Cascos no ocultó nunca que su hipotético regreso al primer plano de la política encabezando la lista del Partido Popular para las autonómicas del año que viene tendría que producirse en unas circunstancias muy determinadas y, hay que decirlo con claridad, siendo él quien pone las condiciones, por cierto presumiblemente muy exigentes. Desde aquel órdago de "tienen que barrerme toda la casa" ha pasado mucho tiempo y ha corrido mucha tinta y, aunque con algunos puntos oscuros en el camino, el tiempo no ha hecho sino reforzarle, con la progresiva 'conversión' de muchos adversarios internos, con una buena campaña a la hora de sumar apoyos por parte de sus incondicionales y un escenario, en definitiva, que parece encajar cada día más con su postura de fuerza para convertirse no sólo en el 'deseado', sino también lograr que, finalmente, el regreso se produzca no por petición propia -cada día parece más fácil que sean quienes mandan los que se lo reclamen- y casi con tintes de aclamación mayoritaria.
Admitiendo lo relativos que pueden ser sus resultados, los sondeos empiezan a aparecer y colocan al político asturiano como la persona capaz de darle a su partido el Gobierno del Principado. La más reciente, la que hoy publica 'El Mundo' y que es continuación de otra de ámbito nacional que "tiñe España de azul", concede a los populares, ya presumiblemente con el ex 'número dos' de Aznar como cartel, la mayoría absoluta con, entre 23 y 24 escaños, dejando el PSOE a diez puntos de distancia -casi los mismos que en la encuesta estatal- y con entre 18 y 19 diputados, y a Izquierda Unida con una caída de un escaño -de cuatro a tres-. En este caso, la coalición juega con todos los elementos en contra: su presencia en el Gobierno asturiano como bastón de apoyo de los socialistas, sus conflictos internos inacabables y, sobre todo, la agudización de un voto bipolar que machaca a los minoritarios.
Aludía antes a lo relativo de los sondeos, pero si el primero que se ha puesto con números en negro sobre blanco es el de 'El Mundo' -nada sospechoso de estar 'manejado' por los valedores de Cascos, como la presidenta madrileña Esperanza Aguirre-, en fechas próximas veremos aparecer también nuevas encuestas, algunas ya realizadas, aunque no hechas públicas, en concreto dos, que coinciden con la del periódico de Pedro J., en el sentido de dar la mayoría absoluta al PP de Cascos en Asturias. Item, desde que salió a la luz que Génova había incluido el nombre del político asturiano, pese a no estar oficialmente en ningún puesto político, ni de partido ni institucional, en sus consultas a la ciudadanía hay que decir que el equipo de Rajoy ha cambiado aquella primera filtración sobre una opinión ciudadana que dejaba a Cascos cerca de la mayoría absoluta que necesataría para gobernar, pero sin alcanzarla, hasta disponer ya de números que sobrepasan esa barrera de los 23 diputados necesarios. Todo esto, por supuesto, no existe formalmente para los partidos políticos, pero es una realidad mal que les pese y lo más importante de todo es que, al margen de la credibilidad que cada cual quiera dar a una u otra encuesta, lo que el conjunto marca es una tendencia y ésta empieza a ser machacona en favor de los postulados y la estrategia de Cascos.
Hay un aspecto del sondeo que conocemos, el citado de 'El Mundo', que me parece especialmente interesante y que puede ser incluso más relevante que el numérico y es la opinión delos asturianos sobre el retorno del ex ministro de Fomento: un 51% lo considera un buen candidato, pero lo más significativo no es tanto que lo consideren los votantes del PP (84%), sino los de IU (42,7%) y los del PSOE (37,4%). Esto no lo dice el periódico madrileño, pero son bastantes los militantes de los dos partidos que en estos momentos mantienen el Gobierno de coalición que confiesan en privado su estima por Cascos y algunos, más atrevidos, apuestan incluso por ofrecerle su apoyo en forma de voto.
En definitiva, que dejando aparte a la organización gijonesa, empeñada su presidenta en nadar contracorriente en lugar de dejarse llevar por el impulso de la ola -no haría falta que proclamase al ex vicepresidente del Gobierno su candidato, ni que se hicieran amigos a estas alturas, objetivo imposible y difícil de imaginar hasta para los amantes de la ciencia-ficción-, todo apunta a que el escenario está diseñado de acuerdo a los deseos del protagonista principal y que, si las cosas no se tuercen insospechadamente, éste va a imponer finalmente el guión que se propuso hace meses y por el que casi nadie -si exceptuamos la media docena de incondicionales- dábamos un duro, y lo va a hacer por encima de miedos y recelos, sean asturianos o nacionales.
Posdata: Sigo echando de menos una simple señal -no hace falta una declaración formal- del señor Cascos que nos confirme su deseo de ocupar ese escenario, ser la estrella del mismo y llevarse la ovación del triunfo cuando caiga el telón de las urnas. Hasta la fecha -lo he repetido muchas veces- se ha cuidado, y sigue haciéndolo, de 'mojarse' ni la punta del dedo gordo de un pie.
No me parece apremiante la confirmación de ALvarez Cascos como candidato a la presidencia autonómica (véase, además, que los vecinos de enfrente tampoco están por la labor ¡y bien complicada que la tienen!).
ResponderEliminarPara Cascos menos apremiante, si cabe, tras la divulgación de las primeras encuestas de cierta solvencia (relativa, como acertadamente apunta nuestro periodista en la reserva) que señalan una tendencia favorable al PP e inequívoca cuando a los electores se les pregunta por Cascos. Sin prácticamente mover un músculo político, Cascos marca el compás dentro y fuera de su partido, cerca y lejos de Génova.
Además, yo sigo convencido de que tiene a un equipo de personas (de los incondicionales, claro) redactando las bases del programa electoral. Cascos mojar no se ha mojado (salvo en el Esva para pescar el salmón que vimos retratado en El Comercio), pero seguro que no está quieto. Toda una lección magistral de como administrar los tiempos: es un líder y falta nos hace a los asturianos con la que está cayendo.