sábado, 16 de marzo de 2013

Las tres patas de la mesa

Como en todas las partes cueces 'fabes', el territorio donde más famosas son no iba a ser diferente. Sabemos que en el léxico de la llamada clase política no figura el verbo dimitir. Ejemplos de ello los tenemos a diario y en Asturias, además del ya muy comentado caso del portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Ángel González, está activo el del ex alcalde de Cudillero y actual diputado regional socialista Francisco González, también imputado por la fiscalía. Aunque la base de la acusación contra ambos es bien diferente, coinciden tanto los propios parlamentarios como los dirigentes de los respectivos partidos en no abordar decisiones 'traumáticas' para apartar a ambos de sus responsabilidades actuales.

IU ha afrontado la polémica y ha sometido a la consideración de sus órganos de dirección la posible exigencia de dimisión para su portavoz en la Junta General. Y ha superado la prueba, aunque con una evidente y reseñable oposición interna.

No ha ocurrido así en el seno del Partido Socialista en el que, tras unas primeras declaraciones de su líder y actual presidente del Principado en defensa de obligar a cualquiera de sus representantes imputados a renunciar a los cargos, optó por establecer 'niveles' de implicación en un posible delito, amén de no hacer pasar cualquier posible medida por sus estatutarios órganos directivos. Desde entonces, nadie salvo el propio 'Quico' ha vuelto a salir a la palestra para establecer pautas sobre la conflictiva situación en un a modo de recurso para ganar tiempo.

Claro que las cosas son mucho más complicadas en el caso del diputado socialista. El personaje en cuestión, siempre bajo las siglas del PSOE, es uno de esos 'paisanos' que en su pueblo ha tenido un peso específico en la ciudadanía que le ha llevado a ganar elecciones, estatus que puede derivar en algunas formas de caciquismo. Dicha más directamente, que acaban por convertirse en protagonistas en sí mismos y que se apoyan en su nombre para establecerse por encima de los partidos bajo cuyas siglas acuden a las urnas. Posiblemente esa condición llevó a la FSA a 'gratificarlo' con un escaño en la Junta General del Principado.

Este tipo de protagonismo es el que acaba por convertir a este tipo de personajes en peligrosos para sus propios partidos. Y ese temor es el que parece haber llevado a la Federación Socialista Asturiana a 'dormir' el asunto en la medida de lo posible, especialmente porque no pueden olvidar que su mayoría en estos momentos en el Parlamento autonómico se asienta sobre un solo voto.

¿Qué pasaría si el ex alcalde es obligado por su partido a dimitir a la fuerza? ¿Podría el imputado optar por el grupo mixto como ha ocurrido ya en otras muchas ocasiones en el PSOE y en otras fuerzas políticas y en distintas instituciones de diferentes puntos de España?

La estabilidad de Javier Fernández y su gobierno se sustenta sobre 23 votos, no sobre 22. Todavía no recuperados de la debilidad del portavoz de IU, otra de las fuerzas que completan los escaños necesarios para mantener la mayoría justa, lo último que querrían los dirigentes socialistas es poner en peligro ese guarismo mágico desde dentro de sus propia filas.

Pero ahora ha vuelto a aparecer el 'comodín' de esta baraja, o sea Unión, Progreso y Democracia, cuyo voto redondea la cifra mágica de la preponderancia sobre los dos partidos de la derecha. Y lo ha hecho para "pedir" al presidente regional que actúe directamente y fuerce la dimisión de Francisco González ante la negativa de éste a retirarse voluntariamente.

Sorprende ya, de mano, el verbo elegido, cuando, aun tratándose de una cuestión semántica, podría haber optado por el más contundente de "exigir". A fin de cuentas nadie tiene constancia hasta la fecha de que hayan sabido rentabilizar la importancia de su solitario sufragio para influir de forma real en el Ejecutivo socialista. Algunas buenas palabras, promesas inconcretas y un par de comisiones llamadas de investigación y que no investigan nada es un pobre bagaje para tan 'sustancial aportación' a la gobernanza. Y lo es especialmente para una fuerza política que accedió a la política institucional en el Principado bajo la bandera de la limpieza y transparencia en la vida pública.

UPyD es la tercera pata de una mesa inestable y su contribución a la 'seguridad' es mucho más importante de lo que su relevancia numérica dice. Saber sacar partido democráticamente de la misma depende de sus dirigentes. Lo demás son 'voces en catañeu'.

1 comentario:

  1. Estas 3 patas de una mesa dan estabilidad a nuestra region a pesar de sus diferencias ideologicas y de la soga de Rajoy que nos rodea el cuello , mientras que las otras dos de la derecha, siendo primas hermanas, solo han ofrecido espectaculos deplorables a la audiencia, creo que seria bueno recordarlo y, que lo recuerde usted sobretodo. Usted suele tener muchos deslices mentales y lenguales.

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