Aunque hasta ahora las direcciones socialista y popular se han empeñado en Asturias -en otros lugares no son tan escrupulosos con las categóricas órdenes de carácter general emanadas de Ferraz o de Génova- en cumplir el guión y no hacer un sólo gesto o una declaración que eleve a categoría de algo más que hipótesis quiénes van a ser sus candidatos en las autonómicas del año que viene, la consigna empieza a antojarse absurda no ya sólo para el común de los mortales, sino para las respectivas militancias.
Sobre los correligionarios de Zapatero en el Principado ya he aventurado días atrás que quizá su estrategia esté más definida por algunas incógnitas por despejar en la ecuación que parecía hace meses resuelta y que de momento sigue igual: el cabeza de cartel será Javier Fernández. No voy a repetir pues lo de la búsqueda de una salida para Areces acorde con sus tres mandatos como presidente autonómico o la posible influencia que pueda tener en un cambio de planes y mantener al susodicho en función de los planes populares en lo que a su candidato se refiere.
Más complejo y peligrosa me parece la estrategia del PP. Es cierto que, a priori, no parecían tener un candidato claro hasta que fue cobrando forma la posible vuelta de Cascos a su tierra y a la política institucional como hipotético candidato a la Presidencia del Principado. Es cierto que en alguna ocasión he comentado que el ex vicepresidente del Gobierno no precisa 'vender' su imagen, suficientemente conocida, y que podría aplazar la oficialización de su regreso, con el plus añadido de dar menos margen a la previsible campaña feroz de sus contrincantes de la izquierda. Sin embargo, al ex ministro asturiano, que hasta ahora se había sentado a dejar crecer la hierba de sus adhesiones, ha empezado a salirle algún sarpullido interno -en un análisis anterior hablaba del 'fuego amigo'- y todo hace prever que sus múltiples enemigos internos, muchos de ellos con mando en plaza -aunque sea local- sí que están configurando una auténtica plataforma 'anti' que, aunque por detrás, puede contar con apoyos importantes incluso en Madrid, como el de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. En definitiva, que si hay una plataforma pro-Cascos hay otra en contra y esta última cuenta con un mayor peso específico si en lo que al funcionamiento de los partidos políticos nos atenemos que a los entusiastas aunque desorganizados defensores del ex 'número dos' de Aznar. Más claramente, que las listas las hacen los 'aparatos' de los partidos y no las bases, ni mucho menos la 'creciente marea' de los simpatizantes en todos los rincones de la comunidad.
Aunque a algunos les cueste creerlo, son muchos -más de los que se pueda pensar- los que están empezando a dar forma a esa nueva imagen del partido y le han puesto rostro y nombre y apellidos, Pilar Fernández Pardo. Todo sea por frenar al tornado que amenaza con aterrizar por estas tierras.
Mientras esa otra contramarea se va perfilando y uniendo intereses la plataforma Cascos2011 engorda en las redes sociales y con nombres no por respetables en su mayor parte de segunda o tercera fila. Son muchas las voces del pueblo, pero de todos es sabido que las direcciones de los partidos, como los entrenadores en el fútbol, no suelen hacer demasiado caso y se cocinan su propio sustento
Así las cosas, son muchos los que se preguntan cuál es la estrategia de Cascos,... si es que la tiene, porque el ex vicepresidente se ha cuidado muy mucho de no dar una sola señal clara de haber tomado una decisión, incluyendo en ese silencio a sus más incondicionales, por mucho que ellos vayan vendiendo que "todo está hecho". Parece que el veterano político no solamente ha elegido este camino, sino que tiene intención de mantenerlo más allá de esos plazos oficiales a los que me refería y que, en su caso, no va a despejar la incógnita al menos hasta finales de año. Por otra parte, todo apunta a que Cascos sigue decidido a que su vuelta le sea reclamada desde la dirección y que se haga por aclamación, sin entrar en un catálogo de posibles condiciones que se resumen es aquella vieja frase de hace meses de "entregarme la casa perfectamente barrida (de enemigos internos)"
¿Es ésta una buena estrategia? ¿Y si resulta que para ese fin de año anuncia que no se presenta? A los lamentos de tanto desilusionado les responderá con su categórico verbo aquello de que él nunca dijo que fuera a hacerlo. No sé si sus prosélitos lo han tenido en cuenta, pero el ex vicepresidente del Gobierno ya pegó una espantada en aquel 21 de enero 2004, en una rueda de prensa polémica y sin preguntas, cuando todo el mundo le situaba como seguro cabeza de lista asturiano para las generales. Que hubiera manifestado en varias ocasiones que ligaba su futuro al de Aznar y que éste ya hubiera anunciado su retirada de la primera línea política y, por tanto, que no repetiría como cartel electoral nacional de su partido no sirvió para paliar el carácter de sorpresa incluso para sus más directos colaboradores.
A las múltiples desilusiones habría que añadir el hecho de que dejaría a su partido con un margen estrecho para nominar a otro candidato. Hasta podría darse el caso de que, ante un escenario de incertidumbre y de ausencia de una figura ganadora, reapareciera el 'fantasma' de Ovidio Sánchez, 'obligado' una vez más a asumir el 'peso' de ponerse al frente de la lista autonómica para evitar males mayores o enfrentamientos internos casi tan poco deseados como los que sin duda puede originar subterráneamente el regreso del ex ministro.
El problema es que nadie sabe en estos momentos a qué está jugando Cascos. ¿Y si, al final, todo ese proyecto de su retorno a Asturias fuera una cortina de humo para ocultar una operación de mucha mayor envergadura y de más largo alcance? Me vienen a la memoria reuniones como la reciente de Sevilla para celebrar el aniversario del primer Gobierno de Aznar y se me antoja que la de mañana en Burgos tampoco es tan inocente como su 'título' la presenta; el ocho años presidente del Partido Popular, por otra parte, lanza esta misma semana una nueva página 'web' a mayor gloria de su figura, de sus éxitos y de sus equipos. No vamos a seguir. El aznarismo tiene a toda su vieja guardia perfectamente armada y pertrechada y lista para entrar en acción si fuera necesario y la imagen del actual líder del PP, Mariano Rajoy, a pesar del deterioro galopante de Zapatero y los suyos, no sólo no acaba de despegar, sino que sigue deteriorándose. Claro que todo esto seguramente son sólo elucubraciones esotéricas de este humilde periodista en la reserva.
Elucubraciones no tan esotéricas, don Marcelino, y menos aún viniendo -como se ha demostrado en este mismo blog- de un reconocido cascólogo. A mi me parece que Cascos sigue midiendo los tiempos y que no tiene ninguna prisa (a estamos a un año de la campaña electoral) por ponerse al tajo. Es conocido que en cuanto se ponga a ello, su equipo no va a tener un solo minuto libre y, encima, tienen difícil escaquearse porque el jefe suele estar siempre en el sitio. Si Cascos iniciase ya la campaña, además de ponerse a tiro del PSOE, sometería a un gran desgaste a su propia gente y, la verdad, a un año vista, parece prudente conservar las fuerzas.
ResponderEliminarDe todas formas, conocida la fama de currante del personaje, no me extrañaría que ya tuviese en danza a algunos de sus fieles más selectos. Se me antoja, por ejemplo, que la redacción del programa electoral ya debe estar muy avanzada.
Respecto a la posibilidad de espantada, creo que a estas alturas sería tremendo para el PP de Asturias tener que seleccionar un nuevo candidato que, seguramente, sería Ovidio Sánchez y que, seguramente también, se metería un castañazo espectacular.