viernes, 30 de diciembre de 2011

And the winner is... Pilar

Tras conocer el relativamente sorprendente anuncio del comité ejecutivo regional del PP de facilitar la aprobación de los presupuestos regionales y del Ayuntamiento de Gijón uno no puede por menos que preguntarse qué es lo que ha pasado para que la situación haya experimentado un giro tan brusco en la que parecía ser la esperada 'vendetta' de los encarnizados enemigos de Cascos en las filas en las que militó hasta hace ahora un año.

De las declaraciones realizadas en los últimos días por ese nuevo 'gallito' en que se ha convertido tras el 20-N el todavía presidente de los populares asturianos, todo apuntaba a que se antojaba más que difícil que el PP estuviera dispuesto a permitir que el Principado sacara adelante sus Cuentas para 2012. Tan es así que el Gobierno autónomo había procedido a aprobar el proyecto correspondiente sin las consabidas concultas previas orientadas a lograr un apoyo parlamentario a las mismas. Item, las manifestaciones del alcalde de Oviedo después de que los concejales de Foro en ese Consistorio apoyaran los correspondientes presupuestos y su retorno a la exigencia de incluir cualquier tipo de acuerdo en un pacto global, rechazado por Cascos a renglón seguido, era otro elemento más en la cadena de hechos y manifestaciones que apuntaban al escenario de abocar a esta comunidad a una prórroga presupuestaria.

Somos más de uno y de dos los que pensamos que, a raíz de la convocatoria de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, las cosas tenían que cambiar, que iban a cambiar, y que un potencialmente victorioso Rajoy había decidido abordar con su peculiar estilo el que hace unos días no tuvo empacho en calificar en sede parlamentaria como "el lío" de su partido en Asturias. La designación de Mercedes Fernández como cabeza de cartel al Congreso, y luego de Isidro Fernández Rozada para el Senado, fueron muestras claras de que la dirección regional estaba agotando los últimos puntos en su bono de influencia en Génova. La ubicación de Ovidio Sánchez en la segunda plaza para el Congreso apenas pasó de considerarse un apaño de última hora para no dejar 'con el culo al aire' a los dirigentes de Manuel Pedregal.

Tras el rotundo triunfo del líder nacional en los comicios, la dirección asturiana del partido sacó pecho y se atribuyó un triunfo que, como casi siempre, dependía del referente con el que se comparase: para ellos, eran las municipales y autonómicas de mayo, pero otros les ponían delante la anterior cita nacional, con resecto a la cual la bajada era notable.

Ufano en su consideración, el equipo de Sánchez y De Lorenzo se embarcó de lleno en la tarea de apuntar de nuevo hacia su enemigo favorito y casi único desde hace meses, y lo hizo, además de con extrañas y dudosas alianzas en la Junta General, con esa espada de damocles que representa el presupuesto regional y la posibilidad que el rechazo al mismo les permitía de maniatar a Cascos con unas cifras fruto de otros criterios ideológicos y temporales.

Cuando todo parecía más o menos enfocado para acorralar al líder de Foro sus acérrimos contrarios se encontraron con una circunstancia con la que probablemente no habían contado. La dirección local de su propio partido en Gijón, ajena a esa guerra de gerrillas, había trabajado con el equipo de gobierno municipal forista hasta alcanzar un proyecto en el que tuvieron tanto que ver como para considerarlo prácticamente propio. Se llega así a esta semana y es entonces cuando Pilar Fernández Pardo plantea a su partido la voluntad de la organización que preside de apoyar con su voto dichas cuentas municipales. La tibieza de la primera propuesta contó con el rechazo expreso de Sánchez, y cuando parecía que el esperpento regional estaba a punto de escribir un nuevo capítulo (el PP gijonés admitía que el proyecto era el mejor de los posibles para la ciudad pero un posible veto de Manuel Pedregal podría dar al traste con la iniciativa) surgió por segunda vez en su historial político la 'Pilipardo' guerrera y dispuesta a ir hasta el final, un envite que ya asumió el pasado verano al saltarse la prohibición de consolidar con su voto la alcaldía para Carmen Moriyón.

Los que sabemos que entonces la líder gijonesa del PP tuvo el 'vía libre' de su partido en Madrid para afrontar tal reto, estamos en condiciones de pensar que en esta ocasión se pueda haber repetido la historia, máxime cuando pocas horas después quienes se oponían radicalmente desde Oviedo a tal operación aparecen hoy como 'consentidores' y, no contentos con ello, anuncian la intención de facilitar la aprobación del Presupuesto autonómico.

¿Hubo mensaje claro y directo desde Génova? Probablemente sí. Y en esas circunstancias Sánchez y los suyos han plegado velas. Claro que, para entonces, Fernández Pardo ya había optado por asumir por segunda vez el reto lo que refuerza su imagen ante sus compañeros de partido y, sobre todo, ante sus electores en el que es su segundo gran gesto de "responsabilidad" ante los gijoneses.

El inicial desbloqueo de las cuentas regionales y de Gijón tienen indudablemente un ganador, que es Asturias. Sin embargo, en todo este "lío" que son las filas populares en la región es obvio que quien se ha apuntado el principal tanto es la líder gijonesa del partido. Con el "and the winner is..." en el bolsillo, ahora sólo falta que Fernández Pardo asuma el que parece debería ser el siguiente paso importante: recoger el guante de un pacto de gobierno municipal que la convertiría de hecho en la numero dos del Ayuntamiento y la inclusión de alguno de sus concejales en la comisión de gobierno. Dos veces ha desafiado a los 'Ovidio's boys' y en ambas ha salido airosa. La tercera puede ser la más importante y decisiva. Y después, que desde Oviedo le echen los perros si quieren, reforzada y enrocada como estaría en su feudo local.

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