viernes, 13 de julio de 2012

Confianza

Confianza. Esa es la palabra clave que resume la esencia de la angustiosa situación que está viviendo el país. Se trata de un vocablo invocado permanentemente por los gobernantes aunque ninguno de ellos sea capaz de transmitirla a sus ciudadanos.

La inyección de confianza parece estar en la base de todas y cada una de las medidas de ajuste acometidas por éste y anteriores gobiernos desde que se reconociera la existencia de una crisis global imposible de subsumir en algo coyuntural o pasajero. Sin embargo, las medidas adoptadas para tratar de invertir la tendencia negativa, una tras otra, se han mostrado inadecuadas y han provocado, después de un paréntesis de días, cuando no de horas, una nueva vuelta a la caída en picado en la que España parece haberse instalado.

Desde luego, no va a generar esa confianza un presidente del Gobierno que ayer se ha mostrado ante los españoles derrotado, incapaz de mostrar un halo de esperanza más allá de las consignas que vienen de fuera. Más que como el primer mandatario de un país soberano, Mariano Rajoy transmitió en el Congreso de los Diputados la imagen del improvisado gestor de una empresa en suspensión de pagos al que la ha tocado la china de dar la cara en una situación originada por otros.

Tampoco contribuye a generar confianza un partido de la oposición que empieza a escuchar en sus filas las primeras críticas a un silencio que podría considerarse cómplice. En aras de la responsabilidad ante una situación extrema, Alfredo Pérez Rubalcaba no alcanza a comunicar la certeza de una posible alternativa para abordar todo lo que nos está pasando. Quizá habría que pensar, más bien, que el líder socialista es plenamente consciente de que al pozo en el que ahora nos encontramos nos arrastraron los gobiernos de los que fue miembro relevante, aunque quienes vinieron detrás amenacen con instalarnos definitivamente bajo tierra, en una continuidad temeraria por la cuerda floja que ya afrontaron sin éxito antes que nosotros otros países de la Unión Europea. También -quizá- habría que atribuir las formas 'elegantes' del PSOE al remoto temor de que un impensable en estos momentos giro electoral pudiera pasar a sus responsables la pelota de esa patata caliente en que se ha convertido la gestión política de España.

Y, con el debido respeto para otras siglas, para otras fuerzas políticas, no nos queda nada más. En estas circunstancias, ¿A qué podemos agarrarnos ya?

1 comentario:

  1. Es cierto que la herencia recibida es la peor posible. Ningun gobierno del color que sea y ninguna autonomia se libran de la quema. Aeropuertos vacios, visitas papales, ruinas bancarias, derroche, robo al contribuyente, amiguismos, etc ¿quien da mas?
    Tenemos mala clase politica y muy corrupta. Gente que roba y que no sabe cual es su trabajo ni como ejecutarlo.
    ¿A que podemos agarrarnos? tal vez una de las soluciones sea intentar ser mas ciudadanos y tomar el toro por los cuernos como en Islandia donde el pueblo ha tomado las riendas de algunos estamentos politicos evitando y dejando de lado la molicie y la corrpcion imperante.
    Es curioso que su nueva Constitucion este siendo elaborada por gente de la calle normal y no por "profesionales" de la politica.

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