viernes, 20 de mayo de 2011

Carteles electorales

Hace unos días escribía un 'post' ligero sobre la imagen con la que el PP ha presentado a la ciudanía en esta campaña a sus candidatas a la Presidencia del Principado, Isabel Pérez Espinosa, y a la Alcaldía de Gijón, Pilar Fernández Pardo. Pero la campaña oficial ha seguido su cansino discurrir e inevitablemente la profusión de banderolas en las calles te lleva a fijarte en detalles que dan lugar a posibles reflexiones.

La primera sorpresa que me he llevado estos últimos días ha sido el giro dado por los socialistas a este tipo de propaganda electoral. Las banderolas que actualmente ondean con la imagen de Javier Fernández ya no responden a las normas establecidas comunmente. Estas indican que el rectángulo correspondiente debe dedicar el máximo espacio al rostro del candidato, dejando otros más pequeños para pedir el voto, el anagrama del partido y poco más. Pues bien, a alguno de esos jóvenes innovadores con que cuenta el PSOE, en un legítimo intento de llamar la atención y salirse de la línea habitual, ha 'jibarizado' la cara del líder de la FSA situándola entre dos enormes fauces metálicas que se supone corresponden a alguna gran instalación industrial de la región. Desde luego, el efecto rompedor funciona, si bien hay que decir que el resultado se presta a todo tipo de bromas, sobre todo si se tiene en cuenta que el escurridizo Fernández ha perdido en el nuevo buena parte de su sonrisa del cartel original; es más forzada o es que él está más en su seriedad característica.

Y hablando de los socialistas no puedo dejar de referirme también a la foto oficial de su candidato a la Alcaldía gijonesa, santiago Martínez Argüelles. Desde luego, el que la eligió no le ha hecho un gran favor. Probablemente en un intento de resaltar ese estilo bonachón con el que se le ha querido investir para dar más sensación de proximidad a sus conciudadanos, su rostro se ha convertido en un perfecto círculo inscrito en el polígono del cartel. Las intenciones pueden haber sido buenas, pero el efecto final que produce es más el de un anuncio de una de esas famosas fábricas de galletas que proliferan en Aguilar de Campoo ligadas a nuestros viejos desayunos de las generaciones que ya no cumplimos los cincuenta.

Santiago sí conserva la sonrisa y esta actitud, compartida por la práctica totalidad de los candidatos de aquí y de allá, me traslada a otra reflexión. Entiendo que no hace falta que los aspirantes a dirigir nuestros destinos salgan con cara de enfadados, pero quizá la alegría que transmiten sus imágenes no se corresponde precisamente con la situación por la que atraviesa el país y millones de sus habitantes. Sobre todo aquellos que menos tienen y a los que la crisis ha lanzado al pozo del temor, cuando no de la desesperación, colectivos que seguramente se plantearán precisamente que todo ese montaje electoral, del que la cartelería forma parte, supone el gasto de miles de millones de euros.

Y una última consideración. Ahora que se está poniendo en cuestión la legalidad de las concentraciones de los "indignados" para el día de mañana argumentando su carácter perturbador de la obligada jornada de reflexión, quizá sería bueno empezar a considerar para futuras citas electorales -para ésta ya es tarde- imponer a los partidos que concurren a los comicios la retirada antes de las doce de esta noche de cierre de la campaña oficial de toda esa publicidad. A fin de cuentas, puede resultar complicado "reflexionar" mientras vas por la calle y sigen agobiandote banderolas y carteles que te piden explícitamente el voto. Si eso es algo que -amaños puntuales aparte- vale para la pegada de la medianoche del inicio de campaña no veo la razón de que no se aplique a ese viernes previo a la cita con las urnas. Puede que tal planteamiento resulte un tanto utópico, pero al menos al que suscribe le parece razonable. Si al final van a tener que retirarlos en días venideros -con frecuencia algunos recurren al olvido- pues que empiecen ya y dejen libre de 'presiones' al votante en ese sábado de reflexión.

Si se trata de jugar, o lo hacemos todos o rompemos la baraja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario