Al margen de su incuestionable relevancia nacional, el congreso que el pasado fin de semana ha celebrado en Sevilla el Partido Socialista Obrero y Español (como le gusta nombrarlo a su nuevo líder) arroja una serie de interesantes reflexiones para el Principado de Asturias.
En primer lugar, por si a alguien le cabía alguna duda, el cónclave andaluz ha diluido cualquier especulación sobre la figura del candidato de los socialistas para las autonómicas del mes próximo. El "vas a gobernar Asturias Javier" del nuevo lider del PSOE ha sido, salvando las distancias, otra pistola al pecho parecida a la que Rajoy le puso a su pupila Mercedes Fernández, un "sí o sí" ante cualquier posible vacilación, el antídoto contra el mínimo atisbo de duda.
Parecía obvio que Javier Fernández se encontraba en un callejón sin salida sobre su posible continuidad como cabeza de cartel de los socialistas asturianos, pero el 'arreón' de Rubalcaba fue el aldabonazo final en esa posible carrera por el puesto. La inclusión del dirigente asturiano en la Ejecutiva federal y que su nombre sonase para presidir el Comité Territorial no fueron sino pluses para reforzar su candidatura autonómica.
Fernández ha sido siempre prototipo de la indecisión a la hora de dar pasos adelante en su carrera política para asumir responsabilidades. Desde aquella controvertida elección como secretario general de la Federación Socialista Asturiana, cuando ésta era una auténtica jaula de grillos, una opción que salió muy bien, hasta el extremo de convertir al veterano dirigente en 'El Pacificador'; desde entonces -digo- hasta su nominación como aspirante a la Presidencia del Principado en los comicios de mayo del pasado año, pasando por el 'ni sí, ni no' de su incorporación como segundo en la lista de Areces de cuatro años antes, su historial ha tenido más grises que blancos y negros; su personalidad desconfiada y su carácter reservón han marcado una carrera política presidida por la ausencia de carisma popular e, incluso, si se me apura, dentro de sus propias filas. Ahora, una vez más, la decisión de Cascos de adelantar las elecciones en Asturias le obliga a dar un paso al frente y sin mucho tiempo para pensarlo, y lo hace cuando todavía no se había disipado la niebla de su posible continuidad al frente de la organización asturiana en el próximo congreso regional, ahora aplazado por las urnas.
Claro que, después de aceptar volver a ser el cartel electoral y la cabeza visible -en el Gobierno o en la oposición- de su partido los próximos tres años, se antoja difícil que abandone la continuidad en la Secretaría General. Salvo, claro está, que los asturianos le dieran un revolcón el 25 de marzo. No hay que olvidar que Javier Fernández puso cara a la derrota de los socialistas en el Principado después de doce años de ejecutivos de ese color. Una nueva debacle podría abrir la puerta a la retirada definitiva, y ello pese al miedo que los 'camisas viejas' de la FSA tienen a un relevo de alcance impredecible.
Dicen los analistas nacionales que el nuevo líder del PSOE en el ámbito estatal coge las riendas del partido para proceder a una transición que terminaría con un candidato a La Moncloa diferente, que su misión es recuperar a un partido 'machacado' para volver a situarlo en la línea de salida con opciones de recuperar el terreno perdido. Eso sí, dando paso entonces a un candidato nuevo, no 'contaminado' por la era Zapatero y sus equipos.
En Asturias podría establecerse un paralelismo y pensar que el ciclo del 'javierismo' de alguna forma ha finalizado y que su mantenimiento como líder regional responde más a realizar el trabajo interno que a una creencia en su figura como líder con proyección.
Si los resultados del mes próximo no le permiten ser el próximo presidente del Principado, esta impresión se reafirmaría y la FSA asumiría la necesidad de buscar, esta vez con tiempo, a su próximo líder en un evidente cambio de ciclo.
Si hay un partido con banquillo nadie duda que ése es el PSOE. Sin embargo, la necesidad de encontrar un aire diferente elimina a unos cuantos de la quiniela. Hace unos días ya comentaba que, en algunos sectores de las bases ha calado la creencia de que un dirigente con posibilidades es Hugo Alfonso Morán. El ex alcalde de Lena y de la Federación Asturiana de Municipios dio hace unos años el salto al Congreso de los Diputados y Zapatero se fijó en él para darle una secretaría ejecutiva en su equipo. Ahora Rubalcaba lo ha ratificado en esa plaza. ¿Alguien puede dar más para convertirse en una apuesta clara de futuro?
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