martes, 17 de noviembre de 2009

Cuando el carbón suena

El futuro de la minería del carbón es como el Guadiana, aparece y desaparece, aunque en este segundo caso deja tras de sí en muchas ocasiones efectos negativos para el sector. No vamos a recordar ahora todo el historial de recetas 'jibaristas' de los expertos en energía que solicitaron los correspondientes recortes basándose en unos criterios estrictamente económicos que, en frío, podían ser incontestables. Fruto de esos oráculos vinieron los sucesivos recortes, que no fueron mayores gracias a la existencia de unos sindicatos, los mineros, que son de los pocos que mantienen el espíritu genuino de estas organizaciones sociales: defender a sus trabajadores y los puestos de trabajo. ¿Existiría hoy HUNOSA si no fuera por la presencia de las centrales mineras y, sin quitar mérito a nadie, por la existencia de un auténtico líder como es el inagotable líder del SOMA, José Ángel Fernández Villa? Mientras sus compañeros de otros sectores se han ido aburguesando a base de sillones en consejos de entidades financieras públicas, de empresas y organismos de idéntico carácter o de formar parte del séquito oficial del presidente autonómico de turno en sus inavcabables viajes internacionales, los sindicatos mineros , sus dirigentes, han sido de los pocos que han roto la tónica de "no moverse para salir en la foto" y, en cada uno de los momentos difíciles, han dicho las "verdades del barquero" a todo diós, por supuesto también a los dirigentes institucionales y políticos de los partidos en los que militan e incluso ocupan -o ocupaban- cargos.
Cierto que en esas batallas se han ido dejando plumas, pero el sector, a pesar de que las cifras apuntan a medidas drásticas periódicamente, se ha mantenido dada su condición de estratégico, y no sólo para una región como Asturias, sino para el conjunto del sector energético.
Mucho me temo que, tras uno de los obligados paréntesis, estamos iniciando un nuevo ciclo de ataque basado en los "inasumibles" costes del carbón español. Días atrás, el portavoz económico del PPP, Cristóbal Montoro, ponía la primera banderilla, bien erropado por los criterios de la Unión Europea, permanente espada de Damocles para el sector. Hasta aquí, lo normal. Lo más preocupante es que leamos hoy en la prensa que la Comisión Nacional de la Energía empieza a poner sobre el tapete sus nuevas recetas y traslada al Gobierno "seis propuestas de mejora" para el decreto del carbón, además de plantear que los incentivos para el consumo del mineral se extiendan sólo hasta el año 2012 y recordar que esta política tiene una inevitable repercusión en la tarifa eléctrica. En fin, una reconvención camuflada al plan del carbón.
A mi todo esto me huele mal, especialmente si a las pocas horas el presidente del Principado solicita a Zapatero que defienda el carbón durante la inminente Presidencia española de la UE. Y es que cuando el carbón suena..., preparate para la tijera. A fin de cuentas es la historia de los últimos años.
Por mucho que los mandatarios asturianos y sus voceros recurran a la innovación y a los servicios, muy necesarios por cierto, la dieta económica de esta región sigue sin poder prescindir de la industria y la minería. Sin ellas, sería como una mesa de dos patas, inestable y con posibilidades de venirse al suelo.
En estas circunstancias, sería bueno que todos los partidos políticos asturianos se olvidasen de sus enfrentamientos y remasen en una única dirección. Por cierto, ¿está dispuesto el presidente regional del PP, Ovidio Sánchez, a plantar cara a los dirigentes económicos de su partido a nivel nacional al margen de una frase o dos para titular en un periódico?
En cualquier caso, la confianza que esos políticos nos inspiran hacen cuando menos dudar de que se tomen el asunto como 'casus belli' y defiendan las ayudas y los tamaños de explotación actuales sin dar un solo paso atrás. Eso me lleva a recordar que todavía nos quedan Maximino y Villa, no tan locuaces como hace tiempo, pero me niego a creer que el paso de los años o el desgaste de la lucha sindical les haya desactivado. En el caso del líder del SOMA hay que confiar que su voz sigue siendo más alta que la de muchos de sus correligionarios socialistas, a pesar de haber ido perdiendo peso político en cargos e instituciones. Cualquier otro escenario me resulta, aún hoy, difícil de creer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario