En la ya inevitable polémica sobre una hipotética vuelta de Francisco Álvarez-Cascos a la política habían hablado hasta ahora muchos de sus correligionarios en la región, pero casi todos con un peso específico relativo, cuando no nulo a la hora de la verdad. La reciente declaración del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, a preguntas de los periodistas, ha abierto una nueva vía para seguir conjugando pros y contras, y en este caso de relevancia por tratarse quien se manifiesta de uno de los pocos que realmente, fuera de lo que pase por Génova, sigue teniendo mucho que decir cuando llegue la hora de decidir sobre la candidatura autonómica para 2011.
Son muchos los que han interpretado el par de escuetas frases del regidor ovetense como un espaldarazo claro a la vuelta de Cascos. Otros, por el contrario, conociendo su estilo y su calculada ambigüedad a la hora de pronunciarse sobre temas espinosos -para las guerras locales ya es más directo y no tiene pelos en la lengua-, preferimos quedarnos en la literalidad de sus palabras que no fueron otras que "La trayectoria política de Cascos sobrepasa a Asturias". Ese 'sobrepasa' ¿implica que es el candidato que él quiere o que debe irse más allá de la frontera asturiana, a la política nacional si el PP sigue mejorando sus expectativas para las generales de 2012? Si a ello se une que De Lorenzo aprovecha el mismo marco para recordar que el presidente asturiano es Ovidio Sánchez y que él decide los tiempos -obvio, por otra parte, pero innecesario de sacar a cuento- y que, a renglón seguido, el propio Sánchez, que se había negado a hablar del tema y que atrubuyó a "chismes" los comentarios sobre la candidatura de Cascos, rompe su propia norma y repite los mismos argumentos que De Lorenzo y dice que al ex presidente del Gobierno "Asturias podría quedársele pequeña", ¿qué hay que pensar?
Ni a uno ni a otro le interesa que Cascos vuelva, aunque elogiarle no cuesta nada. Lo que ocurre, como está sucediendo en la FSA, es que el debate sobre las cabeceras electorales está abierto, por mucho que les pese a los respectivos dirigentes. Las preguntas son obligadas y el silencio absoluto no es políticamente rentable y abre aún más el campo de las especulaciones. Por ello, se dice lo que se dice y muchos prefieren quedarse en la lectura simple y pensar que aquí algo está empezando a cambiar. Nada más lejos de la realidad. En Asturias los apoyos de Cascos son los de sus propios fieles, hoy apartados de cualquier responsabilidad relevante y los de amplios sectores de las bases del partido y de la ciudadanía, pero estos deciden sobre propuestas ya cerrradas en otros ámbitos superiores.
En el PP asturiano hay desde hace tiempo una inercia que implica un reparto de papeles y poderes que todo un 'aparato' se encarga de conservar y de que nada cambie para poder seguir viviendo de la política, algo que la presencia de Cascos amenaza con destruir como un castillo de naipes. Ahora el debate está ahí y no se puede parar. Decir lo justo y calcular cada palabra es cosa de estos profesionales y Gabino es el maestro en esta región.
Él y Ovidio Sánchez sitúan al ex ministro de Fomento muy por encima de 'la pequeña Asturias' e incluso hacen un paralelismo futbolístico con Messi o Kaká, cuya militancia en el Oviedo es impensable, aunque el equipo para sí los quisiera. En fin, que no tienen inconveniente en llamar "galáctico" a su veterano 'compañero' con lo que le sitúan en la Liga de las Estrellas, es decir en Madrid. Las categorías inferiores es mejor que se las dejen a ellos.
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