sábado, 31 de diciembre de 2011

Mal empezamos

Cada vez que un Gobierno echa a andar, especialmente cuando cambia el signo político del anterior, es norma que la agenda de asuntos tratados en las primeras reuniones del Gabinete se agrande en un afán lógico por colocar en su sitio cada pieza de acuerdo con la nueva ideología, programa o tendencia. Algo de esto es lo que está ocurriendo desde que la pasada semana tomaran posesión de sus cargos Rajoy y su equipo ministerial.

Sucede que en muchos de estos casos, como en otros ámbitos de la sociedad, los árboles pueden llegar a no dejar ver el bosque, y tras nombramientos y medidas de relumbrón se oculten otras decisiones menores susceptibles de provocar críticas tan respetables como las originadas por la asunción de aquellas resoluciones de mayor alcance.

Así, en la referencia del Consejo de Ministros celebrado ayer, las subidas de impuestos, los recortes sociales a los funcionarios, los nombramientos de altos cargos o la actualización de las pensiones, entre otras relevantes medidas que han provocado tanto gestos de alegría, en unos casos, como notables cabreos, en otros, han acaparado los titulares de los medios de comunicación minimizando otros acuerdos de aparente menor impacto social cual ha sido el caso de las condecoraciones concedida por el nuevo Ejecutivo a José Luis Rodríguez Zapatero y todos y cada uno de sus ministros.

Las distinciones en cuestión tienen como objetivo "premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil que redunden en beneficio de la Nación" (Orden de Isabal la Católica), en los casos de Zapatero y Chaves, o "recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación" (Orden de Carlos III), para el resto de los integrantes del anterior Gabinete.

La primera reacción ante tan sorprendente decisión tiene que ser necesariamente de sorpresa y fastidio, cuando no de manifiesto reproche, salvo que el opinante sea militante o fiel seguidor del Partido Socialista. Para los amantes de los sondeos, invitaría a los gurús demoscópicos a realizar una rápida consulta entre los españoles para ver qué piensan de tal consideración. En cualquier otro escenario, la distinción sucedería a una labor y unos méritos mensurables. ¿De verdad alguien se piensa que a estas alturas la gestión del Ejecutivo saliente merece sinceramente tal reconocimiento? ¿Habrá muchos españoles que piensen que esos ex gobernantes se han ganado los méritos que dice recompensar la propia letra de las distinciones concedidas?

Se nos dirá que se trata de una medida de uso habitual desde hace muchos años y que todos los antecesores la han practicado y recibido. Sin embargo, no por establecida tiene que ser sistemáticamente acatada. Cualquiera con dos dedos de frente diría que siempre hay un momento para rectificar aquello que no está bien.

Y no es que, como en tantos otros casos conocidos, estemos hablando de derroche de los bienes públicos, que quizá también. En todo caso, se trata de orientaciones que van contra el sentido común y los sentimientos de millones de españoles.

Mal empezamos el 'Año Mariano'.

viernes, 30 de diciembre de 2011

And the winner is... Pilar

Tras conocer el relativamente sorprendente anuncio del comité ejecutivo regional del PP de facilitar la aprobación de los presupuestos regionales y del Ayuntamiento de Gijón uno no puede por menos que preguntarse qué es lo que ha pasado para que la situación haya experimentado un giro tan brusco en la que parecía ser la esperada 'vendetta' de los encarnizados enemigos de Cascos en las filas en las que militó hasta hace ahora un año.

De las declaraciones realizadas en los últimos días por ese nuevo 'gallito' en que se ha convertido tras el 20-N el todavía presidente de los populares asturianos, todo apuntaba a que se antojaba más que difícil que el PP estuviera dispuesto a permitir que el Principado sacara adelante sus Cuentas para 2012. Tan es así que el Gobierno autónomo había procedido a aprobar el proyecto correspondiente sin las consabidas concultas previas orientadas a lograr un apoyo parlamentario a las mismas. Item, las manifestaciones del alcalde de Oviedo después de que los concejales de Foro en ese Consistorio apoyaran los correspondientes presupuestos y su retorno a la exigencia de incluir cualquier tipo de acuerdo en un pacto global, rechazado por Cascos a renglón seguido, era otro elemento más en la cadena de hechos y manifestaciones que apuntaban al escenario de abocar a esta comunidad a una prórroga presupuestaria.

Somos más de uno y de dos los que pensamos que, a raíz de la convocatoria de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, las cosas tenían que cambiar, que iban a cambiar, y que un potencialmente victorioso Rajoy había decidido abordar con su peculiar estilo el que hace unos días no tuvo empacho en calificar en sede parlamentaria como "el lío" de su partido en Asturias. La designación de Mercedes Fernández como cabeza de cartel al Congreso, y luego de Isidro Fernández Rozada para el Senado, fueron muestras claras de que la dirección regional estaba agotando los últimos puntos en su bono de influencia en Génova. La ubicación de Ovidio Sánchez en la segunda plaza para el Congreso apenas pasó de considerarse un apaño de última hora para no dejar 'con el culo al aire' a los dirigentes de Manuel Pedregal.

Tras el rotundo triunfo del líder nacional en los comicios, la dirección asturiana del partido sacó pecho y se atribuyó un triunfo que, como casi siempre, dependía del referente con el que se comparase: para ellos, eran las municipales y autonómicas de mayo, pero otros les ponían delante la anterior cita nacional, con resecto a la cual la bajada era notable.

Ufano en su consideración, el equipo de Sánchez y De Lorenzo se embarcó de lleno en la tarea de apuntar de nuevo hacia su enemigo favorito y casi único desde hace meses, y lo hizo, además de con extrañas y dudosas alianzas en la Junta General, con esa espada de damocles que representa el presupuesto regional y la posibilidad que el rechazo al mismo les permitía de maniatar a Cascos con unas cifras fruto de otros criterios ideológicos y temporales.

Cuando todo parecía más o menos enfocado para acorralar al líder de Foro sus acérrimos contrarios se encontraron con una circunstancia con la que probablemente no habían contado. La dirección local de su propio partido en Gijón, ajena a esa guerra de gerrillas, había trabajado con el equipo de gobierno municipal forista hasta alcanzar un proyecto en el que tuvieron tanto que ver como para considerarlo prácticamente propio. Se llega así a esta semana y es entonces cuando Pilar Fernández Pardo plantea a su partido la voluntad de la organización que preside de apoyar con su voto dichas cuentas municipales. La tibieza de la primera propuesta contó con el rechazo expreso de Sánchez, y cuando parecía que el esperpento regional estaba a punto de escribir un nuevo capítulo (el PP gijonés admitía que el proyecto era el mejor de los posibles para la ciudad pero un posible veto de Manuel Pedregal podría dar al traste con la iniciativa) surgió por segunda vez en su historial político la 'Pilipardo' guerrera y dispuesta a ir hasta el final, un envite que ya asumió el pasado verano al saltarse la prohibición de consolidar con su voto la alcaldía para Carmen Moriyón.

Los que sabemos que entonces la líder gijonesa del PP tuvo el 'vía libre' de su partido en Madrid para afrontar tal reto, estamos en condiciones de pensar que en esta ocasión se pueda haber repetido la historia, máxime cuando pocas horas después quienes se oponían radicalmente desde Oviedo a tal operación aparecen hoy como 'consentidores' y, no contentos con ello, anuncian la intención de facilitar la aprobación del Presupuesto autonómico.

¿Hubo mensaje claro y directo desde Génova? Probablemente sí. Y en esas circunstancias Sánchez y los suyos han plegado velas. Claro que, para entonces, Fernández Pardo ya había optado por asumir por segunda vez el reto lo que refuerza su imagen ante sus compañeros de partido y, sobre todo, ante sus electores en el que es su segundo gran gesto de "responsabilidad" ante los gijoneses.

El inicial desbloqueo de las cuentas regionales y de Gijón tienen indudablemente un ganador, que es Asturias. Sin embargo, en todo este "lío" que son las filas populares en la región es obvio que quien se ha apuntado el principal tanto es la líder gijonesa del partido. Con el "and the winner is..." en el bolsillo, ahora sólo falta que Fernández Pardo asuma el que parece debería ser el siguiente paso importante: recoger el guante de un pacto de gobierno municipal que la convertiría de hecho en la numero dos del Ayuntamiento y la inclusión de alguno de sus concejales en la comisión de gobierno. Dos veces ha desafiado a los 'Ovidio's boys' y en ambas ha salido airosa. La tercera puede ser la más importante y decisiva. Y después, que desde Oviedo le echen los perros si quieren, reforzada y enrocada como estaría en su feudo local.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Matar al padre

Era de esperar que, pasado el mal trago de la derrota, en las filas del Partido Socialista Obrero Español se abriera la noche de los cuchillos largos y que al objetivo de la 'vendetta' se le pusiera nombre y apellidos. Hace algún tiempo que dirigentes destacados e intelectuales de los llamados de izquierda abrieron la caja de los truenos para pedir responsabilidades al Gobierno y, muy especialmente, a su rostro visible, José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, nunca hasta ahora esas críticas se habían manifestado organizadas hasta el extremo de constituirse en plataforma. En las últimas horas hemos sabido que un grupo de los hasta ayer ministros en funciones, con Carme Chacón y Francisco Caamaño a la cabeza, han optado por ese camino para la abordar lo que llaman "autocrítica" con un duro manifiesto bajo el epígrafe "Mucho PSOE por hacer".

El hasta ayer presidente del Gobierno y todavía secretario general del PSOE se ha ganado a pulso durante su segundo mandato las críticas de propios y extraños. Dicen sus colaboradores que en los últimos tiempos, en un nuevo episodio del famoso "síndrome de La Moncloa", Zapatero no escuchaba "a nadie" y que en su torre de marfil rumiaba decisiones que en muchas ocasiones no entendían ni sus más directos colaboradores. Muchos de los reproches que ahora ponen en blanco sobre negro algunos de sus camaradas ya los expresaron millones de españoles en la calle, en el bar, en las oficinas y centros de trabajo. Lo que ocurre es que por entonces los ilustres firmantes del mencionado manifiesto estaban directamente involucrados en esas decisiones, que ratificaban con su voto en el Gabinete gubernamental o en los órganos de dirección del partido. Sin embargo, ahora, sin nombrarle, esas mismas personas ponen a la derrota la cara del que hasta hace bien poco fue su líder incuestionable.

Ya resultó algo chocante y esquizofrénica la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba, que abandonó a toda prisa el sillón de la Vicepresidencia para 'descamisarse' y elaborar una nueva imagen de 'rojo' y 'radical' que ofrecer a los españoles en un intento por tratar de salvar los muebles de la forma que fuera. No funcionó, como las cifras electorales reflejan clarividentemente.
Ahora son otros de sus compañeros del Gobierno y dirigentes federales los que se apresuran a desmarcarse de esas responsabilidades y se apuntan al freudiano 'matar al padre', en el que personalizan todos los males, con perlas como las que atribuyen el fracaso en la doble convocatoria de comicios de mayo y noviembre a "la gestión de la crisis" o a no "llamar a ésta por su nombre" como desde años atrás ya hacía la mayoría de los españoles.

El crítico manifiesto contiene también, en un enmascaramiento más de las propias culpas, un tono de pecador arrepentido, como transmite ese apartado en el que, haciendo obvios sus cargos y responsabilidades, afirman que "una lealtad mal entendida ha hecho que se omitieran críticas necesarias".

Parece evidente que el Partido Socialista precisa una profunda renovación, algo que pasa fundamentalmente por indagar muy dentro de sí mismo para refundarse y encontrar posiciones, ideas y personas que permitan que su electorado reconocerse de nuevo en esas siglas, algo que en los últimos años se ha ido difuminando hasta perder los mínimos contornos apreciables. Lo que resulta cuando menos chocante es que se apunten ahora a esa tarea las mismas personas que han contribuido de forma relevante a esa absoluta pérdida de identidad.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Doctor Argüelles y Mister Santiago

A lo largo de la todavía joven historia de la autonomía asturiana -supongo que como en la de otras comunidades- han desfilado por delante de nuestras narices toda clase de políticos, buenos unos; menos buenos, otros, y rematadamente malos, una amplia mayoría. Para quienes hemos seguido ese apasionante, al principio, y tedioso, después, periodo resulta inevitable recordar un día sí y otro también las trayectorias, los comportamientos, los carácteres y también las anécdotas que unos y otros han protagonizado. Con todo ese material habría más que suficiente para un copioso y suculento documento.

Al margen de los ya superveteranos que todavía se mantienen en las primeras líneas de la actividad pública, existe una segunda generación que ha dado paso, probablemente, a un nuevo capítulo claramente diferenciado de los anteriores. No voy a distraerme ahora en detallar las coincidencias y las variables, más propias de otra clase de escrito.

Entre los últimos, un personaje realmente interesante de la política asturiana es el actual portavoz municipal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Gijón. Tras un discreto paso por el Consistorio local, aquel joven político en ciernes optó por la vertiente universitaria, donde desplegó una ascendente carrera que le llevó a ser vicerector en el equipo de Juan Vázquez.
Todavía en ese cargo, su nombre empezó a sonar con insistencia como la apuesta socialista para dar el relevo a una veterana Paz Fernández Felgueroso que lo había solicitado con reiteración. Al final, la alcaldesa continuó cuatro años más y la joven promesa se incrustó en su equipo con un discreto número once en la lista electoral. Esa plaza de 'camuflaje' no fue obstáculo para que se ocupara de la 'cartera' de Hacienda y, poco a poco, ascendiera a puestos de relevancia, como cuando sustituyó a Felgueroso en su puesto de 'número dos' en la Caja de Ahorros deAsturias.
Mediado el mandato ya todo el mundo sabía que Martínez Argüelles, superado el periodo de 'aprendizaje', era el cartel casi seguro de su partido para 2011. Como así fue.

Sin embargo, como todo el mundo recuerda, a los socialistas gijoneses no les salieron las cuentas y, aun siendo los más votados en mayo, no lograron mantener la Alcaldía que ocupaban desde las primeras elecciones democráticas. Fue un duro palo para el partido, pero muy especialmente para su candidato. No es fácil transitar con el dudoso bagaje de acabar con más de treinta años de mandato municipal, y Santiago lo acusó. Tras la elección de Carmen Moriyón como regidora, el alcalde sin bastón de mando se movía como un boxeador sonado por los duros golpes de la derrota. Hasta el extremo de que, después de varias semanas de desconcierto, solicitó el reingreso en su plaza universitaria.

Quienes le conocen bien pueden contar que el Doctor Santiago se encargaba, tanto en conversaciones serias como en las de 'chigre', de recordar su condición de tal y de la falta de necesidad que, para llevar una vida holgada, tenía de la política. Por eso sorprende especialmente que esta misma semana haya dado un golpe de timón y anunciado que deja su plaza universitaria para dedicarse 'full time' a la 'res pública'. En este punto, los vaivenes del portavoz municipal del PSOE han creado un cierto desconcierto, fruto de la existencia de algunas lagunas que explicarán los cambios constantes en su reciente trayectoria.

Hay quien ha querido vislumbrar en el último giro de Argüelles hasta la fecha un escenario próximo en el que la situación de un Foro Asturias minoritario pudiera dar opción a la vuelta de la tortilla. No obstante, no parece que, al contrario que en el Principado, el partido de Cascos se encuentre en Gijón en una situación especialmente delicada más allá del número de concejales. Con alguna palabra más alta que otra, los ediles del Partido Popular, contrariamente a lo que la inmensa mayoría podría haber pensado hace seis meses, se han convertido en un relativamente sólido apoyo a la alcaldesa y su equipo de gobierno, uno apoyo que parece a punto de cerrarse con un acuerdo presupuestario que, no hay que olvidarlo, es el arma casi única y principal para hacer cualquier tipo de políticas.

Otros, a mi juicio más atinados, piensan que tras los comicios del 20-N los socialistas han tomado por fin consciencia de que el partido ha tocado fondo y, a partir de aquí, sólo queda empezar a sacar la cabeza para abordar la remontada con calma. Y para ello su actual portavoz parece la persona más adecuada en estos momentos.

No hay que olvidar, finalmente, que Martínez Argüelles no ha ocultado nunca su pasión por la política, aunque con la boca granda alardease con frecuencia de su sólida implantación universitaria.

En esta conjunción de variables está en estos momentos la trayectoria reciente de este todavía joven político que, si en más de una ocasión ha apostado verbalmente por ser el Doctor Santiago, en estos momentos ha preferido tomar de nuevo la prodigiosa pócima para volver a ser Mister Santiago o, menos literariamente, Santi, como le gusta que le llamen cariñosamente sus compañeros.

martes, 6 de diciembre de 2011

Metepatas

El paso del tiempo y el cambios de las circunstancias sociales hace que muchas veces se vayan perdiendo del acerbo popular un buen número de palabras que han sido protagonistas involuntarias del pasado próximo de aquellos que contamos ya nuestra edad por abundantes décadas. Uno de esos vocablos que me retrotrae a años de adolescencia y juventud y que en los tiempos que corren no recuerdo haber escuchado más es el de "metepatas", gráfica expresión con la que calificábamos otrora a aquellos que intervenían a destiempo en una conversación o se manifestabán sobre aquello que no les correspondía.

La entrañable palabra me ha venido en esta ocasión de nuevo a la memoria a propósito de las frecuentes intervenciones públicas del actual presidente de la Junta General, que nos tiene acostumbrados desde que tomara posesión a manifestarse abiertamente de forma partidista y parcial en numerosos asuntos de la política regional desde una posición más propia de su otro cargo, el de secretario general del Partido Popular asturiano y, por tanto, como adversario directo y tenaz del Gobierno autónomo y del partido que lo sustenta.

Decía que han sido ya numerosas las veces que a Fernando Goñi se le ha afeado que no sepa casi nunca concentrarse en su condición de cargo institucional que no debería 'enfangarse' un día sí y otro también en la batalla partidista, que para la misma ya hay bastantes guerreros de parte y parte. Por contra, su condición de presidente del Parlamento autónomo podría aconsejarle abstraerse de la refriega y concentrarse en su función institucional de árbitro, algo que no está reñido con su militancia a la hora de votar o con sus posiciones ideológicas irrenunciables.

Podría el presidente de la Junta General mirarse en el espejo de sus antecesores y aplicarse el cuento. Y para referencias no hace falta que se quede en quien hasta el pasado mes de junio ocupó esa plaza, la socialista María Jesús Álvarez. También puede tomar como ejemplo a su compañero en las filas populares Antonio Landeta, modelo de imparcialidad durante su mandato.

El especial enconamiento que la aparición de Foro Asturias y su triunfo electoral en mayo pasado ha traído a la política asturiana tiene también su reflejo en la pérdida de papeles, como la del mencionado, algo inusual hasta la fecha en el ámbito autonómico. Habrá quien crea que el 'estilo' de Fernando Goñi tiene algo que ver con instrucciones directas de sus compañeros dirigentes en las filas populares, aunque hay miles de razones para dudarlo. Tampoco creo que sus inoportunos protagonismos tengan nada que ver con el hecho de que su acceso al despacho principal del Palacio de la calle de Fruela esté sustentado más en los votos socialistas que en esos minoritarios diez escaños con que le pudieron apoyar los suyos. Más bien habría que pensar que sus continuos recursos a estar fuera de papel tienen que ver con su 'particular' personalidad política, por decirlo de una manera suave.

Aunque queda legislatura por delante, nada hace pensar que esta anómala situación tenga trazas de corregirse. En cualquier caso, quede constancia de que lo deseable sería que, también en esta situación, el cambio llegara. Entretanto, si la extemporaneidad de Goñi volviera a repetirse es posible que más de un veterano se sintiera impelido a decirle en voz bien alta: "Fernando, no seas metepatas".

domingo, 4 de diciembre de 2011

Un partido para el recuerdo

Hay encuentros deportivos que trascienden más allá de la propia competición en la que se producen. Y uno de ellos ya es, sin duda, el que hoy protagonizaron Rafael Nadal y Juan Martín del Potro en la final de la Copa Davis que enfrentó este fin de semana en Sevilla a los equipos de España y Argentina.

Es evidente que el partido de esta tarde no tiene la belleza y la brillantez de aquella histórica final de Wimbledon 2009 entre el propio Nadal y el maestro Roger Federer que se adjudicó el español en cinco maravillosos sets. No. Quizá se podría decir que el punto que dio a la Roja su quinta ensaladera estuvo presidido, en lo que al juego se refiere, más por los errores que por los aciertos y, sin desmerecer el juego de los primeros de cada equipo en la pista de tierra batida de La Cartuja, habrá que convenir en que las distintas etapas de dominio de uno y otro coincidieron con bajones del contrario que se reflejaban en el marcador.

A falta de un juego preciso, Nadal y Del Potro ofrecieron lo mejor de cada uno en lo que a sensaciones se refiere, a pundonor y a ganar de sacar adelante el partido, aunque fuera casi siempre más con el corazón que con la cabeza.

La disputa de ese importante y decisivo punto de la eliminatoria tuvo fases en las que todo hacía indicar que el argentino iba a forzar el quinto partido entre su compatriota David Nalbaldián y el número dos español, David Ferrer. Así fue en el primer set, tras el espejismo de una esperanzadora ruptura del servicio del de Tindal por el manacorí. Y así volvió a parecerlo cuando Del Potro rompió por cuarta vez el servicio de su rival en el primer juego de la segunda manga y se colocó, acto seguido, con una 40-0 con su saque. Pero reapareció Nadal.

El mallorquín empezó a irse arriba y mantuvo equilibrado ese set para anotárselo con autoridad en los dos últimos juegos. El tercero ya fue absolutamente del español, mientras que su rival parecía tocado de muerte y fallaba todo lo que antes le entraba. Con el comienzo del cuarto los optimistas quemaron sus naves y cuando el español colocó el 2-0 en el marcador pronosticaron que ya todo estaba hecho.

Pero en tenis, y más en Copa Davis, no se puede sacar pecho hasta que llega el final. Resucitó Del Potro y con continuas rupturas del servicio de uno y otro se llegó a un empate a cuatro juegos marcados por los errores más que por los aciertos. Cuando parecía que el argentino, otra vez mas entero, se iba a adjudicar la manga tras la ruptura del servicio del español, éste le devolvió la moneda con un empate a seis que obigaba a la peligrosa muerte súbita. Aquí, cuando más lo necesitaba, resurgió el de Manacor y se impuso con un contundente siete a cero que le daba el triunfo definitivo.

Es seguro que, en lo que a un tenis modélico y académico se refiere el de esta tarde no va a ser un encuentro para la historia. Sí en cambio lo será por la emoción, por las alternativas y por la pasión que su desarrollo despertó en la pista y en los millones de hogares que lo siguieron por televisión. En este aspecto, el Nadal-Del Potro será, sin ninguna posibilidad de duda, un partido para la historia, para recordar durante mucho tiempo.

Espero que, como sucedió con el más arriba citado Nadal-Federer de Wimbledon 2009, en los próximos días algún periódico nacional incluya entre sus promociones el deuvedé de este partido. Será una joya más para la videoteca de los que de verdad amamos el tenis.

La culpa, de los que vengan detrás

Leo en la primera página de su edición de hoy del diario de mayor tirada del país, poco sospechoso de ser proclive a la derecha, que son entre 25.000 y 40.000 los parados que han quedado últimamente sin cobertura médica, dato a propósito del cual el rotativo plantea en titulares la siguiente pregunta: ¿Pero la sanidad no es universal?

El mismo periódico, también en portada, en su ejemplar del pasado viernes, hace referencia destacada al "frenazo" en los avances de la mujer hacia la igualdad -banderín de enganche del PSOE durante las dos últimas legislaturas-. El dato, en este caso, pertenece a un estudio reciente del Consejo Económico y Social, que resalta que algunas desigualdades persisten en los mismos niveles que en su anterior estudio, de ocho años antes (los que, aproximadamente, ha dirigido los destinos del país el citado Partido Socialista).

Entre ambas noticias hemos recibido, esta ya en todas las primeras páginas de los diarios españoles, la de las espeluznantes cifras del desempleo del mes de noviembre, con ese récord de 4,42 millones de personas que, además de ser el reflejo de otros tantos dramas, pone por vez primera en riesgo el sistema de la Seguridad Social, sobre el que fuentes del Gobierno de la nación admiten que puede cerrar el año con déficit por vez primera desde 1998.

Son tres datos, tres malísimos datos, de los últimos días, pero que vienen a unirse a los que a diario nos ponen el corazón en un puño desde hace ya demasiado tiempo.

Si yo fuera uno de los responsables del Partido Popular con mando en Génova empezaría a recortar y archivar estas noticias porque en muchas ocasiones la tensión y los diferentes frentes de un relevo en el Ejecutivo conducen a olvidarse de estos antecedentes a la hora de afrontar las responsabilidades reales de cada cual en los problemas.

Dentro de no mucho más de un par de meses -seguro que eso de los cien días de gracia ya no se aplica en los tiempos que nos ha tocado vivir-, cuando el nuevo Gobierno haya empezado a dar sus primeros pasos, se desatarán sin lugar a dudas las arremetidas de la oposición de la izquierda, principalmente de los socialistas, para culpar a los nuevos responsables de la gestión de la crisis de todos los males de la misma. Como ocurre casi siempre en la disputa política, el recurso de los que empiezan a gobernar al lastre de la "herencia recibida" tendrá por respuesta que ese argumento no vale y que hagan lo imposible por cumplir con el reto, por titánico que sea, pues para eso han recibido el apoyo mayoritario de los españoles en las urnas.

Para el que tenga dudas sobre este marco político no hay más que recordarle lo que ha pasado desde la pasada primavera en ayuntamientos y comunidades autónomas, donde los que se fueron parecen haber hecho borrón y cuenta nueva de su gestión y atribuyen, con machaconería, a los que llegan todos los males que padecemos.

Sin entrar a valorar esa especie de requerimiento que ya se detecta en los perdedores de exigir responsabilidades a quienes todavía ni siquiera han tomado posesión de sus cargos; dejando al margen eso, digo, los triunfadores del 20-N tendrían que empezar a blindarse desde el primer momento y recordar a la ciudadanía que los datos económicos y sociales fatídicos de los últimos meses pertenecen al Gobierno que, en este momento, aunque en funciones, todavía es el de José Luis Rodríguez Zapatero y del Partido Socialista. Así podrán estar preparados para ese más que previsible "la culpa, de los que vienen detrás", que ya se adivina en un futuro muy próximo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Ministros asturianos?

Mientras el flamante triunfador de las elecciones de hace un par de semanas hace honor a su fama de 'gallego prudente', en los diferentes corrillos políticos, en los medios informativos y en cualquier clase de foro ciudadano que se precie se acumulan las quinielas con los nombres de presuntos aspirantes -unos con más papeletas que otros- a una cartera ministerial en el Gobierno que se constiturá en la segunda quincena de este mismo mes.

Al que suscribe le preocupa sobremanera que, al margen de su carácter especulativo, en todos esos rumores no aparezca ni por asomo un solo nombre asturiano. El PP de esta comunidad sacó pecho tras conocer los resultados del 20-N porque, a pesar de haber perdido un diputado, superaba ampliamente a Foro Asturias -cada cual toma la referencia que más le conviene- y en número de votos se situaba ligeramente por encima del Partido Socialista. Sin embargo, entre celebraciones y champán no hemos escuchado ni una sola vez la cita a uno de esos 'triunfadores' para sentarse a la vera del presidente Rajoy.

Es posible que los populares hagan suyo ahora aquel latiguillo de sus compañeros socialistas de que no es preciso contar con un ministro asturiano para que un Gobierno mire por Asturias. Craso error que, consignas partidistas aparte, la historia se ha encargado de poner en evidencia, unas veces para bien -con alguien de esta región en el Gabinete- y otras para mal -como con los infaustos Ejecutivos de Zapatero-. Además, los populares asturianos han hecho suya la reivindicación de esa plaza en el Consejo de Ministros durante estos últimos años como una necesidad para que el Principado vuelva a estar en el mapa de España. Claro que es posible que, conscientes de su debilidad y escaso peso específico en la calle de Génova, prefieran mirar para otro lado y se muestren dispuestos a renunciar a reivindicar algo que es más que probable que no estén en condiciones de alcanzar.

La excepción como norma

Tiene sobradas razones el presidente del Principado para quejarse por la deriva, que ha empezado a convertirse en norma, en la labor diaria de la Oposición -sí, con mayúsculas, porque nunca antes había existido una disparidad capaz de ponerse de acuerdo casi para cualquier cosa- a la que tiene que enfrentarse en el Parlamento su Gobierno.

Ya me referí en cierta ocasión a los peligros reales -aunque democráticamente legítimos- del recurso a la iniciativa legislativa de esa oposición variopinta y antinatura creada en Asturias tras las elecciones de mayo pasado. En aquella ocasión, el motivo eran los recortes del Ejecutivo de Cascos a los presupuestos para el presente ejercicio de la RTPA, argumento capaz de poner de acuerdo a las tres oposiciones -luego se vio que no es tan difícil- en una iniciativa tendente a recortar capacidad de gestión al Ejecutivo en todo lo que se refiere al sector público regional. Al margen del carácter atípico de aquel paso, el transcurso del tiempo ha demostrado que la 'excepcionalidad' de los hechos que aconsejaban el mismo se empieza a convertir en una norma, muchas veces mediante otras iniciativas no legislativas que ponen en entredicho la capacidad del Gobierno de Foro y, ahora, de nuevo, mediante el recurso a la iniciativa normativa del Parlamento.

Decía que tiene razones el presidente del Principado para quejarse de esta práctica que impide a su Ejecutivo cualquier opción de gobernar, mientras, en paralelo, ve con indignación como desde las diferentes bancadas 'enemigas' se le exige esa tarea de forma inmediata y se le achacan con reiteración actitudes de inacción y pasividad.

No sé si es correcto hablar de pinzas o no. Lo que si está empezando a quedar claro es que Cascos y su equipo se han colocado en la diana de populares, socialistas e Izquierda Unida. Parece evidente que el presidente asturiano no ha despertado ni despierta simpatías en las filas de cualquier partido político que no sea el suyo. Y es verdad que el veterano político se las suela ganar a pulso día a día. Sin embargo, lo que no es de recibo para Asturias es que cuestiones más personales que otra cosa -¿les suena esto?- permitan que nuestra comunidad se enfrente a una paralisis que, en la actual coyuntura, no puede tener más destino que el precipicio.

Asegura la Oposición en la Junta General que el Gobierno no gobierna. Pues bien, empiecen por dejarle hacerlo y, después, ponganle delante sus insuficiencias, sus fallos, su incapacidad. Y, si tan coincidentes están las tres oposiciones en que este Ejecutivo no vale, como ya se les ha recordado en numerosas ocasiones, que hagan confluir su afinidad en este tema en una moción de censura, auténtica vía democrática para poner las cosas en su sitio.

Todo parece apuntar a que el verdadero objetivo de la Oposición es forzar al presidente asturiano, atrapado en su endeble minoría, a convocar elecciones anticipadas. Claro que, al margen de intereses partidistas, es posible que esta secreta aspiración tenga efecto boomerang para sus promotores. Por un lado, se me antoja difícil explicar a los asturianos que en menos de un año tienen que ir tres veces a las urnas, especialmente en el marco económico en el que nos encontramos. Por otro, dado el pobre discurso político de esta región, también va a ser complicado enmascarar bajo la culpa de uno sólo la confluencia antinatura de acciones orientadas en un único sentido de ideologías tan dispares.

Reforzarse en una interpretación sesgada de los resultados del 20-N, y pensar que éste es el momento para quitarse a Cascos de enmedio, puede ser un tiro que les salga por la culata y refuerce al presidente del Principado y a su partido.