Si hay en estos momentos unas preguntas que ninguno de los grandes partidos admite son precisamente aquellas que, como es lógico, más interesan a la ciudadanía, la de los nombres con los que PSOE o PP piensan tratar de revalidar o conquistar el poder en ayuntamientos, comunidades autónomas y, por supuesto, en el Gobierno de la nación. El debate se abrió precisamenteen el seno del PSOE -aunque algunos de sus dirigentes responsabilizaron directamente del mismo al PP con intenciones desestabilizadoras- y con la continuidad como líder y aspirante a un tercer mandato estatal de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero esa no es ahora la cuestión a la que quiero referirme.
Mucho más próxima que la cita con las urnas para las elecciones legislativas está la que los españoles tenemos con las municipales y autonómicas, algo más de un año. Los dirigentes regionales socialistas, al igual que los populares, responden con desplantes, cuando no amenazas, a cualquier posble reflexión sobre quienes van a ser cabezas de cartel en el Principado y en los principales ayuntamientos de la comunidad. "Por lo menos hasta después del verano, nada de nada", espetan con irritación. Una afirmación que no se corresponde en modo alguno con los intensos movimientos que desde hace meses se vienen produciendo auspiciadas desde las respectivas cúpulas.
Hoy voy a referirme exclusivamente al ámbito autonómico y dejo para una próxima ocasión algunas operaciones no menos interesantes en los ayuntamientos de mayor relevancia.
Por lo que al PSOE se refiere, la cosa parece estar, a priori, bastante bien encaminada. Ferraz y Zapatero quieren en el cartel asturiano a Javier Fernández, secretario general de la FSA, y así se lo han hecho saber. Que Areces no esté dispuesto a facilitar su relevo no debería ser de entrada un problema. Más bien -como ya he comentado en anteriores ocasiones- habrá que esperar a que el eterno hamletiano líder regional disipe el 'ser o no ser' de una decisión que ya debió tomar hace años. Quizá esta vez, y pese a la losa de la crisis económica, le resulte más difícil esquivar los designios de sus líderes nacionales.
Menos claras están las cosas en el PP. Por el momento, Ovidio Sánchez se ha comprometido formalmente a no repetir por cuarta vez y solamente uno de los suyos, Joaquín Aréstegui, ha manifestado públicamente su deseo de ser candidato. Queda -claro está, y los que me siguen se estarían preguntando si no iba a referirme a él en esta ocasión- la 'gran esperanza blanca', Francisco Álvarez-Cascos. He repetido en muchas ocasiones y no voy a hacerlo otra vez que hasta la fecha, no se daban ninguna de las condiciones necesarias para el retorno del ex vicepresidente del Gobierno a la política regional y que sólo su expreso deseo a Rajoy de regresar a Asturias podría abrirle el camino. Hasta la fecha, Cascos no ha vuelto a decir esta boca es mía y las sucesivas informaciones periodísticas no hacen sino avalar que hay un grupo relativamente amplio de incondicionales que están dispuestos a lo que sea para forzar ese regreso; un grupo de incondicionales y dirigentes aislados de aquí y de allá, pero nadie de los que llevan la manija de las decisiones. El criterio de la calle coincide con los primeros, pero las bases no cuentan, aunque pueda parecer un absurdo.
Sin embargo, y esta va para uno de los incondicionales de esta tribuna, a medida que pasa el tiempo se van acumulando hechos y declaraciones determinantes que pudieran llegar a influir en un cambio de la actual tendencia a la contra. Voy a citar dos muy recientes: Una, el PP ha puesto a Asturias entre sus prioridades para aumentar su poder autonómico, y dos, Aznar va reapareciendo con fuerza y cada día sus intervenciones recuerdan más al líder del partido que las de quien ostenta formalmente el puesto en este momento: Mariano Rajoy.
La primera es relativamente importante, y digo relativamente porque esa apuesta por Asturias ya la apuntó en las autonómicas de 2007 y finalmente no se la quiso jugar y optó por una más que previsible tercera derrota de Ovidio Sánchez. Pese a todo, éste sacó más diputados que nunca y quedó a uno de los mayoritarios socialistas. Quizá ahora, con el actual presidente comprometido a no repetir y siguiendo la trayectoria creciente de apoyos en comunidades tradicionalmente negadas como ésta, se empiecen a plantear que ha llegado la hora de ganar. Y para ello no vale cualquiera y Cascos es -pese a todos los inconvenientes que su figura plantea- un 'valor seguro'.
La segunda novedad es, desde mi punto de vista, más relevante. Quien fuera el único líder con opciones reales de victoria del PP, retirado voluntariamente con mayoría absoluta y previsiones de volver a ganar -el 11-M vino después-, se presenta cada día más participativo en la vida política y económica española, y para ello foros no le faltan. Hoy, sin ir más lejos, calificó la situación económica del país de "extrema gravedad" y lo rubricó afirmando que "Nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo" refiriéndose a Zapatero y sus gobiernos. Esa primera frase nos recuerda directamente a las palabras que Cascos pronunció en una de las pocas entrevistas que ha concedido en estos años al referirse a su vuelta a la política, que sólo una situación de alto riesgo para el futuro de España y de Asturias podrían cambiar su rechazo a dejar el retiro voluntario con el que siguió los pasos de Aznar. Si bien es obvio que ambos no acabaron precisamente como amigos, el tiempo y la deriva del partido que ambos levantaron ha contribuido en estos últimos años a acercar sus posiciones. ¿Son palabras como las de Aznar las que pueden por fin dar una señal de salida para un cambio de ruta en la trayectoria del ex ministro de Fomento? Podría ser. Las circunstancias adversas existen y va a seguir contando con una cerrera de obstáculos de los muchos y relevantes -por su posición- enemigos que tiene en su propio partido, que le tienen auténtico "pánico": porque le conocen.
En fin, que mientras las direcciones de populares y socialistas se encierran en el silencio oficial y tratan de tapar todos los posibles huecos para que los periodistas metan las narices en lo que se cuece dentro, la ruleta ya ha empezado a girar y, aunque todavía la bola está difuminada por el movimiento intenso, la suerte puede estar echada. Pronto lo veremos. Y si no al tiempo.
En primer lugar, estimado don Marcelino, agradecer su esfuerzo de análisis sobre la situación política regional y, específicamente, sobre los futuribles autonómicos asturianos en los dos grandes partidos. En sus post siempre hay un poso de gran periodismo (es decir, de gran periodista) que se hecha mucho de menos.
ResponderEliminarVaya tambien en el capítulo de gratitudes la alusión a este incondicional de su Blog (confieso que lo soy y espero, si se brinda la oportunidad, que me acepte un cafetín en la mesa del Dindurra donde se sentaba su director, aquel grande del periodismo gijonés, Francisco Carantoña).
Dicho esto, a mí me parece que, políticamente hablando, 2010 va a resultar en Asturias como "La Bolsa". Las acciones de los posibles candidatos subirán o bajarán en función de los acontecimientos. Por ejemplo, nuestro periodista en la reserva hace referencia hoy a las declaraciones de Aznar y, en consecuencia,en su opinión, las opciones de Cascos suben enteros. Pero, sinceramente,¿es posible que alguien en la Dirección nacional del PP pueda, juiciosamente, anteponer los nombres de Ovidio Sánchez o Aréstegui, a un grande de la política asturiana como Cascos? Es que no hay color: Cascos va a ser candidato, sí o sí. No hay otras opciones mencionables.
En el PSOE, sin embargo, tienen un problema serio. Por necesidades internas, necesitan descabalgar a Areces -todo un barón, lo que no es baladí- para dar entrada a Fernández -toda una incógnita desde hace dos décadas- y no parece que el primero tenga muchas ganas de ceder los trastos al segundo. Algunos aspirantes a Consejeros están participando en el ambiente con sus declaraciones, lo que es un claro anticipo de terremotos con epicentro en la calle Ferraz y efectos devastadores en el Palacio de la presidencia.
Bueno, a los que nos gusta la política este tipo de movimientos en una u otra parte, son sintomáticos y, que quiere que le diga, enriquecen bastante el encefalograma planísimo de una región muy venida a menos.
Bien está que alguien como usted, don Marcelino, de acreditada visión y trayectoria, nos lo desmenuce y nos enteremos de lo que se cuece.
No tengo tan claro que Cascos vaya a ser candidato del PP en Asturias porque su retorno sería sinónimo de "fame" para unos cuantos vividores de la política que están alojados en el pp de Asturias y que no tienen ni oficio ni beneficio. Además son una colección de vagos con los que Cascos nunca trabajaría.
ResponderEliminar