sábado, 3 de diciembre de 2011

La excepción como norma

Tiene sobradas razones el presidente del Principado para quejarse por la deriva, que ha empezado a convertirse en norma, en la labor diaria de la Oposición -sí, con mayúsculas, porque nunca antes había existido una disparidad capaz de ponerse de acuerdo casi para cualquier cosa- a la que tiene que enfrentarse en el Parlamento su Gobierno.

Ya me referí en cierta ocasión a los peligros reales -aunque democráticamente legítimos- del recurso a la iniciativa legislativa de esa oposición variopinta y antinatura creada en Asturias tras las elecciones de mayo pasado. En aquella ocasión, el motivo eran los recortes del Ejecutivo de Cascos a los presupuestos para el presente ejercicio de la RTPA, argumento capaz de poner de acuerdo a las tres oposiciones -luego se vio que no es tan difícil- en una iniciativa tendente a recortar capacidad de gestión al Ejecutivo en todo lo que se refiere al sector público regional. Al margen del carácter atípico de aquel paso, el transcurso del tiempo ha demostrado que la 'excepcionalidad' de los hechos que aconsejaban el mismo se empieza a convertir en una norma, muchas veces mediante otras iniciativas no legislativas que ponen en entredicho la capacidad del Gobierno de Foro y, ahora, de nuevo, mediante el recurso a la iniciativa normativa del Parlamento.

Decía que tiene razones el presidente del Principado para quejarse de esta práctica que impide a su Ejecutivo cualquier opción de gobernar, mientras, en paralelo, ve con indignación como desde las diferentes bancadas 'enemigas' se le exige esa tarea de forma inmediata y se le achacan con reiteración actitudes de inacción y pasividad.

No sé si es correcto hablar de pinzas o no. Lo que si está empezando a quedar claro es que Cascos y su equipo se han colocado en la diana de populares, socialistas e Izquierda Unida. Parece evidente que el presidente asturiano no ha despertado ni despierta simpatías en las filas de cualquier partido político que no sea el suyo. Y es verdad que el veterano político se las suela ganar a pulso día a día. Sin embargo, lo que no es de recibo para Asturias es que cuestiones más personales que otra cosa -¿les suena esto?- permitan que nuestra comunidad se enfrente a una paralisis que, en la actual coyuntura, no puede tener más destino que el precipicio.

Asegura la Oposición en la Junta General que el Gobierno no gobierna. Pues bien, empiecen por dejarle hacerlo y, después, ponganle delante sus insuficiencias, sus fallos, su incapacidad. Y, si tan coincidentes están las tres oposiciones en que este Ejecutivo no vale, como ya se les ha recordado en numerosas ocasiones, que hagan confluir su afinidad en este tema en una moción de censura, auténtica vía democrática para poner las cosas en su sitio.

Todo parece apuntar a que el verdadero objetivo de la Oposición es forzar al presidente asturiano, atrapado en su endeble minoría, a convocar elecciones anticipadas. Claro que, al margen de intereses partidistas, es posible que esta secreta aspiración tenga efecto boomerang para sus promotores. Por un lado, se me antoja difícil explicar a los asturianos que en menos de un año tienen que ir tres veces a las urnas, especialmente en el marco económico en el que nos encontramos. Por otro, dado el pobre discurso político de esta región, también va a ser complicado enmascarar bajo la culpa de uno sólo la confluencia antinatura de acciones orientadas en un único sentido de ideologías tan dispares.

Reforzarse en una interpretación sesgada de los resultados del 20-N, y pensar que éste es el momento para quitarse a Cascos de enmedio, puede ser un tiro que les salga por la culata y refuerce al presidente del Principado y a su partido.

1 comentario:

  1. Discrepo. Los actuales dirigentes del PP no quiere ni oir hablar de unas elecciones anticipadas. Entre otras cosas porque supondría otra renovación de los candidatos, más en la linea de las Generales. Si hay algo que quedó claro en las anteriores autonómicas es que el actual aparato del PP es detestado -como perdedor habitual- por la ciudadanía. Supongo que los Aristegui, Espinosa, Ovidio ... no querrán cesar tan pronto.

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