El cambio de ciclo político experimentado en el Principado de Asturias fruto de los resultados del pasado mes de mayo ha dado lugar a un curioso juego que no por sano y necesario se ha practicado con frecuencia hasta este momento. Se trata de la carrera por conocer y hacer saber al votante el patrimonio de sus representantes electos. En poco tiempo hemos asistido a la publicación de los bienes de, al menos, los munícipes gijoneses y, hasta ahora, de los integrantes del grupo parlamentario socialista en la Junta General del Principado. Pronto sabremos más.
Si no nos estuviéramos refiriendo a un asunto espinoso y en el que, de lo que en definitiva se trata, es de demostrar que los cargos públicos tienen una economía más o menos acorde con la media de la ciudadanía y que su condición actual no lleva aparejada necesariamente unas holgadas propiedades y finanzas; si no fuera por este marco particular y la cuestión fuera otra -digo-, se podría pensar que lo normal sería alardear de quién es el que mejor vive y más tiene. Pero como servidores públicos nuestros representantes prefieren jugar a la carta más baja y -excepciones contadas aparte- aquí el que puede ganar en la consideración del pueblo llano es aquel que tiene lo justo para llevar una vida modesta sin pasar necesidades.
En la mente de todos está cuando el pasado año, y con posterioridad éste, se hizo público el patrimonio de los parlamentarios nacionales, con datos que se mostraban propicios a la ironía si no fuera porque ofendían al sentido común de quienes verdaderamente tienen problemas para sacar adelante cada mes a sus familias. Tras aquel doble cachondeo nacional, ahora le ha tocado el turno a esta pequeña comunidad y hemos podido conocer que alcaldes, ediles y diputados regionales son, de alguna manera, modelos de lo que debe ser la clase media, con algunas sonoras y curiosas excepciones, como decía más arriba.
Nuestros políticos no son multimillonarios ni se enriquecen cada día aprovechándose de su posición; son personas -reflejan los datos dados ahora a conocer- como muchos de nosotros, con hipotecas, uno o, en algunos casos, dos pisos, una plaza de garaje, un poco de dinero en el banco,... En fin, que deberíamos estar tranquilos con respecto a su honestidad fuera de toda duda.
El problema es que, a estas alturas de la liga, somos mayoría los que conocemos ya que no es oro todo lo que reluce y que esas declaraciones patrimoniales, como todo lo que tenga que ver con el dinero y la propiedad, es susceptible de pasar por el tamiz de la ingeniería financiera. No pongo en duda que la declaración pública de bienes de muchos de esos representantes institucionales se corresponda con la realidad y que, realmente, se sirvan de su profesión temporal para vivir de acuerdo a como lo harían en caso de tener como sustento solamente los rendimientos de su trabajo. Lo malo es que todos sabemos que, si alguno quiere camuflar sus posesiones, existen cientos de posibilidades de escamotearlas a la opinión pública -y también a Hacienda- mediante familiares, sociedades interpuestas, etcétera. Y ello es lo que nos lleva a ser cuando menos cautos en nuestra valoración y a dejar en suspense nuestra capacidad de credulidad al respecto.
No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de conversar largo y tendido con un importante empresario del ámbito nacional y en su disertación llegó a asegurarme textualmente que "hay millares de fórmulas" para ser un ricachón "sin que nadie pueda meterte mano". No es que me descubriera nada nuevo, ni que provocara en mí escándalo alguno. Conocedor de su poder económico, se me ocurrió preguntarle "¿Y tú cuanto tienes en realidad". La respuesta fue rápida y contundente: "Si te refieres a mi nombre, por tener no tengo ni el coche", pese a lo cual no se recató en jactarse de su poderío económico.
En suma, que el sistema es el que es y que cualquiera, por lerdo que sea, tiene hoy en día opciones para, si ese es su deseo, declarar oficialmente menos patrimonio y 'plata' en el banco que aquel del que dispone uno de los asiduos de la Cocina Económica o un inmigrante de los que recorren los bares y cafeterías ofreciendo deuvedés y cedés piratas o falsificaciones de camisetas y bolsos de las marcas más exclusivas.
¿Les extraña entonces que algunos optemos por refugiarnos en el escepticismo y en una cierta incredulidad cuando nuestros representantes institucionales se dedican, como ahora parece estar de moda, al noble juego de forjarse una imagen de personas formales y austeras, ajenos a las tentaciones que siempre ofrece el ejercicio del poder?
Las declaraciones de bienes de algunos políticos entrantes, salientes y los permanentes son muy curiosas y algunas no resistirían un mínimo análisis serio desde un punto de vista financiero. Casos como la concejal Alsina del Ayuntamiento de Gijón desde una visión de análisis contable no aguantan ni medio minuto, una persona que declara un piso adquirido en 2005), dos coches (de ciertos años), algo de dinero en las cuentas y , aquí viene lo curioso, tres préstamos(225.000+239.000+100.000) que suman 564.000€ (casi 94 millones de las antiguas pesetas), vale que uno de ellos sea el hipotecario y los otros dos?. A una persona joven como ella, pese a trabajar en una entidad finaciera, quien le presta semejante cantidad de dinero, algo no encaja, que los bancos y cajas no van en estos tiempos regalando préstamos. Luego hay otros casos como el de "Josechu" Pérez, que declara participaciones en fondos de las que no se sabe el importe, se dice las participaciones pero como no sabemos lo que valen. Hay otro casos como el Pilar Fdez. Pardo que declara 120.000€ en cuentas corrientes y luego en depósitos aprox 12.000, pues mal gestionamos nuestras finanzas sin dejamos semejantes cantidades en una cuenta corriente al 0.1% y el menudeo es lo que tenemos a plazo y a mejor interés. Y por ultimo esta el caso de Libertad, que se compra un coche de gama alta, un MAZDA, no un utilitario, pide un prestamo de 23.000€, ella representa al partido que habla de no retroceder en las conquistas socilaes y en favorecer a las clases proletarias, pues mejor ejemplo daría comprándose un citroen o renault de 12.000€ que además dan trabajo en sus fábricas de españa a mucho trabajador a los que defiende Dª Libertad, seamos coherentes con los ideales que pregonamos y por los que nos han elegido. Bueno estos son algunos ejemplos de todos los partidos, se podría seguir pero me llevaría mucho tiempo y considero que con muchas de estas declaraciones ya me toman bastante el pelo como para perder más.
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