Todos los que tenemos ya unos cuantos años hemos pasado con frecuencia por esos encuentros con antiguos compañeros de fatigas del colegio, de la mili, del trabajo, de las actividades deportivas o de cualquier otra etapa de nuestra vida, contactos que casi siempre terminan con un compromiso de tratar de reunir al máximo número de quienes formaban esos grupos para un reencuentro, generalmente gastronómico, en el que dar rienda suelta a los recuerdos y, por qué no, a la nostalgia. Es obvio que en la mayoría de los casos la cosa no pasa de buenos deseos.
Sin embargo, hay personas que aceptan el reto de ese compromiso y vuelven a reunir a los viejos compañeros de alegrías y desengaños.
Esta reflexión viene a cuento del hecho que, ya en más de una ocasión, me haya topado con un nutrido grupo de veteranos dirigentes del Partido Comunista, ahora retirados o repartidos en partidos y sindicatos de la izquierda española. Viéndolos en sana conversación uno no deja de sentir una cierta envidia y se pregunta si, además de convocar en sus palabras al pasado próximo, no estarán configurando con su larga experiencia una visión actual de la situación española y de Asturias a la que la capacidad de tanto nuevo profesional de la política no tiene acceso por mucho que se empeñen en tratar de mostrar lo contrario.
Como estoy convencido de que esta última actividad entra dentro del plan periódico de reuniones se me ocurre que no estaría de más crear una de estas 'cátedras' extrauniversitarias y llevar a ellas a las nuevas generaciones de 'servidores públicos' en partidos, sindicatos e instituciones. Seguramente aprenderían mucho más que de la encorsetada, desideologizada y simplista escuela que en estos momentos son las mencionadas organizaciones.
Vaya un brindis especial por los 'viejos camaradas', aquellos que sí dejaron huella en la historia de la España democrática.
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