Cascos no ocultó nunca que su hipotético regreso al primer plano de la política encabezando la lista del Partido Popular para las autonómicas del año que viene tendría que producirse en unas circunstancias muy determinadas y, hay que decirlo con claridad, siendo él quien pone las condiciones, por cierto presumiblemente muy exigentes. Desde aquel órdago de "tienen que barrerme toda la casa" ha pasado mucho tiempo y ha corrido mucha tinta y, aunque con algunos puntos oscuros en el camino, el tiempo no ha hecho sino reforzarle, con la progresiva 'conversión' de muchos adversarios internos, con una buena campaña a la hora de sumar apoyos por parte de sus incondicionales y un escenario, en definitiva, que parece encajar cada día más con su postura de fuerza para convertirse no sólo en el 'deseado', sino también lograr que, finalmente, el regreso se produzca no por petición propia -cada día parece más fácil que sean quienes mandan los que se lo reclamen- y casi con tintes de aclamación mayoritaria.
Admitiendo lo relativos que pueden ser sus resultados, los sondeos empiezan a aparecer y colocan al político asturiano como la persona capaz de darle a su partido el Gobierno del Principado. La más reciente, la que hoy publica 'El Mundo' y que es continuación de otra de ámbito nacional que "tiñe España de azul", concede a los populares, ya presumiblemente con el ex 'número dos' de Aznar como cartel, la mayoría absoluta con, entre 23 y 24 escaños, dejando el PSOE a diez puntos de distancia -casi los mismos que en la encuesta estatal- y con entre 18 y 19 diputados, y a Izquierda Unida con una caída de un escaño -de cuatro a tres-. En este caso, la coalición juega con todos los elementos en contra: su presencia en el Gobierno asturiano como bastón de apoyo de los socialistas, sus conflictos internos inacabables y, sobre todo, la agudización de un voto bipolar que machaca a los minoritarios.
Aludía antes a lo relativo de los sondeos, pero si el primero que se ha puesto con números en negro sobre blanco es el de 'El Mundo' -nada sospechoso de estar 'manejado' por los valedores de Cascos, como la presidenta madrileña Esperanza Aguirre-, en fechas próximas veremos aparecer también nuevas encuestas, algunas ya realizadas, aunque no hechas públicas, en concreto dos, que coinciden con la del periódico de Pedro J., en el sentido de dar la mayoría absoluta al PP de Cascos en Asturias. Item, desde que salió a la luz que Génova había incluido el nombre del político asturiano, pese a no estar oficialmente en ningún puesto político, ni de partido ni institucional, en sus consultas a la ciudadanía hay que decir que el equipo de Rajoy ha cambiado aquella primera filtración sobre una opinión ciudadana que dejaba a Cascos cerca de la mayoría absoluta que necesataría para gobernar, pero sin alcanzarla, hasta disponer ya de números que sobrepasan esa barrera de los 23 diputados necesarios. Todo esto, por supuesto, no existe formalmente para los partidos políticos, pero es una realidad mal que les pese y lo más importante de todo es que, al margen de la credibilidad que cada cual quiera dar a una u otra encuesta, lo que el conjunto marca es una tendencia y ésta empieza a ser machacona en favor de los postulados y la estrategia de Cascos.
Hay un aspecto del sondeo que conocemos, el citado de 'El Mundo', que me parece especialmente interesante y que puede ser incluso más relevante que el numérico y es la opinión delos asturianos sobre el retorno del ex ministro de Fomento: un 51% lo considera un buen candidato, pero lo más significativo no es tanto que lo consideren los votantes del PP (84%), sino los de IU (42,7%) y los del PSOE (37,4%). Esto no lo dice el periódico madrileño, pero son bastantes los militantes de los dos partidos que en estos momentos mantienen el Gobierno de coalición que confiesan en privado su estima por Cascos y algunos, más atrevidos, apuestan incluso por ofrecerle su apoyo en forma de voto.
En definitiva, que dejando aparte a la organización gijonesa, empeñada su presidenta en nadar contracorriente en lugar de dejarse llevar por el impulso de la ola -no haría falta que proclamase al ex vicepresidente del Gobierno su candidato, ni que se hicieran amigos a estas alturas, objetivo imposible y difícil de imaginar hasta para los amantes de la ciencia-ficción-, todo apunta a que el escenario está diseñado de acuerdo a los deseos del protagonista principal y que, si las cosas no se tuercen insospechadamente, éste va a imponer finalmente el guión que se propuso hace meses y por el que casi nadie -si exceptuamos la media docena de incondicionales- dábamos un duro, y lo va a hacer por encima de miedos y recelos, sean asturianos o nacionales.
Posdata: Sigo echando de menos una simple señal -no hace falta una declaración formal- del señor Cascos que nos confirme su deseo de ocupar ese escenario, ser la estrella del mismo y llevarse la ovación del triunfo cuando caiga el telón de las urnas. Hasta la fecha -lo he repetido muchas veces- se ha cuidado, y sigue haciéndolo, de 'mojarse' ni la punta del dedo gordo de un pie.
lunes, 31 de mayo de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
Llamazares, la vuelta del hijo pródigo
Ocupados como estamos los asturianos con la vuelta de Cascos, sí o no, o con el relevo de Vicente Álvarez Areces por Javier Fernández, sí o no, puede que no nos estemos ocupando de una fuerza política que no por menos relevante que PP y PSOE sea especialmente importante para el futuro institucional de Asturias, dada su condición de llave en comunidad y ayuntamientos a lo largo del periodo democrático en numerosas ocasiones.
Me refiero, naturalmente a Izquierda Unida. La coalición ya sufrió hace tres años una convulsión interna, que no pasó a mayores por verdadero milagro, cuando Jesús Iglesias relevó al frente de la lista autonómica a Francisco Javier García Valledor. Se tapó el conflicto lo mejor que se pudo y los resultados, a la larga, pese a la espantada final del segundo, no tuvo mayor trascendencia externa para esta fuerza política en Asturias.
Ahora se avecina otra y no es aventurado decir que puede pasar de todo. A priori, nada haría pensar que el coordinador general no vuelva a ser el candidato de la coalición a la Presidencia del Principado. Sin embargo, los acontecimientos de estos últimos años a nivel nacional han introducido un nuevo elemento que sería temerario ignorar. Me refiero a la situación del ex coordinador general a nivel federal, Gaspar Llamazares, el asturiano que un día inició el camino de ida para liderar desde Madrid a la izquierda de los socialistas y ahora está a punto de emprender el de vuelta, una vez culminado con mas borrones que aciertos su largo periodo de líder nacional con su relevo por Cayo Lara.
Llamazares ha dicho que volverá a Asturias a ocupar su puesto de funcionario del Estado, pero es algo que cuesta trabajo creer. Cierto que tiene por delante un año de mandato parlamentario, pero esa plaza de número uno por Madrid está muy lejos de su alcance para 2012. Para intentar retornar a la Cámar Baja por Asturias necesita una base sólida institucional y esa sólo se la podría dar el ser el cabeza de lista autonómico de la coalición el año próximo, aparte de ser mucho más segura para seguir en la brecha que un escaño en el Congreso que Asturias le niega a la coalición últimamente.
A fin de cuentas, dicen quienes ya están preparando el terreno para esta operación, el caso de Llamazares no es tan distinto del de Cascos, salvando las distancias númericas de votos entre una fuerza política y otra. Un candidato con pedigrí siempre es mejor gancho que otro con un currículo sin especiales méritos tanto en el ámbito interno como en el institucional.
En fin, que aunque acabe de empezar, podemos estar ante otro culebrón que, en este caso, no va a tener tantos enemigos en Madrid como en el del polémico ex vicepresidente del Gobierno con Aznar; más bien al contrario.
Y lo de Llamazares es sólo la punta del iceberg, porque IU está en periodo de cambios y los va a a haber e importantes en algunos ayuntamientos, como en el de Gijón, por ejemplo, pero de eso ya les hablaré otro día.
Me refiero, naturalmente a Izquierda Unida. La coalición ya sufrió hace tres años una convulsión interna, que no pasó a mayores por verdadero milagro, cuando Jesús Iglesias relevó al frente de la lista autonómica a Francisco Javier García Valledor. Se tapó el conflicto lo mejor que se pudo y los resultados, a la larga, pese a la espantada final del segundo, no tuvo mayor trascendencia externa para esta fuerza política en Asturias.
Ahora se avecina otra y no es aventurado decir que puede pasar de todo. A priori, nada haría pensar que el coordinador general no vuelva a ser el candidato de la coalición a la Presidencia del Principado. Sin embargo, los acontecimientos de estos últimos años a nivel nacional han introducido un nuevo elemento que sería temerario ignorar. Me refiero a la situación del ex coordinador general a nivel federal, Gaspar Llamazares, el asturiano que un día inició el camino de ida para liderar desde Madrid a la izquierda de los socialistas y ahora está a punto de emprender el de vuelta, una vez culminado con mas borrones que aciertos su largo periodo de líder nacional con su relevo por Cayo Lara.
Llamazares ha dicho que volverá a Asturias a ocupar su puesto de funcionario del Estado, pero es algo que cuesta trabajo creer. Cierto que tiene por delante un año de mandato parlamentario, pero esa plaza de número uno por Madrid está muy lejos de su alcance para 2012. Para intentar retornar a la Cámar Baja por Asturias necesita una base sólida institucional y esa sólo se la podría dar el ser el cabeza de lista autonómico de la coalición el año próximo, aparte de ser mucho más segura para seguir en la brecha que un escaño en el Congreso que Asturias le niega a la coalición últimamente.
A fin de cuentas, dicen quienes ya están preparando el terreno para esta operación, el caso de Llamazares no es tan distinto del de Cascos, salvando las distancias númericas de votos entre una fuerza política y otra. Un candidato con pedigrí siempre es mejor gancho que otro con un currículo sin especiales méritos tanto en el ámbito interno como en el institucional.
En fin, que aunque acabe de empezar, podemos estar ante otro culebrón que, en este caso, no va a tener tantos enemigos en Madrid como en el del polémico ex vicepresidente del Gobierno con Aznar; más bien al contrario.
Y lo de Llamazares es sólo la punta del iceberg, porque IU está en periodo de cambios y los va a a haber e importantes en algunos ayuntamientos, como en el de Gijón, por ejemplo, pero de eso ya les hablaré otro día.
Bienvenido Caudal
Mientras todo el mundo tiene ya puesta la mirada futbolística en el ya próximo inicio del Mundial de Sudáfrica, en la Segunda División se sigue luchando por una plaza en la Liga de las estrellas y en categorías inferiores se libran cada fin de semana auténticas batallas por unos ascensos que, salvo para las respectivas aficiones y poco más pasan casi desapercibidos.
No voy a detenerme demasiado en el fin del sueño del club de la capital, definitivamente apartado de sus ilusiones de militar la próxima temporada en la categoría de plata. Baste decir que quizá un poco más de humildad y menos de grandonismo en el final de la reciente Liga y para abordar la fase de ascenso ahora abortada hubiera hecho menos amarga la sensación de vacío. Directivos y líderes en el campo han cometido el pecado de la soberbia y han frustrado a una fición en un remedo del 'florentinismo' merengue que, tras grandes promesas de glorias y lugares en el olimpo, se han quedado sin un mal título que llevarse a la boca.
Lo que sí me interesa resaltar es la excelente noticia del ascenso a la segunda División B del Caudal, uno de los verdaderos "históricos" del fútbol asturiano que retorna merecidamente a una categoría y que a partir del otoño jugará en categoría nacional, ya sea con equipos canarios y madrileños como ocurrió este año o con gallegos, como otros (el calendario de esta categoría es difícil de confeccionar y no se puede conocer hasta que se despejen muchas incógnitas), y lo hará con el propio Oviedo y con el filial del Sporting. ¡Ojalá la alegría la completen el Marino de Luanco y el Llanes, todavía vivos en las liguillas de ascenso!
Enhorabuena mierenses.
No voy a detenerme demasiado en el fin del sueño del club de la capital, definitivamente apartado de sus ilusiones de militar la próxima temporada en la categoría de plata. Baste decir que quizá un poco más de humildad y menos de grandonismo en el final de la reciente Liga y para abordar la fase de ascenso ahora abortada hubiera hecho menos amarga la sensación de vacío. Directivos y líderes en el campo han cometido el pecado de la soberbia y han frustrado a una fición en un remedo del 'florentinismo' merengue que, tras grandes promesas de glorias y lugares en el olimpo, se han quedado sin un mal título que llevarse a la boca.
Lo que sí me interesa resaltar es la excelente noticia del ascenso a la segunda División B del Caudal, uno de los verdaderos "históricos" del fútbol asturiano que retorna merecidamente a una categoría y que a partir del otoño jugará en categoría nacional, ya sea con equipos canarios y madrileños como ocurrió este año o con gallegos, como otros (el calendario de esta categoría es difícil de confeccionar y no se puede conocer hasta que se despejen muchas incógnitas), y lo hará con el propio Oviedo y con el filial del Sporting. ¡Ojalá la alegría la completen el Marino de Luanco y el Llanes, todavía vivos en las liguillas de ascenso!
Enhorabuena mierenses.
domingo, 23 de mayo de 2010
El eufemismo de los mercados
Como toda persona con dos dedos de frente sigo con preocupación el día a día de una crisis que no supimos cuándo empezó hasta que ya era galopante y que -lo peor- no sabemos cuándo puede terminar si ponemos atención en las sucesivas elongaciones que de la misma van haciendo los responsables gubernamentales (si la memoria es frágil hágase un repaso pormenorizado de las manifestaciones del presidente Zapatero y de muchos ministros tanto en lo que se refiere al momento en que se va situando la aparición de la luz al final del tunel o de algunos efectos palpables de la recesión como el número de parados que cada equis meses se niege un guarismo superior a los millones que se rechazó otros tantos antes).
Quizá por deformación profesional, aparte de los efectos inmediatos que tiene en la economía de todo ciudadano, procuro hacer también un seguimiento de otras opiniones teóricamente más independientes y teóricamente más autorizadas sobre la evolución de esta crisis y sus posibles salidas, las de esos que pomposamente llamos 'expertos'. Pues bien, esta es la parte más dura de llevar, al menos para quien esto suscribe. Y lo es porque hay una extraña coincidencia en la definición de los responsables que esas personas sitúan al frente de nuestras desgracias: los mercados. Lástima que la concreción se torne galimatías cuando unos y otros se ponen a tratar de explicarnos qué son exactamente esos mercados. ¿Son personas físicas? ¿Son entidades jurídicas? ¿Son los grandes poderes financieros? ¿Son esas multinacionales del chanchullo que no tienen siglas ni largos nombres de raiz anglosajona? Fijnse que hay algunos que hasta se permiten afirmar con absoluta desfachatez que los mercados somos también nosotros, los ciudadanos. En fin, que han encontrado la forma de clasificar tran un simple término algo finalmente intangible, etéreo, mezcla de cosas y conceptos, o sea, aire.
Es una magnífica forma de enmascarar con palabras las responsabilidades de una recesión de caballo, de alcance todavía no cuantificado y que puede llevar a situaciones que algunos ni nos atrevemos a formular. Puede que esos 'expertos' en alquimia verbal consigan mantener sus púlpitos porque, por desgracia, el terreno económico, cuando no se trata de la 'cuenta de la vieya', resulta intransitable para la gran mayoría de los mortales. Sin embargo, los mercados no son ninguna entidad intangible, no son una aleación de conceptos macroeconómicos; tienen nombre y apellidos, tienen siglas y si nos molestamos un poco en adentrarnos en ese proceloso terreno cuyo dominio los 'expertos' guardan celosamente para sí y nos vetan por ignorantes y leemos con detenimiento algunas de las cosas que se publican y les aplicamos el filtro del sentido común, puede que nos fabriquemos nuestro propio 'dossier' y comprobemos que, en este pozo sin fondo al que nos están precipitando, faltan precisamente algunos, los mismos que cada día leemos que siguen gastando el dinero público que teóricamente no se puede gastar, primando, en lo privado, a sus baluartes con indemnizaciones y jubilaciones supermillonarias, especulando a lo grande con las migajas de los menos poderosos o de los menos favorecidos. Son, en definitiva, unos pocos que tienen el control y que nos imponen a todos el sacrificio para que ellos sigan engordando sus bolsillos.
Los mercados son, en definitiva, esas entidades financieras, consultoras, multinacionales que muchas veces el cine nos muestra con toda crudeza, a pesar de que luego salgamos de las salas y pensemos que aquello sólo es cine. Uno de estos días vi la película 'The International' y en ella hay un personaje de breve aparición pero introducido en ese mundillo y que no se retrae al hablar con claridad. Dice este empresario/político que tras bancos y empresas lo que se mueve son precisamente los mercados y la fuerza de los mismos reside en el control de la deuda. Puede que a alguno esta simple frase le recuerda algo que transita estos días con asiduidad machacona por los periódicos y emisoras de radio y televisión, ya sea en boca de políticos, de empresarios o de esos llamados 'expertos', los mismos que eufemísticamente han conseguido que lo que en otros tiempos se identificaba fácilmente como caciquismo, explotación, colonialismo, el dominio de la mayoría por unos pocos, ahora se enmascare con el inocente nombre de mercados. ¡Lástima que Marx se haya muerto y sus correligionarios le hayan echado encima toneladas de tierra no vaya a ser que se le ocurra reencarnarse!
Quizá por deformación profesional, aparte de los efectos inmediatos que tiene en la economía de todo ciudadano, procuro hacer también un seguimiento de otras opiniones teóricamente más independientes y teóricamente más autorizadas sobre la evolución de esta crisis y sus posibles salidas, las de esos que pomposamente llamos 'expertos'. Pues bien, esta es la parte más dura de llevar, al menos para quien esto suscribe. Y lo es porque hay una extraña coincidencia en la definición de los responsables que esas personas sitúan al frente de nuestras desgracias: los mercados. Lástima que la concreción se torne galimatías cuando unos y otros se ponen a tratar de explicarnos qué son exactamente esos mercados. ¿Son personas físicas? ¿Son entidades jurídicas? ¿Son los grandes poderes financieros? ¿Son esas multinacionales del chanchullo que no tienen siglas ni largos nombres de raiz anglosajona? Fijnse que hay algunos que hasta se permiten afirmar con absoluta desfachatez que los mercados somos también nosotros, los ciudadanos. En fin, que han encontrado la forma de clasificar tran un simple término algo finalmente intangible, etéreo, mezcla de cosas y conceptos, o sea, aire.
Es una magnífica forma de enmascarar con palabras las responsabilidades de una recesión de caballo, de alcance todavía no cuantificado y que puede llevar a situaciones que algunos ni nos atrevemos a formular. Puede que esos 'expertos' en alquimia verbal consigan mantener sus púlpitos porque, por desgracia, el terreno económico, cuando no se trata de la 'cuenta de la vieya', resulta intransitable para la gran mayoría de los mortales. Sin embargo, los mercados no son ninguna entidad intangible, no son una aleación de conceptos macroeconómicos; tienen nombre y apellidos, tienen siglas y si nos molestamos un poco en adentrarnos en ese proceloso terreno cuyo dominio los 'expertos' guardan celosamente para sí y nos vetan por ignorantes y leemos con detenimiento algunas de las cosas que se publican y les aplicamos el filtro del sentido común, puede que nos fabriquemos nuestro propio 'dossier' y comprobemos que, en este pozo sin fondo al que nos están precipitando, faltan precisamente algunos, los mismos que cada día leemos que siguen gastando el dinero público que teóricamente no se puede gastar, primando, en lo privado, a sus baluartes con indemnizaciones y jubilaciones supermillonarias, especulando a lo grande con las migajas de los menos poderosos o de los menos favorecidos. Son, en definitiva, unos pocos que tienen el control y que nos imponen a todos el sacrificio para que ellos sigan engordando sus bolsillos.
Los mercados son, en definitiva, esas entidades financieras, consultoras, multinacionales que muchas veces el cine nos muestra con toda crudeza, a pesar de que luego salgamos de las salas y pensemos que aquello sólo es cine. Uno de estos días vi la película 'The International' y en ella hay un personaje de breve aparición pero introducido en ese mundillo y que no se retrae al hablar con claridad. Dice este empresario/político que tras bancos y empresas lo que se mueve son precisamente los mercados y la fuerza de los mismos reside en el control de la deuda. Puede que a alguno esta simple frase le recuerda algo que transita estos días con asiduidad machacona por los periódicos y emisoras de radio y televisión, ya sea en boca de políticos, de empresarios o de esos llamados 'expertos', los mismos que eufemísticamente han conseguido que lo que en otros tiempos se identificaba fácilmente como caciquismo, explotación, colonialismo, el dominio de la mayoría por unos pocos, ahora se enmascare con el inocente nombre de mercados. ¡Lástima que Marx se haya muerto y sus correligionarios le hayan echado encima toneladas de tierra no vaya a ser que se le ocurra reencarnarse!
Escenas de 'saloon'
No sé por qué será pero en los últimos días, a medida que se va enriqueciendo el 'culebrón Cascos', no consigo quitarme de la cabeza una imagen recurrente que liga la actualidad del asunto con una de esas escenas características e ineludibles en cualquier 'western' que se precie. Leo lo que se escribe y escucho lo que se dice y en mi mente cobra fuerza la tradicional escena de 'saloon' de cualquier película de vaqueros -así las llamábamos hasta que todos nos dimos por vencidos ante el anglicanismo colonizante y pronunciamos 'güester'- en la que la tensión se palpa en el ambiente mientras dos personajes -pistola al cinto-, frente a frente, en cada uno de los extremos de la barra, despejado el espacio vital de terceros, se disponen a demostrar con hechos quién es el más rapido.
No hace falta citar por su nombre a esos terceros que, progresivamente y de mejor o peor gana, se han quitado de la línea de tiro, como tampoco parece necesario ponerles a los dos protagonistas los rostros del propio Cascos y de Mariano Rajoy. Hasta ahora, cada uno tenía detrás a sus ayudantes -el 'bueno', probablemente un sheriff- y a su banda -el malo, un pistolero-. Lejos de mí caer en este caso en cualquier especie de maniqueismo y atribuir a cada uno de los doss políticos uno de esos dos papeles. Aclarado que no hay buenos y malos, yo sí veo a Paco como el pistolero bravucón, retador, con la culata de su revólver llena de muescas, mientras que a Mariano me lo imagino como el oponente consciente de que sólo la serenidad y la cabeza fría pueden darle la ventaja que necesita sobre el 'más rápido al Oeste del Pecos'.
Metáforas aparte, en fin, todo parece indicar que la hipotética candidatura de Cascos a la Presidencia del Principado está en el alero de estos dos personajes y en ver quién desenfunda primero. El ex 'número dos' de Aznar, envalentonado más si cabe por los diarios apoyos que recibe para su regreso, ya ha advertido en más de una ocasión que él no va a "pedir" nada, o sea, que está esperando que se lo pidan -y recuerda, para ello, cuando él mismo, con Rato, Trillo y Lucas, pidieron en formato de comisión, en 1979, a Aznar que asumiera el liderazgo nacional del partido y luego convencieron al hasta entonces 'número uno', Manuel Fraga- y que de rogar, nada de nada. Por su parte, el actual presidente nacional mantiene su silencio y, aunque no diga nada, su trayectoria y estilo deja entrever un "puedes esperar sentado". O sea, como decía, mientras se miran fijamente a los ojos, atisban el menor gesto o movimiento que indique quién va a sacar el revolver de la funda primero. Publica hoy el diario 'ABC' una información según la cual, en la conversación en la que el presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, le trasladó el deseo de dicha organización de contar con el ex ministro de Fomento como cartel para las elecciones autonómicas del año próximo, Rajoy le manifesto que "si hay que ir a buscarlo, lo vamos a buscar". Permítaseme que dude de que tales palabras hayan salido de la boca del líder gallego y mantenga en foto fija la escena del duelo en los términos antes mencionados.
Mientras el duelo -ya no puede tardar tanto- tiene un desenlace, se me ocurre que en los argumentos clásicos de esos filmes del Oeste americano algunas veces reaparecen los terceros y tratan de desequilibrar el 'hombre a hombre' que parecía el único guión ya posible. Un compañero apostado en cuclillas en el piso superior, el barman que tiene el winchester bajo la barra, uno de la mesa del fondo que sostiene el colt preparado oculto entre las piernas. Ya se llamen manifiestos de apoyo, plataformas pro o anti, encuestas que no dejan clara la absolutamente necesaria mayoría absoluta, se me antoja que el interés de la historia y los ojos de los que la siguen están ahora centrados en esos dos protagonistas y un cambio de guión a estas alturas sólo haría desvirtuar la escena final. ¡Qué los dejen solos para que demuestren cuál de los dos es el más rápido!
No hace falta citar por su nombre a esos terceros que, progresivamente y de mejor o peor gana, se han quitado de la línea de tiro, como tampoco parece necesario ponerles a los dos protagonistas los rostros del propio Cascos y de Mariano Rajoy. Hasta ahora, cada uno tenía detrás a sus ayudantes -el 'bueno', probablemente un sheriff- y a su banda -el malo, un pistolero-. Lejos de mí caer en este caso en cualquier especie de maniqueismo y atribuir a cada uno de los doss políticos uno de esos dos papeles. Aclarado que no hay buenos y malos, yo sí veo a Paco como el pistolero bravucón, retador, con la culata de su revólver llena de muescas, mientras que a Mariano me lo imagino como el oponente consciente de que sólo la serenidad y la cabeza fría pueden darle la ventaja que necesita sobre el 'más rápido al Oeste del Pecos'.
Metáforas aparte, en fin, todo parece indicar que la hipotética candidatura de Cascos a la Presidencia del Principado está en el alero de estos dos personajes y en ver quién desenfunda primero. El ex 'número dos' de Aznar, envalentonado más si cabe por los diarios apoyos que recibe para su regreso, ya ha advertido en más de una ocasión que él no va a "pedir" nada, o sea, que está esperando que se lo pidan -y recuerda, para ello, cuando él mismo, con Rato, Trillo y Lucas, pidieron en formato de comisión, en 1979, a Aznar que asumiera el liderazgo nacional del partido y luego convencieron al hasta entonces 'número uno', Manuel Fraga- y que de rogar, nada de nada. Por su parte, el actual presidente nacional mantiene su silencio y, aunque no diga nada, su trayectoria y estilo deja entrever un "puedes esperar sentado". O sea, como decía, mientras se miran fijamente a los ojos, atisban el menor gesto o movimiento que indique quién va a sacar el revolver de la funda primero. Publica hoy el diario 'ABC' una información según la cual, en la conversación en la que el presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, le trasladó el deseo de dicha organización de contar con el ex ministro de Fomento como cartel para las elecciones autonómicas del año próximo, Rajoy le manifesto que "si hay que ir a buscarlo, lo vamos a buscar". Permítaseme que dude de que tales palabras hayan salido de la boca del líder gallego y mantenga en foto fija la escena del duelo en los términos antes mencionados.
Mientras el duelo -ya no puede tardar tanto- tiene un desenlace, se me ocurre que en los argumentos clásicos de esos filmes del Oeste americano algunas veces reaparecen los terceros y tratan de desequilibrar el 'hombre a hombre' que parecía el único guión ya posible. Un compañero apostado en cuclillas en el piso superior, el barman que tiene el winchester bajo la barra, uno de la mesa del fondo que sostiene el colt preparado oculto entre las piernas. Ya se llamen manifiestos de apoyo, plataformas pro o anti, encuestas que no dejan clara la absolutamente necesaria mayoría absoluta, se me antoja que el interés de la historia y los ojos de los que la siguen están ahora centrados en esos dos protagonistas y un cambio de guión a estas alturas sólo haría desvirtuar la escena final. ¡Qué los dejen solos para que demuestren cuál de los dos es el más rápido!
miércoles, 19 de mayo de 2010
La bola de cristal
Hay días en los que uno lee algunas noticias que o te las tomas a broma o son para coger uno de esos cabreos de campeonato. Una de ellas es de la que ayer se hacían eco algunos medios informativos según la cual dos de las principales agencias internacionales de evaluación económica internacional han dejado los complicados programas macroeconómicos de sus supercomputadoras y los sesudos análisis de los más prestigiados 'gurñus' del mundo mundial para tomarse un respiro y jugar con sus vídeoconsolas.
Goldman Sachs, referente incuestionable de Wall Street, se permite desgastar sus complejos mecanismos prospectivos para proclamar que Brasil será la selección campeona del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Por su parte, otra de las grandes consultoras, JP Morgan, se apunta al mismo juego y proclama que la triunfadora de la competición será la selección de Inglaterra.
Ya digo que la cosa tendría su gracia si no fuera porque esos dos todopoderosos 'oráculos' están en esta etapa de crisis económica internacional dictando con sus informes periódicos el futuro de muchos países del Primer Mundo e influyendo más o menos directamente en los ajustes y decisiones de sus respectivos gobiernos.
Si los caminos para salir de la gran depresión son los que puedan marcar esos mismos 'prestigiosos' gigantes de la orientación demoscópica y tienen la misma credibilidad que sus vaticinios futbolísticos, habrá que pensar que nuestra recuperación económica y la posibilidad de ver una luz al final del túnel depende, probablemente, más que de un superequipo formado por algunos de los mejores economistas mundiales de una bola de cristal.
Goldman Sachs, referente incuestionable de Wall Street, se permite desgastar sus complejos mecanismos prospectivos para proclamar que Brasil será la selección campeona del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Por su parte, otra de las grandes consultoras, JP Morgan, se apunta al mismo juego y proclama que la triunfadora de la competición será la selección de Inglaterra.
Ya digo que la cosa tendría su gracia si no fuera porque esos dos todopoderosos 'oráculos' están en esta etapa de crisis económica internacional dictando con sus informes periódicos el futuro de muchos países del Primer Mundo e influyendo más o menos directamente en los ajustes y decisiones de sus respectivos gobiernos.
Si los caminos para salir de la gran depresión son los que puedan marcar esos mismos 'prestigiosos' gigantes de la orientación demoscópica y tienen la misma credibilidad que sus vaticinios futbolísticos, habrá que pensar que nuestra recuperación económica y la posibilidad de ver una luz al final del túnel depende, probablemente, más que de un superequipo formado por algunos de los mejores economistas mundiales de una bola de cristal.
martes, 18 de mayo de 2010
Génova descubre sus cartas
Los seguidores de esta tribuna de actualidad no tendrán ninguna duda de que desde la misma he insistido, tanto en los buenos como en los malos momentos, en que la hipotética candidatura de Cascos a la Presidencia del Principado no va a ser, en contra de opiniones más optimistas, un camino de rosas. A medida que el tiempo transcurre es cierto que se han producido hechos formalmente significativos en el allanamiento del camino para que el ex vicepresidente del Gobierno sea cartel electoral el año que viene. El último fue, la pasada semana, la propuesta explícita del presidente regional de los populares asturianos al mismísimo Mariano Rajoy. Hechos como estos hacen crecer la euforia entre los seguidores del ex ministro que corren el riesgo de confiarse y dar por hecho algo que, por el momento, todavía está -al menos así lo creo yo- más lejos de lo que algunos de ellos creen.
Al margen de que el posicionamiento formal de Ovidio Sánchez en Madrid responda o no al sentir mayoritario de los populares asturianos, dentro de la organización regional quedan todavía muchas piedras en el camino, al margen de las que ya todos sabemos y cuyos nombres y apellidos no es preciso repetir tantas veces, dispuestas a poner zancadillas en la presunta alfombra roja del presunto candidato 'oficial'.
Pero lo más significativo -entiendo-, en lo que a obstrucionismo se refiere no está en Oviedo, ni en Gijón, ni en Avilés,..., está en la calle de Génova, donde desde un principio -no lo habré repetido veces- el posible retorno de Cascos pone los pelos de punta a más de uno de los principales gerifaltes nacionales del partido. "A Cascos le tienen más miedo en Génova que en Ferraz", rezaba hace algunas semanal un medio informativo en su edición digital. Y no va muy descaminado.
Ayer, la que parece ser una de las principales opositoras a ese retorno, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, aseguraba en unas declaraciones a una emisora de radio que si Cascos es el candidato que Asturias quiere "tendrá todo el apoyo" de la dirección nacional, aunque apostillaba que si era otra persona, también. Pues bien, si nos guiamos por el manual, Asturias quiere a Cascos porque el presidente de los populares en la región así lo ha hecho saber al líder del partido. ¿Por qué entonces tantas dudas y tantos aplazamientos? Será porque en Madrid no se lo creen demasiado o quizá porque ni por esas quieren volver a ver al ex vicepresidente en puestos de responsabilidad, mucho menos en una 'baronía' que podría reforzar un frente noroeste más que preocupante para la dirección nacional: Feijoo, Herrera, Cascos y, ¿por qué no?, hasta Cantabria, donde los populares suben en las encuestas y Miguel Ángel Revilla siempre está dispuesto a cambiar de alianzas, especialmente si el PSOE no le hace el AVE. No sería éste un buen panorama para una dirección nacional débil.
Decía que Génova ha dejado hace tiempo claro que la 'opción Cascos' no es la suya, por muchas presiones que pudiera recibir desde abajo, y pracxtica un día sí y otro también el doble juego de alguna que otra declaracion aparentemente favorable con algunas bien diferentes en las que apunta sus dudas sobre la idoneidad de que el polémico político regrese y pueda darles el 'coñazo', acostumbrados como están a mandatarios regionales -la 'lideresa' aparte- siempre dispuestos a no molestar.
Por si había alguna duda, en las últimas horas esa misma dirección nacional ha 'filtrado' unos sondeos según los cuales Cascos no es ese candidato ganador que les venden desde Asturias y equiparan sus teóricos resultados con los de Ovidio Sánchez en las últimas autonómicas -no tan malos, por cierto para un aspirante quemado de antemano-. Con la credibilidad que a cada cual puedan producirle esas hipotéticas encuestas, esas cifras, aunque provisionales, avalan esa otra cara desfavorable al ex titular de Fomento y se insinúa que esperan que, de ser así, sea el propio Cascos el que les solucione la papeleta renunciando a su candidatura.
Por cierto, ¿renunciando a qué?. Digo esto porque me sorprende leer a diario cosas como que el político asturiano 'se ha postulado' como candidato, que 'hace campaña' y cosas por el estilo. Será necesario repetir una vez más que 'el padre de la rapaza', mal que les pese a sus detractores y a sus defensores por igual, no ha dicho esta boca es mía en el meollo de la cuestión que nos ocupa. Y si no que alguien me cite una sola frase suya que, 'sensu sctricto', diga que ya ha deshojado la margarita y quiere o tiene intención a presentarse. Parte de la culpa de esta confusión es de los que no quieren que regrese, pero también de algunos de sus incondicionales, algunos muy íntimos, que van por ahí confunciendo sus deseos con los hechos reales. Ya lo dije alguna vez; flaco favor le están haciendo sus amigos propagando que ya ha decidido presentarse y que así se lo ha transmitido. Si lo ha hecho, desde luego, no es a los que lo van pregonando siempre que pueden, y solamente sería a los que no han abierto el pico ni para decir esta boca es mía.
Vamos, que sería mejor que nadie se lanzara antes de tiempo al ruedo y esperara a ver que ficha mueve el interesado, algo sobre lo que yo, al menos, no apostaría por el momento.
Al margen de que el posicionamiento formal de Ovidio Sánchez en Madrid responda o no al sentir mayoritario de los populares asturianos, dentro de la organización regional quedan todavía muchas piedras en el camino, al margen de las que ya todos sabemos y cuyos nombres y apellidos no es preciso repetir tantas veces, dispuestas a poner zancadillas en la presunta alfombra roja del presunto candidato 'oficial'.
Pero lo más significativo -entiendo-, en lo que a obstrucionismo se refiere no está en Oviedo, ni en Gijón, ni en Avilés,..., está en la calle de Génova, donde desde un principio -no lo habré repetido veces- el posible retorno de Cascos pone los pelos de punta a más de uno de los principales gerifaltes nacionales del partido. "A Cascos le tienen más miedo en Génova que en Ferraz", rezaba hace algunas semanal un medio informativo en su edición digital. Y no va muy descaminado.
Ayer, la que parece ser una de las principales opositoras a ese retorno, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, aseguraba en unas declaraciones a una emisora de radio que si Cascos es el candidato que Asturias quiere "tendrá todo el apoyo" de la dirección nacional, aunque apostillaba que si era otra persona, también. Pues bien, si nos guiamos por el manual, Asturias quiere a Cascos porque el presidente de los populares en la región así lo ha hecho saber al líder del partido. ¿Por qué entonces tantas dudas y tantos aplazamientos? Será porque en Madrid no se lo creen demasiado o quizá porque ni por esas quieren volver a ver al ex vicepresidente en puestos de responsabilidad, mucho menos en una 'baronía' que podría reforzar un frente noroeste más que preocupante para la dirección nacional: Feijoo, Herrera, Cascos y, ¿por qué no?, hasta Cantabria, donde los populares suben en las encuestas y Miguel Ángel Revilla siempre está dispuesto a cambiar de alianzas, especialmente si el PSOE no le hace el AVE. No sería éste un buen panorama para una dirección nacional débil.
Decía que Génova ha dejado hace tiempo claro que la 'opción Cascos' no es la suya, por muchas presiones que pudiera recibir desde abajo, y pracxtica un día sí y otro también el doble juego de alguna que otra declaracion aparentemente favorable con algunas bien diferentes en las que apunta sus dudas sobre la idoneidad de que el polémico político regrese y pueda darles el 'coñazo', acostumbrados como están a mandatarios regionales -la 'lideresa' aparte- siempre dispuestos a no molestar.
Por si había alguna duda, en las últimas horas esa misma dirección nacional ha 'filtrado' unos sondeos según los cuales Cascos no es ese candidato ganador que les venden desde Asturias y equiparan sus teóricos resultados con los de Ovidio Sánchez en las últimas autonómicas -no tan malos, por cierto para un aspirante quemado de antemano-. Con la credibilidad que a cada cual puedan producirle esas hipotéticas encuestas, esas cifras, aunque provisionales, avalan esa otra cara desfavorable al ex titular de Fomento y se insinúa que esperan que, de ser así, sea el propio Cascos el que les solucione la papeleta renunciando a su candidatura.
Por cierto, ¿renunciando a qué?. Digo esto porque me sorprende leer a diario cosas como que el político asturiano 'se ha postulado' como candidato, que 'hace campaña' y cosas por el estilo. Será necesario repetir una vez más que 'el padre de la rapaza', mal que les pese a sus detractores y a sus defensores por igual, no ha dicho esta boca es mía en el meollo de la cuestión que nos ocupa. Y si no que alguien me cite una sola frase suya que, 'sensu sctricto', diga que ya ha deshojado la margarita y quiere o tiene intención a presentarse. Parte de la culpa de esta confusión es de los que no quieren que regrese, pero también de algunos de sus incondicionales, algunos muy íntimos, que van por ahí confunciendo sus deseos con los hechos reales. Ya lo dije alguna vez; flaco favor le están haciendo sus amigos propagando que ya ha decidido presentarse y que así se lo ha transmitido. Si lo ha hecho, desde luego, no es a los que lo van pregonando siempre que pueden, y solamente sería a los que no han abierto el pico ni para decir esta boca es mía.
Vamos, que sería mejor que nadie se lanzara antes de tiempo al ruedo y esperara a ver que ficha mueve el interesado, algo sobre lo que yo, al menos, no apostaría por el momento.
viernes, 14 de mayo de 2010
No hay vergüenza
En un día en el que hay noticias más que de sobra para analizar detenidamente -la suspensión del juez Garzón, los líos internos de la Cadena Ser, el emplazamiento de CiU a Zapatero para adelantar elecciones o presentar una cuestión de confianza en el Parlamento, las amenazas de IU de Asturias de irse del Gobierno del Principado, las multas a los dirigentes de esa misma coalición por coacciones a 'compañeros' del PCA,...- de la lectura de la actualidad me quedo con una información menos destacada que todas la anteriores pero que produce a cualquier ciudadano racional un profundo sonrojo: el Senado se gastará el próximo día 24 nada menos que 6.500 euros para hacer efectivo su 'compromiso' con las lenguas cooficiales y, en esa jornada concreta, servir la traducción a esas mismas lenguas - y al español- de la intervención del presidente de la Generalitat, el señor Montilla. No se trata de una situación excepcional y la Cámara Alta ya estudia -y parece decidida a llevar adelante- ampliar la incorporación de las citadas lenguas cooficiales a todos sus trabajos, con un coste aproximado de un millón de euros.
Con la que tenemos encima nos vienen con estas zarandajas. No es un problema cuantitativo, obviamente, porque con esa 'calderilla' no se va a arreglar nada, pero se trata de algo tan sencillo de entender para el vulgo como la necesidad de tener un poco de vergüenza torera, la misma que, de existir, obligaría a sus señorías a esconderse debajo de sus escaños ante ocurrencias como ésta.
Respeto a los catalanes y a su lengua, como a los vascos, los gallegos o los valencianos, pero no creo que sea ni medianamente presentable echar mano del dinero público para que Montilla, o quien sea, hablen en su lengua en una de las dos cámaras del Estado español. Viendo cosas como ésta no me extraña que los 'nacionalistas' asturianos reclamen que, llegado el caso, la exigencia de iguales derechos para el bable... aunque algunos de los senadores del Principado seguramente no se enterasen de nada.
Con casos como éste, aunque para alguno pueda parecer anecdótico, es como se acaba de perder cualquier confianza en la clase política e, incluso, en las instituciones, máxime si se trata de una, el Senado, cuya existencia despierta con frecuencia suspicacias en la ciudadanía, que se pregunta, tras analizar el entramado constitucional del Estado y las funciones que atribuye a cada institución, para qué sirve realmente si no tiene una capacidad legislativa real -cualquier acuerdo del Congreso que pueda remover vuelve a la Cámara Baja para que lo devuelva a su ser- ni ha logrado ser la cámara de representación territorial que se viene predicando desde que España recuperó la democracia, y de eso ya han pasado muchos años.
Con la que tenemos encima nos vienen con estas zarandajas. No es un problema cuantitativo, obviamente, porque con esa 'calderilla' no se va a arreglar nada, pero se trata de algo tan sencillo de entender para el vulgo como la necesidad de tener un poco de vergüenza torera, la misma que, de existir, obligaría a sus señorías a esconderse debajo de sus escaños ante ocurrencias como ésta.
Respeto a los catalanes y a su lengua, como a los vascos, los gallegos o los valencianos, pero no creo que sea ni medianamente presentable echar mano del dinero público para que Montilla, o quien sea, hablen en su lengua en una de las dos cámaras del Estado español. Viendo cosas como ésta no me extraña que los 'nacionalistas' asturianos reclamen que, llegado el caso, la exigencia de iguales derechos para el bable... aunque algunos de los senadores del Principado seguramente no se enterasen de nada.
Con casos como éste, aunque para alguno pueda parecer anecdótico, es como se acaba de perder cualquier confianza en la clase política e, incluso, en las instituciones, máxime si se trata de una, el Senado, cuya existencia despierta con frecuencia suspicacias en la ciudadanía, que se pregunta, tras analizar el entramado constitucional del Estado y las funciones que atribuye a cada institución, para qué sirve realmente si no tiene una capacidad legislativa real -cualquier acuerdo del Congreso que pueda remover vuelve a la Cámara Baja para que lo devuelva a su ser- ni ha logrado ser la cámara de representación territorial que se viene predicando desde que España recuperó la democracia, y de eso ya han pasado muchos años.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Adiós a la izquierda
En el día de hoy, cautivas y desarmadas las clases populares, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha decretado el fin del Estado del Bienestar. Supongo que habrá algunos a los que este tono de parte franquista de final de la guerra civil española y la instauración de la dictadura les sonará muy fuerte, pero el mensaje que ayer lanzó el presidente del Gobierno a los españoles es tan duro y preocupante que admite cualquier tipo de reacción inmediata.
Dejaré para otro día en que la mente sea capaz de estar serena el posible análisis del conjunto de medidas, su necesidad, el momento y las circunstancias. Vayan por delante, de momento, un par de rotundas constataciones: por un lado, el adios a la existencia en España de un partido y una política de izquierdas -IU es lo que es-. Si a alguien le quedaban dudas sobre tal condición aplicada al PSOE, el arrumbamiento de todas las banderas y pancartas de políticas sociales progresistas que le han servido desde que ganó las elecciones generales en 2004 se convierte en la historia de un fracaso y en su conversión en una más de las fuerzas políticas conservadoras que gobiernan los principales países del mundo -no en vano Sarkozy, Merkel, y, sobre todo, Obama son quienes han decidido por España una orientación que el propio Zapatero había negado hace sólo unos días. Rebaja del sueldo a los funcionarios, congelación de pensiones, eliminación de toda retroactividad en las ayudas a la dependencia, ... son la evidencia de ese abandono de unas políticas que se han esgrimido con arrogancia durante años, incluso en estos últimos en los que Zapatero y su equipo se han negado a despertar de su sueño que les mantenía ajenos a las vicisitudes de una crisis galopante. Las palabras que ayer nos transmitió el presidente del Gobierno, políticamente hablando desde el punto de vista del PSOE, recuerdan vagamente a aquel órdago de Felipe González a los suyos cuando planteó el abandono del marxismo. Sólo que entonces todo era muy teórico, ideológico, mientras que ahora estamos hablando de la economía del día a día de millones de españoles, la misma que con recortes y congelaciones va a afrontar un mayor coste de sus necesidades con la inminente subida de impuestos como el IVA.
La otra reflexión que se traduce del mensaje del Gobierno es la constatación de nuestra dependencia absoluta, por mucho que nos hayamos empeñado en épocas pasadas en situarnos entre los países más desarrollados y con mayor influencia en el contexto mundial. Ya señalaba antes que las medidas anunciadas hoy son las mismas que el presidente rechazó hace escasas fechas. Claro que entonces todavía no le había llamado Barack Obama para decirle lo que tenía que hacer, cuándo y cómo. Está claro que España no es Grecia, frase que se ha convertido en reiterativa entre la clase gobernante, pero los planes de salvación, como a los helenos, nos vienen de fuera. Estamos en la UE y en otros organismos internacionales, pero eso que, evidentemente, es irrenunciable, tiene a veces estos tristes momentos en que tengamos que esperar a que sean otros de nuestros 'iguales' quienes nos ordenen el camino.
Falta por ver cuál va a ser la reacción de los sindicatos, de los trabajadores, de la clase media -la más afectada por los recortes-, aunque en estos momentos es fácil de imaginar. Además, Zapatero no ha descartado otras medidas fiscales y, por si fuera poco él está hablando de lo que está bajo su directa responsabilidad, pero españa es un Estado de las Autonomías y tras el primer hachazo vendrá el regional y los municipales. Por cierto, menudo embolado deja el primer mandatario español a sus correligionarios para las municipales y autonómicas a celebrar dentro de meses -las generales para él están aún lejos-.
Los defensores del Ejecutivo ya se esfuerzan en plantear la necesidad del sacrificio, pero eluden la referencia a qué parte de la sociedad va a soportarlo. ¿O es que un recorte de media docena de altos cargos, inapreciable según admite el propio Gobierno, o bajarles un quince por ciento el sueldo a ministros y parlamentarios va a convencer a alguien de un reparto justo y equitativo? ¿Saben los españolitos cuánto cobran esas personas? Mucho más que las retribuciones medias de la gran mayoría de asalariados, clases pudientes incluidas. ¿Por qué se decide la desaparición de algún pequeño departamento de rango medio -que no de sus responsables recolocados- y no se aborda una reestructuración del Ejecutivo con el mismo grado de sacrificio que se pide a la ciudadanía? ¿Por qué no se ejecuta una poda racional de tantos y tantos 'ocupados' que duplican los servicios en el Estado o en las autonomías? ¿Por qué no se eliminan tantas y tantas pensiones vitalicias a ministros y otros cargos políticos por el simple hecho de haber estado, en algunos casos, meses o unos pocos años en la 'cosa pública'? ¿Qué han hecho para merecerlo? ¿Por qué se ganan bastante bien la vida tantos parlamentarios autonómicos o concejales que, en muchos casos, no dan un palo al agua? Estas y otras muchas preguntas se hacen los españoles ante la plañidera plática de Zapatero para anunciarles sangre, sudor y lágrimas.
Lo más difícil de digerir es el objetivo que se ha fijado el Ejecutivo para lograr los millones de ahorro en las cuentas públicas que le exigen desde afuera: los más desfavorecidos y, sobre todo, la ya mencionada clase media. De los de arriba, y ahora no me refiero a los políticos, no quieren ni hablar. Si nos atenemos a lo que aseguran muchos inspectores y subispectores de Hacienda sobre las órdenes que les llegan del Ejecutivo la sangre ya llega al río: No tocar a las grandes fortunas ni a las constructoras o al sector financiero, justo allá dónde están los hipotéticos grandes ingresos para las arcas públicas. Pero la señora Salgado prefiere la calderilla del ciudadano medio a los billetes 'binladen' de los ricos. Esta no es una política de izquierda ni nada que se le parezca.
Al margen de todas estas constataciones, parece obvio que este Gobierno ya se ha mostrado absolutamente incapaz de sacar adelante este país en la forma y con las políticas con que prometieron hacerlo. Sus adversarios del PP tienen lo suyo y pocas personas creen que el señor Rajoy lo estaría haciendo mejor. En todo caso, al margen de las posibles reacciones sociales, que las va a haber, parece evidente que un país como el nuestro en este momento precisa unas elecciones anticipadas. El ciclo del 'Estado del Bienestar socialista' está finiquitado y solamente los votantes pueden decir ahora en quién tienen alguna confianza para que les saque del pozo en el que con subterfugios y distracciones nos han metido. A la derecha ya la conocemos y sabemos de qué pie cojea, pero la izquierda actual es irreconocible y precisa una 'refundación' capaz de devolver la confianza a una España mayoritariamente progresista. Elecciones, ya.
Dejaré para otro día en que la mente sea capaz de estar serena el posible análisis del conjunto de medidas, su necesidad, el momento y las circunstancias. Vayan por delante, de momento, un par de rotundas constataciones: por un lado, el adios a la existencia en España de un partido y una política de izquierdas -IU es lo que es-. Si a alguien le quedaban dudas sobre tal condición aplicada al PSOE, el arrumbamiento de todas las banderas y pancartas de políticas sociales progresistas que le han servido desde que ganó las elecciones generales en 2004 se convierte en la historia de un fracaso y en su conversión en una más de las fuerzas políticas conservadoras que gobiernan los principales países del mundo -no en vano Sarkozy, Merkel, y, sobre todo, Obama son quienes han decidido por España una orientación que el propio Zapatero había negado hace sólo unos días. Rebaja del sueldo a los funcionarios, congelación de pensiones, eliminación de toda retroactividad en las ayudas a la dependencia, ... son la evidencia de ese abandono de unas políticas que se han esgrimido con arrogancia durante años, incluso en estos últimos en los que Zapatero y su equipo se han negado a despertar de su sueño que les mantenía ajenos a las vicisitudes de una crisis galopante. Las palabras que ayer nos transmitió el presidente del Gobierno, políticamente hablando desde el punto de vista del PSOE, recuerdan vagamente a aquel órdago de Felipe González a los suyos cuando planteó el abandono del marxismo. Sólo que entonces todo era muy teórico, ideológico, mientras que ahora estamos hablando de la economía del día a día de millones de españoles, la misma que con recortes y congelaciones va a afrontar un mayor coste de sus necesidades con la inminente subida de impuestos como el IVA.
La otra reflexión que se traduce del mensaje del Gobierno es la constatación de nuestra dependencia absoluta, por mucho que nos hayamos empeñado en épocas pasadas en situarnos entre los países más desarrollados y con mayor influencia en el contexto mundial. Ya señalaba antes que las medidas anunciadas hoy son las mismas que el presidente rechazó hace escasas fechas. Claro que entonces todavía no le había llamado Barack Obama para decirle lo que tenía que hacer, cuándo y cómo. Está claro que España no es Grecia, frase que se ha convertido en reiterativa entre la clase gobernante, pero los planes de salvación, como a los helenos, nos vienen de fuera. Estamos en la UE y en otros organismos internacionales, pero eso que, evidentemente, es irrenunciable, tiene a veces estos tristes momentos en que tengamos que esperar a que sean otros de nuestros 'iguales' quienes nos ordenen el camino.
Falta por ver cuál va a ser la reacción de los sindicatos, de los trabajadores, de la clase media -la más afectada por los recortes-, aunque en estos momentos es fácil de imaginar. Además, Zapatero no ha descartado otras medidas fiscales y, por si fuera poco él está hablando de lo que está bajo su directa responsabilidad, pero españa es un Estado de las Autonomías y tras el primer hachazo vendrá el regional y los municipales. Por cierto, menudo embolado deja el primer mandatario español a sus correligionarios para las municipales y autonómicas a celebrar dentro de meses -las generales para él están aún lejos-.
Los defensores del Ejecutivo ya se esfuerzan en plantear la necesidad del sacrificio, pero eluden la referencia a qué parte de la sociedad va a soportarlo. ¿O es que un recorte de media docena de altos cargos, inapreciable según admite el propio Gobierno, o bajarles un quince por ciento el sueldo a ministros y parlamentarios va a convencer a alguien de un reparto justo y equitativo? ¿Saben los españolitos cuánto cobran esas personas? Mucho más que las retribuciones medias de la gran mayoría de asalariados, clases pudientes incluidas. ¿Por qué se decide la desaparición de algún pequeño departamento de rango medio -que no de sus responsables recolocados- y no se aborda una reestructuración del Ejecutivo con el mismo grado de sacrificio que se pide a la ciudadanía? ¿Por qué no se ejecuta una poda racional de tantos y tantos 'ocupados' que duplican los servicios en el Estado o en las autonomías? ¿Por qué no se eliminan tantas y tantas pensiones vitalicias a ministros y otros cargos políticos por el simple hecho de haber estado, en algunos casos, meses o unos pocos años en la 'cosa pública'? ¿Qué han hecho para merecerlo? ¿Por qué se ganan bastante bien la vida tantos parlamentarios autonómicos o concejales que, en muchos casos, no dan un palo al agua? Estas y otras muchas preguntas se hacen los españoles ante la plañidera plática de Zapatero para anunciarles sangre, sudor y lágrimas.
Lo más difícil de digerir es el objetivo que se ha fijado el Ejecutivo para lograr los millones de ahorro en las cuentas públicas que le exigen desde afuera: los más desfavorecidos y, sobre todo, la ya mencionada clase media. De los de arriba, y ahora no me refiero a los políticos, no quieren ni hablar. Si nos atenemos a lo que aseguran muchos inspectores y subispectores de Hacienda sobre las órdenes que les llegan del Ejecutivo la sangre ya llega al río: No tocar a las grandes fortunas ni a las constructoras o al sector financiero, justo allá dónde están los hipotéticos grandes ingresos para las arcas públicas. Pero la señora Salgado prefiere la calderilla del ciudadano medio a los billetes 'binladen' de los ricos. Esta no es una política de izquierda ni nada que se le parezca.
Al margen de todas estas constataciones, parece obvio que este Gobierno ya se ha mostrado absolutamente incapaz de sacar adelante este país en la forma y con las políticas con que prometieron hacerlo. Sus adversarios del PP tienen lo suyo y pocas personas creen que el señor Rajoy lo estaría haciendo mejor. En todo caso, al margen de las posibles reacciones sociales, que las va a haber, parece evidente que un país como el nuestro en este momento precisa unas elecciones anticipadas. El ciclo del 'Estado del Bienestar socialista' está finiquitado y solamente los votantes pueden decir ahora en quién tienen alguna confianza para que les saque del pozo en el que con subterfugios y distracciones nos han metido. A la derecha ya la conocemos y sabemos de qué pie cojea, pero la izquierda actual es irreconocible y precisa una 'refundación' capaz de devolver la confianza a una España mayoritariamente progresista. Elecciones, ya.
domingo, 9 de mayo de 2010
Aréstegui da la cara
En ese escenario de carnaval en que se ha convertido el hipotético regreso de Cascos a la política asturiana resulta especialmente de agradecer que algunos se quiten la careta y digan -con la prudencia que las circunstancias imponen, of course- directamente lo que piensan. Mientras el ex ministro mantiene un total hermetismo -interpretaciones aparte- sobre la poisibilidad de que opte e la Presidencia del Principado por su partido, son amplia mayoría los que se enmascaran, se disfrazan, ofician el travestismo político, para subirse a la ola y dejarse llevar por la corriente mayoritaria.
Por eso en este contexto de falsos conversos es de agradecer que otros, una minoría, llamen a las cosas por su nombre y se 'desnuden' ante futuros tan inciertos como el que se le presentan a día de hoy a los populares asturianos. Un caso singular de este grupo es el del portavoz adjunto del grupo parlamentario del PP en la Junta General del Principado, Joaquín Aréstegui, quien hoy mismo, en una incisiva y ágil entrevista de mi compañero de 'El Comercio' Andrés Suárez, llama por su nombre a muchas de las cuestiones candentes del asunto, eso sí, con la aludida prudencia que el momento aconseja.
Aréstegui no duda al recordar que el ex vicepresidente del Gobierno no ha dicho esta boca es mía, como tampoco al separar al propio Cascos de sus incondicionales o los posibles prejuicios que la estrategia de estos pueda ocasionar a su líder. El presidente del PP avilesino advierte de los problemas que la actual deriva de esta estrategia pudiera tener si, al final, el presunto candidato dice que no quiere serlo; señala que los congresos, por mucho que se les pueda criticar, son la base de la política de su partido y sus resultados son sagrados, aunque puedan no gustar ni poco, ni mucho, ni nada. Tampoco oculta, aunque se haga un tanto el remolón, sus aspiraciones a esa plaza que se le adjudica a Cascos. Quizá en lo que más acertado esté es cuando se refiere a los apoyos que proliferan a la candidatura de éste a "muchos a los que nunca he oído hablar bien de él y ahor piden certificados", aportando además la gallardía de citar por su nombre a algunos de los, por el contrario, nunca han cambiado de chaqueta y siempre han sido incondicionales del ex vicepresidente del Gobierno con Aznar.
No conozco a Aréstegui más que por referencias y estas son tan contradictorias -políticamente hablando, se entiende- que no me atrevo a juzgar sus capacidades. Parece obvio que, frente a otros nombres, carece en estos momentos de dos o tres toneladas de conocimiento general que, sin desmerecer nada, rebajan el caché de su cartel electoral. Lo que parece evidente es que en estos momentos el político avilesino está tratando de ocupar, incluso lo hace nominalmente, el papel de otro valor emergente en el pasado, prematuramente quemado por sus 'malos pasos'. Me refiero a Juan Morales, aunque el discurso y la escuela de éste supera por el momento con claridad a la de su 'relevo'.
Decía que Aréstegui, en esa amplia e interesante entrevista publicada hoy mismo, da la cara y llama a muchas cosas por su nombre. También disimula o enmascara alguna otra, como cuando pone en solfa el "clamor" popular en favor de la candidatura de Cascos. ¡Hombre, ese clamor que él sólo ve en el fútbol, brilla por su ausencia no con Cascos, sino con todo lo que tiene que ver con la política asturiana del día a día y con quienes tienen la responsabilidad de hacerla efectiva, él incluido! Tampoco creo que esté muy acertado al englobar en ese presunto "ajuste de cuentas" a la mayoría de los 'casquistas', a pesar de que algunos de ellos sí pueden tener cuentas pendientes que quieran saldar con la 'operación Cascos'. Cuando se refiere al propio ex ministro no puede evitar salpicar sus palabras de elogio con alguna que otra alusión que da a entender que, como tantos otros, se sentiría mejor, sin el polémico y veterano político asturiano cerca. Recuerdo a bote pronto lo de los candidatos "que están en edad para ello" o a que en estos momentos se promueve la candidatura de Cascos en unas condiciones "que no son las óptimas".
Lo que Aréstegui no dice, pero deja traslucir con claridad es que el ex secretario general no es sun candidato, entre otras cosas porque le cierra el paso a él mismo. Tampoco se puede olvidar que, en el último congreso nacional celebrado en Valencia, Cascos le hizo un desagradable desplante público que, según los presentes, llegó al insulto, dejándole en una de esas situaciones que te dejan cara de tonto y no sabes por dónde salir.
Como en lo de las simpatías y antipatías sólo cada cual manda, parece legítimo que el líder popular avilesino combine los innegables méritos de la trayectoria política de Cascos, con un claro 'pero a mí no me gusta'. En cualquier caso, como comentaba al principio, es de agradecer que en tiempos de disfraces alguien, como ha hecho él, vaya por las claras. Si el ejemplo cundiera, podríamos ver lo que de verdad hay detrás de tanta careta como prolifera en estos momentos por el PP asturiano.
Por eso en este contexto de falsos conversos es de agradecer que otros, una minoría, llamen a las cosas por su nombre y se 'desnuden' ante futuros tan inciertos como el que se le presentan a día de hoy a los populares asturianos. Un caso singular de este grupo es el del portavoz adjunto del grupo parlamentario del PP en la Junta General del Principado, Joaquín Aréstegui, quien hoy mismo, en una incisiva y ágil entrevista de mi compañero de 'El Comercio' Andrés Suárez, llama por su nombre a muchas de las cuestiones candentes del asunto, eso sí, con la aludida prudencia que el momento aconseja.
Aréstegui no duda al recordar que el ex vicepresidente del Gobierno no ha dicho esta boca es mía, como tampoco al separar al propio Cascos de sus incondicionales o los posibles prejuicios que la estrategia de estos pueda ocasionar a su líder. El presidente del PP avilesino advierte de los problemas que la actual deriva de esta estrategia pudiera tener si, al final, el presunto candidato dice que no quiere serlo; señala que los congresos, por mucho que se les pueda criticar, son la base de la política de su partido y sus resultados son sagrados, aunque puedan no gustar ni poco, ni mucho, ni nada. Tampoco oculta, aunque se haga un tanto el remolón, sus aspiraciones a esa plaza que se le adjudica a Cascos. Quizá en lo que más acertado esté es cuando se refiere a los apoyos que proliferan a la candidatura de éste a "muchos a los que nunca he oído hablar bien de él y ahor piden certificados", aportando además la gallardía de citar por su nombre a algunos de los, por el contrario, nunca han cambiado de chaqueta y siempre han sido incondicionales del ex vicepresidente del Gobierno con Aznar.
No conozco a Aréstegui más que por referencias y estas son tan contradictorias -políticamente hablando, se entiende- que no me atrevo a juzgar sus capacidades. Parece obvio que, frente a otros nombres, carece en estos momentos de dos o tres toneladas de conocimiento general que, sin desmerecer nada, rebajan el caché de su cartel electoral. Lo que parece evidente es que en estos momentos el político avilesino está tratando de ocupar, incluso lo hace nominalmente, el papel de otro valor emergente en el pasado, prematuramente quemado por sus 'malos pasos'. Me refiero a Juan Morales, aunque el discurso y la escuela de éste supera por el momento con claridad a la de su 'relevo'.
Decía que Aréstegui, en esa amplia e interesante entrevista publicada hoy mismo, da la cara y llama a muchas cosas por su nombre. También disimula o enmascara alguna otra, como cuando pone en solfa el "clamor" popular en favor de la candidatura de Cascos. ¡Hombre, ese clamor que él sólo ve en el fútbol, brilla por su ausencia no con Cascos, sino con todo lo que tiene que ver con la política asturiana del día a día y con quienes tienen la responsabilidad de hacerla efectiva, él incluido! Tampoco creo que esté muy acertado al englobar en ese presunto "ajuste de cuentas" a la mayoría de los 'casquistas', a pesar de que algunos de ellos sí pueden tener cuentas pendientes que quieran saldar con la 'operación Cascos'. Cuando se refiere al propio ex ministro no puede evitar salpicar sus palabras de elogio con alguna que otra alusión que da a entender que, como tantos otros, se sentiría mejor, sin el polémico y veterano político asturiano cerca. Recuerdo a bote pronto lo de los candidatos "que están en edad para ello" o a que en estos momentos se promueve la candidatura de Cascos en unas condiciones "que no son las óptimas".
Lo que Aréstegui no dice, pero deja traslucir con claridad es que el ex secretario general no es sun candidato, entre otras cosas porque le cierra el paso a él mismo. Tampoco se puede olvidar que, en el último congreso nacional celebrado en Valencia, Cascos le hizo un desagradable desplante público que, según los presentes, llegó al insulto, dejándole en una de esas situaciones que te dejan cara de tonto y no sabes por dónde salir.
Como en lo de las simpatías y antipatías sólo cada cual manda, parece legítimo que el líder popular avilesino combine los innegables méritos de la trayectoria política de Cascos, con un claro 'pero a mí no me gusta'. En cualquier caso, como comentaba al principio, es de agradecer que en tiempos de disfraces alguien, como ha hecho él, vaya por las claras. Si el ejemplo cundiera, podríamos ver lo que de verdad hay detrás de tanta careta como prolifera en estos momentos por el PP asturiano.
Se acabó el sufrimiento
El Sporting pusó ayer el punto final a una etapa que se nos antoja excesivamente larga de sufrimiento en ese objetivo claro que, al menos por el momento, parece tener desde que regresó a la Primera División: la permanencia. Los rojiblancos ya tienen matemáticamente seguro que la próxima temporada seguirán militando en 'la mejor Liga del mundo' y por eso es ya el momento oportuno para analizar estos últimos ocho meses largos de fútbol, con sus éxitos y sus fracasos, con sus alegrías y sus tristezas. con sus claroscuros, en definitiva.
Ahora que ya nada está en juego es el momento de los análisis desapasionados, de la disección de una temporada irregular donde las haya, de los errores y también de los aciertos. Hasta ayer todo se reducía a llevar al equipo en volandas hasta esa meta de la permanencia. Logrado el objetivo es el momento. también, de los reproches. ¿Por qué este equipo, hace unos meses virtualmente alejado de cualquier riesgo de descenso y con algún optimista apuntando, con los números de entonces en la mano, a cotas europeas, ha llegado al final de la Liga con la lengua fuera y poniendo el miedo en el cuerpo a sus aficionados hasta el extremo de pensar que una deriva de derrotas acumuladas como la tomada hasta hace tres jornadas apuntaba a un riesgo real de descenso?
Ya es proverbial, desde la etapa de Segunda División, que a los rojiblancos no les vienen bien las segundas vueltas. El año anterior pasó lo mismo. Sin embargo, salvo que contrastemos un desgaste en lo físico, no parece que se puedan encontrar causas de peso que justifiquen esa trayectoria: ni prolongadas bajas importantes, ni arbitrajes pésimos -alguno ha habido, pero eso pasa hasta en las mejores familias-, ni un calendario 'cabrón' como el de la temporada pasada. El equipo que ha llegado hasta aquí "poniéndonoslos de corbata" es el mismo que en enero apuntaba a los mejores registros posibles para un club humilde todavía, no así el juego, que fue perdiendo soltura, vivacidad, arrogancia incluso.
Así las cosas, las primeras miradas hay que dirigirlas a quién es el máximo responsable global, el entrenador. Manolo Preciado es un tipo simpático -a mí me lo parece-, próximo, un 'paisano' como decimos por aquí (a veces parece de la tierra). Su carisma entre la afición no hay duda que ha calado ya en la categoría de plata y no ha desmerecido en las dos transcurridas en la de oro. Sin embargo, una cosa es la persona y otra el trabajo, y el cántabro no se ha ganado en esta ocasión una buena calificación; digamos que, con mucha benevolencia, podrían subírsele unas décimas para lograr el aprobado raspado. Sólo él puede ser el responsable de que un equipo con las características antes reseñadas haya evolucionado hacia un juego ramplón, mucho más aburrido, poco peligroso -con honrosas excepciones- para las metas rivales, con debilidades manifiestas en casi todas las líneas; en definitiva, sin la chispa de la primera vuelta. ¿Exceso de confianza? ¿'Amarrategui' cuando las cosas empezaron a pintar mal? ¿Falta de claridad a la hora de 'leer' -ahora se lleva mucho en el lenguaje balompédico- los partidos? Que cada cuál juzgue y decida dónde estuvieron los errores.
El entrenador de la vecina comunidad ha señalado en varias ocasiones que trabaja con lo que tiene. Eso es cierto, pero ese mismo bagaje fue con el que empezó la temporada y las cosas iban mucho mejor, tanto en el aspecto cualitativo como en el cuantitativo. Nadie en su sano juicio podría pedirle estar en la cabeza de la tabla de clasificación, pero no acabo de ver un argumento para que, con días buenos y otros malos, el equipo no se mantuviera hasta el final en esa zona templada a la que parecía predestinado en invierno.
No tengo totalmente claro que, llegados aquí, sea el momento de plantear la continuidad de Preciado, aunque he de admitir que, en abstracto, me parece que sería el momento adecuado para el relevo. Sin embargo, son varias las circunstancias reales que trabajan en contra de esa hipótesis. La primera, que tiene contrato en vigor y que el Sporting, aunque no esté en la crisis económica de hace cuatro años, probablemente no se puede permitir el coste económico del cambio (lease pagar a dos entrenadores). A favor del cántabro juegan también su personalidad que -como decía- le hacen querido para la afición y el historial de su actual paso por el club rojiblanco (a fin de cuentas, cuando pasan los meses lo que queda es un ascenso y dos permanencias). Por ello apuesto a que seguirá un año más y sólo queda pedirle que, con los mimbres con los que le toque trabajar a partir de setiembre próximo, logre un equipo regular "en la salud y en la enfermedad", que muestre de lo que es capaz -aunque no sea mucho- de principio a fin de temporada, capaz de no provocar enfermedades cardiovasculares entre la afición rojiblanca.
También habría que hablar de la plantilla. A estas alturas no creo que nadie albergue duda alguna de que los jugadores que la componían este año eran individualmente bastante mejores. Se acertó mayoritariamente en los fichajes, dentro de una política de austeridad -la seguida en los últimos años-, algo mejorada por el saneamiento de las cuentas, pero sin despilfarros. La portería estuvo bien cubierta con la llegada de Juan Pablo -¡qué mala suerte tiene Cuéllar!-; un centro de la defensa frágil se endureció con la incorporación de Botía y Gregory -¡qué gran descubrimiento!- y hasya Iván Hernández ha terminado la temporada crecido, después de casi no contar para casi nada. De lo de Lora, para que hablar; como de Canella -tentado por clubes más grandes- siempre con el recambio de un José Ángel que ya está abandonando la condición de promesa para convertirse en una realidad. En el centro del campo ya nadie duda que el mayor acierto fue incorporar a Rivera, un veterano, pero con mucho fútbol en sus botas, como ha demostrado toda la temporada; Miguel de las Cuevas fue otro gran acierto y si la marcha de Michel a mitad de temporada fue un disgusto para la afición, a estas alturas ya nadie habla de él, y ello a pesar de que al supuesto recambio, Lola, no le hemos visto apenas por el campo.
En fin, que de la mitad para atrás el equipo ha mejorado en todas sus líneas. El borrón de este año ha sido la delantera. Había mucha confianza en el tándem Barral/Bilic, pero ni uno ni otro ha estado a la altura del equipo y un ejemplo de ello es que la labor de golear -la de ellos dos- se la han disputado Diego castro, el citado de las Cuevas y hasta el propio Gregory. No es que no hayan perforado algunas veces la portería contraria, pero no en la cuentía que debería exigírseles. ¡Gracias a diós que en la vanguardia del equipo hay un hombre con fútbol y que, además, mete gols, aunque juegue por la banda, como es Diego Castro. Aquí está ahora la asignatura pendiente de Emilio de Dios para setiembre; en lograr un auténtico 'nueve' con visión de gol -ya sé que no es tarea fácil, pero otros sí han hecho en esto sus deberes-, aunque también en conservar lo bueno que ya tenemos, porque no hay duda de que algunos de nuestros mejores hombres están en la agenda de clubes más poderosos. Hay que convencer al Barça de que no necesita a Botía y el Sporting, sí; y al Aletí de que no ejerza la opción de recompra sobre De las Cuevas -algunos medios nacionales hablan equivocadamente de cesión-; hay que amarrar a los jóvenes valores de la casa y con los no tan jóvenes, pero que podrían abandonar el equipo con facilidad, como Diego Castro, hacer un esfuerzo especial. Hay base y es preciso mantenerla, para, a continuación, reforzar los puestos peor cubiertos. Todo sea po lograr ese equipo al que, si no le pedimos la gloria europea, sí pueda transmitirnos la sensación de que podemos seguir transitando muchos años por la Primera División sin sobresaltos, lo que no ha ocurrido en las dos últimas ocasiones.
Ahora que ya nada está en juego es el momento de los análisis desapasionados, de la disección de una temporada irregular donde las haya, de los errores y también de los aciertos. Hasta ayer todo se reducía a llevar al equipo en volandas hasta esa meta de la permanencia. Logrado el objetivo es el momento. también, de los reproches. ¿Por qué este equipo, hace unos meses virtualmente alejado de cualquier riesgo de descenso y con algún optimista apuntando, con los números de entonces en la mano, a cotas europeas, ha llegado al final de la Liga con la lengua fuera y poniendo el miedo en el cuerpo a sus aficionados hasta el extremo de pensar que una deriva de derrotas acumuladas como la tomada hasta hace tres jornadas apuntaba a un riesgo real de descenso?
Ya es proverbial, desde la etapa de Segunda División, que a los rojiblancos no les vienen bien las segundas vueltas. El año anterior pasó lo mismo. Sin embargo, salvo que contrastemos un desgaste en lo físico, no parece que se puedan encontrar causas de peso que justifiquen esa trayectoria: ni prolongadas bajas importantes, ni arbitrajes pésimos -alguno ha habido, pero eso pasa hasta en las mejores familias-, ni un calendario 'cabrón' como el de la temporada pasada. El equipo que ha llegado hasta aquí "poniéndonoslos de corbata" es el mismo que en enero apuntaba a los mejores registros posibles para un club humilde todavía, no así el juego, que fue perdiendo soltura, vivacidad, arrogancia incluso.
Así las cosas, las primeras miradas hay que dirigirlas a quién es el máximo responsable global, el entrenador. Manolo Preciado es un tipo simpático -a mí me lo parece-, próximo, un 'paisano' como decimos por aquí (a veces parece de la tierra). Su carisma entre la afición no hay duda que ha calado ya en la categoría de plata y no ha desmerecido en las dos transcurridas en la de oro. Sin embargo, una cosa es la persona y otra el trabajo, y el cántabro no se ha ganado en esta ocasión una buena calificación; digamos que, con mucha benevolencia, podrían subírsele unas décimas para lograr el aprobado raspado. Sólo él puede ser el responsable de que un equipo con las características antes reseñadas haya evolucionado hacia un juego ramplón, mucho más aburrido, poco peligroso -con honrosas excepciones- para las metas rivales, con debilidades manifiestas en casi todas las líneas; en definitiva, sin la chispa de la primera vuelta. ¿Exceso de confianza? ¿'Amarrategui' cuando las cosas empezaron a pintar mal? ¿Falta de claridad a la hora de 'leer' -ahora se lleva mucho en el lenguaje balompédico- los partidos? Que cada cuál juzgue y decida dónde estuvieron los errores.
El entrenador de la vecina comunidad ha señalado en varias ocasiones que trabaja con lo que tiene. Eso es cierto, pero ese mismo bagaje fue con el que empezó la temporada y las cosas iban mucho mejor, tanto en el aspecto cualitativo como en el cuantitativo. Nadie en su sano juicio podría pedirle estar en la cabeza de la tabla de clasificación, pero no acabo de ver un argumento para que, con días buenos y otros malos, el equipo no se mantuviera hasta el final en esa zona templada a la que parecía predestinado en invierno.
No tengo totalmente claro que, llegados aquí, sea el momento de plantear la continuidad de Preciado, aunque he de admitir que, en abstracto, me parece que sería el momento adecuado para el relevo. Sin embargo, son varias las circunstancias reales que trabajan en contra de esa hipótesis. La primera, que tiene contrato en vigor y que el Sporting, aunque no esté en la crisis económica de hace cuatro años, probablemente no se puede permitir el coste económico del cambio (lease pagar a dos entrenadores). A favor del cántabro juegan también su personalidad que -como decía- le hacen querido para la afición y el historial de su actual paso por el club rojiblanco (a fin de cuentas, cuando pasan los meses lo que queda es un ascenso y dos permanencias). Por ello apuesto a que seguirá un año más y sólo queda pedirle que, con los mimbres con los que le toque trabajar a partir de setiembre próximo, logre un equipo regular "en la salud y en la enfermedad", que muestre de lo que es capaz -aunque no sea mucho- de principio a fin de temporada, capaz de no provocar enfermedades cardiovasculares entre la afición rojiblanca.
También habría que hablar de la plantilla. A estas alturas no creo que nadie albergue duda alguna de que los jugadores que la componían este año eran individualmente bastante mejores. Se acertó mayoritariamente en los fichajes, dentro de una política de austeridad -la seguida en los últimos años-, algo mejorada por el saneamiento de las cuentas, pero sin despilfarros. La portería estuvo bien cubierta con la llegada de Juan Pablo -¡qué mala suerte tiene Cuéllar!-; un centro de la defensa frágil se endureció con la incorporación de Botía y Gregory -¡qué gran descubrimiento!- y hasya Iván Hernández ha terminado la temporada crecido, después de casi no contar para casi nada. De lo de Lora, para que hablar; como de Canella -tentado por clubes más grandes- siempre con el recambio de un José Ángel que ya está abandonando la condición de promesa para convertirse en una realidad. En el centro del campo ya nadie duda que el mayor acierto fue incorporar a Rivera, un veterano, pero con mucho fútbol en sus botas, como ha demostrado toda la temporada; Miguel de las Cuevas fue otro gran acierto y si la marcha de Michel a mitad de temporada fue un disgusto para la afición, a estas alturas ya nadie habla de él, y ello a pesar de que al supuesto recambio, Lola, no le hemos visto apenas por el campo.
En fin, que de la mitad para atrás el equipo ha mejorado en todas sus líneas. El borrón de este año ha sido la delantera. Había mucha confianza en el tándem Barral/Bilic, pero ni uno ni otro ha estado a la altura del equipo y un ejemplo de ello es que la labor de golear -la de ellos dos- se la han disputado Diego castro, el citado de las Cuevas y hasta el propio Gregory. No es que no hayan perforado algunas veces la portería contraria, pero no en la cuentía que debería exigírseles. ¡Gracias a diós que en la vanguardia del equipo hay un hombre con fútbol y que, además, mete gols, aunque juegue por la banda, como es Diego Castro. Aquí está ahora la asignatura pendiente de Emilio de Dios para setiembre; en lograr un auténtico 'nueve' con visión de gol -ya sé que no es tarea fácil, pero otros sí han hecho en esto sus deberes-, aunque también en conservar lo bueno que ya tenemos, porque no hay duda de que algunos de nuestros mejores hombres están en la agenda de clubes más poderosos. Hay que convencer al Barça de que no necesita a Botía y el Sporting, sí; y al Aletí de que no ejerza la opción de recompra sobre De las Cuevas -algunos medios nacionales hablan equivocadamente de cesión-; hay que amarrar a los jóvenes valores de la casa y con los no tan jóvenes, pero que podrían abandonar el equipo con facilidad, como Diego Castro, hacer un esfuerzo especial. Hay base y es preciso mantenerla, para, a continuación, reforzar los puestos peor cubiertos. Todo sea po lograr ese equipo al que, si no le pedimos la gloria europea, sí pueda transmitirnos la sensación de que podemos seguir transitando muchos años por la Primera División sin sobresaltos, lo que no ha ocurrido en las dos últimas ocasiones.
sábado, 8 de mayo de 2010
Cascos antes que Pilar
Advertía ayer el alcalde de Oviedo contra el riesgo de que el retornno a la primera línea de la política asturiana de Cascos se convierta en un "culebrón". Mucho me temo, señor De Lorenzo, que eso ya no tiene remedio. En estos momentos, la "presunta" candidatura del ex vicepresidente del Gobierno ya es un asunto que acapara la atención de la actualidad política, y no sólo en los medios informativos regionales, sino también en los nacionales. No hay convocatoria, rueda de prensa o acto público en el que, a cualquiera que sea algo en el Partido Popular no se le haga la pregunta sobre la posible vuelta de Cascos.
Comentaba días atrás que, frente a la plataforma a favor de que el veterano político asturiano encabece la candidatura autonómica de su partido a la Presidencia del principado el año próximo, ha surgido un frente anti que parece tener como objetivo, amén del principal de frenar ese retorno, poner a Pilar Fernández Pardo como una cara "nueva" frente al "desgastado" ex ministro, convertirla en alternativa real frente a quienes temen más que a un 'nublao' la posibilidad de que Cascos se ponga otra vez el traje de faena y lo haga en su tierra precisamente. También advertía, frente al desbocado optimismo de los seguidores de Cascos, que sus enemigos, al margen de los que dan la cara, son muchos muchos más de los que parecen y más poderosos de lo que algunos se creen.
Sin embargo ese "indeseado" culebrón cada día se retroalimenta y crece, como lo demuestran no tanto las palabras sacadas 'con gancho' a los dirigentes populares como las lógicas y legítimas interpretaciones que se pueden extraer de las mismas.
Ayer, en concreto, se produjeron dos manifestaciones que, al margen de su literalidad, tienen un especial significado en esta guerra fratricida que ya casi nadie se atreve a negar. Por un lado, el presidente regional del partido, Ovidio Sánchez, se refirió "al entusiasmo que genera la vuelta de Cascos", entusiasmo al que no tuvo reparos en sumarse personalmente. Por su parte, el alcalde ovetense, Gabino de Lorenzo, se reafirmó en que el ex ministro "sería un gran candidato para Asturias" y dejó constancia de su apoyo formal, con firma y todo, a esa candidatura en el escrito de alcaldes y presidentes de juntas locales que en Génova afirman ignorar, poniendo en cuestión incluso su existencia, por no mencionar las "presiones" ejercidas sobre los preuntos firmantes.
A estas alturas ya nadie se llama a engaño de que Ovidio Sánchez teme más el retorno de Cascos que Areces o Javier Fernández. Por lo que al regidor de la capital se refiere, las relaciones con el ex 'general secretario' del PP han tenido altibajos, pero su presencia en Asturias representaría un serio impedimento para su omnímodo poder en la sombra sobre la organización regional.
¿Por qué entonces esos repentinos entusiasmos que no existían hace unos pocos meses? Yo diría que el cambio de registro de estos importantes personajes tiene mucho que ver con la ya comentada presunta alternativa de Fernández Pardo. Si Cascos no despierta simpatías, de la presidenta gijonesa tampoco se puede decir que arrastre a las masas. Su maquiavélica trayectoria, significada muy especialmente antes del último congreso regional, la ha dejado marcada y tanto Sánchez como De Lorenzo se la tienen guardada. No se puede jugar tan mal al 'póquer descubierto' como la hecho la líder de los populares de Gijón y pensar que se puede seguir adelante en una imparable carrera de ambiciones crecientes que la ha llevado a tontear con unos y con otros. ¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que tango la imprsión de que el presidente regional y el alcalde de Oviedo han pensado que, si la alternativa al no deseado regreso de cascos es la susodicha Pardo, quizá es mejor apostar por el primero, al que al menos se le ve venir siempre de frente, aunque sea como un miura.
Todo esto sucede An asturias mientras el interesado captaba ayer la atención nacional en unas jornadas del PP castellano-leonés en las que, al margen de reiterarse en su tema favorito, las infraestructuras, y en poner en valor una vez más con números sus logros frente a los de sus continuadores socialistas en Fomento, algunos han querido quedarse con una frase: "La situación política actual no permite la pasividad? Parece obvio que el polémico político asturiano se estaba refiriendo a asuntos de interés general, pero algunos han preferido trasladar su significado al ámbito regional, con su correspondiente refuerzo a la hipotética intención de volver a la primera línea de la política autonómica.
Lo único que parece claro es que, como mencionaba en mi anterior comentario, nadie le ha sacado a Cascos todavía una sola frase concreta que le comprometa con su candidatura al Principado. Es más, ayer, en una breve referencia a este asunto, calificó de "irrelevante" si se presenta o no. Y ésta, señores, va a seguir siendo la tónica general por mucho tiempo.
Sí fue mucho más concreto, en cambio, a la hora de apostar por unas elecciones generales anticipadas. ¿Quizá para aclarar de una vez si el PP tiene 'fondo' para ganar a un PSOE muy tocado y, en caso contrario, preparar, ahora sí, la alternativa de la vieja guardia del aznarismo a la que pertenece por derecho propio y de la que se siente orgulloso de pertenecer?
En definitiva, que mientras él teje su juego, en Asturias otros se encargan de alimentar el otro "culebrón", el de su retorno, un aspecto que el ex 'número dos' de Aznar se empeña muy hábilmente en mantener en la nevera. Desde este punto de vista regional, unos días parece estar más cerca de ser cartel electoral asturiano y otros se transmite que esa opción se aleja. Mientras tanto, Rajoy, haciendo gala de su proverbial estrategia de no 'mojarse' en nada que no sea imprescindible, afirma públicamente sobre el regreso de Cascos que "algo he leído en la prensa". ¿Sólo eso?
Comentaba días atrás que, frente a la plataforma a favor de que el veterano político asturiano encabece la candidatura autonómica de su partido a la Presidencia del principado el año próximo, ha surgido un frente anti que parece tener como objetivo, amén del principal de frenar ese retorno, poner a Pilar Fernández Pardo como una cara "nueva" frente al "desgastado" ex ministro, convertirla en alternativa real frente a quienes temen más que a un 'nublao' la posibilidad de que Cascos se ponga otra vez el traje de faena y lo haga en su tierra precisamente. También advertía, frente al desbocado optimismo de los seguidores de Cascos, que sus enemigos, al margen de los que dan la cara, son muchos muchos más de los que parecen y más poderosos de lo que algunos se creen.
Sin embargo ese "indeseado" culebrón cada día se retroalimenta y crece, como lo demuestran no tanto las palabras sacadas 'con gancho' a los dirigentes populares como las lógicas y legítimas interpretaciones que se pueden extraer de las mismas.
Ayer, en concreto, se produjeron dos manifestaciones que, al margen de su literalidad, tienen un especial significado en esta guerra fratricida que ya casi nadie se atreve a negar. Por un lado, el presidente regional del partido, Ovidio Sánchez, se refirió "al entusiasmo que genera la vuelta de Cascos", entusiasmo al que no tuvo reparos en sumarse personalmente. Por su parte, el alcalde ovetense, Gabino de Lorenzo, se reafirmó en que el ex ministro "sería un gran candidato para Asturias" y dejó constancia de su apoyo formal, con firma y todo, a esa candidatura en el escrito de alcaldes y presidentes de juntas locales que en Génova afirman ignorar, poniendo en cuestión incluso su existencia, por no mencionar las "presiones" ejercidas sobre los preuntos firmantes.
A estas alturas ya nadie se llama a engaño de que Ovidio Sánchez teme más el retorno de Cascos que Areces o Javier Fernández. Por lo que al regidor de la capital se refiere, las relaciones con el ex 'general secretario' del PP han tenido altibajos, pero su presencia en Asturias representaría un serio impedimento para su omnímodo poder en la sombra sobre la organización regional.
¿Por qué entonces esos repentinos entusiasmos que no existían hace unos pocos meses? Yo diría que el cambio de registro de estos importantes personajes tiene mucho que ver con la ya comentada presunta alternativa de Fernández Pardo. Si Cascos no despierta simpatías, de la presidenta gijonesa tampoco se puede decir que arrastre a las masas. Su maquiavélica trayectoria, significada muy especialmente antes del último congreso regional, la ha dejado marcada y tanto Sánchez como De Lorenzo se la tienen guardada. No se puede jugar tan mal al 'póquer descubierto' como la hecho la líder de los populares de Gijón y pensar que se puede seguir adelante en una imparable carrera de ambiciones crecientes que la ha llevado a tontear con unos y con otros. ¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que tango la imprsión de que el presidente regional y el alcalde de Oviedo han pensado que, si la alternativa al no deseado regreso de cascos es la susodicha Pardo, quizá es mejor apostar por el primero, al que al menos se le ve venir siempre de frente, aunque sea como un miura.
Todo esto sucede An asturias mientras el interesado captaba ayer la atención nacional en unas jornadas del PP castellano-leonés en las que, al margen de reiterarse en su tema favorito, las infraestructuras, y en poner en valor una vez más con números sus logros frente a los de sus continuadores socialistas en Fomento, algunos han querido quedarse con una frase: "La situación política actual no permite la pasividad? Parece obvio que el polémico político asturiano se estaba refiriendo a asuntos de interés general, pero algunos han preferido trasladar su significado al ámbito regional, con su correspondiente refuerzo a la hipotética intención de volver a la primera línea de la política autonómica.
Lo único que parece claro es que, como mencionaba en mi anterior comentario, nadie le ha sacado a Cascos todavía una sola frase concreta que le comprometa con su candidatura al Principado. Es más, ayer, en una breve referencia a este asunto, calificó de "irrelevante" si se presenta o no. Y ésta, señores, va a seguir siendo la tónica general por mucho tiempo.
Sí fue mucho más concreto, en cambio, a la hora de apostar por unas elecciones generales anticipadas. ¿Quizá para aclarar de una vez si el PP tiene 'fondo' para ganar a un PSOE muy tocado y, en caso contrario, preparar, ahora sí, la alternativa de la vieja guardia del aznarismo a la que pertenece por derecho propio y de la que se siente orgulloso de pertenecer?
En definitiva, que mientras él teje su juego, en Asturias otros se encargan de alimentar el otro "culebrón", el de su retorno, un aspecto que el ex 'número dos' de Aznar se empeña muy hábilmente en mantener en la nevera. Desde este punto de vista regional, unos días parece estar más cerca de ser cartel electoral asturiano y otros se transmite que esa opción se aleja. Mientras tanto, Rajoy, haciendo gala de su proverbial estrategia de no 'mojarse' en nada que no sea imprescindible, afirma públicamente sobre el regreso de Cascos que "algo he leído en la prensa". ¿Sólo eso?
jueves, 6 de mayo de 2010
El juego de Cascos
Aunque hasta ahora las direcciones socialista y popular se han empeñado en Asturias -en otros lugares no son tan escrupulosos con las categóricas órdenes de carácter general emanadas de Ferraz o de Génova- en cumplir el guión y no hacer un sólo gesto o una declaración que eleve a categoría de algo más que hipótesis quiénes van a ser sus candidatos en las autonómicas del año que viene, la consigna empieza a antojarse absurda no ya sólo para el común de los mortales, sino para las respectivas militancias.
Sobre los correligionarios de Zapatero en el Principado ya he aventurado días atrás que quizá su estrategia esté más definida por algunas incógnitas por despejar en la ecuación que parecía hace meses resuelta y que de momento sigue igual: el cabeza de cartel será Javier Fernández. No voy a repetir pues lo de la búsqueda de una salida para Areces acorde con sus tres mandatos como presidente autonómico o la posible influencia que pueda tener en un cambio de planes y mantener al susodicho en función de los planes populares en lo que a su candidato se refiere.
Más complejo y peligrosa me parece la estrategia del PP. Es cierto que, a priori, no parecían tener un candidato claro hasta que fue cobrando forma la posible vuelta de Cascos a su tierra y a la política institucional como hipotético candidato a la Presidencia del Principado. Es cierto que en alguna ocasión he comentado que el ex vicepresidente del Gobierno no precisa 'vender' su imagen, suficientemente conocida, y que podría aplazar la oficialización de su regreso, con el plus añadido de dar menos margen a la previsible campaña feroz de sus contrincantes de la izquierda. Sin embargo, al ex ministro asturiano, que hasta ahora se había sentado a dejar crecer la hierba de sus adhesiones, ha empezado a salirle algún sarpullido interno -en un análisis anterior hablaba del 'fuego amigo'- y todo hace prever que sus múltiples enemigos internos, muchos de ellos con mando en plaza -aunque sea local- sí que están configurando una auténtica plataforma 'anti' que, aunque por detrás, puede contar con apoyos importantes incluso en Madrid, como el de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. En definitiva, que si hay una plataforma pro-Cascos hay otra en contra y esta última cuenta con un mayor peso específico si en lo que al funcionamiento de los partidos políticos nos atenemos que a los entusiastas aunque desorganizados defensores del ex 'número dos' de Aznar. Más claramente, que las listas las hacen los 'aparatos' de los partidos y no las bases, ni mucho menos la 'creciente marea' de los simpatizantes en todos los rincones de la comunidad.
Aunque a algunos les cueste creerlo, son muchos -más de los que se pueda pensar- los que están empezando a dar forma a esa nueva imagen del partido y le han puesto rostro y nombre y apellidos, Pilar Fernández Pardo. Todo sea por frenar al tornado que amenaza con aterrizar por estas tierras.
Mientras esa otra contramarea se va perfilando y uniendo intereses la plataforma Cascos2011 engorda en las redes sociales y con nombres no por respetables en su mayor parte de segunda o tercera fila. Son muchas las voces del pueblo, pero de todos es sabido que las direcciones de los partidos, como los entrenadores en el fútbol, no suelen hacer demasiado caso y se cocinan su propio sustento
Así las cosas, son muchos los que se preguntan cuál es la estrategia de Cascos,... si es que la tiene, porque el ex vicepresidente se ha cuidado muy mucho de no dar una sola señal clara de haber tomado una decisión, incluyendo en ese silencio a sus más incondicionales, por mucho que ellos vayan vendiendo que "todo está hecho". Parece que el veterano político no solamente ha elegido este camino, sino que tiene intención de mantenerlo más allá de esos plazos oficiales a los que me refería y que, en su caso, no va a despejar la incógnita al menos hasta finales de año. Por otra parte, todo apunta a que Cascos sigue decidido a que su vuelta le sea reclamada desde la dirección y que se haga por aclamación, sin entrar en un catálogo de posibles condiciones que se resumen es aquella vieja frase de hace meses de "entregarme la casa perfectamente barrida (de enemigos internos)"
¿Es ésta una buena estrategia? ¿Y si resulta que para ese fin de año anuncia que no se presenta? A los lamentos de tanto desilusionado les responderá con su categórico verbo aquello de que él nunca dijo que fuera a hacerlo. No sé si sus prosélitos lo han tenido en cuenta, pero el ex vicepresidente del Gobierno ya pegó una espantada en aquel 21 de enero 2004, en una rueda de prensa polémica y sin preguntas, cuando todo el mundo le situaba como seguro cabeza de lista asturiano para las generales. Que hubiera manifestado en varias ocasiones que ligaba su futuro al de Aznar y que éste ya hubiera anunciado su retirada de la primera línea política y, por tanto, que no repetiría como cartel electoral nacional de su partido no sirvió para paliar el carácter de sorpresa incluso para sus más directos colaboradores.
A las múltiples desilusiones habría que añadir el hecho de que dejaría a su partido con un margen estrecho para nominar a otro candidato. Hasta podría darse el caso de que, ante un escenario de incertidumbre y de ausencia de una figura ganadora, reapareciera el 'fantasma' de Ovidio Sánchez, 'obligado' una vez más a asumir el 'peso' de ponerse al frente de la lista autonómica para evitar males mayores o enfrentamientos internos casi tan poco deseados como los que sin duda puede originar subterráneamente el regreso del ex ministro.
El problema es que nadie sabe en estos momentos a qué está jugando Cascos. ¿Y si, al final, todo ese proyecto de su retorno a Asturias fuera una cortina de humo para ocultar una operación de mucha mayor envergadura y de más largo alcance? Me vienen a la memoria reuniones como la reciente de Sevilla para celebrar el aniversario del primer Gobierno de Aznar y se me antoja que la de mañana en Burgos tampoco es tan inocente como su 'título' la presenta; el ocho años presidente del Partido Popular, por otra parte, lanza esta misma semana una nueva página 'web' a mayor gloria de su figura, de sus éxitos y de sus equipos. No vamos a seguir. El aznarismo tiene a toda su vieja guardia perfectamente armada y pertrechada y lista para entrar en acción si fuera necesario y la imagen del actual líder del PP, Mariano Rajoy, a pesar del deterioro galopante de Zapatero y los suyos, no sólo no acaba de despegar, sino que sigue deteriorándose. Claro que todo esto seguramente son sólo elucubraciones esotéricas de este humilde periodista en la reserva.
Sobre los correligionarios de Zapatero en el Principado ya he aventurado días atrás que quizá su estrategia esté más definida por algunas incógnitas por despejar en la ecuación que parecía hace meses resuelta y que de momento sigue igual: el cabeza de cartel será Javier Fernández. No voy a repetir pues lo de la búsqueda de una salida para Areces acorde con sus tres mandatos como presidente autonómico o la posible influencia que pueda tener en un cambio de planes y mantener al susodicho en función de los planes populares en lo que a su candidato se refiere.
Más complejo y peligrosa me parece la estrategia del PP. Es cierto que, a priori, no parecían tener un candidato claro hasta que fue cobrando forma la posible vuelta de Cascos a su tierra y a la política institucional como hipotético candidato a la Presidencia del Principado. Es cierto que en alguna ocasión he comentado que el ex vicepresidente del Gobierno no precisa 'vender' su imagen, suficientemente conocida, y que podría aplazar la oficialización de su regreso, con el plus añadido de dar menos margen a la previsible campaña feroz de sus contrincantes de la izquierda. Sin embargo, al ex ministro asturiano, que hasta ahora se había sentado a dejar crecer la hierba de sus adhesiones, ha empezado a salirle algún sarpullido interno -en un análisis anterior hablaba del 'fuego amigo'- y todo hace prever que sus múltiples enemigos internos, muchos de ellos con mando en plaza -aunque sea local- sí que están configurando una auténtica plataforma 'anti' que, aunque por detrás, puede contar con apoyos importantes incluso en Madrid, como el de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. En definitiva, que si hay una plataforma pro-Cascos hay otra en contra y esta última cuenta con un mayor peso específico si en lo que al funcionamiento de los partidos políticos nos atenemos que a los entusiastas aunque desorganizados defensores del ex 'número dos' de Aznar. Más claramente, que las listas las hacen los 'aparatos' de los partidos y no las bases, ni mucho menos la 'creciente marea' de los simpatizantes en todos los rincones de la comunidad.
Aunque a algunos les cueste creerlo, son muchos -más de los que se pueda pensar- los que están empezando a dar forma a esa nueva imagen del partido y le han puesto rostro y nombre y apellidos, Pilar Fernández Pardo. Todo sea por frenar al tornado que amenaza con aterrizar por estas tierras.
Mientras esa otra contramarea se va perfilando y uniendo intereses la plataforma Cascos2011 engorda en las redes sociales y con nombres no por respetables en su mayor parte de segunda o tercera fila. Son muchas las voces del pueblo, pero de todos es sabido que las direcciones de los partidos, como los entrenadores en el fútbol, no suelen hacer demasiado caso y se cocinan su propio sustento
Así las cosas, son muchos los que se preguntan cuál es la estrategia de Cascos,... si es que la tiene, porque el ex vicepresidente se ha cuidado muy mucho de no dar una sola señal clara de haber tomado una decisión, incluyendo en ese silencio a sus más incondicionales, por mucho que ellos vayan vendiendo que "todo está hecho". Parece que el veterano político no solamente ha elegido este camino, sino que tiene intención de mantenerlo más allá de esos plazos oficiales a los que me refería y que, en su caso, no va a despejar la incógnita al menos hasta finales de año. Por otra parte, todo apunta a que Cascos sigue decidido a que su vuelta le sea reclamada desde la dirección y que se haga por aclamación, sin entrar en un catálogo de posibles condiciones que se resumen es aquella vieja frase de hace meses de "entregarme la casa perfectamente barrida (de enemigos internos)"
¿Es ésta una buena estrategia? ¿Y si resulta que para ese fin de año anuncia que no se presenta? A los lamentos de tanto desilusionado les responderá con su categórico verbo aquello de que él nunca dijo que fuera a hacerlo. No sé si sus prosélitos lo han tenido en cuenta, pero el ex vicepresidente del Gobierno ya pegó una espantada en aquel 21 de enero 2004, en una rueda de prensa polémica y sin preguntas, cuando todo el mundo le situaba como seguro cabeza de lista asturiano para las generales. Que hubiera manifestado en varias ocasiones que ligaba su futuro al de Aznar y que éste ya hubiera anunciado su retirada de la primera línea política y, por tanto, que no repetiría como cartel electoral nacional de su partido no sirvió para paliar el carácter de sorpresa incluso para sus más directos colaboradores.
A las múltiples desilusiones habría que añadir el hecho de que dejaría a su partido con un margen estrecho para nominar a otro candidato. Hasta podría darse el caso de que, ante un escenario de incertidumbre y de ausencia de una figura ganadora, reapareciera el 'fantasma' de Ovidio Sánchez, 'obligado' una vez más a asumir el 'peso' de ponerse al frente de la lista autonómica para evitar males mayores o enfrentamientos internos casi tan poco deseados como los que sin duda puede originar subterráneamente el regreso del ex ministro.
El problema es que nadie sabe en estos momentos a qué está jugando Cascos. ¿Y si, al final, todo ese proyecto de su retorno a Asturias fuera una cortina de humo para ocultar una operación de mucha mayor envergadura y de más largo alcance? Me vienen a la memoria reuniones como la reciente de Sevilla para celebrar el aniversario del primer Gobierno de Aznar y se me antoja que la de mañana en Burgos tampoco es tan inocente como su 'título' la presenta; el ocho años presidente del Partido Popular, por otra parte, lanza esta misma semana una nueva página 'web' a mayor gloria de su figura, de sus éxitos y de sus equipos. No vamos a seguir. El aznarismo tiene a toda su vieja guardia perfectamente armada y pertrechada y lista para entrar en acción si fuera necesario y la imagen del actual líder del PP, Mariano Rajoy, a pesar del deterioro galopante de Zapatero y los suyos, no sólo no acaba de despegar, sino que sigue deteriorándose. Claro que todo esto seguramente son sólo elucubraciones esotéricas de este humilde periodista en la reserva.
martes, 4 de mayo de 2010
El gran Polanski
Vengo de visionar hace escasa horas -con un poco de retraso, es cierto, "El escritor", lo último de Roman Polanski y tengo que decir que ha salido de la sala encantado de comprobar que los viejos 'rockeros' -aunque en este caso sean cineastas- nunca mueren. Del realizador polaco se pueden decir muchas cosas, se puede cuestionar la elección de algunos argumentos, pero nunca se podrá afirmar que sus películas no tienen eso tan difícil hoy en día de encontrar que el el ritmo, la capacidad para contar historias y enganchar en ellas al espectador.
En manos de cualquier otro de los cientos de realizadores jóvenes y no tan jóvenes que hoy consiguen millones de dólares y un elenco de actores famosos para hacer colección de bodrios "El escritor" no hubiera pasado de ser eso que hoy tan petulantemente se da en llamar un 'thriller' político. Y es que, analizada fríamente, con criterio de laboratorio, la historia no resulta en sí mismas de una gran originalidad, y ello pese a los continuos paralelismos que adivinamos con situaciones y personajes reales de nuestros días. Lo que ocurre es que el director de "Repulsión" toma el guión en sus manos y lo trabaja con mimo, como hace con sus personajes, insuflándoles vida propia, haciéndolos próximos aun dentro del entorno de élite en el que se mueven. Guión, personajes, ritmo narrativo,... todo va enfocado hacia un producto homogéneo, atrayente, capaz de mantenernos pendientes de su desarrollo durante las dos horas aproximadamente de metraje.
"El escritor", Polanski sería mejor decir, es el ejemplo vivo de que el cine puede seguir escribiéndose con mayúsculas, porque, a fin de cuentas, aunque muy pocos, todavía hay algunos realizadores que saben darle esa magia que en la mayoría de los casos ha ido perdiendo con el tiempo y la tecnología. Son, como decía, esos escasos artistas capaces de que nos sumerjamos sin reparos en una historia bien contada. Y Roman está entre los mejores de ese pequeño colectivo que nos permite seguir creyendo en el cine.
En manos de cualquier otro de los cientos de realizadores jóvenes y no tan jóvenes que hoy consiguen millones de dólares y un elenco de actores famosos para hacer colección de bodrios "El escritor" no hubiera pasado de ser eso que hoy tan petulantemente se da en llamar un 'thriller' político. Y es que, analizada fríamente, con criterio de laboratorio, la historia no resulta en sí mismas de una gran originalidad, y ello pese a los continuos paralelismos que adivinamos con situaciones y personajes reales de nuestros días. Lo que ocurre es que el director de "Repulsión" toma el guión en sus manos y lo trabaja con mimo, como hace con sus personajes, insuflándoles vida propia, haciéndolos próximos aun dentro del entorno de élite en el que se mueven. Guión, personajes, ritmo narrativo,... todo va enfocado hacia un producto homogéneo, atrayente, capaz de mantenernos pendientes de su desarrollo durante las dos horas aproximadamente de metraje.
"El escritor", Polanski sería mejor decir, es el ejemplo vivo de que el cine puede seguir escribiéndose con mayúsculas, porque, a fin de cuentas, aunque muy pocos, todavía hay algunos realizadores que saben darle esa magia que en la mayoría de los casos ha ido perdiendo con el tiempo y la tecnología. Son, como decía, esos escasos artistas capaces de que nos sumerjamos sin reparos en una historia bien contada. Y Roman está entre los mejores de ese pequeño colectivo que nos permite seguir creyendo en el cine.
Fuego 'amigo' en el PP
Era cuestión de tiempo. Mientras las cosas no estaban muy claras y podía pensarse en "rumores" a propósito de la hipotética candidatura de Francisco Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado en las autonómicas del año próximo, los silencios fueron la nota predominante entre los principales 'actores' que pueden tener un papel en la futura obra. Más tarde, la "marea creciente" de apoyos al ex ministro de Fomento era, en cuanto al elenco principal de dicha obra se refiere, prácticamente nula: juntas locales, militantes apartados, los casquistas irreductibles de toda la vida,... Pero, 'mareona' o 'marejadilla', lo que parece claro es que las aguas del PP asturiano están cada día más revueltas y los apoyos crecen en cantidad y, sobre todo, en calidad -vease la carta de los doce alcaldes populares de la comunidad, Gabino de Lorenzo incluido o las declaraciones positivas -otrora despectivas- de destacados miembros de la dirección regional, con su prsidente, Ovidio Sánchez, al frente. Ya lo he comentado muchas veces, que una cosa es que guste el retorno del polémico y veterano político al primer plano de la actividad y otra bien distinta que los responsables nacionales y regionales estén dispuestos a ponerle la proa si decide, como parece, dar el "paso atrás" -no olvidemos que se retiró voluntariamente-. Este escenario ya ni deberíamos de estar refiriéndolo por repetitivo.
Con el crecimiento de los apoyos llegó, como era lógico el contraataque de sus adversarios socialistas. Javier Fernández, Jesús Gutiérrez, Vicente Álvarez Areces -éste muy especialmente- no pasan un día sin mentar a Cascos, generalmente con descalificaciones, cuando no con bravuconadas como las del actual presidente del Principado que dice alegrarse de que se presente, porque "aglutinará" el voto de la izquierda. Desde Madrid ya se trabaja también en el asunto para echar una mano a sus correligionarios de Asturias y los 'dosieres' empiezan a circular por Ferraz (he leído que Pepe Blanco, el actual 'hombre fuerte' del PSOE y aspirante a suceder a su amigo Zapatero -el otro día se le escapó en un acto público una referencia a sí mismo como presidente- tiene preparado un informe sobre los cuadros que el ex ministro compró a la galería para la que trabajaba la que hoy es su esposa y que ocupan plaza en los mismos despachos que hoy preside el propio Blanco).
Como toda buena obra escénica que se precie faltaba un tercer acto y éste se ha producido en los últimos días. Se trata de lo que podríamos denominar el 'fuego' amigo, los ataques desde dentro de aquellos que mantienen un enfrentamiento contrastado con el el ex vicepresidente del Gobierno y que, ante el desarrollo de los acontecimientos y viendo que la cosa va en serio han decidido montar su propia plataforma 'anti-Cascos' desmereciendo sus apoyos, recordando sibilinamente que en Madrid tampoco es muy querido y, sobre todo, afirmando la intención de buscar un candidato alternativo. No chocará a nadie que esa plataforma la capitaneen los líderes locales de Gijón y Avilés, Pilar Fernández Pardo y Joaquín Aréstegui, los dos ninguneados, cuando no despreciados públicamente por Cascos y que, curiosamente, a falta de otras perspectivas, se presentan más o menos directamente como aspirantes, ellos mismos, a poner al PP asturiano esa otra cara nueva que contrasta con la 'vieja' y conflictiva imagen del ex ministro. No es que se pueda decir que estaba claro que políticos como los citados estaban dispuestos a dar la batalla directa, pero tampoco es de extrañar. A medida que lo de su adversario interno va cobrando forma, su futuro se presenta más oscuro y, por ello, han decidido abrir su propio frente.
Ya he comentado alguna vez que si Cascos regresa a Asturias no va a poder hacerlo con ese 'barrido' general que él desearía, pero el irreductible ex secretario general del PP no es hombre que olvide ni perdone y, a partir de una hipotética victoria en las elecciones, sería cuestión de tiempo que esa 'operación limpieza' se produjera. De momento, los enemigos internos han descubierto su estrategia, pero, por si acaso, han atribuido la avalancha de escritos, plataformas, etcétera, de apoyo a Cascos más a su entorno que al propio interesado. Aunque las cartas están sobre la mesa, puede que si el fuego es más de advertencia que de ataque directo, argumenten llegado el momento -y son muy capaces- que nunca estuvieron en contra de la candidatura de su 'compañero' y que sí es él quien puede hacerles ganar la Presidencia del Principado. Cosas más increibles hemos visto en esto de la política.
Por cierto, las supuestas ayudas que desde Madrid les está aportando la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, otro de los 'blancos' de las iras de Cascos, tampoco se nos antojan como el mejor bagaje para la 'gran batalla' regional.
Con el crecimiento de los apoyos llegó, como era lógico el contraataque de sus adversarios socialistas. Javier Fernández, Jesús Gutiérrez, Vicente Álvarez Areces -éste muy especialmente- no pasan un día sin mentar a Cascos, generalmente con descalificaciones, cuando no con bravuconadas como las del actual presidente del Principado que dice alegrarse de que se presente, porque "aglutinará" el voto de la izquierda. Desde Madrid ya se trabaja también en el asunto para echar una mano a sus correligionarios de Asturias y los 'dosieres' empiezan a circular por Ferraz (he leído que Pepe Blanco, el actual 'hombre fuerte' del PSOE y aspirante a suceder a su amigo Zapatero -el otro día se le escapó en un acto público una referencia a sí mismo como presidente- tiene preparado un informe sobre los cuadros que el ex ministro compró a la galería para la que trabajaba la que hoy es su esposa y que ocupan plaza en los mismos despachos que hoy preside el propio Blanco).
Como toda buena obra escénica que se precie faltaba un tercer acto y éste se ha producido en los últimos días. Se trata de lo que podríamos denominar el 'fuego' amigo, los ataques desde dentro de aquellos que mantienen un enfrentamiento contrastado con el el ex vicepresidente del Gobierno y que, ante el desarrollo de los acontecimientos y viendo que la cosa va en serio han decidido montar su propia plataforma 'anti-Cascos' desmereciendo sus apoyos, recordando sibilinamente que en Madrid tampoco es muy querido y, sobre todo, afirmando la intención de buscar un candidato alternativo. No chocará a nadie que esa plataforma la capitaneen los líderes locales de Gijón y Avilés, Pilar Fernández Pardo y Joaquín Aréstegui, los dos ninguneados, cuando no despreciados públicamente por Cascos y que, curiosamente, a falta de otras perspectivas, se presentan más o menos directamente como aspirantes, ellos mismos, a poner al PP asturiano esa otra cara nueva que contrasta con la 'vieja' y conflictiva imagen del ex ministro. No es que se pueda decir que estaba claro que políticos como los citados estaban dispuestos a dar la batalla directa, pero tampoco es de extrañar. A medida que lo de su adversario interno va cobrando forma, su futuro se presenta más oscuro y, por ello, han decidido abrir su propio frente.
Ya he comentado alguna vez que si Cascos regresa a Asturias no va a poder hacerlo con ese 'barrido' general que él desearía, pero el irreductible ex secretario general del PP no es hombre que olvide ni perdone y, a partir de una hipotética victoria en las elecciones, sería cuestión de tiempo que esa 'operación limpieza' se produjera. De momento, los enemigos internos han descubierto su estrategia, pero, por si acaso, han atribuido la avalancha de escritos, plataformas, etcétera, de apoyo a Cascos más a su entorno que al propio interesado. Aunque las cartas están sobre la mesa, puede que si el fuego es más de advertencia que de ataque directo, argumenten llegado el momento -y son muy capaces- que nunca estuvieron en contra de la candidatura de su 'compañero' y que sí es él quien puede hacerles ganar la Presidencia del Principado. Cosas más increibles hemos visto en esto de la política.
Por cierto, las supuestas ayudas que desde Madrid les está aportando la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, otro de los 'blancos' de las iras de Cascos, tampoco se nos antojan como el mejor bagaje para la 'gran batalla' regional.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)