Muchos de los hombres y mujeres de mi generación (que ya no van a cumplir los sesenta) recordarán sin duda, de su más tierna infancia, a sus madres inclinadas al anochecer sobre la superficie de grueso mármol blanco veteado en la ingrata labor de separar entre las decenas de unidades del kilo de lentejas vertido sobre la mesa las picadas a un lado y las bien conservados al otro. Eran otros tiempos y ahora el progreso ha liberado a las amas/os de casa de tan desagradecido trabajo.
No sé muy bien por qué esta imagen me ha venido a la memoria cuando faltan sólo tres días para la celebración del congreso constituyente de Foro Asturias, el partido ideado e impulsado para devolver a Francisco Álvarez-Cascos a la primera línea de la política asturiana. Quizá porque estaba imaginando el inevitable caos que, en buena lógica, debe de estar siendo la organización de dicho cónclave, en unas condiciones de organización y, sobre todo financieras, desfavorables por la estrechez del tiempo disponible.
La cita del sábado va a representar el verdadero punto de arranque del objetivo de devolver a Cascos a los altares de la cosa pública. Casi siete mil militantes en menos de dos meses es una meta difícil de alcanzar para cualquier otro político, pero como los hechos demuestran no para alguien como él.
Sin embargo, como ya he indicado en anteriores ocasiones en esta suerte de gloria puede llevar implícito la posible penitencia. A estas alturas ya nadie duda que la "mareona" de afines que acuden a las oficinas del FAC (lo de la coincidencia con las iniciales del líder indiscutible sigue molestando a muchos, incluso a algunos de su propios seguidores) es un alivión en el que, si bien figuran cientos de afiliados movidos por la ilusión del proyecto y la capacidad de liderazgo de quien lo va a dirigir, también ha permitido la llegada de numerosos "soldados de fortuna", avidos del posible botín que atisban en una no descatable victoria de Cascos. En las condiciones de formación del nuevo partido resulta casi imposible controlar esta cascada de aspirantes a un 'puestín' en una futura formación ganadora y así lo han reconocido algunos de sus promotores.
El congreso del sábado será la primera prueba de fuego, pero, aunque compleja y problemática, ésta no se presenta como la tarea más complicada de los responsables de Foro Asturias. Quizá lo peor venga después, cuando la nueva formación eche a andar con todas las de la ley y el espíritu unitario en torno a un líder y a un línea programática, un proceso en el que sus responsables tienen que ser capaces de imponerse a los intereses espúreos de los arribistas habituales que no han encontrado su sitio en reinos de mayor entidad.
Será a partir de la semana próxima cuando Cascos y su equipo (aquí sí que creo que tendrá claras unas líneas generales a formalizar) tendrán que, metafóricamente, sentarse a esa mesa de nuestra viejas madres e imponerse la díficil tarea de escoger las lentejas, una ingrata obligación, pero de la que va a depender en buena medida recorrer el camino hacia las urnas con posibilidades de auténtico partido político o permitir que un proyecto que ha contagiado ilusión a millares de asturianos se convierta en una jaula de grillos ingobernable y presto a las puñaladas traperas siempre que las ambiciones de unos cuantos no se vean recompensadas con la inclusión en listas electorales.
Esa es la tarea del partido. Claro que, como he repetido en numerosas ocasiones la militancia es una cosa (de relativa importancia) y el voto popular, otra; y éste el veterano político asturiano lo tiene ganado hace ya bastante tiempo.
Me gusta mucho la referencia a escoger lentejas. Muy gráfico.
ResponderEliminar