Cuando en el verano de 2009 mi hijo me ayudó (soy un analfabeto informático) a abrir esta tribuna pública, mi único objetivo era seguir haciendo, aunque fuera de los circuitos laborales, aquello que ha ocupado más de la mitad de mi vida y que tantas satisfacciones -y también bastantes disgustos, ¿por qué no decirlo?- me ha proporcionado: practicar el periodismo, aunque ya dentro de un género específico, pero con absoluta libertad, manteniendo siempre los principios del respeto a las personas e instituciones de los que algunos, cuando les sueltan las bridas, se olvidan con mucha facilidad.
Con el paso del tiempo, y con muchos altibajos, fruto de circunstancias personales concretas y de estados de ánimo, "Periodista en la reserva" -cada vez me gusta más la denominación que elegí precipitadamente y un poco al azar- fue progresando y consolidándose y tuve la oportunidad de comprobar que muchas personas a las que conocía, y otras no, se iban sumando a los visitantes y, en algunos casos, participando activamente con sus comentarios. Tengo que resaltar que los principios a los que antes me refería y que han he intentado que presidieran todos mis comentarios han recibido un trato exquisito y en todo este tiempo no he sentido el peso de mis posibles equivocaciones. Más bien al contrario, uno de los resultados de los que más orgulloso me siento es el nivel de respeto logrado siempre, tanto en el acuerdo como en la discrepancia.
Desde aquel julio de 2009 han pasado muchas cosas; en alguna me he involucrado con un criterio; en otras he preferido no entrar. Es la ventaja de estar sujeto únicamente a la propia voluntad a la hora de darle al treclado. Lo que sí tengo muy claro es que si entonces alguien me hubiera dicho que a estas alturas un proyecto con vocación de satisfacer una necesidad personal y que nació bajo el sello de la humildad habría conseguido más de diez mil visitas lo hubiera atribuido a la bondad de un amigo, si no a la arenga de un visionario.
Pero esa utopía de entonces se ha hecho realidad esta madrugada. En fin que, recurriendo a un simil automovilístico, el cuentakilómetros dio la vuelta (ya sé que es a los cien mil kilómetros, pero yo me conformo con esa décima parte). En cualquier caso, se trata solamente de una cifra y, en todo caso, es un incentivo más para seguir mientras el cuerpo aguante sosteniendo este foro del que ya formamos parte un buen grupo de gente. A todos ellos, los amigos y los menos amigos, muchas gracias y hasta pronto.
Enhorabuena por tantas visitas, sin duda menos de las que mereces.
ResponderEliminar