Con el paso de los meses creo que a nadie con un mínimo de raciocinio se le escapa ya que al Gobierno estatal del Partido Popular los asturianos le importamos un pito. Son ya demasiados los datos que se van acumulando a partir de los cuales se constata que el Principado va perdiendo peso (si es que todavía le queda algo) en el conjunto de España. Resulta patético ver a los 'chicos' asturianos de Rajoy moverse como boxeadores sonados tratando de argumentar los beneficios de tal bodrio de Ejecutivo.
Se vio a raíz de los debates y negociaciones sobre la reforma de la financiación autonómica y la distribución del déficit previsto entre las autonomías. Que los gastizos y derrochadores, si tienen un apellido original de tal o cual territorio, no deben preocuparse porque serán premiados, y que los cumplidores y formales que eligen el camino de acatar las órdenes de Madrid, aunque no las compartan, únicamente se quedarán con las sobras de la gran mesa de los repartos.
Ahora la gigantesca guinda de este extravagante pastel la han puesto las cifras del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 2014, presentado hace solamente algunas horas.
Según el más importante documento económico del año, el Principado va a sufrir el mayor recorte en inversiones de todo el territorio español, con un 31,6% menos que el presente ejercicio.
Ahora, desde el mismo Gobierno autonómico al resto de los partidos políticos con presencia parlamentaria (excepción hecha, claro está de Mercedes Fernández y su equipo) hay coincidencia en el clamor por una decisión netamente discriminatoria hacia esta pequeña región que en los casi dos años de gestión nacional de los populares ha dado muestra de una mesura rayana en la sumisión ignominiosa.
Ya es obvio que cumplir y luego protestar no sirve para nada. Clamar o llorar por las esquinas no conduce a ninguna parte. Bueno, sí, al despeñadero. Por eso parece llegado el momento de que todas esas humillaciones tengan una respuesta contundente. El Ejecutivo que preside Javier Fernández tiene una mayoría exigua, pero mayoría, y debería reforzarla con una actitud netamente reivindicativa en la que juegue con las escasas bazas que el entramado constitucional le permite.
Nunca me ha parecido una buena idea reformar la ley electoral autonómica por un sólo voto de diferencia, pero el Gobierno del Principado solamente tiene el apoyo de Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia y debe fortalecerlos. Debe tratar, también, de incorporar a otras fuerzas políticas (que los siervos del PP asturiano mantengan su desafortunado papel si es el único que les dejan) y agentes sociales, además de todas aquellas entidades y sociedades con implantación en el territorio que quieran evitar el desahucio de Asturias. Ahora quizá sea el momento de recordar una vieja canción de un veterano cantautor propio, aquella que empezaba pidiendo "¡Asturias ponte en pie!".
O SOMOS TODOS DE IZQUIERDAS O TODOS DEBEMOS SER DE ULTRADERECHA PARA APLAUDIR LAS MEDIDAS QUE NOS ACORRALAN CONTRA LAS CUERDAS
ResponderEliminarCADA UNO DEBE CONOCER SU LUGAR, PERO CON EL PP ESPAÑA VA A LA RUINA ECONOMICA
Es cierto que les importamos un pito, pero eso no pasa de ser una cuestión anecdótica. La verdadera motivación del castigo está fundamentada en otras cuestiones, que enunciaré de menor a mayor importancia:
ResponderEliminar1. Contar con un gobierno del PSOE.
2. Haber castigado electoralmente -en dos ocasiones a falta de una- a las "rubias" candidaturas populares avaladas y promocionadas por Génova con un despliegue preelectoral nunca visto por estas latitudes.
3. Pero sobre todo por haber cometido la osadía de impulsar a la presidencia del Principado a la auténtica "bestia negra" del PP de Rajoy. Una afrenta y un desafío imperdonables para ese Ejecutivo.
En cuanto a la reforma de ley electoral autonómica, lo que no es una buena idea es relegarla, contando con un acuerdo en su formato por parte de PSOE, IU y UPyD, y con mayoría absoluta en la Cámara para hacerla efectiva. No cuelan las disculpas de intentar incorporar a otros partidos, ni del riesgo a ser modificada posteriormente por otro Ejecutivo. Si es para mejorarla todavía más y hacerla todavía más justa y representativa, bienvenidas sean todas las reformas.