No sé por qué será pero en los últimos días, a medida que se va enriqueciendo el 'culebrón Cascos', no consigo quitarme de la cabeza una imagen recurrente que liga la actualidad del asunto con una de esas escenas características e ineludibles en cualquier 'western' que se precie. Leo lo que se escribe y escucho lo que se dice y en mi mente cobra fuerza la tradicional escena de 'saloon' de cualquier película de vaqueros -así las llamábamos hasta que todos nos dimos por vencidos ante el anglicanismo colonizante y pronunciamos 'güester'- en la que la tensión se palpa en el ambiente mientras dos personajes -pistola al cinto-, frente a frente, en cada uno de los extremos de la barra, despejado el espacio vital de terceros, se disponen a demostrar con hechos quién es el más rapido.
No hace falta citar por su nombre a esos terceros que, progresivamente y de mejor o peor gana, se han quitado de la línea de tiro, como tampoco parece necesario ponerles a los dos protagonistas los rostros del propio Cascos y de Mariano Rajoy. Hasta ahora, cada uno tenía detrás a sus ayudantes -el 'bueno', probablemente un sheriff- y a su banda -el malo, un pistolero-. Lejos de mí caer en este caso en cualquier especie de maniqueismo y atribuir a cada uno de los doss políticos uno de esos dos papeles. Aclarado que no hay buenos y malos, yo sí veo a Paco como el pistolero bravucón, retador, con la culata de su revólver llena de muescas, mientras que a Mariano me lo imagino como el oponente consciente de que sólo la serenidad y la cabeza fría pueden darle la ventaja que necesita sobre el 'más rápido al Oeste del Pecos'.
Metáforas aparte, en fin, todo parece indicar que la hipotética candidatura de Cascos a la Presidencia del Principado está en el alero de estos dos personajes y en ver quién desenfunda primero. El ex 'número dos' de Aznar, envalentonado más si cabe por los diarios apoyos que recibe para su regreso, ya ha advertido en más de una ocasión que él no va a "pedir" nada, o sea, que está esperando que se lo pidan -y recuerda, para ello, cuando él mismo, con Rato, Trillo y Lucas, pidieron en formato de comisión, en 1979, a Aznar que asumiera el liderazgo nacional del partido y luego convencieron al hasta entonces 'número uno', Manuel Fraga- y que de rogar, nada de nada. Por su parte, el actual presidente nacional mantiene su silencio y, aunque no diga nada, su trayectoria y estilo deja entrever un "puedes esperar sentado". O sea, como decía, mientras se miran fijamente a los ojos, atisban el menor gesto o movimiento que indique quién va a sacar el revolver de la funda primero. Publica hoy el diario 'ABC' una información según la cual, en la conversación en la que el presidente del PP asturiano, Ovidio Sánchez, le trasladó el deseo de dicha organización de contar con el ex ministro de Fomento como cartel para las elecciones autonómicas del año próximo, Rajoy le manifesto que "si hay que ir a buscarlo, lo vamos a buscar". Permítaseme que dude de que tales palabras hayan salido de la boca del líder gallego y mantenga en foto fija la escena del duelo en los términos antes mencionados.
Mientras el duelo -ya no puede tardar tanto- tiene un desenlace, se me ocurre que en los argumentos clásicos de esos filmes del Oeste americano algunas veces reaparecen los terceros y tratan de desequilibrar el 'hombre a hombre' que parecía el único guión ya posible. Un compañero apostado en cuclillas en el piso superior, el barman que tiene el winchester bajo la barra, uno de la mesa del fondo que sostiene el colt preparado oculto entre las piernas. Ya se llamen manifiestos de apoyo, plataformas pro o anti, encuestas que no dejan clara la absolutamente necesaria mayoría absoluta, se me antoja que el interés de la historia y los ojos de los que la siguen están ahora centrados en esos dos protagonistas y un cambio de guión a estas alturas sólo haría desvirtuar la escena final. ¡Qué los dejen solos para que demuestren cuál de los dos es el más rápido!
Mantengo mi vaticinio: no tienen ningún sentido las prisas por nombrar candidato autonómico a Cascos cuando aun queda un año para las elecciones. ¿Por qué desestimar la hipótesis de un adelanto en las Generales (nada improbable a tenor de la deriva de Zapatero) y contar con Alvarez Cascos en el cartel para que el PP de Asturias recupere aquellos cinco diputados que obtuvo en el año 2000?
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