martes, 5 de agosto de 2014

Fernández y Fernández

Dicho y hecho. Fue lanzar al aire el presidente del Principado su lamento orientado a encontrar un socio para negociar los presupuestos del año próximo y rápidamente apareció Mercedes Fernández mostrandose muy dispuesta a entrar en ese terreno. Pero no a cualquier precio. No. Antes estableció la línea roja tras la cual todo serían sombras: la bajada de impuestos.

Se ha puesto en marcha así el complejo ajedrez electoral que antecede a cualquier convocatoria a las urnas, aunque sea con muchos meses de antelación. De sobra sabe la 'lideresa' del PP asturiano que esa marca que ha hecho en el suelo no la puede cruzar el Gobierno socialista. Y no la puede cruzar porque, si la recaudación anda ya por los suelos, a ver qué pasaría si se reducen tipos o figuras impositivas. Sin embargo, desde el punto de vista estratégico, no ha estado mal ese 'jaque de la dama', que muestra su mejor rostro de "responsabilidad" y se asegura que no van a 'pillarla' nuevamente en el ya reiterativo 'pacto del duernu'.

Javier Fernández sabe que precisa desesperadamente de algún tipo de acuerdo que le evite una nueva prórroga, pero también es consciente de que en el próximo otoño ese entendimiento se antoja más complicado que nunca. Tratará, eso sí, de buscar entre las zarzas del 'frayamiento' a sus antiguos socios prioritarios, pero estos no están precisamente para hacerle favores, especialmente después de un año de choques e insultos.

Todo lo condiciona la cita electoral. Las fuerzas políticas son conscientes de que no se puede dar 'ni la hora' a los rivales, especialmente tras la aparición de ese incómodo invitado que es Podemos, que amenaza con comerse una buena porción del pastel. Si a las encuestas nos remitimos, se diría que los de Pablo Iglesias van a dejar a más de uno con 'fame'.

Como ocurriera hace meses con los créditos extraordinarios que ayudaron a salvar la prórroga de las Cuentas del presente ejercicio económico, al mandatario autonómico no le va a quedar más asidero que el Partido Popular. Claro que, como queda antedicho, a éste tampoco le interesa mucho facilitar la tarea a los socialistas. Con la acumulación de fuerzas de la izquierda en la plataforma correspondiente de este tren 'de baja velocidad', a la Federación Socialista Asturiana no se le presenta otra alternativa que compartir los vagones de primera clase con esa derecha 'responsable' que con sentido de Estado renuncia a utilizar sus votos con fines partidistas para salvar a Asturias (sic).

Lo que ocurre es que dar ese difícil paso conllevaría un final de legislatura sin apenas recursos para tratar de sostener los restos del naufragio del estado del bienestar, torpedeado por José Luis Rodríguez Zapatero y saqueados sus deshechos por Mariano Rajoy y los suyos. Traducido: pérdida de votos entre las clases menos favorecidas, auténticos paganos de una crisis interminable, por mucho que los voceros del Ejecutivo de Madrid traten de trasladarnos a un imaginario país de las maravillas.

Así las cosas, Fernández y Fernández se reunirán unas cuantas veces escenificando su responsabilidad hasta concluir que la entente es imposible. Habrá prórroga de nuevo y, si fuera el caso extremo, recuperarán el diálogo a la busca de otra ración de créditos extraordinarios con los que llegar al menos hasta mayo.

1 comentario:

  1. ¡Línea roja!: otro eufemismo de la casta política. No existen líneas rojas. Lo único que existe, en variedad de colores, son los intereses partidarios absolutamente moldeables en función de las circunstancias.

    Fernández y Fernández están condenados a alternar aproximaciones y distanciamientos. Es inevitable marcar territorio por ambos lados -máxime en los albores de esta larga campaña electoral-, pero siempre dejando la puerta entreabierta al entendimiento (al contubernio bipartidista, para entendernos).

    IU también se ha ofrecido para alcanzar acuerdos de cara a los presupuestos, siempre que se tengan en cuenta algunos de sus planteamientos políticos (las cosas se han puesto francamente complicadas por su izquierda, y la amenaza de quedar descabalgados no es baladí).

    Con todo, es previsible que la batuta mediática (que no informativa) estará focalizada sobre los encuentros y desencuentros de Fernández y Fernández. ¡Comienza el circo!

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