viernes, 20 de junio de 2014

El gallinero gijonés

No hace tantas horas que comentaba el aldabonazo que ha significado en el devenir del Partido Popular gijonés la exigencia planteada por sus cinco representantes en la Corporación local: la convocatoria inmediata de un congreso que ponga fin a la interinidad de una comisión gestora que ha superado con creces el año de mandato.

No hace nada de ello y ya nos ha estallado otro petardo retardado en la 'cafetería' de enfrente, en la de Izquierda Unida. Parecía que el encontronazo protagonizado la pasada semana entre el portavoz municipal de la coalición, Jorge Espina, y el también edil y secretario de Organización, Francisco Santianes, se había saldado con la renuncia del primero a dicho cargo y un cierto temple de gaitas entonado desde la cúpula de la organización en la villa. Ni por asomo un verdadero cierre de filas, pero sí daba la impresión de que podíamos estar ante un armisticio temporal destinado a no agravar la imagen de crisis apuntada hace unos días.

Nada más lejos de la realidad. El relevo de Espina en la portavocía municipal de IU solamente fue un tránsito hacia el estallido de una contienda abierta que amenaza con llevarse por delante toda la cosecha recogida en los últimos meses merced, sobre todo, a la imparable caída en los apoyos del hasta ahora principal partido de la izquierda, el PSOE.

Lo que fue un cruce de acusaciones, casi de insultos, entre dos destacados militantes se ha convertido en toda una batalla entre el 'aparato' y -al menos eso parece- quienes pretenden aprovechar que el viento sopla a favor para cambiar viejos usos del más rancio estilo 'comunista'.

En el fondo, la realidad es que, como ocurrió en el ámbito regional -o en paralelo con el mismo-, los últimos cónclaves de la coalición de izquierda se saldaron con muchas heridas sin cerrar, con abiertos enfrentamientos que dan razón a la trabajada fama "cainista" de las fuerzas políticas de la izquierda.

Ahora, IU se enfrenta en Gijón a una importante reunión de su Consejo Político que se antoja un verdadero campo de batalla en el que se ha de dirimir cuál de los dos sectores enfrentados va a conducir a la organización a las importantes convocatorias electorales del próximo año.

Revuelto y con negros nubarrones anda el PP, cuya 'lideresa' sigue prefiriendo mirar para otro lado e ignorar las peticiones de su militancia: "Cinco concejales no son el partido", ha dicho. Pues bien podría haberlo tenido en consideración cuando 'remodeló' el mismo grupo municipal tras echar a patadas a Pilar Fernández Pardo.

También agitado en grado máximo y con riesgo de grave crisis interna se nos muestra Izquierda Unida. La presencia sobre el escenario electoral de la emergente Podemos no contribuye a disipar las dudas sobre un futuro incierto.

Y, mientras tanto, ¿qué pasa con el PSOE? Pues que, por mucho que se trate de enmascarar, también tiene una notable marejada de fondo, parcialmente oculta por una superficie presidida por ese curioso proceso de primarias nacionales que acapara la actualidad de todos sus movimientos. Este trámite pasará y tocará mirar de nuevo de frente a los conflictos domésticos. El actual secretario general no tiene muy buenos quereres, nada más que en su entorno más próximo. La gestión opositora de estos años de mandato no rinde intereses manifiestos y son varios, ni uno ni dos, los sectores o grupos dispuestos a hacer la cama a Santiago Mertínez Argüelles, a la hora de configurar la próxima lista municipal. Unos, van de cara, como el utópico Santiago Garmón, pero hay adversarios mucho más peligrosos que laboran en la sombra y que sólo asomarán las orjas cuando la pieza esté en el punto de mira idóneo. "Guardate de los idus de marzo Santi",ya le han susurrado al oido algunos colaboradores.

Los que contemplan este panorama en gozoso silencio y frotándose las manos son los de Foro Asturias. Tras conseguir mantenerse al frente de la Corporación muncipal más de tres años -nadie hubiera dado un duro por ellos ese tiempo atrás- ahora abordan el final del mandato con un capital acumulado que, si para algunos es insuficiente, para otros es espectacular, sobre todo si se tiene en cuenta que empezaron de cero. El partido de Álvarez-Cascos no tiene dudas sobre su línea en las etapas más próximas y tiene a una candidata incuestionable en la persona de Carmen Moriyón.
Mientras el gallinero sigue revuelto en todo su entorno, sus responsables contemplan desde la distancia un panorama esperanzador para sus intereses. Y eso sin mover un dedo.

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