Tiene razón Eduardo Madina al afirmar que, en un proceso como el que su partido ha iniciado para elegir al próximo secretario general, con el voto abierto al conjunto de la militancia, el número de avales recogidos tanto por él como por sus dos oponentes no debería ser interpretado como un adelanto de los resultados del próximo 13 de julio.
A su favor juega la escasa participación (si se puede apelar a este término) de la militancia -apenas el 40%- en la entrega de avales a los candidatos. También sustenta sus convencimientos la historia reciente del Partido Socialista Obrero Español, con dos anteriores 'duelos' en los que el imparable Joaquín Almunia se vio sorprendido por la victoria de José Borrell, y no digamos el sorpresón que significó el triunfo de un prácticamente desconocido José Luis Rodríguez Zapatero sobre el más que popular José Bono.
No tiene razón, sin embargo, el aspirante vasco al liderazgo socialista si considera que esos antecedentes pueden serle de excesiva utilidad en el logro de su objetivo. Partiendo de que José Antonio Pérez Tapias parece ofrecerse como el 'outsider' de este guión, con sus planteamientos extremadamente 'izquierdistas' para un partido hace tiempo instalado en el 'establishment' institucional y el mínimo de avales exigibles logrados en el tiempo de descuento, partiendo de eso -digo- Madina debería de mirar con más recelo, especialmente si tenemos en cuenta que lleva ya muchos años en la dirección del partido y que debería de conocer su funcionamiento con precisión, al exitoso Pedro Sánchez Castejón, un militante casi desconocido pero que ha logrado unificar en su rostro -el detale más comentado, curiosamente- la imagen juvenil de una organización política apremiada por la necesidad del cambio por el cambio.
Y debería no quitar ojo al madrileño porque, número de avales al margen, debe considerar que los apoyos de su oponente abarcan a la mayor parte de las organizaciones territoriales, excepción hecha de Extremadura y del Principado de Asturias. ¿No les suena esta misma distribución en las noticias de hace pocas semanas, cuando esos mismos cimientos se ofrecían para otra gran emergente, la andaluza Susana Díaz, quien declinó tal posibilidad amparándose en sus responsabilidades para con su territorio?
Aunque sabedor de que lo último que le interesa ahora a su partido es una guerra abierta entre aspirantes, algo debe sospechar el dirigente vasco cuando ha solicitado a la dirección federal que haga pública la procedencia de los avales a cada uno de los tres candidatos. La verdad es que no ese dato me parece absolutamente superfluo para analizar lo acontecido en las última horas.
Ya digo que una cosa son las palabras y otra bien diferente los comportamientos. Porque Madina, esta misma mañana, no ha dudado en rectificar a aquellos que le asocian al 'aparato' por el apoyo evidente que tiene en el ya cesante Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo que no contemplan quienes hacen ese análisis es que precisamente el 'aparato' de Ferraz es en estos momentos cualquier cosa menos 'aparato' y que, ante el desmembramiento organizativo y la ausencia de liderazgos, la verdadera fuerza de los socialistas se sitúa en las direcciones territoriales, muy especialmente en la andaluza, que se muestra como el principal basamento de Sánchez Castejón. Hacia ahí parece señalar Madina con sus palabras.
Claro que esto, como los partidos de fútbol, hay que jugarlo y nadie puede descartar la sorpresa, pero parece difícil que al Pedro-Brasil se le escape un campeonato que juega en su casa y con los árbitros de su parte.
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