sábado, 19 de junio de 2010

El Mundial de los 'sin techo'

Desde hace ocho días llevo tantas horas delante del televisor como grandes expectativas había creado en el común de los mortales un evento de la categoría del Mundial de Fútbol. Y, sin embargo, pasado todo este tiempo tengo la machacona sensación de que si algo escasea precisamente en la convocatoria de Sudáfrica es el balompié. Dejando a un lado la tremenda decepción en la que el resultado del estreno del conjunto español nos ha sumido a la mayoría, lo cierto es que podría afirmarse que, aunque dicen que el mal de muchos es el consuelo de los tontos, viendo el desarrollo de la primera semana de campeonato no sé de qué podemos quejarnos,
Claro que en esta ocasión y por vez primera en la historia España acude a la cita con la vitola de favorita -maldita la hora en la que nos lo hemos creído, aunque motivos nos dieron para ello-, pero si el enfrentamiento con Suiza acabó como el rosario de la aurora, también es ciero que los otros 'grandes' presentes en el país africano están dejando, en líneas generales, bastante que desear y, en muchos casos, la imagen paúperrima de esas selecciones engrandece la derrota española, si se me permite esta especie de contrasentido.
La 'roja' perdió un partido que, si juega diez veces. se llevaría el triunfo en nueve ocasiones, con lo que no se trata de justificar nada ni de apelar a la mala suerte. Al conjunto español le sobró preciosismo y le faltó 'chispa' y eso ya no hay nadie que lo pueda cambiar. Sin embargo, qué decir de la todopoderosa Alemania, que 'impresionó' en su debú con cuatro goles frente a la ingenua Australia y que ayer se unió al pelotón de los grandes jugadores de ruleta rusa con una 'insólita' derrota ante Serbia. Y qué decir de la potente Inglaterra que arrastra dos empates ante Estados Unidos y Argelia con una imagen de juego deprimente en los 180 minutos que lleva de competición (no hay que olvidar que juegan con el 'handicap' de tener a Capello como entrenador); por no citar a la tristísima y penosa Francia, que tiene algo más de un pie fuera del pase a octavos de final, o la rácana Italia, con una nueva demostración de importencia en su único encuentro hasta la fecha. Y estoy hablando de campeonas mundiales y favoritas a priori en esta ocasión. Algunas enmendarán como puedan sus errores, pero a estas alturas no creo que a nadie le quepan dudas de que más de una se va a quedar en el camino de esta primera fase de clasificación. Solamente Argentina ha demostrado hasta la fecha que tiene algo más que el nombre para presentar su candidatura al título final, porque ni Brasil, tras su primer encuentro, ha dado la sensación de que tiene un camino de rosas, ganando por la mínima a una imberbe Corea del Norte.
Y ya no se trata sólo de resultados. Es que en muchas ocasiones son las víctimas las que o se llevan los partidos o ponen en serios aprietos y dejan en evidencia a los 'grandes' del fútbol. Es creencia general que, por cojo..., algunos de estos acaban por rehacerse, y por sí mismos o con ayudas superan los primeros obstáculos, aunque sea sin brillantez. Sin embargo, desde hace algunos días se me antoja que el de Sudáfrica es un Mundial atípico y que puede ser el de la confirmación de los 'sin techo' futbolísticos, más atrevidos y con menos miedo a jugársela que los dueños de la gloria de siempre, prestos a tirar de cualquier recurso para mantenerse en candelero, aunque sea a costa de llegar a rozar el ridículo en algunas ocasiones. Los 'menores', sin embargo, siguen escribiendo día a día unas páginas de frescura y osadía merecedoras de mejor premio que el recibido en bastantes ocasiones. Y ello a pesar de la parcialidad con la que una vez más 'los de siempre' de Digital+ tratan a unos y a otros, convirtiendo en anecdóticos los chispazos de los 'pobres' y disculpando y enmascarando con argumentos peregrinos -cuando pueden- el ridículo de los 'ricos'.
Quiero decir con esto que de la compilación de tantas horas de juego -que no de fútbol- se me ha metido en la cabeza que este Mundial no lo va a ganar ninguno de los favoritos y, aunque la historia se encargue de desmentir esta creencia, mi mente se empecine en que hay que estar preparados para una sorpresa -a fin de cuentas en la penúltima Eurocopa nadie contaba con Grecia y fue la que se llevó finalmente el gato al agua, ni creo que fuera de nuestras fronteras muchos hubieran apostado por la 'Roja' antes de empezar la última edición de la misma competición-. Pues algo de esto es lo que pulula machaconamente por mi cabeza y no me deja pensar en el brillo de la 'canarinha', el 'catenaccio' de Italia, la 'potencia' física y organizativa de Alemania o, en esta ocasión hay que decirlo, el derroche de ingenio de España.
No quiero finalizar este comentario sin aportar el que, desde mi punto de vista, es un elemento decisivo en el bajo nivel general que está mostrando este Mundial. Me refiero a ese 'jabulari' o como se llame, auténtico balón de playa que, al margen de la falta de juego de las selecciones, contribuye sobremanera a deslucir el fútbol. ¿Alguien se ha parado a contar cuantas faltas al borde del área golpeadas por los grandes lanzadores de todos los colores han ido entre los tres palos? Yo no recuerdo ninguna. ¿Y cuantos controles hacen las figuras del Mundial cuando reciben pases en largo? ¿Por qué los guadametas son en esta cita los villanos que muestran una insólita falta de seguridad? En fin, que el baloncito se las trae y no tengo ninguna duda de que este Campeonato sería otro con un esférico normal. Claro que a ver quién les mete mano por esta tremenda 'estafa' al fútbol a los dueños del negocio, la FIFA y Adidas.

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