Está a punto de concluir el hasta el momento último episodio en la crisis del Partido Popular en Gijón. La renuncia hace unos días de Eduardo Junquera a seguir en un partido que le "enfermaba" por las sospechas de corrupción y a su condición de edil en el Consistorio local desequilibró aún más si cabe la precaria consistencia del grupo municipal popular, atacado desde dentro y desde afuera por propios y extraños. La difícil situación a la que los enfrentamientos con la dirección regional que lidera Mercedes Fernández ha llevado a la presidenta local requería de, al menos, un equipo compacto y sin fisuras capaz de resistir las acometidas permanentes y cada día más agresivas de 'Cherines' y sus incondicionales. Hasta ahora, Pilar Fernández Pardo lo había conseguido más o menos y Junquera era un pilar básico en su estrategia.
Pero el que hasta hace unos días era su mano derecha decidió tirar la toalla. Podría decirse que no se encontraba cómodo en su papel institucional prácticamente desde que accedió al cargo, ya en el pasado mandato. Sin embargo, el buque insignia nacional del PP ha empezado últimamente a hacer aguas y son muchos los militantes y simpatizantes que se muestran disconformes con la actitud tibia, casi contemporizadora, de Rajoy y su directiva con los sospechosos de haber practicado toda clase de tropelías económicas desde los despachos de la calle de Génova. Al margen de las interpretaciones despechadas de algunos de los propios compañeros, se supone que el dimisionario es uno de ellos.
El problema que se le había planteado a 'Pilipardo' ya no era tanto la pérdida de su principal colaborador como su obligatoria sustitución en el Ayuntamiento de Gijón. La candidatura de su partido fue elaborada ante de la declaración formal de guerra entre la líder gijonesa y su homóloga regional (la subterránea viene de lejos) y el relevo se empezó a mirar con lupa. El primero en la lista era el abogado Jorge Ruiz, persona que, a decir de los militantes, no congenia precisamente con su presidenta. Su renuncia por "motivos personales y profesionales" dio paso a otra opción, la de Inmaculada Gallart, que ya compartió escaño con Fernández Pardo en un mandato anterior. Pero la historia se repitió y, con los mismos argumentos que su antecesor en la candidatura municipal, también declinó la responsabilidad. El siguiente, el que ya ha dado su conformidad, es Francisco Rodrígiuez Cubiella, hasta las pasadas elecciones miembro del 'núcleo duro' de la dirección local y relegado en su momento al número ocho, lo que le dejó fuera de la Corporación tras contabilizarse los pésimos resultados de su partido en la ciudad.
Todo parece indicar que Cubiella sí responde a las necesidades actuales de Pilar Fernández Pardo, que necesita incondicionales capaces de resistir el asedio que le espera desde la ovetense calle de Manuel Pedregal. Desde que éste comenzó, las suspicacias en el grupo municipal han sido frecuentes, desconfiados algunos de la fidelidad absoluta de sus compañeros por la 'soledad' del equipo local y por las presiones constantes recibidas del equipo de Mercedes Fenández.
'Pilipardo' precisa enrocarse y hacerlo con garantías; tanto en la dirección local como en el grupo municipal. No puede permitirse la presencia en sus filas de 'traidores' y con el relevo de Junquera parece que lo ha conseguido. Ahora únicamente le queda prepararse para la madre de todas las batallas: el próximo y cercano congreso local. Las huestes de la 'lideresa' asturiana llevan tiempo preparándola y parece que ya tienen hasta una candidata. La batalla está sobre el tablero.
Todo ello está contribuyendo a ilustrar las penurias y miserias del PP en Gijón y en Asturias (¡qué decir a nivel nacional!). Barrunto que, al menos en Gijón, tardarán años en levantar cabeza. Están protagonizando un espectáculo patético, absolutamente reprobable.
ResponderEliminarraitanucu