Enfrascados como estamos todos los profesionales del periodismo en tratar de adivinar una salida para el enconado enfrentamiento interno en el PP asturiano a propósito de la candidatura para la Presidencia del Principado en 2011, quizá se nos haya pasado por alto -centrándonos en los que cortan el bacalao- el rol que les ha tocado jugar a cada uno de los hipotéticos candidatos. O quizá sería mejor decir el de uno de esos dos candidatos, puesto que el otro, Francisco Álvarez-Cascos, ha entado siempre presente en comentarios y especulaciones por su dilatada e importante trayectoria política y por el peso específico que ha representado en el PP de Asturias durante muchos años, y también en ese mimo partido en el ámbito nacional.
A lo que me gustaría referirme hoy es al papel que le ha tocado jugar en esta cruenta batalla a la teórica candidata -tanto ella como su oponente, a día de hoy lo son, teóricos, y no sólo por no estar formalmente designados- oficialista. Isabel Pérez Espinosa, edil del Ayuntamiento de Oviedo y miembro destacado del equipo de Gabino de Lorenzo, ha sido lanzada por éste al ruedo en su empeño por frenar la aquella "ola" del 'casquismo' arrollador. Otra cosa bien diferente y que muy pocos están en condiciones de refrendar es lo que piensa la propia interesada de esta guerra a muerte.
Para empezar, habría que recordar que la ahora concejal ovetense es un producto de la cantera gijonesa del partido y que en esta villa dio sus primeros pasos en la política. Dicen que el ser humano no es de donde nace, sino de donde pace, y Pérez Espinosa está ahora directamente ligada a la política municipal ovetense, lo que combina con el desempeño de cargos de responsabilidad en la dirección regional del partido. Sin embargo, dicen quienes conocen a la candidata oficialista que el protagonismo que se le ha asignado no es precisamente el que ella hubiera elegido para estos momentos. Para empezar, como decía, es una canterana de un PP gijonés que giraba en torno a la figura de Cascos y ella misma, aún a estas alturas, sigue siendo -sin decirlo en público, claro- una ferviente defensora de la figura política del ex vicepresidente del Gobierno con Aznar, por el que nunca ha ocultado su admiración.
Ocurre que en esto de la política hoy estás y mañana, no. Y que para quien quiere seguir en esta 'profesión' muchas veces no le queda más remedio que renunciar a remar en contra de la marea y dejarse llevar por la misma. Espinosa está inmersa en esa marea asturiana interna de su partido y, al margen de que a nadie le amargue un dulce - ser aspirante a presidir la comunidad-, tampoco le han dejado demasiadas opciones de renunciar a ocupar la cabecera de los títulos de crédito de esta película 'gore' en que se ha convertido el proceso de designación del cartel electoral autonómico. Es verdad que siempre queda la opción de la renuncia, pero eso, en los tiempos que corren, es impensable incluso para las mentes más despiertas, salvo que no te importe bajarte del tren en marcha y empezar una nueva etapa en seguna o tercera línea.
En definitiva, que no creo que Isabel Pérez Espinosa, con un ganada fama de trabajadora incansable y con el credo de la unidad como bandera, hubiera deseado llegar al protagonismo de aspirante a ser cartel electoral de su partido precisamente en estos momentos. Máxime si se tiene en cuenta que, para lograr su objetivo, debería enfrentarse -insisto en que se trata sólo de hipótesis porque ni ella ni el ex ministro de Fomento son a día de hoy ni siquiera candidatos alternativos; son las opciones barajadas por los bandos enfrentados- a un peso pesado de la talla de Cascos quien, además, como más arriba comentaba, ha sido y probablemente siga siendo para ella un modelo a seguir.
Complica mucho más el conflicto personal el hecho de tener que prepararse para librar la batalla ya no sólo contra el veterano político popular, sino contra su "fantasma", ya que, si a ella ningún órgano del partido la ha nombrado candidata, sí cuenta al menos con el apoyo explícito a su nombre del regidor ovetense y numerosos dirigentes regionales, aunque en muchos casos sea a nivel particular, mientras que la alternativa del ex vicepresidente no pasa hasta la fecha de una suposición, más o menos fundada, pero suposición, y ni él ni nadie de quienes desde Madrid podrían proponerle han traducido en una propuesta formal que su nombre como el encargado de intentar devolver al PP el Gobierno del Principado. Es más, a día de hoy, ni algunos de los más fervientes defensores de Cascos son capaces de asegurar que éste quiera o pueda ser el líder electoral de los populares asturianos el año próximo.
Demasiada benevolencia con una pre-candidata que se ha subido al carro de las groserías gabinianas contra Alvarez-Cascos y cuyo papel como Secretaria de Política Municipal del PP asturiano es...¡nulo!. ¡Menuda fama de trabajadora incansable! Usted que, como periodista, fue testigo directo de su paso por el Parlamento autonómico ¿nos puede citar una sola iniciativa de esta profesional de la política?
ResponderEliminarY demasiado escepticismo el de los "fervientes defensores de Cascos". A estas alturas, dudar que Cascos será el candidato del PP es ridículo.
esta chica o señora no tiene el nivel profesional, personal, las relaciones ni los avales sociales necesarios para poder ser ni siquiera considerada candidata. como concejal ya ha tocado su techo profesional. esta ahi porque gabino la ha usado, y ella se ha dejado. que se vaya a hacer punto. cascos y canteli el futuro de asturias. y si no al tiempo....
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