Dentro del suave oleaje de calma chicha en el que transcurre judicialmente el 'caso Marea', de vez en cuando el proceso ofrece algun tipo de aldabonazo en forma de dato o declaración que despierta de nuevo la atención del ciudadano.
Ayer le tocó el turno de comparecencia ante el juez a la ex consejera de Cultura y de Administraciones Públicas de los gobiernos de Vicente Álvarez Areces; y en el marco de las declaraciones más o menos esperadas sobre su responsabilidad en el asunto, ha dejado caer una frase que intranquiliza algunas conciencias. Al menos la mía.
Ha dicho Ana Rosa Migoya literalmente que se siente "indefensa" a la hora de afrontar su imputación porque en estos momentos "hay un clima social muy enrarecido" y "mucho cabreo en la ciudadanía" a raíz de la acumulación de casos de presunta corrupción política. Son ciertos los hechos a los que se refiere la ex consejera, pero no parece que ese pueda ser un argumento a la hora de enfrentarse a un tribunal de justicia, que se supone absolutamente independiente. Podría aludir a ello después de ser recibida en el juzgado por un pequeño grupo de personas que portaban carteles ofensivos y que le gritaron. Pero no por el hecho de estar imputada en función de unos hechos que discurrieron cuando desarrollaba una gestión pública en un gobierno autonómico.
A la señora Migoya, como no podía ser de otra manera, se le concede el supuesto de inocencia en los delitos de los que se la acusa. Y así está ocurriendo desde que se inició el proceso judicial. Pensar que el 'ruido' que la corrupción política produce a su alrededor es un agravante que puede influir negativamente en el resultado final de su causa sería tanto como mostrar su desconfianza absoluta en el sistema judicial, algo impensable en un personaje público como ha sido ella durante muchos años. Y lo sigue siendo.
No creo que tenga motivos la ex consejera para presentarse como alguien sin defensas en los difíciles momentos que está afrontando. Indefensos sí pueden sentirse muchísimos ciudadanos de a pie que han visto y siguien viendo como les ejecutan las hipotecas que no han podido pagar a causa de una crisis que parece no tener padre ni madre; indefensos pueden sentirse las víctimas de los 'subprimes' que pusieron torticeramente en marcha una entidades financieras siempre amparadas y protegidas legal y monetariamente desde los sucesivos gobiernos de uno u otro signo; indefensos pueden sentirse los millones de parados que no ven una salida a un mercado incapaz de reactivarse por muchas palabras que llenen la boca de los gobernantes, y pueden también sentirse indefensos la ingente cantidad de españoles a los que las cuentas no les salen para llegar a fin de mes y ven cómo, mientras tanto, suben los precios y, sobre todo, los impuestos, a pesar de la tétrica promesa que quienes ahora nos dirigen hicieron para obtener su apoyo en las urnas. Esos y muchos más ciudadanos sí pueden mostrarse indefensos ante un sistema que cada día que pasa se manifiesta más injusto, un sistema que han contribuido a prostituir el partido de doña Ana Rosa, de la misma manera que sus antagonistas de la derecha. Ellos, los grupos antes reflejados y otros muchos más, sí pueden quejarse de "indefensión". Usted no, señora ex consejera. Y sí lo hace es de vicio.
Indefensos nos sentimos los ciudadanos de a pie, oprimidos y esquilmados por una casta política succionadora de los dineros públicos que, además, dilapidan por acción u omisión condescendiendo con corruptos y corruptores internos o externos; un saqueo desmedido y obsceno del que tardaremos muchos años en reponernos. Tantos más en la medida en que sigamos delegando nuestra presunta soberanía en esta camada de irresponsables desalmados, además de incapacitados supinos.
ResponderEliminarraitanucu