El delegado del Gobierno en Asturias se ha permitido ayer manifestar públicamente que en el año 2013 el trayecto ferroviario entre Madrid y Oviedo -atentos al dato, no a Gijón- se podrá realizar en tres horas. Con ello, lo único que ha hecho es añadir un titular más a la interminable lista de plazos que viene anunciando, sin éxito alguno, a las principales infraestructuras de Asturias desde que ocupa el cargo.
Si nos atenemos a las declaraciones de Antonio Trevín de las dos últimas legislaturas se podría escribir todo un libro con categóricos anuncios sobre el fin del aislamiento por tierra, mar y aire del Principado de Asturias. Y esta afirmación no responde a un problema de consideraciones personales, sino a hechos físicamente constatables. Para los que siguen esta tribuna son conocidos infinidad de titulares de prensa a cinco columnas donde este optimista irreductible sale a la palestra para poner fecha a la culminación de la variante de Pajares, de la autovía del Cantábrico, de la eliminación del peaje del Huerna, de la autovía La Espina-Ponferrada, .... y en esos comentarios solamente he ido recogiendo puntualmente una mínima parte de ellos con palabras textuales y día concreto de su formulación.
Si nos atuvieramos a este amplio 'dossier' que se podría elaborar con sus intervenciones públicas resultaría que el actual delegado del Gobierno en la comunidad se llevaría el título de la 'champions' de los 'mentirosos', si realmente se creía todo lo que decía, o el de los 'timadores', si al publicitar sus previsiones lo que trataba era de ganar tiempo -por aquello que algunos defienden, con cierto criterio, de que las palabras se las lleva el viento, aunque no las hemerotecas- y engañar a los asturianos.
Sea uno u otro el papel, el caso es que a Trevín ya no le creen ni en su propia casa y, por lo tanto, lo de las tres horas de viaje en tren entre Madrid y Oviedo para 2013 no se le puede tomar a estas alturas en serio. Más bien, este político camaleónico que ha ocupado como todo el mundo sabe la mayor parte de los principales cargos políticos en Asturias, ha convertido su papel de escudo de los permanentes incumplimientos de los gobiernos de Zapatero en un especie de particular club de la comedia, aunque la repetición de los 'chistes' ya no hace maldita gracia a nadie. La suerte que tiene es que ya no hay quien se tome sus palabras en serio y la más absoluta indiferencia es la respuesta ciudadana a sus propagandísticos mensajes.
Claro que, a lo mejor, algún día acierta y nos deja a todos con la boca abierta. Por el momento, sus quinielas, lejos de lograr el pleno al quince no han acertado ni un solo resultado.
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