El primer día de la campaña electoral no nos ha acercado a Gijón a ninguno de los candidatos de los principales partidos en liza en la recién inaugurada campaña para los comicios del próximo día 22, al menos en lo que actos públicos se refiere. Ante tal panorama, y ahora que proliferan hasta la saciedad las convocatorias gastronómicas de pinchos o 'cocktails', ayer decidí dedicar la última parte de la jornada a irme de 'tapas' políticas por la villa. Esta cita se traduce en un paseo por los actos de pequeñas y medianas fuerzas políticas que me permitirían conocer a tantos nuevos candidatos de los que parecen definir esta convocatoria municipal y autonómica.
Este primer día de la campaña en Gijón, en lo que actos abiertos al público se refiere, se iniciaba a las siete de la tarde en los Jardines de la Reina, con la presentación de la candidatura municipal de Izquierda Unida de Gijón. Conocer a Jorge Espina, candidato a la Alcaldía de la coalición de izquierda, y su discurso parecía un atractivo a priori relativamente interesante. Al final, el fuerte aguacero hizo que, a la hora convenida, en el lugar citado, sólo estuvieran una furgoneta de este fuarza política, un escenario a medio montar y cuatro personas despistadas. Desconozco si el acto se trasladó a otro lugar o se celebró más tarde. El caso es que mi objetivo se vio frustrado.
Unos minutos más tarde, en el Ateneo Jovellanos, el candidato autonómico de UPyD, Ignacio Prendes, ante cerca de una treintena de asistentes, intentaba, y parcialmente lograba, convencer a sus oyentes de que la fuerza política que encabeza es algo más que Rosa Díez. Su discurso, templado y con buenos argumentos, apenas hizo olvidar que de buenas intenciones está el infierno empedrado. Si acaso, para alguien como el que suscribe que no se ha molestado en revisar nombre a nombre cada candidatura, la presencia significativa de José Ramón Herrero Merediz -veinte años en el PCA y veintisiete en el PSOE- fue toda una sorpresa de su apuesta por un rechazo a las 'viejas políticas' -de las que se autoinculpó en parte- para apostar por otras de nuevo signo, las de la fuerza política que en asturias se estrena en esta ocasión.
Por fin, treinta minutos más tarde, la cita era en el paseo de Begoña para conocer al equipo formado por Cascos para asaltar el Ayuntamiento de Gijón. La lluvia, que ya había cesado algunos minutos antes, fue suficiente para amedrentar a Foro Asturias -vaya un partido de una región climáticamente inestable como la nuestra- y que decidiera optar por lo seguro y trasladase la presentación de la candidatura que encabeza Carmen Moriyón a un local que mantiene el nombre de bazar chino original en el que se refugian actualmente en situación de precariedad los chicos del ex vicepresidente del Gobierno. El oropel con el que se trató de adornar la presentación del conjunto de la candidatura, con mucho humor y poca política, no fue suficiente contrapeso para el discurso de una candidata novata y que, por mucha buena intención y energías que le eche, solamente puede acabar recurriendo a la figura del líder, que como era lógico la acompaña inseparablemente en el cartel electoral.
En definitiva, una primera jornada que, en el ámbito local al menos, no aportó nada nuevo a lo ya conocido de los últimos días. Mientras en puntos más alejados de la villa de Jovellanos los candidatos autonómicos mantenían la atonía de fechas recientes -si acaso el propio Cascos ya apuntó ayer que el caso de la corrupción, tan traído y llevado en el ámbito nacional, puede ser una de sus primeras armas de destrucción masiva para el combate, a propósito del 'Caso Renedo', de la 'Operación Marea', o del 'Caso Riopedre', que cada cual puede llamar como quiera- y anunciaban quince días de 'más de lo mismo' si tomamos como referente anteriores campañas.
A Javier Fernández, a la espera de la llegada de Zapatero -ansiada por él y rechaza por otros colegas de diversas regiones- parece que lo del campo le pone más que una 'starlette' a un 'salido'. Espinosa sigue desgranando sus líneas maestras, mientras Gabino de Lorenzo le hace de todo menos favores. E izquierda Unida trabaja a destajo su condición de izquierda real, desmarcándose del PSOE, pero olvidándose de que la memoria popular no puede obviar que cuando critica la situación económica y las cifras del paro deja a un lado su papel de claro colaboracionista a través de anteriores apoyos en Madrid, o su condición de socio de gobierno de Areces en Asturias y de Felgueroso en Gijón.
Mientras, FAC sigue sin mostrar sus teóricos potenciales y confía en que, en estos primeros momentos al menos, es el que más personas es capaz de movilizar para sus actos. Sus incondicionales siguen confiando en el tirón de su líder para romper la tendencia de las encuestas, meta que combinan con un discreto pesimismo con respecto a los resultados en los principales ayuntamientos.
Hablando en plata, la campaña acaba de empezar y las perspectivas de nuevos escenarios todavía no se han concretado, Quedan muchos días -cada jornada uno menos- y las cosas no han cambiado sustancialmente con respecto al desarrollo de la pre-campaña y las previsiones no invitan al optimismo. Ahora son uno más, pero, al menos hasta el momento, las cosas no han cambiado sustancialmente. Todos hablan de los mismos problemas -los que usted y yo nos sabemos de memoria- pero la cosa no va más allá de la intención de superarlos y las soluciones creíbles, aquellas que resucitan la esperanza -ya sabemos por algiuno de ellos que no hay varitas mágicas- son las que no aparecen para nada en el discurso electoral. Mañana será otro día.
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