martes, 21 de febrero de 2012

La derecha sale de la cueva

La contundente actuación policial del pasado fin de semana en Valencia se ha saldado por el momento con el reconcocimiento de que es posible que alguien se haya 'pasado' y el anuncio de una investigación desde la Delegación del Gobierno en aquella comunidad. Escaso bagaje para quienes como espectadores empezamos a atisbar reminiscencias de otros tiempos, las que por desgracia, y no por presumir como algunos pretenden ahora, a varias generaciones todavía nos tocó pasar.

Que un responsable policial de aquellos territorios hable del "enemigo" a propósito de los manifestantes no hace sino dejar más patentes nuestros peores temores. A uno se le ocurre pensar que entre la derecha democrática transita con comidad la otra, la ultramontana, la intransigente, la fascista. Y ese sector se siente cada día más cómodo en el grupo, reforzados por el poder que el partido que ahora les representa tiene a todos los niveles en España.

Da la sensación que las palabras del responsable policial mencionado son una expresión de que esos sectores ultras se empiezan a quitar la careta a la que les ha 'obligado' durante años tener gobiernos de izquierda (y también de la derecha, aunque nunca con la amplitud de los ejecutivos actuales) y que se sienten legitimados para un retorno al pasado más ocuro.

Es, salvando las distancias, algo parecido a lo que está ocurriendo en el aspecto económico. La reforma laboral impulsada por decreto por el actual Gobierno de la nación ha despertado a la parte más reaccionaria del empresariado, especialmente a su cúpula, que espoleada por la 'barra libre' de la contratación y de salarios a la baja se manifiesta voraz e insaciable. Mientras, claman el 'cada día pido algo más' en ese remozado escenario de ahora en el que -piensan- los de abajo ya no tienen derechos y yo impongo mi ley a sangre y fuego. Y si lo quieres lo coges, y si no...

Como también es parecida la actitud de los altos responsables del sector financiero para los que las sucesivas reformas no son sino un salvavidas económico con el que flotan en el mar de la crisis mientras a su alrededor el común de los mortales están con el agua al cuello o se ahogan.

Y también lo es el de la clase política, a la que, al margen de declaraciones formales, vacías de contenido real, no nos consta que se hayan aplicado ni por asomo medidas de austeridad tanto en lo material como en la conservación de todos y cada uno de los privilegios que atesoran.

En fin, que con la colaboración por activa o por pasiva del actual Gobierno, la verdadera derecha ha salido de la cueva más fuerte que nunca, convencida de que tiene las espaldas bien guardadas y que, ahora sí, van a tener todos los instrumentos para llevar la manija social y económica para imponer 'su' modelo, aunque sea a costa de la mayoría.

El Ejecutivo se desgañita tratando de hacernos creer que todas sus medidas son inevitables y que debemos resignarnos para "tener un futuro como país". La realidad es que, si no pasa algo gordo, todo apunta a que vamos sin remedio (si no estamos ya) hacia una sociedad deprimida en la que las desigualdades serán cada día más grandes, especialmente después de que esta situación se lleve por delante a la conocida como clase media, y los ricos (pocos) sean más ricos y los pobres (demasiados) mucho más pobres.

1 comentario:

  1. Decepción me produce su artículo, corresponde al ideario casposo de una izquierda trasnochada, que pretende ganar en la calle lo que la democracia no le otorga.

    Un dato a tener cuenta es que ese jefe policial de Valencia al que alude, lo nombró el anterior Gobierno, vamos JL Zapatero y A. Rubalcaba, a caso nombraron a un presunto fascista para este puesto. De todos los detenidos en Valencia, sólo uno estudia en el Instituto Luis Vives, el resto antecedentes por hurto, agresión a policias, tráfico de estupefacientes, etc.. A quien queremos engañar señor González. Y para que vea que la mejor forma de opinar es con datos reales, le daré otro, el dominio "www.primaveravalenciana.com" se registro 2 días antes de los incidentes. Y ahora me dirá que es casualidad.

    El problema de la situación en la que nos encontramos no creo que la tengan quien llevan 60 días gobernando, sino más bien aquellos que gobernaron 8 años, instalados en la negación de la crisis, el enfrentamiento, el resentimiento y la mentira.

    La reforma laboral es absolutamente necesaria, pero mientras en este país prefiramos cerrar una empresa y mandar a todos sus trabajadores a la calle o hacer una reducción de plantilla del 25%, pues así nos va. Con unos sindicatos que en 8 años han estado calladitos, cobrando por los cursos de formación y los eres, ahora que no están los suyos prefieren salir a la calle, es absolutamente penoso que haya alguien en España que pueda defender a este lobby sindical.

    Me ha producido mucha pena e indignación leer su artículo.

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