martes, 12 de marzo de 2013

Izquierda Unida y el circo

Ha dicho el portavoz parlamentario de Izquierda Unida en la Junta General del Principado que "no es propio de una organización seria montar un circo todos los días". Y tiene mucha razón. Así debería ser. El problema es que el espectáculo no siempre lo protagonizan los de abajo; encaja perfectamente más bien con la actividad de quienes dirigen el negocio.

Y algo de esto le ha pasado a la coalición de izquierdas desde el mismo momento en el que la fiscalía decidió imputar a Ángel González por un presunto delito de prevaricación en su etapa de número dos de la Consejería de Bienestar Social en el Gobierno de Vicente Álvarez Areces.

En primera instancia, el imputado dejó claro antes que cualquier otro aspecto de la acusación, que no pensaba dimitir de sus actuales cargos. A esta postura se unió el coordinador general de IU en el Principado, Manuel González Orviz. Tal actitud motivó infinidad de críticas, una buena parte de ellas provenientes del seno de la propia coalición.

El siguiente paso fue reunir a un órgano de dirección para cerrar filas. Orviz apeló a la 'unidad' en torno a su portavoz parlamentario, consigna que, en un primer momento, pareció funcionar: 'los trapos se lavan en casa' fue el estandarte de esos momentos. El propio coordinador aventuró, en unas declaraciones sorprendentes, que el conflicto provenía de un compló de la derecha contra la fuerza política que representa. Parecía difícil asimilar cómo las fuerzas conservadoras podían emprender toda una conspiración en regla para acabar con un rival que para ellas no es referente relevante.

En el siguiente capítulo, el propio Ángel González cambió el tercio y situó el origen de los ataques contra su persona en el seno de su propia formación y, más directamente, hizo recaer su dedo acusador en los perdedores del último congreso autonómico de Izquierda Unida. Ésta, dijo, "no ha superado aún la confrontación interna de tres candidaturas de la última asamblea". La responsabilidad pasaba sin solución de continuidad de la derecha a la propia izquierda, en un remedo de los viejos vicios de regímenes dictatoriales que aprecian el enemigo por todas partes, alejando de uno mismo cualquier responsabilidad.

El problema es que IU ha proclamado en todo momento que es una formación política que no actúa "como todos los demás" y que, incluso, han hecho de la persecución de esta práctica política en otros formaciones bandera ideológica. En esa línea aprobaron su Compromiso Ético para la Regeneración Democrática, orientado a diferenciarse claramente de las actuaciones de los grandes partidos ante los problemas de corrupción o de presuntos delitos.

En correlación con esa actitud ajena a la diferenciación, Ángel González, en su comparecencia de hoy ante el juez, ha repetido el mismo argumentario que aquellos de los que quería distanciarse a la hora de afrontar posibles responsabilidades legales, el habitual 'yo actúe corrctamente' y 'si se produjo la anomalía fue por la interpretación' bienintencionada o no de algún funcionario. En palabras suyas, "nadie le advirtió de que podía estar cometiendo una irregularidad" a la hora de fragmentar una inversión en contratos menores para eludir controles reglamentarios. ¿Les suena de algo? Seguro que sí. En los últimos meses es algo habitual en nuestra vida pública. Tal parece que quienes asumen una responsabilidad política o institucional son almas cándidas sujetas a la perversidad de los peones que transitan por sus respectivos departamentos.

Este es el circo de tres pistas en el que también se mueven grupos y colectivos de militantes que exigen un cambio de actitud y posibles dimisiones. Pero no son precisamente ellos quienes manejan los hilos del espectáculo. Al frente hay un director que es el que coordina y programa el espectáculo.

1 comentario:

  1. A este circo se une Foro y el pp para de esta manera "vengarse" por la denuncia de IU ante el caso Gurtel.
    ¿Quien podra mas? ¿quien sera mas mangante? ¿quien es PAC?

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