domingo, 5 de mayo de 2013

Salvapatrias

Que Asturias necesita algo diferente y que los últimos experimentos mejor hubiera sido hacerlos con gaseosa es algo con lo que resulta difícil estar en desacuerdo, salvo desde perspectivas partidistas o sectarias. En las conversaciones que a diario mantengo con amigos y compañeros salen a relucir los deseos de una amplia mayoría por encontrar esa llave maestra capaz de abrir todas las puertas de nuestras desdichas políticas y sociales para desterrarlas de una vez por todas. Pero, tras el habitual debate, ya sea reposado o encendido, según las circunstancias, la conclusión siempre es la misma: es el propio sistema el que falla y, si bien no todos son iguales, vale aquello de que, en definitiva, lo son "unos más que otros".

De un tiempo a esta parte, salvo algún ligero estribillo temporal, la canción para los asturianos es siempre la misma, como lo acaba de demostrar el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas en su apartado dedicado al Principado. Los recientes desafinados no pasan de ser una anécdota -desgraciada, pero anécdota- que poco cuentan salvo para dejarnos una pesada resaca.

Y cuando estábamos en aquello de que no hay dónde escoger, surge la sorpresa y aparece en escena un nuevo e inesperado personaje en la figura de Enrique Fernández Miranda, un exvicepresidente del Congreso de los Diputados  y ex secretario de Estado que ha sacado de la chistera sus genes asturianos para 'ofrecerse' como la solución a todos los problemas que en los últimos tiempos ha manifestado la derecha de este territorio y, por ende, a los de todos los asturianos.

Su puesta en escena ha tenido como maestro de ceremonias a mi querido y admirado compañero Andrés Suárez que, una vez más, ha mostrado su fino olfato para 'desnudar' a los personajes que entrevista y ponerlos ante el espejo de sus propias insuficiencias y contradicciones.

Es verdad que este hijo de un conocido procer ya había sonado en algunas ocasiones como posible alternativa al cartel electoral de su partido en anteriores citas con las urnas. Sin embargo, su perfil nunca llegó a dar la talla necesaria (incluso en el páramo 'popular' de bastantes de los últimos años), limitándose a retener la imagen del típico 'paracaidista' que nunca da el último paso para lanzarse al vacío (o no le dejan, que de todo hay).

Ahora, no se sabe muy bien por qué, se da una vuelta por la tierra de sus progenitores y lanza al aire su apuesta personal, por aquello de si cuela. El asturiano Enrique Fernández Miranda lleva ya muchos años en esto de la política y ha ocupado, como queda dicho, importantes cargos. Pues bien, en todo ese tiempo no recuerdo ni una sola iniciativa o una salida a la opinión pública en defensa de los intereses de esa comunidad a la que él parece estar diciendo que puede salvar de su 'indefensión'.

¿Por qué, pues, ese repentino altruismo? Eso él sabrá, aunque somos bastantes los que podemos imaginarlo. Y, por si fuera insuficiente, el ofrecimiento de su "experiencia personal, política y profesional al proyecto de centro-derecha en Asturias", no se olvida de colocar en el frontispicio de sus objetivos las políticas de su jefe de filas en Madrid, Mariano Rajoy, "una labor espléndida -en sus palabras-" de cuyos resultados en esta tierra ya tenemos demasiados y desgraciados ejemplos que se siguen acumulando cada día.

Solemos utilizar habitualmente esta palabra con un cierto carácter peyorativo, pero me parece que, después de conocer su 'programa', no resulta irrespetuoso calificar al señor Fernández Miranda de presunto "salvapatrias".

2 comentarios:

  1. Yo soy de los convencidos de que "unos son más iguales que otros". Es evidente que el sistema ha fallado estrepitosamente al haber sido adulterado por los unos y por los otros, y que para más inri convergen en un único punto de coincidencia: oponerse a su regeneración.

    Y sobre el personaje en cuestión (salvapatrias, paracaidista o el cristo que lo fundó), pudiera ser un nuevo "comando" de último recurso (olvidado en la nevera) de Rajoy, ante la falta de carisma e infecunda gestión, carente de resultados, de su precedente doña Cherines.

    ¡Patético! Como todo lo de la "casa".

    raitanucu

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  2. Otro como Cascos, son todos de la misma escuela religiosa.

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