Que estas elecciones municipales y autonómicas eran diferentes lo sabíamos desde hace tiempo, y no sólo por la irrupción en el panorama político regional de Foro Asturias. Ahora, la aburrida pegada de carteles electorales -que el PP adelantó "por error" en algunas autonomías y municipios unas cuantas horas, vulnerando por enésima vez la normativa electoral, que todos se han saltado a la torera desde hace semanas- se ha visto eclipsada por el sondeo del CIS adelantado ayer y que, al margen de alguna pequeña anomalía, empieza a dar lo que hace días califique de "tendencias" más o menos fiables de los resultados que puedan arrojar las urnas el próximo día 22.
La encuesta publicada ayer, sobre un muestreo amplio y más preciso que las de anteriores consultas, ofrecen ya pautas que, si bien no dejan de ser eso, pautas, apuntan ya los caminos por el que podría discurrir el futuro del Principado deAsturias.
Al margen de los efectos correctores que se podrían aplicar a unos datos nomales, en la consulta del Centro de Investigaciones Sociológicas, aparecen dos datos significativos a tener en cuenta a la hora de valorar sus cifras. Por un lado, el periodo escogido, que finaliza antes del anuncio del presidente del Gobierno de su intención de no ser cartel electoral socialista el año próximo -los expertos dicen que tras esta declaración oficial el PSOE remontó ligeramente sus diferencias (entre diez y doce puntos desfavorables con respecto al PP de Rajoy) mientras que otros estudios demoscópicos demuestran que, tras un primer momento de repunte, las cosas han vuelto al lugar en el que estaban antes de la comparecencia formal de Zapatero- y, por otro, el 'olvido' de incorporar a este último estudio la valoración y el nivel de conocimiento del 'nuevo' candidato, el ex vicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez-Cascos.
Al margen de los sondeos, más o menos fiables -los más conservadores recurren al muy legítimo argumento de que la única encuesta es la de las votaciones del 22 de mayo-, la realidad actual es que hace algo más de hora y media se ha abierto formalmente la campaña electoral y está en manos de los fuerzas políticas que en ella concurren poner de su parte todos los elementos a su alcance para transformar esos resultados en otros más beneficiosos para cada cual.
Hay que constatar, de entrada, que la larga pre-campaña -casi tanto como ese interminable periodo de polémica diaria que ha originado el cuádruple enfrentamiento entre Barça y Madrid (o Madrid y Barça, que da igual), afortunadamente agotado- nos ha dejado un poso globalmente negativo. En el plano de los problemas que verdaderamente preocupan a los asturianos poco o casi nada han aportado los candidatos principales; incluso, sorprende que un 'perro viejo' como Cascos, avezado en la técnica de suministrar titulares 'seguros' a los medios de comunicación, haya desarrollado su objetivo de recorrer caleya a caleya, pero no haya aportado ese germen de novedad que todo el mundo esperaba tras doce años de encefalograma plano en el ámbito autonómico. Sus rivales no le han ido a la zaga y, si acaso, se han empleado en bastantes ocasiones en centrar su discurso en la descalificación del 'invitado sorpresa' a la fiesta, el que incomoda, el que rompe la baraja invariablemente uniforme de tres legislaturas.
De los datos del sondeo del CIS se deduce que la derecha podría ganar Asturias, aunque por los pelos, pero con unos rsultados que sitúan al PP por encima de Foro Asturias, algo que complica el posible pacto de la derecha muy por encima de lo que pudiera haber sido un número mayor de escaños del partido de Cascos sobre el que lidera formalmente Gabino de Lorenzo. Ya comenté en otra ocasión en esta misma tribuna que, si bien veía al PP -con instrucciones precisas de Génova- permitiendo gobernar a Cascos con un apoyo mayor de los asturianos, parece más difícil pensar en el escenario contrario: Espinosa tiene más díficil , con más diputados en teoría, ser la presidenta del Principado, Nadie se imagina a FAC de 'compañero útil de viaje' y mucho menos por la personalidad de su líder. Así las cosas, y con los números del CIS, vería más fácil un gobierno en mayoría minoritaria de PSOE e IU -que no van a tener los problemas de la derecha- con los partidos de Espinosa y Cascos en la bancada de la oposición. Eso, o Cascos abandona su proyecto y se va a Madrid de nuevo. El ex ministro vino para ganar sí o sí, y cualquier otra opción distinta se antoja difícil de asimilar.
Por su parte, el PSOE recoge el desgaste del 'efecto Zapatero' y pierde diputados, hasta el extremo de no asegurarse la mayoría absoluta ni siquiera con la ayuda de Izquierda Unida. Centrarse en los problemas regionales -como hacen todos los candidatos autonómicos socialistas- e ignorar los 'desastres nacionales' no es suficiente, especialmente en el equipo que capitanea Javier Fernández, quien, tras doce años de gobierno de su partido en la comunidad, tambien ha dejado de lado intencionadamente los 'logros' del equipo de Vicente Álvarez Areces, absolutamente ignorado -fuera de foco, diría un buen compañero- en este periodo de contienda electoral. Resumiendo, que lo fía todo al nuevo protagonista, a pesar de su escaso nivel de química con la ciudadanía.
En fin, que esta madrugada ha llegado la hora de la verdad y ahora está en manos de las fuerzas políticas que concurren a los comicios del 22 de mayo -no hay que olvidar del todo el poder del voto de partidos como UPyD o IDEAS- poner rúbrica o revisar los pronósticos de los sondeos, de los mayoritarios y de los minoritarios. Desde luego, más de uno va a tener que poner mayor energía en estas dos semanas para corregir un marco que no le vale -creo que algo que está en el sentimiento de todos los principales protagonistas de esta obra-, el que se deriva de esos datos. Y, en cualquier caso, siempre hay que recordar que las encuestas, algunas veces, más de las que algunos quisieran, se equivocan y que, como recordaba antes, la única verdadera es la del sufragio que los asturianos introduzcamos en las urnas dentro de un par de semanas largas. Los márgenes son muy pequeños y eso puede animar a los candidatos a tratar de arañar un voto de aquí y otro de allá para desnivelar el equilibrio aparente de la balanza,algo que solamente deviene de los indecisos o los que se niegan a participar en la 'fiesta'.
En mi modesta opinión, si la campaña discurre por los derroteros que ha seguido en sus prolegómenos, no son de prever grandes novedades. El panorama formal de estos comicios en Asturias, es cierto, es novedoso, pero hasta la fecha lo único que tiende a confirmar es que una derecha unida, como ocurre en la mayoría de los territorios autonómicos, hubiera logrado con relativa holgura la Presidencia y el Gobierno del Principado. Pero Asturias 'is diferent' una vez más y aquí las cosas no se presentan nada claras por el momento. La encuesta del CIS podría ser un incentivo para que unos políticos aburridos -todos los que son y todos los que están- y sin aquel espíritu innovador que parecía ofrecer a priori esta contienda recuerden que la campaña -la de verdad, la que marca la ley electoral- acaba de empezar y está para poner toda la carne en el asador y dar la vuelta a las encuestas. Es difícil, pero no imposible.
Muy bien Marce. veo que sigues en la onda, dando claves. A.M.
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