Cuando Foro Asturias celebró su congreso constituyente, una de las palabras de referencia en debates e intervenciones fue la de "renovación". Unos se lo creyeron al pie de la letra y otros, más escépticos, preferimos esperar acontecimientos, sobre todo teniendo en cuenta que la nueva fuerza política del panorama regional tenía como origen y destino a su líder indiscutible, Francisco Álvarez-Cascos, uno de los veteranos de la historia de la democracia en esta comunidad y, también, del ámbito nacional.
Al margen de la designación del candidato indiscutible a la Presidencia del Principado, la realidad, al menos hasta el momento, se ha encargado de dar la razón a los que tuvieron fe y desmentirnos a los incrédulos -será porque uno ya va teniendo muchos años y ha visto demasiado en esto de la 'res publica'-.
Cuando se anunció el nombre de Carmen Moriyón como cartel electoral de Foro Asturias a la Alcaldía de Gijón, la sorpresa fue mayúscula para muchos. Se habían barajado muchas opciones con alguna experiencia política y a esa plaza aspiraban, además, más de una docena de antiguos ediles del PP. La elección para esta primera plaza de relevancia ante el 22 de mayo tuvo, al margen de la sorpresa, un acompañamiento de promesas de prototipo o modelo de perfil para los candidatos de FAC a otros ayuntamientos de relevancia. Sin embargo, también aquí se produjo un relativo escepticismo, sobre todo porque que para otros importantes municipios seguían sonando nombres conocidos. Ahora, el partido de Cascos ha formalizado un buen número de candidatos a alcaldes, entre ellos los de la mayoría de las principales urbes asturianas, y la línea elegida ha sido, efectivamente, la de la "renovación". Se van quedando aparte aquellos que aportaban experiencia y aparecen en el panorama regional nuevas caras que, en casi todos los casos, tienen un buen currículum profesional, social o personal, pero ninguna experiencia política. En definitiva, que, por el momento, la promesa se está cumpliendo y la existencia de ese candidato-tipo del que hablaban al empezar el proceso lo están llevando a rajatabla.
Parece claro que FAC no quiere listas 'contaminadas' y que está dispuesto a seguir adelante en ese proceso de 'regeneración' con las personas que podrían ocupar un papel relevante en las instituciones que salgan de las urnas en mayo. Hay en esta actitud un inicial valor encomiable orientado a "cambiar" el panorama político asturiano, pero también hay que resaltar que conlleva un elevado factor de riesgo que podría ser mayor si, como apuntan algunos de los dirigentes del nuevo partido, las listas se van a completar mayoritariamente con los mismos criterios. La figura del líder principal es un activo de mucho peso, pero no puede serlo todo ni tapar todos los huecos y la bisoñez de sus candidatos puede acabar pagándola. Por utilizar un símil futbolístico, no sería muy razonable que para una de las próximas jornadas ligueras, en uno de los partidos decisivos que al Sporting todavía le tocan jugar, el 'mister' decidiera sacar al completo al equipo filial. Una locura, ¿no?
FAC es una apuesta nueva y ya con muchos méritos a sus espaldas, como esos millares de afiliados conseguidos en un tiempo récord. Ya comentaba hace algunas semanas que, tras el congreso, venía la parte más complicada. Aquel cónclave no fue precisamente un modelo de organización -disculpable en un grupo corto y sin margen temporal-, pero se saldó con un éxito relativo porque lo que importaba era poner en marcha la maquinaria y situar al frente de forma oficial -oficiosamente nadie la había discutido- a Cascos como 'el gran timonel'. Ahora las cosas son distintas y los 'alborotadores' de Pruvia van a ser sustituidos en la contienda por políticos de colmillo retorcido y mucha experiencia en su historial. Lanzarse contra ellos con la 'mente limpia' y toda la voluntad del mundo podría equipararse al orgullo de un insigne mariscal que lanza a su ejercito, entusiasta aunque minoritario, a una batalla a campo abierto contra un enemigo con generales expertos y buenos estrategas, además de unas tropas más preparadas y pertrechadas.
Queda por ver qué es lo que va a pasar definitivamente con el resto de los puestos de las listas municipales comentadas y, sobre todo, en las correspondientes a las tres circunscripciones autonómicas. Es de suponer que, a pesar de querer ser diferente a todos los demás, FAC acabará por combinar tanta cara nueva con algún veterano experto en estas lides que puedan completar equipos y asesorar a sus cabezas de lista en aquello en lo que todavía flojean por su recién estrenada condición de políticos -algunos malintencionados ya susurran al oído que el recurso a los novatos es para "mangonearlos" mejor desde una segunda o tercera fila, si no desde la sede correspondiente del partido-.
La opción de una apuesta total por lo nuevo sería una jugada con un alto factor de riesgo y que, si sale mal, podría acabar con las ilusiones de tantos asturianos convencidos de que nuestro panorama político tiene que cambiar y en mayo es el momento.
martes, 29 de marzo de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Un bocadillo sin nada dentro
Mientras su titular se dedica a lo que mejor se le da, conspirar dentro y fuera del partido por el dichoso tema de la sucesión de Zapatero, el Ministerio de Fomento se las ve y se las desea para capear el temporal que se le viene encima a diario desde todos los territorios del Estado español reclamando el cumplimiento de los compromisos firmes en infraestructuras, algo por otra parte imposible, dado que los bolsillos de ese departamente están prácticamente vacíos.
Una de las principales reivindicaciones con las que el departamento de José Balnco tiene que lidiar estos días es con los incumplimientos de las promesas, presupuestos y plazos incluidos, relativas a las líneas de alta velocidad con la que el Gobierno prometió unir toda España, de norte a sur, de este a oeste y en toda serie de diagonales, si me apuran, hasta ser el país con más kilómetros de AVE de Europa.
En lo que más cerca nos atañe, los problemas empezaron con Cantabria, donde el PSOE gobierna gracias al carisma populista, y los votos, claro, de Miguel Ángel Revilla, al que le han cedido, como todo el mundo sabe, la Presidencia autonómica. El mandatario de la vecina comunidad ya advirtió hace algunas semanas al titular de Fomento que, si se paralizan o retrasan 'ad infinitum' las obras para hacer llegar la alta velocidad a Santander, los socialistas tendrán que replantearse su opción de gobierno, porque él no les va a apoyar. No sé si está hablando de una crisis inminente o, dada la proximidad de las autonómicas, se trata de un aviso para navegantes de que los acuerdos se pueden alcanzar con el PP que, en mente de muchos y según todos los sondeos, a fin de cuentas, va a gobernar en España a partir del año próximo.
En los últimos días ha sido Galicia, a través de su presidente, Alberto Núñez Feijoo, el que ha transmitido a los parlamentarios de su partido la consigna de acoso y derribo en el Congreso y en el Senado a Pepe Blanco para que explique -y rectifique- la notable rebaja del presupuesto previsto y el ya inevitable incumplimiento de que el AVE circule por tierras gallegas este mismo año, compromiso asumido públicamente no hace tanto -ya estábamos inmersos de lleno en la crisis- por el ministro, que por cierto es, como todo el mundo sabe, gallego.
Y, ¿qué hay entre Galicia y Cantabria? Pues está esta pobre comunidad nuestra en la que no solamente no se cumplen las promesas inversoras, sino que ya nadie del Ejecutivo quiere poner plazos y se recurre a frases ambiguas como "cuando se pueda" o "lo antes posible". Claro que aquí el señor Blanco no encuentra problema alguno entre sus compañeros que gobiernan, que callan, cuando no osan decir que el Ejecutivo socialista es el que mejor cumple con Asturias, y el día que se sienten 'guerreros' muestran su "preocupación" por la ausencia de una referencia económica o de plazos a la que agarrarse.
En fin, que Fomento tiene que ver cómo logra elaborar este 'bocadillo', aunque con la consciencia de que lo urgente es el pan, ya que lo que va en el medio, el relleno, no va a traerle, al menos por el momento, rompederos de cabeza. Así nos quedamos con la cara de tontos de la mayoría de los asturianos, las rabietas -sólo eso- de la oposición y los aullidos a la luna de los socios del Ejecutivo autonómico, o sea los chicos de Izquierda Unida, muy orgullosos ellos de estar en el Gobierno y así cambiar la política seguidista de Areces y los suyos (¿...?)
Como sabrán los seguidores de este humilde tribuna, me gusta, a propósito de los asuntos que comentó, rebuscar en la hemeroteca y recuperar algún referente de esos que ponen en evidencia casi siempre a los políticos. En esta ocasión, me he tropezado con uno muy significativo. Se trata de las palabras pronunciadas por el propio presidente del Gobierno el día antes de abandonar sus primeras y únicas vacaciones en la zona suroccidental asturiana de Los Oscos. Era a finales de agosto de 2007 y el periódico 'El Comercio' abría su primera página a cinco columnas con el siguiente título: "Zapatero garantiza que las grandes obras públicas en Asturias finalizarán en 2010". Así se despedía de nosotros tras gozar unos días del "mejor espacio de España para el turismo rural".
Si no fuera por la gravedad de los hechos, sería como para mondarse de risa.
Una de las principales reivindicaciones con las que el departamento de José Balnco tiene que lidiar estos días es con los incumplimientos de las promesas, presupuestos y plazos incluidos, relativas a las líneas de alta velocidad con la que el Gobierno prometió unir toda España, de norte a sur, de este a oeste y en toda serie de diagonales, si me apuran, hasta ser el país con más kilómetros de AVE de Europa.
En lo que más cerca nos atañe, los problemas empezaron con Cantabria, donde el PSOE gobierna gracias al carisma populista, y los votos, claro, de Miguel Ángel Revilla, al que le han cedido, como todo el mundo sabe, la Presidencia autonómica. El mandatario de la vecina comunidad ya advirtió hace algunas semanas al titular de Fomento que, si se paralizan o retrasan 'ad infinitum' las obras para hacer llegar la alta velocidad a Santander, los socialistas tendrán que replantearse su opción de gobierno, porque él no les va a apoyar. No sé si está hablando de una crisis inminente o, dada la proximidad de las autonómicas, se trata de un aviso para navegantes de que los acuerdos se pueden alcanzar con el PP que, en mente de muchos y según todos los sondeos, a fin de cuentas, va a gobernar en España a partir del año próximo.
En los últimos días ha sido Galicia, a través de su presidente, Alberto Núñez Feijoo, el que ha transmitido a los parlamentarios de su partido la consigna de acoso y derribo en el Congreso y en el Senado a Pepe Blanco para que explique -y rectifique- la notable rebaja del presupuesto previsto y el ya inevitable incumplimiento de que el AVE circule por tierras gallegas este mismo año, compromiso asumido públicamente no hace tanto -ya estábamos inmersos de lleno en la crisis- por el ministro, que por cierto es, como todo el mundo sabe, gallego.
Y, ¿qué hay entre Galicia y Cantabria? Pues está esta pobre comunidad nuestra en la que no solamente no se cumplen las promesas inversoras, sino que ya nadie del Ejecutivo quiere poner plazos y se recurre a frases ambiguas como "cuando se pueda" o "lo antes posible". Claro que aquí el señor Blanco no encuentra problema alguno entre sus compañeros que gobiernan, que callan, cuando no osan decir que el Ejecutivo socialista es el que mejor cumple con Asturias, y el día que se sienten 'guerreros' muestran su "preocupación" por la ausencia de una referencia económica o de plazos a la que agarrarse.
En fin, que Fomento tiene que ver cómo logra elaborar este 'bocadillo', aunque con la consciencia de que lo urgente es el pan, ya que lo que va en el medio, el relleno, no va a traerle, al menos por el momento, rompederos de cabeza. Así nos quedamos con la cara de tontos de la mayoría de los asturianos, las rabietas -sólo eso- de la oposición y los aullidos a la luna de los socios del Ejecutivo autonómico, o sea los chicos de Izquierda Unida, muy orgullosos ellos de estar en el Gobierno y así cambiar la política seguidista de Areces y los suyos (¿...?)
Como sabrán los seguidores de este humilde tribuna, me gusta, a propósito de los asuntos que comentó, rebuscar en la hemeroteca y recuperar algún referente de esos que ponen en evidencia casi siempre a los políticos. En esta ocasión, me he tropezado con uno muy significativo. Se trata de las palabras pronunciadas por el propio presidente del Gobierno el día antes de abandonar sus primeras y únicas vacaciones en la zona suroccidental asturiana de Los Oscos. Era a finales de agosto de 2007 y el periódico 'El Comercio' abría su primera página a cinco columnas con el siguiente título: "Zapatero garantiza que las grandes obras públicas en Asturias finalizarán en 2010". Así se despedía de nosotros tras gozar unos días del "mejor espacio de España para el turismo rural".
Si no fuera por la gravedad de los hechos, sería como para mondarse de risa.
jueves, 24 de marzo de 2011
Una de perros
En el discurrir de la reciente historia de España casi todos los líderes políticos han tenido a su lado a su particular 'perro de presa', ese compañero que hace el trabajo sucio, al menos el diláctico, para preservar al jefe de 'enfangarse' en un escenario de insultos y descalificaciones. Esta afirmación suele ser válida tanto para los líderes nacionales como para los regionales.
Dado que en el ámbito del Principado de Asturias ya nadie duda de que la campaña ha empezado, el primero en distribuir tareas ha sido el PSOE y, si su candidato Javier Fernández no suele morderse la lengua, parece claro que el trabajo 'de ring' se lo ha asignado al 'número dos' de la Federación Socialista Asturiana, Jesús Gutiérrez, quien un día sí y otro también dedica sus manifestaciones públicas a desfogarse con contundencia y epítetos sin control contra sus dos adversarios políticos con capacidad de tener una representación sustancial en Junta General que salga de los comicios de mayo.
Lo más curioso de todo es que el señor Gutiérrez, desviándose de las líneas maestras de su propio partido, consistente en establecer la diana del verdadero enemigo a combatir en el Partido Popular, insiste jornada tras jornada en disparar con bala casi siempre contra Cascos. Hay desde mi punto de vista una evidente contradicción entre el ninguneo de las opciones institucionales de FAC y los permanentes ataques que muchas veces llegan al insulto. No es labor mía juzgar la estrategia de los socialistas asturianos, pero diría que, por un lado, las palabras parecen desautorizar a los hechos o, dicho de otro modo, que con esa línea de actuación le están dado al ex vicepresidente del Gobierno mucha más relevancia de la que su propio partido, líder aparte, tiene realmente. En definitiva que, de alguna forma, dan a entender sin pretenderlo que es el ex ministro el verdadero enemigo al que temen. En este aspecto, quizá Fernández, Gutiérrez y los suyos deberían tomar ejemplo de esos que dicen son sus auténticos rivales. Los ex compañeros de Cascos han comprendido bien que cuanto menos se hable de su oponente, mejor que mejor, y así se lo están aplicando. Las manifestaciones sobre el ex ministro casi siempre se reducen a responder a preguntas concretas de los medios de comunicación que hacen inevitable "decir algo".
¡Quien te ha visto y quien te ve, Jesús! La última intervención, la realizada hoy mismo reitera con profusión que Cascos y su partidos son la extrema derecha, cita influencias de Falange y otras lindezas similares. Si la campaña electoral socialista va a discurrir por estos derroteros no creo que unas urnas que les vaticinan un serio retroceso vayan precisamente a darle la vuelta a esta previsión; más bien al contrario, puede ocurrir lo opuesto. Lo de los insultos ya se ha demostrado que, aunque práctica corriente en la política, ha agotado la paciencia de los ciudadanos si se recurre a ellos cuando faltan argumentos para la defensa de los propios principios y programas.
El 'número dos' del PSOE asturiano, además, ha realizado hoy otra afirmación que da mucho juego a quienes seguimos de cerca la política y descubrimos precisamente con un señor llamado Zapatero que lo del 'crepúsculo de las ideologías' es ya un hecho en España. El señor Gutiérrez ha dicho que ningún ciudadano de izquierda de esta región va a votar a Cascos, algo sobre lo que me permito discrepar. En estos momentos, esas personas que el dirigente socialista denomina de izquierdas ya no saben muy bien dónde está esa izquierda y en que se diferencia de la derecha -discursos sociales aparte que la realidad cotidiana se encarga de desautorizar-. Esté usted seguro, don Jesús, de que mucha gente de la que usted llama de izquierdas sí va a votar a FAC, incluso algunos con carné de su propio partido o del sindicato hermano de la UGT.
Por último, en una intervención plagada de 'perlas', el segundo de Javier Fernández, ha insistido en que, si hay ocasión, la derecha en Asturias pactará, es decir que si PP y FAC sacan entre ambos la mitad más uno de los diputados regionales habra gobierno de ambos y sitúa a la aspirante popular, Isabel Pérez-Espinosa, como hipotética presidenta. Sin llegar a los extremos de imaginación que han llegado a desarrollarse en torno a un llamado 'pacto de La Llorea', que se correspondería con acuerdo poselectoral entre el propio PSOE y PP, ese otro acuerdo entre populares y Cascos se nos antoja en estos momentos más que complicado por lo que se deriva de las inquinas personalistas entre quienes dirigen ambas fuerzas políticas. ¡Claro que Génova podría llegar a forzar ese acuerdo !, pero. al menos por el momento, parece harina de otro costal. Las quinielas son libres y todo el mundo puede hacer sus vaticinios.
Sirva solamente de comentario adicional que, desde mi punto de vista, un pacto para gobernar entre PP y Foro no parece, a priori, que sea contranatura, dada la procedencia mayoritaria del partido de Cascos y de él mismo, que hace tres meses militaban en el partido de Rajoy. Al margen de los inconvenientes de tipo personalista a los que antes me refería, ese pacto no sería menos razonable desde el punto de vista teórico que el que la FSA viene renovando legislatura a legislatura con Izquierda Unida, fuerza que, por cierto, en los escenarios más optimistas de los socialistas, podría volver a ser necesaria para lograr una mayoría de gobierno, ya no digo absoluta.
En fin, que don Jesús Gutiérrez, como estratega no está resultando especialmente hábil en sus continuas intervenciones, y mucho menos en la de hoy. Claro que, para terminar como empezaba este comentario, es posible que sí esté haciendo bien un trabajo específico, el que le habría encomendado su jefe de filas, el ya citado de 'perro de presa'. A fin de cuentas, no hay que olvidar que la diana de sus dardos realizó ese papel hace algunos años para Aznar y se ganó el apelativo de 'rottwailer'. De momento, el 'numero dos' de la FSA puede que esté entrando en la lista de 'razas caninas peligrosas', pero, al menos por ahora, todavía le falta la categoría y el pedigrí de su oponente.
Dado que en el ámbito del Principado de Asturias ya nadie duda de que la campaña ha empezado, el primero en distribuir tareas ha sido el PSOE y, si su candidato Javier Fernández no suele morderse la lengua, parece claro que el trabajo 'de ring' se lo ha asignado al 'número dos' de la Federación Socialista Asturiana, Jesús Gutiérrez, quien un día sí y otro también dedica sus manifestaciones públicas a desfogarse con contundencia y epítetos sin control contra sus dos adversarios políticos con capacidad de tener una representación sustancial en Junta General que salga de los comicios de mayo.
Lo más curioso de todo es que el señor Gutiérrez, desviándose de las líneas maestras de su propio partido, consistente en establecer la diana del verdadero enemigo a combatir en el Partido Popular, insiste jornada tras jornada en disparar con bala casi siempre contra Cascos. Hay desde mi punto de vista una evidente contradicción entre el ninguneo de las opciones institucionales de FAC y los permanentes ataques que muchas veces llegan al insulto. No es labor mía juzgar la estrategia de los socialistas asturianos, pero diría que, por un lado, las palabras parecen desautorizar a los hechos o, dicho de otro modo, que con esa línea de actuación le están dado al ex vicepresidente del Gobierno mucha más relevancia de la que su propio partido, líder aparte, tiene realmente. En definitiva que, de alguna forma, dan a entender sin pretenderlo que es el ex ministro el verdadero enemigo al que temen. En este aspecto, quizá Fernández, Gutiérrez y los suyos deberían tomar ejemplo de esos que dicen son sus auténticos rivales. Los ex compañeros de Cascos han comprendido bien que cuanto menos se hable de su oponente, mejor que mejor, y así se lo están aplicando. Las manifestaciones sobre el ex ministro casi siempre se reducen a responder a preguntas concretas de los medios de comunicación que hacen inevitable "decir algo".
¡Quien te ha visto y quien te ve, Jesús! La última intervención, la realizada hoy mismo reitera con profusión que Cascos y su partidos son la extrema derecha, cita influencias de Falange y otras lindezas similares. Si la campaña electoral socialista va a discurrir por estos derroteros no creo que unas urnas que les vaticinan un serio retroceso vayan precisamente a darle la vuelta a esta previsión; más bien al contrario, puede ocurrir lo opuesto. Lo de los insultos ya se ha demostrado que, aunque práctica corriente en la política, ha agotado la paciencia de los ciudadanos si se recurre a ellos cuando faltan argumentos para la defensa de los propios principios y programas.
El 'número dos' del PSOE asturiano, además, ha realizado hoy otra afirmación que da mucho juego a quienes seguimos de cerca la política y descubrimos precisamente con un señor llamado Zapatero que lo del 'crepúsculo de las ideologías' es ya un hecho en España. El señor Gutiérrez ha dicho que ningún ciudadano de izquierda de esta región va a votar a Cascos, algo sobre lo que me permito discrepar. En estos momentos, esas personas que el dirigente socialista denomina de izquierdas ya no saben muy bien dónde está esa izquierda y en que se diferencia de la derecha -discursos sociales aparte que la realidad cotidiana se encarga de desautorizar-. Esté usted seguro, don Jesús, de que mucha gente de la que usted llama de izquierdas sí va a votar a FAC, incluso algunos con carné de su propio partido o del sindicato hermano de la UGT.
Por último, en una intervención plagada de 'perlas', el segundo de Javier Fernández, ha insistido en que, si hay ocasión, la derecha en Asturias pactará, es decir que si PP y FAC sacan entre ambos la mitad más uno de los diputados regionales habra gobierno de ambos y sitúa a la aspirante popular, Isabel Pérez-Espinosa, como hipotética presidenta. Sin llegar a los extremos de imaginación que han llegado a desarrollarse en torno a un llamado 'pacto de La Llorea', que se correspondería con acuerdo poselectoral entre el propio PSOE y PP, ese otro acuerdo entre populares y Cascos se nos antoja en estos momentos más que complicado por lo que se deriva de las inquinas personalistas entre quienes dirigen ambas fuerzas políticas. ¡Claro que Génova podría llegar a forzar ese acuerdo !, pero. al menos por el momento, parece harina de otro costal. Las quinielas son libres y todo el mundo puede hacer sus vaticinios.
Sirva solamente de comentario adicional que, desde mi punto de vista, un pacto para gobernar entre PP y Foro no parece, a priori, que sea contranatura, dada la procedencia mayoritaria del partido de Cascos y de él mismo, que hace tres meses militaban en el partido de Rajoy. Al margen de los inconvenientes de tipo personalista a los que antes me refería, ese pacto no sería menos razonable desde el punto de vista teórico que el que la FSA viene renovando legislatura a legislatura con Izquierda Unida, fuerza que, por cierto, en los escenarios más optimistas de los socialistas, podría volver a ser necesaria para lograr una mayoría de gobierno, ya no digo absoluta.
En fin, que don Jesús Gutiérrez, como estratega no está resultando especialmente hábil en sus continuas intervenciones, y mucho menos en la de hoy. Claro que, para terminar como empezaba este comentario, es posible que sí esté haciendo bien un trabajo específico, el que le habría encomendado su jefe de filas, el ya citado de 'perro de presa'. A fin de cuentas, no hay que olvidar que la diana de sus dardos realizó ese papel hace algunos años para Aznar y se ganó el apelativo de 'rottwailer'. De momento, el 'numero dos' de la FSA puede que esté entrando en la lista de 'razas caninas peligrosas', pero, al menos por ahora, todavía le falta la categoría y el pedigrí de su oponente.
miércoles, 23 de marzo de 2011
¿Dónde está la oposición?
Siempre que acudo al quiosco a comprar la prensa nacional despierta mi curiosidad cualquier tipo de 'regalo' ajeno a las promociones habituales. Ayer, el periódico de información general de mayor tirada de España insertaba una revista en la que, bajo el epígrafe "Azul astur", recoge una supuesta 'venta' de la costa del Principado en la que, entre la oferta turística del Paraíso Natural, se incluyen algunas de las grandes obras fruto supuestamente del actual Gobierno autónomo de Vicente Álvarez Areces. Por supuesto toda la publicidad insertada es de carácter institucional.
Dentro de la actual picaresca electoral -a los carteles en vallas y cabinas ya casi ni les queda pedir el voto, último reducto de una normativa que ha sido saltada a la torera por los dos principales partidos nacionales- cosas como esa revistilla promocional no sorprenden ya a nadie, aunque debería hacerlo. Lo más grave es que en los dos últimos meses han aparecido otras dos publicaciones, esas sí descaradamente de autobombo, una en la prensa regional y otra también en la nacional. En todas ellas no se han escatimado esfuerzos de imprenta, como tampoco para resaltar el enorme esfuerzo realizada para colocar Asturias a la vanguardia de...
Lo que me sorprende es que en todo este periodo no recuerdo haber oído ni una sola vez la voz de la oposición exigiendo explicaciones a Areces y su equipo de esta publicidad partidista pagada -si nos atenemos a la publicidad- con dinero de todos los asturianos.
A propósito de esta sitiuación me viene a la memoria la trifulca que se armó hace cuatro años con aquel famoso "Conociendo Asturias" -del que, por cierto conservo celosamente un ejemplar-, publicación que tras hacer correr ríos de declaraciones y de tinta y que, entre iniciativas de una fantasmal empresa madileña que asumió toda la responsabilidad y un montón de anuncios de grandes empresas y corporaciones ajenas a la Administración regional, pasó al olvido con el paso de un relativamente corto periodo de tiempo.
Con estos antecedentes -repito- no acabó de entender muy bien cuál es el papel de la oposición, ya sea por ignorancoa o por connivencia. Y si al referirse a la oposición hay que pensar institucionalmente en el Partido Popular, en este caso habría que inquirir también la opinión de los responsables de Foro Asturias, fuerza política que, aunque oficialmente fuera del arco parlamentario, ya ha demostrado que merece la atención de los medios de comunicación por mor de los sondeos y los resultados que les otorgan en los comicios de mayo. FAC tiene que ser consciente de que en la campaña electoral, como partido nuevo y extraparlamentario, va a contar con toda clase de zancadillas e impedimentos, y con la ley en la mano primando a sus adversarios. Por ello, no estaría de más que empezaran a aprovechar las bazas que les dejan éstos.
Mientras tanto, algunos seguimos haciéndonos una pregunta. ¿Dónde está la oposición?
Dentro de la actual picaresca electoral -a los carteles en vallas y cabinas ya casi ni les queda pedir el voto, último reducto de una normativa que ha sido saltada a la torera por los dos principales partidos nacionales- cosas como esa revistilla promocional no sorprenden ya a nadie, aunque debería hacerlo. Lo más grave es que en los dos últimos meses han aparecido otras dos publicaciones, esas sí descaradamente de autobombo, una en la prensa regional y otra también en la nacional. En todas ellas no se han escatimado esfuerzos de imprenta, como tampoco para resaltar el enorme esfuerzo realizada para colocar Asturias a la vanguardia de...
Lo que me sorprende es que en todo este periodo no recuerdo haber oído ni una sola vez la voz de la oposición exigiendo explicaciones a Areces y su equipo de esta publicidad partidista pagada -si nos atenemos a la publicidad- con dinero de todos los asturianos.
A propósito de esta sitiuación me viene a la memoria la trifulca que se armó hace cuatro años con aquel famoso "Conociendo Asturias" -del que, por cierto conservo celosamente un ejemplar-, publicación que tras hacer correr ríos de declaraciones y de tinta y que, entre iniciativas de una fantasmal empresa madileña que asumió toda la responsabilidad y un montón de anuncios de grandes empresas y corporaciones ajenas a la Administración regional, pasó al olvido con el paso de un relativamente corto periodo de tiempo.
Con estos antecedentes -repito- no acabó de entender muy bien cuál es el papel de la oposición, ya sea por ignorancoa o por connivencia. Y si al referirse a la oposición hay que pensar institucionalmente en el Partido Popular, en este caso habría que inquirir también la opinión de los responsables de Foro Asturias, fuerza política que, aunque oficialmente fuera del arco parlamentario, ya ha demostrado que merece la atención de los medios de comunicación por mor de los sondeos y los resultados que les otorgan en los comicios de mayo. FAC tiene que ser consciente de que en la campaña electoral, como partido nuevo y extraparlamentario, va a contar con toda clase de zancadillas e impedimentos, y con la ley en la mano primando a sus adversarios. Por ello, no estaría de más que empezaran a aprovechar las bazas que les dejan éstos.
Mientras tanto, algunos seguimos haciéndonos una pregunta. ¿Dónde está la oposición?
domingo, 20 de marzo de 2011
Dio la vuelta el contador
Cuando en el verano de 2009 mi hijo me ayudó (soy un analfabeto informático) a abrir esta tribuna pública, mi único objetivo era seguir haciendo, aunque fuera de los circuitos laborales, aquello que ha ocupado más de la mitad de mi vida y que tantas satisfacciones -y también bastantes disgustos, ¿por qué no decirlo?- me ha proporcionado: practicar el periodismo, aunque ya dentro de un género específico, pero con absoluta libertad, manteniendo siempre los principios del respeto a las personas e instituciones de los que algunos, cuando les sueltan las bridas, se olvidan con mucha facilidad.
Con el paso del tiempo, y con muchos altibajos, fruto de circunstancias personales concretas y de estados de ánimo, "Periodista en la reserva" -cada vez me gusta más la denominación que elegí precipitadamente y un poco al azar- fue progresando y consolidándose y tuve la oportunidad de comprobar que muchas personas a las que conocía, y otras no, se iban sumando a los visitantes y, en algunos casos, participando activamente con sus comentarios. Tengo que resaltar que los principios a los que antes me refería y que han he intentado que presidieran todos mis comentarios han recibido un trato exquisito y en todo este tiempo no he sentido el peso de mis posibles equivocaciones. Más bien al contrario, uno de los resultados de los que más orgulloso me siento es el nivel de respeto logrado siempre, tanto en el acuerdo como en la discrepancia.
Desde aquel julio de 2009 han pasado muchas cosas; en alguna me he involucrado con un criterio; en otras he preferido no entrar. Es la ventaja de estar sujeto únicamente a la propia voluntad a la hora de darle al treclado. Lo que sí tengo muy claro es que si entonces alguien me hubiera dicho que a estas alturas un proyecto con vocación de satisfacer una necesidad personal y que nació bajo el sello de la humildad habría conseguido más de diez mil visitas lo hubiera atribuido a la bondad de un amigo, si no a la arenga de un visionario.
Pero esa utopía de entonces se ha hecho realidad esta madrugada. En fin que, recurriendo a un simil automovilístico, el cuentakilómetros dio la vuelta (ya sé que es a los cien mil kilómetros, pero yo me conformo con esa décima parte). En cualquier caso, se trata solamente de una cifra y, en todo caso, es un incentivo más para seguir mientras el cuerpo aguante sosteniendo este foro del que ya formamos parte un buen grupo de gente. A todos ellos, los amigos y los menos amigos, muchas gracias y hasta pronto.
Con el paso del tiempo, y con muchos altibajos, fruto de circunstancias personales concretas y de estados de ánimo, "Periodista en la reserva" -cada vez me gusta más la denominación que elegí precipitadamente y un poco al azar- fue progresando y consolidándose y tuve la oportunidad de comprobar que muchas personas a las que conocía, y otras no, se iban sumando a los visitantes y, en algunos casos, participando activamente con sus comentarios. Tengo que resaltar que los principios a los que antes me refería y que han he intentado que presidieran todos mis comentarios han recibido un trato exquisito y en todo este tiempo no he sentido el peso de mis posibles equivocaciones. Más bien al contrario, uno de los resultados de los que más orgulloso me siento es el nivel de respeto logrado siempre, tanto en el acuerdo como en la discrepancia.
Desde aquel julio de 2009 han pasado muchas cosas; en alguna me he involucrado con un criterio; en otras he preferido no entrar. Es la ventaja de estar sujeto únicamente a la propia voluntad a la hora de darle al treclado. Lo que sí tengo muy claro es que si entonces alguien me hubiera dicho que a estas alturas un proyecto con vocación de satisfacer una necesidad personal y que nació bajo el sello de la humildad habría conseguido más de diez mil visitas lo hubiera atribuido a la bondad de un amigo, si no a la arenga de un visionario.
Pero esa utopía de entonces se ha hecho realidad esta madrugada. En fin que, recurriendo a un simil automovilístico, el cuentakilómetros dio la vuelta (ya sé que es a los cien mil kilómetros, pero yo me conformo con esa décima parte). En cualquier caso, se trata solamente de una cifra y, en todo caso, es un incentivo más para seguir mientras el cuerpo aguante sosteniendo este foro del que ya formamos parte un buen grupo de gente. A todos ellos, los amigos y los menos amigos, muchas gracias y hasta pronto.
viernes, 18 de marzo de 2011
FAC se enfrenta a la cruda realidad
Era de esperar. El desarrollo del congreso constituyente de Foro Asturias apuntó, para todo aquel que quiso verlos, los nubarrones que se cernían sobre la nueva fuerza política en el corto camino entre esa fecha y los comicios autonómicos y municipales. Y no solamente por el evidente fuego cruzado de las dos fuerzas mayoritarias al que Cascos va a tener que enfrentarse, sino por los problemas derivados de la escasez de tiempo y de medios para montar un partido capaz de aspirar a todo el 22 de mayo.
A mi modo de ver el citado congreso constituyente superó con creces todas las previsiones de la comisión promotora de Foro Asturias. Para lo bueno -casi siete mil milittantes en seis semanas- y para lo malo -cómo coordinar esa masa de seguidores con criterios organizativos-. El planteamiento abierto a todos los militantes parecía una fórmula mucho más democrática que la empleada por las fuerzas políticas tradicionales, pero la "marea" de afiliaciones llevó a que el cónclave de Pruvia desbordase las condiciones mínimas para un desarrollo ordenado de su programa hasta el extremo de rozar el asamblearismo 'anarco' más propio de otro tipo de organizaciones marginales. Buena prueba de ello fue el debate matinal de los estatutos, quizá para algunos muy democrático -no tanto para otros-, pero también un aviso de que la participación debe encuadrarse dentro de unos márgenes que permitan a una organización considerarse como tal.
El caótico debate matinal dejó muestras de que la capacidad organizativa de los promotores de Foro Asturias no estaban preparados para un desarrollo tan "abierto". Por otra parte, las promesas de esa 'apertura' sin límites permitieron que el esqueleto normativo de la nueva fuerza política se dejara algún 'hueso' en el camino, principalmente en el apartado que genéricamente podríamos denominar democracia interna y que, más concretamente, se centró sobre todo en las listas abiertas y las primarias como forma de selección de candidatos, fórmulas no previstas por los promotores, ni del gusto del líder indiscutible, aunque se impusieron en las votaciones.
Fue preciso que, a primera hora de la tarde, en una intervención contundente, el propio Francisco Álvarez-Cascos recordara indirectamente que, aun dentro de la "absoluta democracia", él es el jefe. De mano, las primarias para otra ocasión, porque ahora no hay tiempo. Después, con la presentación de su propio equipo en una candidatura cerrada -que ni siquiera comunicó con anterioridad a alguno de sus integrantes- en una especie de "esto es lo que hay si me quereis a mi como líder único". Y, como no podía ser de otra manera, resultó. A fin de cuentas, el congreso constituyente, más que poner en marcha un partido, tenía como objetivo convertir a Cascos en faro y guía de FAC y proclamarle oficialmente candidato a la Presidencia del Principado. Una victoria casi a la búlgara pocas horas más tarde mostraba el poder del líder y la escasa consistencia de la oposición matinal a ciertas normas, dejando los estatutos en una especie de 'papel mojado'.
Quizá haya que apuntar que los más de tres mil afiliados que votaron eran conscientes de que, hoy por hoy, Foro Asturias solamente tiene para vender la 'marca' Cascos y que, sin él, no sería otra cosa que una mota más en el mapa político asturiano extraparlamentario.
Cambiemos de capítulo. Superado el congreso que, a pesar de todo lo antedicho, cumplió su objetivo único real, empezaba para Foro Asturias un problema mucho mayor: ordenar territorialmente y con criterio toda esa avalancha de seguidores que llegaron en aluvión en más o menos mes y medio y, en directa relación con esa meta, el principio de la elaboración de las listas electorales, desde las autonómicas hasta las del último concejo en el que pueda llegar a presentarse.
En ello están ahora su comisión directiva -nombre dado a la cúpula del partido (ni comisión ejecutiva, como los socialista, ni junta directiva, como los populares)- y, aunque con tiempo por delante, ya han comenzado los conflictos. Intervenciones airadas en algunas reuniones comarcales, listas elaboradas y, con posterioridad, rechazadas; alguna que otra reunión de disconformes que tratan de organizarse en forma de "corrientes de opinión" -por cierto, otro de los debates calientes del congreso constituyente- y, en definitiva, una sensación de descontrol que la bisoñez de la mayoría de los dirigentes no es capaz de reconducir a buen puerto. Quizá en este punto haya que observar que quizá Foro Asturias tenga un claro capitán general y muchos suboficiales, pero muy pocos oficiales, coroneles y generales, y esto se deja sentir en los momentos en los que la organización debe imponerse sobre los impulsos.
Podría pensarse que, al igual que mencionaba antes a propósito del congreso de Pruvia, muchos de esos problemas se resolverían con la presencia de Cascos, pero para su desgracia ni él tiene el don de ubicuidad, ni es dios, y no puede estar a la vez apagando fuegos en Mieres, en Cangas del Narcea o en Ribadesella. Todos en Foro Asturias saben que él es la marca y el pasaporte para una posible victoria electoral y esto es lo que le hace ante los suyos la única garantía de una, aunque sea mínima, unión. Difícil tarea.
Apéndice uno: Como el tema de las listas electorales es en estos momentos uno de los asuntos más problemáticos para FAC y de los más interesantes para los asturianos, voy a apuntar un nombre que suena con insistencia para encabezar la candidatura al Ayuntamineto de Gijón, un nombre que no se corresponde con ninguno de los hasta ahora barajados, pero que -dicen- tiene muchas papeletas para ser el cartel electoral en el municipio: el del actual vicepresidente de la Cámara de Comercio de Gijón y representante señalado de Femetal, la patronal del sector metalmecánico asturiano, Félix Baragaño. Ahí queda hasta que dentro de unos días podamos saber con certeza a quién elige Foro Asturias para aspirar al bastón de mando local en la villa de Jovellanos.
Apéndice dos: No sé si la fórmula está generalizada en todos los territorios o solamente es de la organización de Gijón. El caso es que, antes de elaborar la lista municipal, la coordinadora del partido en la villa ha previsto para las próximas horas un a modo de 'casting' para el que ha seleccionado no menos de un centenar de militantes locales a los que se someterá a una prueba de imagen, de saber estar, de hablar en público, y todo ello con cámaras y aparataje. De esta prueba saldrían, probablemente, los posibles ediles de FAC en la futura Corporación Municipal gijonesa. Si tenemos en cuenta que en Foro Asturias hay muchos viejos militantes de Alianza Popular, quizá haya que relacionar este original sistema de elección con los antiguos métodos del difunto Pepe Coalla, aunque éste no disponía entonces de nuevas tecnologías y la preparación para el lanzamiento de futuros candidatos se hacía "a pelo".
A mi modo de ver el citado congreso constituyente superó con creces todas las previsiones de la comisión promotora de Foro Asturias. Para lo bueno -casi siete mil milittantes en seis semanas- y para lo malo -cómo coordinar esa masa de seguidores con criterios organizativos-. El planteamiento abierto a todos los militantes parecía una fórmula mucho más democrática que la empleada por las fuerzas políticas tradicionales, pero la "marea" de afiliaciones llevó a que el cónclave de Pruvia desbordase las condiciones mínimas para un desarrollo ordenado de su programa hasta el extremo de rozar el asamblearismo 'anarco' más propio de otro tipo de organizaciones marginales. Buena prueba de ello fue el debate matinal de los estatutos, quizá para algunos muy democrático -no tanto para otros-, pero también un aviso de que la participación debe encuadrarse dentro de unos márgenes que permitan a una organización considerarse como tal.
El caótico debate matinal dejó muestras de que la capacidad organizativa de los promotores de Foro Asturias no estaban preparados para un desarrollo tan "abierto". Por otra parte, las promesas de esa 'apertura' sin límites permitieron que el esqueleto normativo de la nueva fuerza política se dejara algún 'hueso' en el camino, principalmente en el apartado que genéricamente podríamos denominar democracia interna y que, más concretamente, se centró sobre todo en las listas abiertas y las primarias como forma de selección de candidatos, fórmulas no previstas por los promotores, ni del gusto del líder indiscutible, aunque se impusieron en las votaciones.
Fue preciso que, a primera hora de la tarde, en una intervención contundente, el propio Francisco Álvarez-Cascos recordara indirectamente que, aun dentro de la "absoluta democracia", él es el jefe. De mano, las primarias para otra ocasión, porque ahora no hay tiempo. Después, con la presentación de su propio equipo en una candidatura cerrada -que ni siquiera comunicó con anterioridad a alguno de sus integrantes- en una especie de "esto es lo que hay si me quereis a mi como líder único". Y, como no podía ser de otra manera, resultó. A fin de cuentas, el congreso constituyente, más que poner en marcha un partido, tenía como objetivo convertir a Cascos en faro y guía de FAC y proclamarle oficialmente candidato a la Presidencia del Principado. Una victoria casi a la búlgara pocas horas más tarde mostraba el poder del líder y la escasa consistencia de la oposición matinal a ciertas normas, dejando los estatutos en una especie de 'papel mojado'.
Quizá haya que apuntar que los más de tres mil afiliados que votaron eran conscientes de que, hoy por hoy, Foro Asturias solamente tiene para vender la 'marca' Cascos y que, sin él, no sería otra cosa que una mota más en el mapa político asturiano extraparlamentario.
Cambiemos de capítulo. Superado el congreso que, a pesar de todo lo antedicho, cumplió su objetivo único real, empezaba para Foro Asturias un problema mucho mayor: ordenar territorialmente y con criterio toda esa avalancha de seguidores que llegaron en aluvión en más o menos mes y medio y, en directa relación con esa meta, el principio de la elaboración de las listas electorales, desde las autonómicas hasta las del último concejo en el que pueda llegar a presentarse.
En ello están ahora su comisión directiva -nombre dado a la cúpula del partido (ni comisión ejecutiva, como los socialista, ni junta directiva, como los populares)- y, aunque con tiempo por delante, ya han comenzado los conflictos. Intervenciones airadas en algunas reuniones comarcales, listas elaboradas y, con posterioridad, rechazadas; alguna que otra reunión de disconformes que tratan de organizarse en forma de "corrientes de opinión" -por cierto, otro de los debates calientes del congreso constituyente- y, en definitiva, una sensación de descontrol que la bisoñez de la mayoría de los dirigentes no es capaz de reconducir a buen puerto. Quizá en este punto haya que observar que quizá Foro Asturias tenga un claro capitán general y muchos suboficiales, pero muy pocos oficiales, coroneles y generales, y esto se deja sentir en los momentos en los que la organización debe imponerse sobre los impulsos.
Podría pensarse que, al igual que mencionaba antes a propósito del congreso de Pruvia, muchos de esos problemas se resolverían con la presencia de Cascos, pero para su desgracia ni él tiene el don de ubicuidad, ni es dios, y no puede estar a la vez apagando fuegos en Mieres, en Cangas del Narcea o en Ribadesella. Todos en Foro Asturias saben que él es la marca y el pasaporte para una posible victoria electoral y esto es lo que le hace ante los suyos la única garantía de una, aunque sea mínima, unión. Difícil tarea.
Apéndice uno: Como el tema de las listas electorales es en estos momentos uno de los asuntos más problemáticos para FAC y de los más interesantes para los asturianos, voy a apuntar un nombre que suena con insistencia para encabezar la candidatura al Ayuntamineto de Gijón, un nombre que no se corresponde con ninguno de los hasta ahora barajados, pero que -dicen- tiene muchas papeletas para ser el cartel electoral en el municipio: el del actual vicepresidente de la Cámara de Comercio de Gijón y representante señalado de Femetal, la patronal del sector metalmecánico asturiano, Félix Baragaño. Ahí queda hasta que dentro de unos días podamos saber con certeza a quién elige Foro Asturias para aspirar al bastón de mando local en la villa de Jovellanos.
Apéndice dos: No sé si la fórmula está generalizada en todos los territorios o solamente es de la organización de Gijón. El caso es que, antes de elaborar la lista municipal, la coordinadora del partido en la villa ha previsto para las próximas horas un a modo de 'casting' para el que ha seleccionado no menos de un centenar de militantes locales a los que se someterá a una prueba de imagen, de saber estar, de hablar en público, y todo ello con cámaras y aparataje. De esta prueba saldrían, probablemente, los posibles ediles de FAC en la futura Corporación Municipal gijonesa. Si tenemos en cuenta que en Foro Asturias hay muchos viejos militantes de Alianza Popular, quizá haya que relacionar este original sistema de elección con los antiguos métodos del difunto Pepe Coalla, aunque éste no disponía entonces de nuevas tecnologías y la preparación para el lanzamiento de futuros candidatos se hacía "a pelo".
jueves, 17 de marzo de 2011
El nombre de Dios en vano
¿Qué les pasa a estos líderes políticos de nuestro país? ¿Qué les han dado que, de repente, les da un día sí y otro no por encomendarse a Dios?
Resulta que hace tan sólo unos días al presidente del Partido Popular se le ocurrió decir aquello de hacer las cosas "como Dios manda", una afirmación que le sirvió a sus rivales del PSOE para ganarse los titulares del día siguiente con una invitación a Mariano Rajoy para que hablase con el Todopoderoso con el objetivo de que le dijera cuál era la forma correcta de hacer las cosas. A mi, personalmente me pareció una salida poco ocurrente, pero también es cierto que es norma de nuestra política.
Lo peor del caso es que, tras la 'ocurrencia' mencionada, obra del cérebro electoral socialista, José Blanco, ayer, en el transcurso de un debate en el Parlamento sobre la situación económica del país, entre el citado Rajoy y el presidente del Gobierno, a José Luis Rodríguez Zapatero, para contradecir las críticas de su oponente a la mala gestión que lleva a esos malos números que todos conocemos, al líder socialista no se le ocurre otra cosa que asegurar contundentemente que "si no hemos mejorado que venga Dios y lo vea".
No ha habido a esta hora, que yo sepa, respuesta de los dirigentes del principal partido de la oposición, ni tampoco importa demasiado que estos busquen también sus titulares con una 'ocurrencia' similar a la de sus adversarios del Ejecutivo. En cualquier caso, y recordando la vehemencia del ministro de Fomento en su intervención ya mencionada, bien se le podía contestar ahora que recomiende a su jefe de filas que utilice su particular línea directa con el Altísimo -no la de Rajoy, por favor, ya que ambos parece que tienen teléfono rojo con el cielo- y le solicite su presencia en España para que ratifique sus palabras.
En definitiva, lo más preocupante es que el debate político en un país con tantos problemas como el nuestro pueda llegar a centrarse en tonterías como las mencionadas, a fin de cuentas frases hechas que todos utilizamos cada día al margen de nuestras creencias. Ni siquiera en estas nimiedades se muestran ocurrentes, como lo eran los políticos que les precedieron en la transición democrática. Como ejemplo, me viene a la memoria aquella frase de Santiago Carrillo con la que justificaba su ateísmo "gracias a Dios".
En fin, que a ver si todos se dejan de "chorradas" sinsentido, se arremangan y se ponen a trabajar en lo que de verdad importa y dejan "de tomar el nombre de Dios en vano".
Resulta que hace tan sólo unos días al presidente del Partido Popular se le ocurrió decir aquello de hacer las cosas "como Dios manda", una afirmación que le sirvió a sus rivales del PSOE para ganarse los titulares del día siguiente con una invitación a Mariano Rajoy para que hablase con el Todopoderoso con el objetivo de que le dijera cuál era la forma correcta de hacer las cosas. A mi, personalmente me pareció una salida poco ocurrente, pero también es cierto que es norma de nuestra política.
Lo peor del caso es que, tras la 'ocurrencia' mencionada, obra del cérebro electoral socialista, José Blanco, ayer, en el transcurso de un debate en el Parlamento sobre la situación económica del país, entre el citado Rajoy y el presidente del Gobierno, a José Luis Rodríguez Zapatero, para contradecir las críticas de su oponente a la mala gestión que lleva a esos malos números que todos conocemos, al líder socialista no se le ocurre otra cosa que asegurar contundentemente que "si no hemos mejorado que venga Dios y lo vea".
No ha habido a esta hora, que yo sepa, respuesta de los dirigentes del principal partido de la oposición, ni tampoco importa demasiado que estos busquen también sus titulares con una 'ocurrencia' similar a la de sus adversarios del Ejecutivo. En cualquier caso, y recordando la vehemencia del ministro de Fomento en su intervención ya mencionada, bien se le podía contestar ahora que recomiende a su jefe de filas que utilice su particular línea directa con el Altísimo -no la de Rajoy, por favor, ya que ambos parece que tienen teléfono rojo con el cielo- y le solicite su presencia en España para que ratifique sus palabras.
En definitiva, lo más preocupante es que el debate político en un país con tantos problemas como el nuestro pueda llegar a centrarse en tonterías como las mencionadas, a fin de cuentas frases hechas que todos utilizamos cada día al margen de nuestras creencias. Ni siquiera en estas nimiedades se muestran ocurrentes, como lo eran los políticos que les precedieron en la transición democrática. Como ejemplo, me viene a la memoria aquella frase de Santiago Carrillo con la que justificaba su ateísmo "gracias a Dios".
En fin, que a ver si todos se dejan de "chorradas" sinsentido, se arremangan y se ponen a trabajar en lo que de verdad importa y dejan "de tomar el nombre de Dios en vano".
martes, 15 de marzo de 2011
Llanto por el cine español
Del cine español, su pasado, su presente y su futuro, se escribe a diario mucho más que de algunos de los temas de la más rabiosa actualidad social o política. Es frecuente escuchar los lamentos de sus protagonistas -productores, directores, actores,...- sobre la falta de las ayudas adecuadas y, sobre todo, del escaso apoyo que reciben en la taquilla de su público.
Todos esos protagonistas se pasan la mayor parte del año lamiéndose las heridas de la "incomprensión", del "desapego", del "abandono" en que se haya sumida la industria nacional del cinematógrafo, estado que solamente abandonan generalmente una vez al año en esa especie de copia barata de los Oscar de Hollywood en la que los que conforman ese mundillo se ponen sus mejores galas y emulan el 'glamour' norteamericano para festejar esos dos o tres títulos especiales que, generalmente con buen criterio, destacan de la clamorosa mediocridad de cientos de proyectos algunos de los cuales no llegan a ver siquiera su estreno comercial.
Personalmente, nunca he creído que poe el hecho de tener producción nacional los filmes que se hacen en este país tenían que ser necesariamente malos. Siempre ha habido ejemplos -aunque desgraciadamente contados- que han contradicho esa creencia bastante generalizada y que hunde sus raíces en la antigua "españolada", término que llegó a hacer fortuna para referirse a una industria chabacana y de andar por casa de otros tiempos.
Apoyándome en ese criterio, recientemente asumí el reto de un experimento cuasi de laboratorio. Se trataba de, aprovechando su pase por la televisión de pago, conocer un grupo -exactamente cinco títulos- de reciente producción y casi de la misma "quinta" a los que una parte de la crítica especializada habían situado, si no en el podio del éxito, sí en una posición capaz de dignificar la cinematografía nacional con un nivel medio más que aceptable.
Se trata de "Gordos", "Mentiras y gordas", "After,", "Pagafantas" y "Fuga de cerebros". El experimento no solamente no me ha servido para reconciliarme con el criterio de confianza en la producción propia, sino que, por el contrario, me ha alejado del mismo y me acerca más de lo deseable al gran grupo de espectadores que rechazan -con algunas excepciones- las "nuevas españoladas", mucho más intelectualizadas, al menos aparentemente, pero tan vacuas y olvidables como aquellas viejas cintas que dieron origen al término en los años sesnta o setenta. Si "Volver", "Los otros", "Celda 211", "Ágora" o "Pa negra", por citar otras cinco, aunque de distintos años de producción, podrían servir para la defensa de un cine nacional más que digno, entre las otras mencionadas, ubicadas mayoritariamente, en un momento determinado, por encima de la media de la industria española, no hay excusa posible y hay que decir que desaniman al más pintado, por muy buena intención que éste tenga. A mí me han parecido, sin saber sus presupuestos concretos, un absoluto despilfarro y una muestra evidente de que el cine español podría haber pasado perfectamente sin todas ellas con una nota media en ningún caso inferior a la normal.
Para que los responsables de la cinematografía patria dejen de lamentarse de forma permanente es necesario que entiendan que la imaginación, y no sólo las ayudas oficiales, es un elemento necesario del que generalmente carecen. No se explica que alguien invierta millones en proyectos como los mencionados y, luego, vengan los llantos por "el desamparo" que tanto 'artista' de salón expresa con profusión por los fracasos de sus obras.
Claro que luego viene Torrente y jode toda la estructura de mi argumentación. Quizá ytngamos que concluir que, al final, la citada inteligencia o imaginación está tan ausente en los autores como en los receptores de sus productos. Y así no vamos a ninguna parte.
Todos esos protagonistas se pasan la mayor parte del año lamiéndose las heridas de la "incomprensión", del "desapego", del "abandono" en que se haya sumida la industria nacional del cinematógrafo, estado que solamente abandonan generalmente una vez al año en esa especie de copia barata de los Oscar de Hollywood en la que los que conforman ese mundillo se ponen sus mejores galas y emulan el 'glamour' norteamericano para festejar esos dos o tres títulos especiales que, generalmente con buen criterio, destacan de la clamorosa mediocridad de cientos de proyectos algunos de los cuales no llegan a ver siquiera su estreno comercial.
Personalmente, nunca he creído que poe el hecho de tener producción nacional los filmes que se hacen en este país tenían que ser necesariamente malos. Siempre ha habido ejemplos -aunque desgraciadamente contados- que han contradicho esa creencia bastante generalizada y que hunde sus raíces en la antigua "españolada", término que llegó a hacer fortuna para referirse a una industria chabacana y de andar por casa de otros tiempos.
Apoyándome en ese criterio, recientemente asumí el reto de un experimento cuasi de laboratorio. Se trataba de, aprovechando su pase por la televisión de pago, conocer un grupo -exactamente cinco títulos- de reciente producción y casi de la misma "quinta" a los que una parte de la crítica especializada habían situado, si no en el podio del éxito, sí en una posición capaz de dignificar la cinematografía nacional con un nivel medio más que aceptable.
Se trata de "Gordos", "Mentiras y gordas", "After,", "Pagafantas" y "Fuga de cerebros". El experimento no solamente no me ha servido para reconciliarme con el criterio de confianza en la producción propia, sino que, por el contrario, me ha alejado del mismo y me acerca más de lo deseable al gran grupo de espectadores que rechazan -con algunas excepciones- las "nuevas españoladas", mucho más intelectualizadas, al menos aparentemente, pero tan vacuas y olvidables como aquellas viejas cintas que dieron origen al término en los años sesnta o setenta. Si "Volver", "Los otros", "Celda 211", "Ágora" o "Pa negra", por citar otras cinco, aunque de distintos años de producción, podrían servir para la defensa de un cine nacional más que digno, entre las otras mencionadas, ubicadas mayoritariamente, en un momento determinado, por encima de la media de la industria española, no hay excusa posible y hay que decir que desaniman al más pintado, por muy buena intención que éste tenga. A mí me han parecido, sin saber sus presupuestos concretos, un absoluto despilfarro y una muestra evidente de que el cine español podría haber pasado perfectamente sin todas ellas con una nota media en ningún caso inferior a la normal.
Para que los responsables de la cinematografía patria dejen de lamentarse de forma permanente es necesario que entiendan que la imaginación, y no sólo las ayudas oficiales, es un elemento necesario del que generalmente carecen. No se explica que alguien invierta millones en proyectos como los mencionados y, luego, vengan los llantos por "el desamparo" que tanto 'artista' de salón expresa con profusión por los fracasos de sus obras.
Claro que luego viene Torrente y jode toda la estructura de mi argumentación. Quizá ytngamos que concluir que, al final, la citada inteligencia o imaginación está tan ausente en los autores como en los receptores de sus productos. Y así no vamos a ninguna parte.
viernes, 11 de marzo de 2011
Por los viejos camaradas
Todos los que tenemos ya unos cuantos años hemos pasado con frecuencia por esos encuentros con antiguos compañeros de fatigas del colegio, de la mili, del trabajo, de las actividades deportivas o de cualquier otra etapa de nuestra vida, contactos que casi siempre terminan con un compromiso de tratar de reunir al máximo número de quienes formaban esos grupos para un reencuentro, generalmente gastronómico, en el que dar rienda suelta a los recuerdos y, por qué no, a la nostalgia. Es obvio que en la mayoría de los casos la cosa no pasa de buenos deseos.
Sin embargo, hay personas que aceptan el reto de ese compromiso y vuelven a reunir a los viejos compañeros de alegrías y desengaños.
Esta reflexión viene a cuento del hecho que, ya en más de una ocasión, me haya topado con un nutrido grupo de veteranos dirigentes del Partido Comunista, ahora retirados o repartidos en partidos y sindicatos de la izquierda española. Viéndolos en sana conversación uno no deja de sentir una cierta envidia y se pregunta si, además de convocar en sus palabras al pasado próximo, no estarán configurando con su larga experiencia una visión actual de la situación española y de Asturias a la que la capacidad de tanto nuevo profesional de la política no tiene acceso por mucho que se empeñen en tratar de mostrar lo contrario.
Como estoy convencido de que esta última actividad entra dentro del plan periódico de reuniones se me ocurre que no estaría de más crear una de estas 'cátedras' extrauniversitarias y llevar a ellas a las nuevas generaciones de 'servidores públicos' en partidos, sindicatos e instituciones. Seguramente aprenderían mucho más que de la encorsetada, desideologizada y simplista escuela que en estos momentos son las mencionadas organizaciones.
Vaya un brindis especial por los 'viejos camaradas', aquellos que sí dejaron huella en la historia de la España democrática.
Sin embargo, hay personas que aceptan el reto de ese compromiso y vuelven a reunir a los viejos compañeros de alegrías y desengaños.
Esta reflexión viene a cuento del hecho que, ya en más de una ocasión, me haya topado con un nutrido grupo de veteranos dirigentes del Partido Comunista, ahora retirados o repartidos en partidos y sindicatos de la izquierda española. Viéndolos en sana conversación uno no deja de sentir una cierta envidia y se pregunta si, además de convocar en sus palabras al pasado próximo, no estarán configurando con su larga experiencia una visión actual de la situación española y de Asturias a la que la capacidad de tanto nuevo profesional de la política no tiene acceso por mucho que se empeñen en tratar de mostrar lo contrario.
Como estoy convencido de que esta última actividad entra dentro del plan periódico de reuniones se me ocurre que no estaría de más crear una de estas 'cátedras' extrauniversitarias y llevar a ellas a las nuevas generaciones de 'servidores públicos' en partidos, sindicatos e instituciones. Seguramente aprenderían mucho más que de la encorsetada, desideologizada y simplista escuela que en estos momentos son las mencionadas organizaciones.
Vaya un brindis especial por los 'viejos camaradas', aquellos que sí dejaron huella en la historia de la España democrática.
¡Que le quiten la cámara!
Que las aguas del Partido Socialista Obrero Español bajan revueltas -turbulentas, torrenciales, incluso- es algo que ya saben hasta los críos de Primaria. Y esta afirmación no está basada -como podrían argumentar en otras ocasiones sus dirigentes- en la rumorología o en la 'guerra de medios' entre afines y contrarios. No. Son algunos de sus principales responsables políticos de aquí y de allá los que cada día ponen con sus declaraciones formales firma a ese caos.
A la interminable crisis económica a la que no acaba de darse salida (excepto para las grandes fortunas y las empresas del IBEX) se ha unido desde hace unas semanas la revuelta interna ante la incertidumbre sobre la continuidad del hasta hace bien poco líder indiscutible, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque éste se empeña en mantener a los suyos en vilo y no desvela lo que piensa hacer, todo apunta a que su partido empieza a considerarle absolutamente amortizado y ya se ha iniciado una guerra de guerrillas interna en la que cada semana aparecen más nombres de teóricos candidatos a la sustitución, algunos poniendo su nombre y apellidos a la voluntad de ser el próximo 'número uno'. A ratos parece que algunos ya se están disputando los despojos del 'jefe', cosa que -es de imaginar- a él no le debe gustar casi nada.
En líneas generales, cada vez son más los que se desmarcan de Zapatero y la inminente campaña para las municipales y autonómicas del 22 de mayo ha llevado a algunos barones regionales a renunciar en voz alta a la 'ayuda' del presidente del Gobierno -"no vaya a ser que todavía nos lo j... más de lo que está"-, dicen otros en privado. La culminación de esa exponencialmente creciente desafección de sus correligionarios ha sido la suspensión del gran mitin pre-electoral previsto en la plaza de Vistalegre -el escenario de algunas de las apoteosis en la reciente historia del PSOE-. Ni tan siquiera los dirigentes nacionales y regionales se han puesto de acuerdo sobre las razones de tal medida, si bien tampoco hace falta que lo digan.
El encargado de llevar en estos momentos la manija, el actual ministro de Fomento, José Blanco, se ha apresurado a acuñar una de esas frases que, con el paso del tiempo, acaban por hacer historia: se trata de quitar a Zapatero del foco electoral para centrar los comicios en los asuntos regionales y locales.
Es curioso que tal afirmación salga de la boca de quien, gracias al colegueo y el 'talante' con los medios de comunicación cuando accedió a la cartera ministerial, llegó a disfrutar de una de las valoraciones más altas del Ejecutivo. Sin embargo -a las encuestas nos remitimos-, con el paso del tiempo, a quen sus compañeros conocen coloquialmente como 'Pepiño' está ahora más quemado que la pipa de un jefe sioux.
Todos sabemos que Zapatero ya no es un activo y que su partido recela más que confía en quien todavía es su jefe de filas. Sin embargo, si al presidente del Gobierno hay que sacarlo del foco electoral, al que parece dirigir el rodaje, habiendo cambiado un género más amable por la tragedia, el citado Blanco, bien estaría que, con más motivo, le retirasen también de la 'empresa'. Vamos, ¡que le quiten la cámara!
A la interminable crisis económica a la que no acaba de darse salida (excepto para las grandes fortunas y las empresas del IBEX) se ha unido desde hace unas semanas la revuelta interna ante la incertidumbre sobre la continuidad del hasta hace bien poco líder indiscutible, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque éste se empeña en mantener a los suyos en vilo y no desvela lo que piensa hacer, todo apunta a que su partido empieza a considerarle absolutamente amortizado y ya se ha iniciado una guerra de guerrillas interna en la que cada semana aparecen más nombres de teóricos candidatos a la sustitución, algunos poniendo su nombre y apellidos a la voluntad de ser el próximo 'número uno'. A ratos parece que algunos ya se están disputando los despojos del 'jefe', cosa que -es de imaginar- a él no le debe gustar casi nada.
En líneas generales, cada vez son más los que se desmarcan de Zapatero y la inminente campaña para las municipales y autonómicas del 22 de mayo ha llevado a algunos barones regionales a renunciar en voz alta a la 'ayuda' del presidente del Gobierno -"no vaya a ser que todavía nos lo j... más de lo que está"-, dicen otros en privado. La culminación de esa exponencialmente creciente desafección de sus correligionarios ha sido la suspensión del gran mitin pre-electoral previsto en la plaza de Vistalegre -el escenario de algunas de las apoteosis en la reciente historia del PSOE-. Ni tan siquiera los dirigentes nacionales y regionales se han puesto de acuerdo sobre las razones de tal medida, si bien tampoco hace falta que lo digan.
El encargado de llevar en estos momentos la manija, el actual ministro de Fomento, José Blanco, se ha apresurado a acuñar una de esas frases que, con el paso del tiempo, acaban por hacer historia: se trata de quitar a Zapatero del foco electoral para centrar los comicios en los asuntos regionales y locales.
Es curioso que tal afirmación salga de la boca de quien, gracias al colegueo y el 'talante' con los medios de comunicación cuando accedió a la cartera ministerial, llegó a disfrutar de una de las valoraciones más altas del Ejecutivo. Sin embargo -a las encuestas nos remitimos-, con el paso del tiempo, a quen sus compañeros conocen coloquialmente como 'Pepiño' está ahora más quemado que la pipa de un jefe sioux.
Todos sabemos que Zapatero ya no es un activo y que su partido recela más que confía en quien todavía es su jefe de filas. Sin embargo, si al presidente del Gobierno hay que sacarlo del foco electoral, al que parece dirigir el rodaje, habiendo cambiado un género más amable por la tragedia, el citado Blanco, bien estaría que, con más motivo, le retirasen también de la 'empresa'. Vamos, ¡que le quiten la cámara!
miércoles, 9 de marzo de 2011
¿A qué jugamos?
Desde el mismo momento en que el Gobierno de Zapatero anunció una serie de medidas orientadas hacia un presunto ahorro energético en la carretera la atención general de la ciudadanía se centró en la que parecía ser la 'estrella' del paquete: la rebaja del límite de velocidad en las autovías y autopistas a 110 kilómetros por hora (hasta hace poco era de 120, como todo el mundo sabe). Aunque formalmente el Ejecutivo aprobó este 'programa' hace tan sólo unos días, lo cierto es que llevamos semanas con un serio debate en el que ha habido de todo, incluso las descalificaciones para los expertos del motor que ponían en cuestión el alcance del ahorro previsto.
Como persona que carece de permiso de conducir (y no porque me lo hayan retirado a base de infracciones, sino porque nunca he querido tenerlo) he asistido estupefacto a la persistencia de los ministros más implicados, y por ende de sus compañeros de bancada, en cuantificar en litros de gasolina de consumo, en euros y hasta en vidas humanas las bondades de su nueva (provisional, dicen) política en la carretera. Se ha hablado hasta la saciedad de las famosas pegatinas con el nuevo límite, pero desde mi ignorancia como usuario activo (que no pasivo) hace tiempo que me vengo preguntando por qué se ha mencionado tan poco, o casi nada, el asunto del cambio de regulación de los radares, imposible de resolver con un papelito colocado encima del original, como en las señales de tráfico.
Hoy la realidad ha venido a dar sentido a esas dudas, cuando la Unión de Oficiales de la Guardia Civil ha emitido una nota de prensa de la que el corolario final es que, con respecto al control a traves de los radares la sanción la siguen poniendo a partir de los 132 kilómetros por hora. No se trata, no, de una rebelión, sino de la consecuencia lógica de una muestra más del sentido de improvisación con la que viene actuando un Gobierno desnortado, que ya ni sabe si tiene líder, que se muestra derrotado antes de las próximas batallas electorales y que ya no confía ni en el compañero de al lado. En definitiva, ahora sí sabemos que los controladores de velocidad siguen 'saltando' para la sanción a partir del viejo límite de los 132. Sin embargo, esta norma convive simultáneamente con las "instrucciones" de multar a partir de los 121 kilómetros por hora que establece el margen máximo de la nueva medida del Ejecutivo, que para eso la ha tomado. Pero, por si esto fuera poco, resulta que existe otra instrucción expresa, ésta sí por escrito, de noviembre del pasado año en la que se establece que el radar pueda actuar como indicador sancionador a partir de los 116 kilómetros por hora, en el caso de instalaciones fijas, y de 118, para las móviles. En fin, que no puede sorprender a nadie la queja de la Guardia Civil cuando admiten que, si para el usuario el actual marco regulador de velocidad en carretera es en estos días confuso, no lo es menos para los agentes de Benemérita encargados de velar por la seguridad en ruta.
En tanto se aclara este barrizal de normas confusas y contradictorias, a uno se le ocurre pensar que, como una cosa es colocar pegatinas, aunque sea a miles, y otra bien distinta manipular sofisticados aparatos como los radares y que la economía no está para gastos superfluos, la cosa, por ahora sigue como antes. En definitiva, lo que quiero decir es que, como ciudadano de a pie, se me ocurre pensar que el Ejecutivo ha optado por meter el miedo en el cuerpo a los conductores y esperar que estos acaten las normas aunque la posibilidad de saltárselas tenga muchas posibilidades de quedar impune. Y a fe mía que lo ha logrado. Cualquiera que haya salido a la carretera estos primeros días de la semana comprobará que, las excepciones habituales al margen, al tráfico parecen haberle puesto cámara lenta. El miedo, una vez más, está funcionando. Claro que esto, salvo nuevas noticias sobre el caos normativo, será, como ha ocurrido otras veces con las prohibiciones, cuestión de unos días y, dentro de poco, la mayoría volverá a quedarse con la anterior velocidad de crucero. ¿A qué jugamos entonces?
Como persona que carece de permiso de conducir (y no porque me lo hayan retirado a base de infracciones, sino porque nunca he querido tenerlo) he asistido estupefacto a la persistencia de los ministros más implicados, y por ende de sus compañeros de bancada, en cuantificar en litros de gasolina de consumo, en euros y hasta en vidas humanas las bondades de su nueva (provisional, dicen) política en la carretera. Se ha hablado hasta la saciedad de las famosas pegatinas con el nuevo límite, pero desde mi ignorancia como usuario activo (que no pasivo) hace tiempo que me vengo preguntando por qué se ha mencionado tan poco, o casi nada, el asunto del cambio de regulación de los radares, imposible de resolver con un papelito colocado encima del original, como en las señales de tráfico.
Hoy la realidad ha venido a dar sentido a esas dudas, cuando la Unión de Oficiales de la Guardia Civil ha emitido una nota de prensa de la que el corolario final es que, con respecto al control a traves de los radares la sanción la siguen poniendo a partir de los 132 kilómetros por hora. No se trata, no, de una rebelión, sino de la consecuencia lógica de una muestra más del sentido de improvisación con la que viene actuando un Gobierno desnortado, que ya ni sabe si tiene líder, que se muestra derrotado antes de las próximas batallas electorales y que ya no confía ni en el compañero de al lado. En definitiva, ahora sí sabemos que los controladores de velocidad siguen 'saltando' para la sanción a partir del viejo límite de los 132. Sin embargo, esta norma convive simultáneamente con las "instrucciones" de multar a partir de los 121 kilómetros por hora que establece el margen máximo de la nueva medida del Ejecutivo, que para eso la ha tomado. Pero, por si esto fuera poco, resulta que existe otra instrucción expresa, ésta sí por escrito, de noviembre del pasado año en la que se establece que el radar pueda actuar como indicador sancionador a partir de los 116 kilómetros por hora, en el caso de instalaciones fijas, y de 118, para las móviles. En fin, que no puede sorprender a nadie la queja de la Guardia Civil cuando admiten que, si para el usuario el actual marco regulador de velocidad en carretera es en estos días confuso, no lo es menos para los agentes de Benemérita encargados de velar por la seguridad en ruta.
En tanto se aclara este barrizal de normas confusas y contradictorias, a uno se le ocurre pensar que, como una cosa es colocar pegatinas, aunque sea a miles, y otra bien distinta manipular sofisticados aparatos como los radares y que la economía no está para gastos superfluos, la cosa, por ahora sigue como antes. En definitiva, lo que quiero decir es que, como ciudadano de a pie, se me ocurre pensar que el Ejecutivo ha optado por meter el miedo en el cuerpo a los conductores y esperar que estos acaten las normas aunque la posibilidad de saltárselas tenga muchas posibilidades de quedar impune. Y a fe mía que lo ha logrado. Cualquiera que haya salido a la carretera estos primeros días de la semana comprobará que, las excepciones habituales al margen, al tráfico parecen haberle puesto cámara lenta. El miedo, una vez más, está funcionando. Claro que esto, salvo nuevas noticias sobre el caos normativo, será, como ha ocurrido otras veces con las prohibiciones, cuestión de unos días y, dentro de poco, la mayoría volverá a quedarse con la anterior velocidad de crucero. ¿A qué jugamos entonces?
miércoles, 2 de marzo de 2011
Escoger lentejas
Muchos de los hombres y mujeres de mi generación (que ya no van a cumplir los sesenta) recordarán sin duda, de su más tierna infancia, a sus madres inclinadas al anochecer sobre la superficie de grueso mármol blanco veteado en la ingrata labor de separar entre las decenas de unidades del kilo de lentejas vertido sobre la mesa las picadas a un lado y las bien conservados al otro. Eran otros tiempos y ahora el progreso ha liberado a las amas/os de casa de tan desagradecido trabajo.
No sé muy bien por qué esta imagen me ha venido a la memoria cuando faltan sólo tres días para la celebración del congreso constituyente de Foro Asturias, el partido ideado e impulsado para devolver a Francisco Álvarez-Cascos a la primera línea de la política asturiana. Quizá porque estaba imaginando el inevitable caos que, en buena lógica, debe de estar siendo la organización de dicho cónclave, en unas condiciones de organización y, sobre todo financieras, desfavorables por la estrechez del tiempo disponible.
La cita del sábado va a representar el verdadero punto de arranque del objetivo de devolver a Cascos a los altares de la cosa pública. Casi siete mil militantes en menos de dos meses es una meta difícil de alcanzar para cualquier otro político, pero como los hechos demuestran no para alguien como él.
Sin embargo, como ya he indicado en anteriores ocasiones en esta suerte de gloria puede llevar implícito la posible penitencia. A estas alturas ya nadie duda que la "mareona" de afines que acuden a las oficinas del FAC (lo de la coincidencia con las iniciales del líder indiscutible sigue molestando a muchos, incluso a algunos de su propios seguidores) es un alivión en el que, si bien figuran cientos de afiliados movidos por la ilusión del proyecto y la capacidad de liderazgo de quien lo va a dirigir, también ha permitido la llegada de numerosos "soldados de fortuna", avidos del posible botín que atisban en una no descatable victoria de Cascos. En las condiciones de formación del nuevo partido resulta casi imposible controlar esta cascada de aspirantes a un 'puestín' en una futura formación ganadora y así lo han reconocido algunos de sus promotores.
El congreso del sábado será la primera prueba de fuego, pero, aunque compleja y problemática, ésta no se presenta como la tarea más complicada de los responsables de Foro Asturias. Quizá lo peor venga después, cuando la nueva formación eche a andar con todas las de la ley y el espíritu unitario en torno a un líder y a un línea programática, un proceso en el que sus responsables tienen que ser capaces de imponerse a los intereses espúreos de los arribistas habituales que no han encontrado su sitio en reinos de mayor entidad.
Será a partir de la semana próxima cuando Cascos y su equipo (aquí sí que creo que tendrá claras unas líneas generales a formalizar) tendrán que, metafóricamente, sentarse a esa mesa de nuestra viejas madres e imponerse la díficil tarea de escoger las lentejas, una ingrata obligación, pero de la que va a depender en buena medida recorrer el camino hacia las urnas con posibilidades de auténtico partido político o permitir que un proyecto que ha contagiado ilusión a millares de asturianos se convierta en una jaula de grillos ingobernable y presto a las puñaladas traperas siempre que las ambiciones de unos cuantos no se vean recompensadas con la inclusión en listas electorales.
Esa es la tarea del partido. Claro que, como he repetido en numerosas ocasiones la militancia es una cosa (de relativa importancia) y el voto popular, otra; y éste el veterano político asturiano lo tiene ganado hace ya bastante tiempo.
No sé muy bien por qué esta imagen me ha venido a la memoria cuando faltan sólo tres días para la celebración del congreso constituyente de Foro Asturias, el partido ideado e impulsado para devolver a Francisco Álvarez-Cascos a la primera línea de la política asturiana. Quizá porque estaba imaginando el inevitable caos que, en buena lógica, debe de estar siendo la organización de dicho cónclave, en unas condiciones de organización y, sobre todo financieras, desfavorables por la estrechez del tiempo disponible.
La cita del sábado va a representar el verdadero punto de arranque del objetivo de devolver a Cascos a los altares de la cosa pública. Casi siete mil militantes en menos de dos meses es una meta difícil de alcanzar para cualquier otro político, pero como los hechos demuestran no para alguien como él.
Sin embargo, como ya he indicado en anteriores ocasiones en esta suerte de gloria puede llevar implícito la posible penitencia. A estas alturas ya nadie duda que la "mareona" de afines que acuden a las oficinas del FAC (lo de la coincidencia con las iniciales del líder indiscutible sigue molestando a muchos, incluso a algunos de su propios seguidores) es un alivión en el que, si bien figuran cientos de afiliados movidos por la ilusión del proyecto y la capacidad de liderazgo de quien lo va a dirigir, también ha permitido la llegada de numerosos "soldados de fortuna", avidos del posible botín que atisban en una no descatable victoria de Cascos. En las condiciones de formación del nuevo partido resulta casi imposible controlar esta cascada de aspirantes a un 'puestín' en una futura formación ganadora y así lo han reconocido algunos de sus promotores.
El congreso del sábado será la primera prueba de fuego, pero, aunque compleja y problemática, ésta no se presenta como la tarea más complicada de los responsables de Foro Asturias. Quizá lo peor venga después, cuando la nueva formación eche a andar con todas las de la ley y el espíritu unitario en torno a un líder y a un línea programática, un proceso en el que sus responsables tienen que ser capaces de imponerse a los intereses espúreos de los arribistas habituales que no han encontrado su sitio en reinos de mayor entidad.
Será a partir de la semana próxima cuando Cascos y su equipo (aquí sí que creo que tendrá claras unas líneas generales a formalizar) tendrán que, metafóricamente, sentarse a esa mesa de nuestra viejas madres e imponerse la díficil tarea de escoger las lentejas, una ingrata obligación, pero de la que va a depender en buena medida recorrer el camino hacia las urnas con posibilidades de auténtico partido político o permitir que un proyecto que ha contagiado ilusión a millares de asturianos se convierta en una jaula de grillos ingobernable y presto a las puñaladas traperas siempre que las ambiciones de unos cuantos no se vean recompensadas con la inclusión en listas electorales.
Esa es la tarea del partido. Claro que, como he repetido en numerosas ocasiones la militancia es una cosa (de relativa importancia) y el voto popular, otra; y éste el veterano político asturiano lo tiene ganado hace ya bastante tiempo.
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