunque su carácter estricto y su defensa de su independencia, tambien despertaba algunos recelos.
Este simple proceso de elección fue la semilla que, con el tiempo, germinó y que se plasmó en conflictos de la Sindicatura con el propio Parlamento autonómico que los había elegido a próposito de plantilla, forma de selección, asignación a cada uno de los síndicos, problemas con los auditores, distribución del trabajo,... en fin, que con el tiempo el citado organo se llegó a convertir por méritos propios en 'la casa de los líos', una situación que llega hasta este mismo momento y que amenaza con no terminar nunca.
Dicho ya que los criterios políticos de reparto fueron los mismos que, por ejemplo, para el Consejo Consultivo, habrá que convenir en que, aunque pudiera resultar indeseable este procedimiento, es el habutual en cualquier administración pública y no debería dar lugar a su conflictiva historia.
Hay dos elementos, desde mi punto de vista, que podrían justificar esa gran diferencia ya apuntada. El primero y no necesariamente el más importante es el carácter de la Sindicatura, el órgano fiscalizador que va a controlar las finanzas de ayuntamientos -'rojos' y 'azules'-, empresa públicas y fundaciones,... Todavía estos días han aflorado elementos que justifican este matiz al apuntar desde las fuerzas políticas que no se mide con la misma vara a municipios gobernados por unos o por otros. La segunda razón que yo veo es el error en la elección de personas, algo en lo que no voy a insistir yque a grandes trazos ya comenté más arriba.
En la práctica, se han establecido dos criterios bien diferentes para justificar desde la derecha y desde la izquierda la imagen de inestabilidad permanente que ha transmitido y transmite la Sindicatura. Desde la izquierda se ha planteado que el número de tres ha permitido la formación de ese término del que tanto gustan los políticos de echar mano cuando las cosas no salen como ellos quieren, y es el de la pinza, en este caso la formada por 'Cherines' y Arias contra el 'solitario' Síndico Mayor. Desde la derecha, la solución que Viejo se buscó a esa soledad al incorporar como secretaria general a Rosa Zapico -por cierto, ahora señalada como la 'mano dura' del socialismo en el órgano fiscalizador, aunque tras de sí tenga una larga carrera como funcionaria que abarca no sólo a las sucesivas administraciones Areces, sino que llegó a ocupar cargos de responsabilidad en el Gobierno de Sergio Marqués- y otro funcionario 'afín' que trasladaron el trio decisor al despacho del síndico mayor. Este argumento se acompaña de unos criterios acaparadores que, según dicen, han dejado a los otros dos síndicos de brazos cruzados, o con informes de poca monta, estableciendo el nuevo 'mando' un muro de exclusividad en las decisiones importantes, evitando hasta donde la ley lo permite llegar a esa votación de los tres integrantes reales que podría dejar al principal en minoría y, por tanto, en evidencia para como en los ámbitos políticos se entienden este tipo de organismos.
Si con esos argumentos se dispara contra la Sindicatura desde la derecha y desde la izquierda, en líneas generales ni a unos ni a otros les ha gustado -y así hay que decirlo claramente- que el polémico órgano cumpliera con sus funciones y de esos descontentos están los periódicos, especialmente los de las últimas etapas llenos. Ya comentaba que los partidos están acostumbrados a llevar su poder mucho más allá de las instituciones habituales y hacerlo hasta los confines más alejados de los poderes ejecutivo y legislativo. No hace falta recordar lo que está pasando con el Tribunal Constitucional, o con los órganos judiciales en general, sería mejor decir. Es decir, que la actualidad del día a día nos demuestra que la famosa separación de poderes no es tal y que los tentáculos partidistas alcanzan hasta los últimos confines de organismos, instituciones, fundaciones y -perdonen la 'boutade'- hasta las propias asociaciones de vecinos. En cualquiera de ellos se plasma diariamente la bipolaridad y muy pocos se libran de ser de los unos o de los otros.
Dicho todo esto, las perspectivas nom pueden ser muy optimistas respecto al futuro inmediato de la Sindicatura de Cuentas. Solamente un hipotético 'pacto de estado' entre los principales partidos podría poner fin a un organismo en permanente convulsión. Claro que ya sabemos que PSOE y PP no se pueden poner de acuerdo ni en la hora, aquí y en cualquier parte de España.
Mientras que dos de ellos, el Consejo Consultivo y la Procuradoría General, han respondido a este guión con más o menos fortuna y su día a día pasa prácticamente desapercibido para el común de los mortales -damos por supuesto que están cumpliendo sus funciones-, el tercero, la Sindicatura de Cuentas ha logrado en unos pocos años un protagonismo, generalmente negativo, que la ha mantenido en el candelero como si de una institución política más se tratase.
Desde sus inicios, el órgano fiscalizador autonómico ha protagonizado una larga historia de conflictos internos y externos que la han situado con frecuencia en el punto de mira de los propios partidos, de uno y otro lado, que decidieron las normas por las que ha de regirse.
La inevitable presencia de criterios políticos a la hora de decidir quienes iba a ser los tres síndicos ya inició las hostilidades, que fueron desde la persona encargada de presidir el órgano hasta sus otros dos compañeros, con el añadido de conceder el mismo rango -un representante- a Izquierda Unida que a los dos mayoritarios. Lo que valía para otros órganos auxiliares no funcionó igual en este caso. La elección por la FSA de Avelino Viejo, ex consejero de Economía con Rodríguez-Vigil y con un carácter y un estilo poco convencional no despertó entusiasmos entre sus propios correligionarios; en el caso del PP no solamente ocurrió algo similar internamente con la designación de Mercedes Fernández, motivo de una de las más virulentas guerras subterraneas -y no tan subterraneas- que llegaron a merecer hasta el insulto cuando se trató de torpedear desde Gijón, concretamente por su presidenta entonces, Pilar Fernández Pardo, involucrando incluso el proceso con algo tan turbio como las responsabilidades asturianas de la masacre del 11-M -entonces 'Cherines' era delegada del Gobierno- y la inevitable irrupción en la batalla, entre otros, de Francisco Álvarez-Cascos, con quien la designada mantuvo siempe una fuerte vinculación política; decía que la polémica no solamente fue interna, sino desde los bancos de enfrente, ya que los socialistas, aún a sabiendas de la necesidad del pacto, vieron en 'Cherines' a una persona "muy politizada" y en la línea dura del ex ministro como para entrar en una órgano con funciones fiscalizadoras. El tercero en discordia, Antonio Arias, si bien se planteó como el candidato de IU, era, y es, más un técnico sin siglas específicas y como tal valorado por todos, aunque su carácter estricto y su defensa de su independencia, tambien despertaba algunos recelos.
Este simple proceso de elección fue la semilla que, con el tiempo, germinó y que se plasmó en conflictos de la Sindicatura con el propio Parlamento autonómico que los había elegido a próposito de plantilla, forma de selección, asignación a cada uno de los síndicos, problemas con los auditores, distribución del trabajo,... en fin, que con el tiempo el citado organo se llegó a convertir por méritos propios en 'la casa de los líos', una situación que llega hasta este mismo momento y que amenaza con no terminar nunca.
Dicho ya que los criterios políticos de reparto fueron los mismos que, por ejemplo, para el Consejo Consultivo, habrá que convenir en que, aunque pudiera resultar indeseable este procedimiento, es el habutual en cualquier administración pública y no debería dar lugar a su conflictiva historia.
Hay dos elementos, desde mi punto de vista, que podrían justificar esa gran diferencia ya apuntada. El primero y no necesariamente el más importante es el carácter de la Sindicatura, el órgano fiscalizador que va a controlar las finanzas de ayuntamientos -'rojos' y 'azules'-, empresa públicas y fundaciones,... Todavía estos días han aflorado elementos que justifican este matiz al apuntar desde las fuerzas políticas que no se mide con la misma vara a municipios gobernados por unos o por otros. La segunda razón que yo veo es el error en la elección de personas, algo en lo que no voy a insistir yque a grandes trazos ya comenté más arriba.
En la práctica, se han establecido dos criterios bien diferentes para justificar desde la derecha y desde la izquierda la imagen de inestabilidad permanente que ha transmitido y transmite la Sindicatura. Desde la izquierda se ha planteado que el número de tres ha permitido la formación de ese término del que tanto gustan los políticos de echar mano cuando las cosas no salen como ellos quieren, y es el de la pinza, en este caso la formada por 'Cherines' y Arias contra el 'solitario' Síndico Mayor. Desde la derecha, la solución que Viejo se buscó a esa soledad al incorporar como secretaria general a Rosa Zapico -por cierto, ahora señalada como la 'mano dura' del socialismo en el órgano fiscalizador, aunque tras de sí tenga una larga carrera como funcionaria que abarca no sólo a las sucesivas administraciones Areces, sino que llegó a ocupar cargos de responsabilidad en el Gobierno de Sergio Marqués- y otro funcionario 'afín' que trasladaron el trio decisor al despacho del síndico mayor. Este argumento se acompaña de unos criterios acaparadores que, según dicen, han dejado a los otros dos síndicos de brazos cruzados, o con informes de poca monta, estableciendo el nuevo 'mando' un muro de exclusividad en las decisiones importantes, evitando hasta donde la ley lo permite llegar a esa votación de los tres integrantes reales que podría dejar al principal en minoría y, por tanto, en evidencia para como en los ámbitos políticos se entienden este tipo de organismos.
Si con esos argumentos se dispara contra la Sindicatura desde la derecha y desde la izquierda, en líneas generales ni a unos ni a otros les ha gustado -y así hay que decirlo claramente- que el polémico órgano cumpliera con sus funciones y de esos descontentos están los periódicos, especialmente los de las últimas etapas llenos. Ya comentaba que los partidos están acostumbrados a llevar su poder mucho más allá de las instituciones habituales y hacerlo hasta los confines más alejados de los poderes ejecutivo y legislativo. No hace falta recordar lo que está pasando con el Tribunal Constitucional, o con los órganos judiciales en general, sería mejor decir. Es decir, que la actualidad del día a día nos demuestra que la famosa separación de poderes no es tal y que los tentáculos partidistas alcanzan hasta los últimos confines de organismos, instituciones, fundaciones y -perdonen la 'boutade'- hasta las propias asociaciones de vecinos. En cualquiera de ellos se plasma diariamente la bipolaridad y muy pocos se libran de ser de los unos o de los otros.
Dicho todo esto, las perspectivas nom pueden ser muy optimistas respecto al futuro inmediato de la Sindicatura de Cuentas. Solamente un hipotético 'pacto de estado' entre los principales partidos podría poner fin a un organismo en permanente convulsión. Claro que ya sabemos que PSOE y PP no se pueden poner de acuerdo ni en la hora, aquí y en cualquier parte de España.
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