En el discurrir de la reciente historia de España casi todos los líderes políticos han tenido a su lado a su particular 'perro de presa', ese compañero que hace el trabajo sucio, al menos el diláctico, para preservar al jefe de 'enfangarse' en un escenario de insultos y descalificaciones. Esta afirmación suele ser válida tanto para los líderes nacionales como para los regionales.
Dado que en el ámbito del Principado de Asturias ya nadie duda de que la campaña ha empezado, el primero en distribuir tareas ha sido el PSOE y, si su candidato Javier Fernández no suele morderse la lengua, parece claro que el trabajo 'de ring' se lo ha asignado al 'número dos' de la Federación Socialista Asturiana, Jesús Gutiérrez, quien un día sí y otro también dedica sus manifestaciones públicas a desfogarse con contundencia y epítetos sin control contra sus dos adversarios políticos con capacidad de tener una representación sustancial en Junta General que salga de los comicios de mayo.
Lo más curioso de todo es que el señor Gutiérrez, desviándose de las líneas maestras de su propio partido, consistente en establecer la diana del verdadero enemigo a combatir en el Partido Popular, insiste jornada tras jornada en disparar con bala casi siempre contra Cascos. Hay desde mi punto de vista una evidente contradicción entre el ninguneo de las opciones institucionales de FAC y los permanentes ataques que muchas veces llegan al insulto. No es labor mía juzgar la estrategia de los socialistas asturianos, pero diría que, por un lado, las palabras parecen desautorizar a los hechos o, dicho de otro modo, que con esa línea de actuación le están dado al ex vicepresidente del Gobierno mucha más relevancia de la que su propio partido, líder aparte, tiene realmente. En definitiva que, de alguna forma, dan a entender sin pretenderlo que es el ex ministro el verdadero enemigo al que temen. En este aspecto, quizá Fernández, Gutiérrez y los suyos deberían tomar ejemplo de esos que dicen son sus auténticos rivales. Los ex compañeros de Cascos han comprendido bien que cuanto menos se hable de su oponente, mejor que mejor, y así se lo están aplicando. Las manifestaciones sobre el ex ministro casi siempre se reducen a responder a preguntas concretas de los medios de comunicación que hacen inevitable "decir algo".
¡Quien te ha visto y quien te ve, Jesús! La última intervención, la realizada hoy mismo reitera con profusión que Cascos y su partidos son la extrema derecha, cita influencias de Falange y otras lindezas similares. Si la campaña electoral socialista va a discurrir por estos derroteros no creo que unas urnas que les vaticinan un serio retroceso vayan precisamente a darle la vuelta a esta previsión; más bien al contrario, puede ocurrir lo opuesto. Lo de los insultos ya se ha demostrado que, aunque práctica corriente en la política, ha agotado la paciencia de los ciudadanos si se recurre a ellos cuando faltan argumentos para la defensa de los propios principios y programas.
El 'número dos' del PSOE asturiano, además, ha realizado hoy otra afirmación que da mucho juego a quienes seguimos de cerca la política y descubrimos precisamente con un señor llamado Zapatero que lo del 'crepúsculo de las ideologías' es ya un hecho en España. El señor Gutiérrez ha dicho que ningún ciudadano de izquierda de esta región va a votar a Cascos, algo sobre lo que me permito discrepar. En estos momentos, esas personas que el dirigente socialista denomina de izquierdas ya no saben muy bien dónde está esa izquierda y en que se diferencia de la derecha -discursos sociales aparte que la realidad cotidiana se encarga de desautorizar-. Esté usted seguro, don Jesús, de que mucha gente de la que usted llama de izquierdas sí va a votar a FAC, incluso algunos con carné de su propio partido o del sindicato hermano de la UGT.
Por último, en una intervención plagada de 'perlas', el segundo de Javier Fernández, ha insistido en que, si hay ocasión, la derecha en Asturias pactará, es decir que si PP y FAC sacan entre ambos la mitad más uno de los diputados regionales habra gobierno de ambos y sitúa a la aspirante popular, Isabel Pérez-Espinosa, como hipotética presidenta. Sin llegar a los extremos de imaginación que han llegado a desarrollarse en torno a un llamado 'pacto de La Llorea', que se correspondería con acuerdo poselectoral entre el propio PSOE y PP, ese otro acuerdo entre populares y Cascos se nos antoja en estos momentos más que complicado por lo que se deriva de las inquinas personalistas entre quienes dirigen ambas fuerzas políticas. ¡Claro que Génova podría llegar a forzar ese acuerdo !, pero. al menos por el momento, parece harina de otro costal. Las quinielas son libres y todo el mundo puede hacer sus vaticinios.
Sirva solamente de comentario adicional que, desde mi punto de vista, un pacto para gobernar entre PP y Foro no parece, a priori, que sea contranatura, dada la procedencia mayoritaria del partido de Cascos y de él mismo, que hace tres meses militaban en el partido de Rajoy. Al margen de los inconvenientes de tipo personalista a los que antes me refería, ese pacto no sería menos razonable desde el punto de vista teórico que el que la FSA viene renovando legislatura a legislatura con Izquierda Unida, fuerza que, por cierto, en los escenarios más optimistas de los socialistas, podría volver a ser necesaria para lograr una mayoría de gobierno, ya no digo absoluta.
En fin, que don Jesús Gutiérrez, como estratega no está resultando especialmente hábil en sus continuas intervenciones, y mucho menos en la de hoy. Claro que, para terminar como empezaba este comentario, es posible que sí esté haciendo bien un trabajo específico, el que le habría encomendado su jefe de filas, el ya citado de 'perro de presa'. A fin de cuentas, no hay que olvidar que la diana de sus dardos realizó ese papel hace algunos años para Aznar y se ganó el apelativo de 'rottwailer'. De momento, el 'numero dos' de la FSA puede que esté entrando en la lista de 'razas caninas peligrosas', pero, al menos por ahora, todavía le falta la categoría y el pedigrí de su oponente.
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