jueves, 5 de marzo de 2015

La gran chapuza ferroviaria

Al hecho de que el plan de vías de Gijón se haya convertido en relevante polémica de actualidad no es ajena la condición de año electoral en el que nos encontramos. Más bien diría que lo contrario. Que es la inmediata cita con las urnas para renovar las instituciones locales y autonómicas la que ha colocado en un primer plano la agria controversia política.

Y es que, leyendo las informaciones de estos últimos días y el carácter destacado de las mismas en los medios de comunicación, cualquiera diría que se ha producido un punto de inflexión en el lentísimo proceso de un proyecto que se remonta muchos años atrás y que ha hivernado durante la mayor parte de los mismos. Argumentar ahora con parones suena más a retranca política que a debate serio sobre infraestructuras.

No es el momento ni el lugar éste para apelar a documentación de un largo periodo que se inició en 2002 con la idea de la supresión de la llamada barrera ferroviaria, que partía en dos una parte sustancial de la ciudad. Soterramiento de la playa de vías, desplazamiento hacia el extrarradio de la estación terminal y aprovechamiento del suelo para nuevos proyectos urbanísticos son aspectos que ahora suenan a musiquillas del pasado y que una simple visita al terreno diluyen frente a la cruda realidad.

De entonces acá ha habido gobiernos de distinto color y ministros de diverso pelaje en Madrid. Incluso en Asturias también ha habido una corta alternancia de siglas y cambios de presidente autonómico. Total, nada de nada. En la práctica, un "solarón", como acostumbramos a denominar en la villa, y mucha palabrería para rellenar líneas en la prensa escrita o minutos en las ondas radiofónicas o en las pantallas de televisión.

Aunque lo peor de todo no es el continuado arrumbamiento de uno de los planes estrellas para Gijón por parte de unos y de otros, sino su sincronía con el abandono de algunos otros proyectos también relacionados con la villa y los 'caminos de hierro'. El más sangrante es, sin duda, el tristemente conocido como metrotrén, íntimamente ligado al plan de vías ya señalado. Ahora, esta "fantástica" idea se ha quedado en un obsoleto agujero con constantes cargas económicas y sin una previsión de uso ni a corto, ni a medio, ni a largo plazo. No en vano, esta "genial" idea se pone en marcha bajo los auspicios de un Francisco Álvarez-Cascos en el Gobierno de la nación que, de entrada, fue rechazado por sus adversarios políticos asturianos pero que ha alternado beneplácitos y críticas de los mismos a lo largo de todos estos larguísimos años, hasta el extremo de hacer propio el proyecto, según aconsejaran las circunstancias del momento, algunos de quienes lo denigraron en origen.

Y qué decir de un asunto cual es el de la alta velocidad que, si bien no es exclusivo de la villa de Jovellanos, si afecta directamente a sus habitantes, una cuarta parte de la población del Principado. La llegada a Asturias y a Gijón de los convoyes más rápidos se topa, de entrada, con la necesaria culminación de la variante de Pajares, multimillonaria obra siempre pendiente de rematar y al que las hemerotecas han puesto fecha en inumerables ocasiones merced a las osadas declaraciones de los sucesivos responsables. Ahora, el Gobierno de Mariano Rajoy, y su ministra Ana Pastor, han vuelto a establecer ese dato como algo próximo. Lástima que los asturianos ya estemos tan escarmentados y, como Santo Tomás, necesitemos tocar para creer.

Y si el túnel de Pajares es fundamental para la conexión de alta velocidad, no es menos relevante el establecimiento de un objetivo claro para la llegada de la misma al centro de Asturias y a Gijón, otra patata caliente que hasta la fecha se han ido pasando los sucesivos gobiernos estatales. Por no hablar de ese clavo en el zapato que nos colocó años atrás el presidente José Luis Rodríguez Zapatero  con el cuello de botella de la estación de León, también -nos dicen- de cercana solución.

No vamos a hablar ahora del AVE del Cantábrico, del tren-tran o de un largo capítulo de ocurrencias que se han repartido alternativamente socialistas y populares. En definitiva, todo ello y alguna cosa más invitan a tomar prestada la denominación utilizada por el líder de Foro Asturias Ciudadanos a propósito de la actual situación del reseñado plan de vías y hacerla extensible a prácticamente a todo lo que tiene que ver con ese medio de transporte y este territorio. Asturias, y Gijón, no se merecían esta gran chapuza ferroviaria.

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