martes, 17 de noviembre de 2009

CINE ESPAÑOL

Del cine español se viene hablando últimamente mucho, aunque buena parte del sonido es más ruido que otra cosa. Uno no sabe si quedarse con los defensores de la calidad de las producciones que salen al mercado o con las declaraciones del señor Guardans, el brazo derecho de la ministra González Sinde, sujeto como todo alto cargo al papel de reductor de expectativas fruto de la crisis económica. Pues ni con unos ni con otro. Desde luego, la media habitual de las películas nacionales se encuentra en estos momentos en una de las fases más descorazonadoras de los últimos años, por mucho que se empeñen los presuntos creadores en defender su obra.
Sin embargo, como en los cuentos, de vez en cuando aparece es instante de magia y un destello despereza el aburrimiento de tanta falsa comedia o 'thriller' sicológico. Y uno de esos momentos se ha producido ahora con el estreno de "Celda 211", uno de esos ejemplos que permiten recuperar la confianza no sólo en el cine nacional, sino en el CINE (son mayúsculas).
Acudí a la proyección con un saco al hombro de opiniones superlativas, cargadas de adjetivos elogiosos y, en un mano, con mi recelo hacia las posibilidades reales de Daniel Monzón, autor de tres películas fallidas, aunque una de ellas, la anterior, "La caja Kovak", apuntaba posibilidades.
Todos los recelos quedaron olvidades a medida que discurría el metraje de "Celda 211", una 'rara avis' de esas que enganchan desde el principio hasta el final con un elenco de personajes reales, creíbles, entrañables y brutales a un mismo tiempo, y con un poso infalible para cualquier historia, la amistad, el compañerismo, llevados hasta la muerte si es preciso. Pero luego había que mover a esos elementos y darles un ritmo. ¡Y vaya si Monzón lo hace!
Quiero decir con esto que, si nos abstraemos de algún rostro conocido -cada día más extraordinario Luis Tosar- y ponemos en inglés los títulos de crédito nadie dudaría en situar a "Celda 211" a la altura de los mejores filmes de ambiente penitenciario de las cinematografías más potentes. Vamos, que podría ser nuestro "Bruebaker" español, pero en mejor.
Personajes, incluidos los múltiples secundarios, climas, ritmo narativo, todo funciona para completar una verdadera obra que, si no maestra, se aproxima bastante.

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