2009 acabó con una campaña de peticiones -el líder del PP de Llanes, un grupo de diputados regionales, alguna opinión personal de personas tan bien situadas como el diputado nacional Isidro Fernández Rozada,...- que reclaman el que Cascos vuelva a Asturias y se sitúe como la opción de victoria de los populares para la Presidencia del Principado. También en estas últimas fechas, el presidente regional actual y tres veces aspirante sin éxito a esa plaza, Ovidio Sánchez, y algunos miembros de su 'guardia de corps' han minimizado el tema considerando "chismes" sin mayor relevancia esos movimientos verbales de unos y otros.
En definitiva, que las cosas no han cambiado nada desde la última vez que me referí al marco político actual, poco favorable si se valora el peso real de cada una de esas facciones a facilitar la vuelta de Cascos. Es cierto que el grupo de los 'fans' juega con una carta a favor que, aunque para la cuestión que abordamos tiene poco peso real, no hay que desdeñar con vistas a alguna modificación futura en el escenario: la calle. El reclamo del desembarco del veterano político de la derecha asturiana tiene defensores no sólo en amplias bases de su propio partido, sino también en no menos numerosos sectores de la ciudadanía en general e incluso, aunque estos lo digan de boca para adentro, de representantes de la izquierda regional. Todo ello, sin embargo, de nada valdrá mientras los actuales dirigentes regionales y locales (de Gijón) sigan viendo en el ex ministro de Fomento un serio peligro para sus aspiraciones de seguir como profesionales en la política.
Ovidio Sánchez ha recordado recientemente que el candidato lo decide Génova. Eso también lo sabíamos y para el que tenga el humor de seguir esta tribuna ya conocerá mi criterio de que el actual líder nacional, Mariano Rajoy, no creo que esté entusiasmado con la vuelta de Cascos y mucho menos si es con opciones de convertirse en un 'molesto' barón regional. Dicen algunos amigos del ex vicepresidente que el 'silencioso' presidente del partido tiene que jugar esa carta para optar con bastantes garantías a gobernar en Asturias. Pero, y si es así, ¿por qué ha alentado la tercera intentona de un perdedor nato como Sánchez en la última convocatoria autonómica? Yo soy de los que creo que Rajoy prefiere un Sánchez perdedor a un Cascos ganador. No voy a decir que quiera la derrota, pero no parece que desde que es presidente del partido haya hecho muchos esfuerzos por ganar el Principado, ni de lejos la actitud que sí ha mantenido en otras comunidades.
Y el que esto esté leyendo se dirá:¿para exponer lo de siempre no hacía falta tanto 'rollo' como el desarrollado hasta aquí. Cascos sigue sin decir esta boca es mía y no parece que vaya a cambiar de criterio por el momento, más allá de las segundas y terceras lecturas que sus afines quieran hacer de salmones y 'museles'. Pero sí hay una novedad que me he resistido a exponer hasta ahora y que ha llegado el momento de apuntar. Queda claro que los promotores de la vuelta de Cascos, más allá de lo que pase por los más recónditos rincones de la mente del ex ministro, no están dispuestos a dejar pasar la ocasión -podría no haber ya otra, dado que los años nos van pasando para todos- y han decidido pasar a la acción. Conscientes de que en Asturias hay poco que hacer, aunque parece evidente que se montarán plataformas y recogida de firmas si es preciso, todo apunta a que el objetivo está en la dirección nacional. Por eso, de la manifestación en voz alta de lo que son unos deseos, han decidido pasar a la acción y atacar directamente en el núcleo principal del partido. Si Rajoy no va a dar facilidades también es cierto que no va a oponerse abiertamente si los clamores vienen de otros ámbitos. Por ello, los más fieles 'casquistas' asturianos han decidido pedir ayudas en Madrid y recurrir a quienes pueden por su posición o por lo que representan aún en la estructura nacional influir en las más altas instancias. Los seguidores asturianos del ex presidente han emprendido su propia campaña y están echando mano de algunos de los ex compañeros de Cascos en el Gobierno, incluido el propio ex presidente José María Aznar, algunos ex ministros que entran en Génova todavía como Pedro por su casa, a una incondicional del asturiano, la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, y, sobre todo, al flamante presidente de Caja Madrid, Rodrigo Rato, que si bien no es exactamente un amigo de Cascos, podría aprovechar su actual situación para ayudar a un compañero al que admira y respeta.
Ésta sí es una novedad importante que podría cambiar el hasta ahora negativo panorama en el objetivo de recuperar al ex vicepresidente para la política institucional. Atentos a esta estrategia que podría coger con el pie cambiado a los muchos enemigos que el veterano político mantiene en su tierra y que controlan el PP asturiano. Claro que -como ya dije una vez- todo ello podría ser innecesario si el propio interesado abandonara su torre de marfil y, además de aprovechar el trabajo de sus fieles y amigos, se olvidara de la alfombra roja y hablara con claridad a Rajoy: "Mariano, quiero ser presidente de Asturias. ¿Tú que dices?". Pues que va a decir: "P'alante".
Mmmmmmmm¡ Nuestro añorado periodista en la reserva se mantiene en sus trece... pero menos. Digamos que, en efecto, las campanadas de 2010 parecen haber hecho algo de mella en el escepticismo sobre la vuelta a la política de Alvarez-Cascos.
ResponderEliminarYa he tenido la oportunidad de comentar en este mismo blog que, para mí, la vuelta de Cascos no dependerá de si son galgos o podencos, tirios o troyanos, ovidistas o pardistas. La clave de la vuelta de ese gran político asturiano estará, única y exclusivamente, en la situación de su región. Un personaje de la talla de Alvarez-Cascos, muy comprometido con su tierra, no se quedará de brazos cruzados viendo como se desangra. A lo largo de 2010 veremos si la situación de Asturias se agudiza aún más. Yo me temo que sí, y por lo que leo de don Marcelino, es un sentimiento compartido. En 2010 la clave y en 2011, la respuesta.