Alicaídos andan los ánimos estos días en las huestes de Foro Asturias, y ello al margen de las declaraciones oficiales o de las encuestas apócrifas que circulan en algunos ámbitos territoriales. Tras los 'leit motiv' de su campaña, referidos fundamentalmente a la alianza entre PSOE y PP para no dejarles gobernar y la desidia de Madrid hacia esta comunidad nuestra, subyace el temor a pasar de ser la primera fuerza política en Asturias a la posibilidad de convertirse en la tercera en menos de un año. Esta opción figura ya como una de las previstas en el cuaderno de bitácora de los 'casquistas' con la mirada puesta en el 25 de marzo.
Y no se trata, no, de que nadie haya tirado ya la toalla, puesto que entre los escenarios barajados por el joven partido aparece también la posibilidad de que el desgaste de los últimos meses no afecte a sus posibilidades mas que a la de los otros dos partidos más votados en mayo del pasado año. El deterioro de ejercer el gobierno -el desgobierno para sus rivales- tendrá en el otro lado de la balanza el hándicap que en el PSOE y PP pueda representar que sus coincidencias frecuentes en los tiempos que corren sean visualizadas como elemento determinante en la opinión de una parte importante del electorado asturiano.
Al contrario que los de FAC, públicamente se presentan especialmente optimistas los representantes de socialistas y populares. Y, al margen de que -ahora que en la política están tan de moda los símiles futbolísticos- todos piensan en "salir a ganar", lo cierto es que para los primeros ni la opción de repetir con Javier Fernández ni el espectáculo del congreso federal del pasado fin de semana en Sevilla, centrado en la elección de caras y muy poco, por no decir nada, en renovar el contenido programático y de recuperación de la sintonía con la sociedad; ninguno de esos elementos -digo- suponen a priori una garantía de recuperación de la debacle de mayo de 2011. Si acaso, la principal baza en la mochila de los socialistas podría ser el aprovechamiento de la incapacidad de la derecha para ponerse de acuerdo prácticamente en nada.
En el lado de los populares, la euforia de las generales de noviembre parece hacerles olvidar que en el Principado han sido y son el resultado de una 'capilla de apoltronados' dispuestos a todo por seguir manteniéndose, aunque sea en la oposición. El 'efecto Cherines', siendo un paso adelante, no puede ser la solución a todos sus problemas, sin contar con la sensación muy extendida entre los asturianos de que son ellos, y no otros, quienes realmente han puesto toda la carne en el asador para tumbar al Ejecutivo actual por sus feroces fobias personales.
Al final, convencionalismos obligados aparte, da la sensación de que los resultados están más abiertos de lo que unos y otros quieren reconocer. Sin contar -claro está- el previsible efecto de una alta abstención, cansados los electores de acudir cada pocos meses a las urnas, una variable capaz de introducir un factor de distorsión importante si nos atenemos al sistema electoral de este país. Si los asturianos que el mes próximo se quedan en casa son mayoría, las ecuaciones que ahora casi todos plantean como si de los resultados del pasado año se tratasen experimentarían un movimiento hacia una solución numérica impensable en estos momentos. Y las posible sorpresas podrían ser para cualquiera de los contendientes en liza.
Yo pensaba que la cosa iba por ahì, pero curiosamente ya me he topado con cinco personas que no votaron a Foro en 2011 y sí lo harán en 2012. Así que no sé qué pensar...
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