El marco de FITUR ha servido al Gobierno del Principado para concretar algo de lo que venía hablando hace tiempo pero se estaba haciendo esperar ya demasiado, hasta el extremo de llegar a hacernos desconfiar de que podría hacerse realidad. Según lo anunciado ayer, el aeropuerto de Asturias contará desde junio próximo con tres enlaces diarios nuevos con Madrid que operará Air Europa. Aunque algunos de los detalles de fechas, horas y precios no se han concretado, todo parece indicar que los planes de la compañía aérea pueden ser satisfactorios para acabar con el abusivo monopolio actual de Iberia -con los precios más caros del Norte- y ofrecer, a la vez, alguna alternativa aérea a las escasa existentes con la capital de España.
La noticia -como digo- es buena y lo que sería necesario a partir de ahora es que el proyecto se presente a los usuarios no solamente con precios competitivos, sino con vocación de continuidad. Desgraciadamente, en esta comunidad tenemos una de las historias más descorazonadoras en lo que a servicios aéreos se refiere, con negativas experiencias que van desde los proyectos de corto recorrido abortados a los pocos meses -o años- de su puesta en funcionamiento con excusas de difícil credibilidad al absoluto fracaso de la puesta en marcha de una operadora con capital asturiano, Air Asturias, que ocupó más tinta en los periódicos que los nulos servicios que a la hora de la verdad llegó a ofrecer, sin olvidar la historia de los principios de la diversificación, con el inicio de las compañías de bajo coste, momento en que el Gobierno del Principado, en una campaña sin precedentes que capitaneó la consejera Ana Rosa Migoya, se empeñó en rechazar la oferta de Ryan Air, que ya operaba en Santander y que sigue operando a día de hoy con notables resultados. No hace falta recordar palabras oficiales de los miembros del Ejecutivo autonómico en las que se aseguraba que los vuelos baratos sólo iban a servir para traer a Asturias a mochileros que en nada iban a contribuir a mejorar nuestro PIB. Podría seguir hablando de las múltiples experiencias que, por culpa de unos o de otros -ahora ya da igual-, fueron quedando como cadáveres en el camino de la historia del Aeropuerto de Asturias.
Por eso, lo que ahora nos interesa a todos es que el proyecto de Air Europa se ponga en marcha, ofrezca condiciones satisfactorias en las relaciones servicio/precio y, sobre todo, que, si los usuarios responden, se consolide como una oferta de continuidad más allá de periodos más o menos temporales acordes con épocas del año más favorables a su utilización.
La confirmación del proyecto de Air Europa bajo esas premisas servirá también para bajarles algo los humos a los responsables de Renfe -o de Adif, que tanto da que da lo mismo- quienes, tras la borrachera de un éxito que seguramente en ningún momento pensaron al poner en marcha los servicios de Alvia, ahora han subido casi por sorpresa las tarifas y los precios -lo habían anunciado para más adelante y en esta tribuna ya hice un comentario- y se niegan a poner en funcionamiento nuevos servicios argumentando que los cuatro diarios en ambos sentidos con Madrid son suficientes para cubrir la demanda. Un simple ejemplo: los dos trenes que ayer salieron de Gijón a las 10.25 de la mañana y a las dos de la tarde no disponían el día anterior de una sola plaza libre, y eso que no estamos en periodos de mocvimientos masivos por vacaciones u otros menesteres que invitan a pensan en una multiplicación generalizada del número de usuarios.
El éxito del Alvia, comodidades del tren aparte, eran su supremacía sobre cualquier otro medio en precio -con Iberia- o en tiempo -con ALSA- amén de su historial de cumplimiento horario muy alejado del viejo tópico de los retrasos de cualquier servicio ferroviario que se precie. Lo decía días atrás: se puede acabar mal por problemas de carácter económico o de gestión, se puede uno -ya lo sabemos- morir de éxito. los responsables de ADIF deberían recapacitar y pensar que parte de su éxito se lo han servido en bandeja los competidores. Si alguno de estos empieza a ofrecer condiciones más favorables el ferrocarril entre Asturias y Madrid podría sufrir un retroceso respecto a dos años de creciente incremento de viajeros y, por tanto de resultados contables. Sería una pena que no supieran adaptarse a la competencia.
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