viernes, 14 de diciembre de 2012

En defensa del voto de los gijoneses

La Junta Directiva del Partido Popular en Asturias ha decidido que cualquier acuerdo presupuestario en ayuntamientos donde tenga capacidad de decisión tendrá que contar con el refrendo del citado órgano de dirección. La 'lideresa' de los conservadores ha precisado enseguida que la norma es general y afecta por igual a cualquier fuerza política que pueda ostentar la alcaldía.

Partimos de que eso no se lo cree nadie. Desde el principio, la actual dirección ha dispuesto todos sus medios y estrategias orientados a la demolición de la estructura organizativa de los populares en Gijón, especialmente después de que Pilar Fernández Pardo y su equipo alcanzasen un acuerdo con el gobierno municipal de Foro para aprobar las cuentas locales para 2013.

Que 'Cherines' se quiera cargar a 'Pilipardo' es algo que a los gijoneses debe traernos al fresco. Allá ellas y sus compinches. Lo que no es de recibo es que Gijón se pueda quedar sin presupuestos a causa de las rencillas internas de un partido político.

¿Quién es la Junta Directiva del PP asturiano para tomar decisiones que corresponden a la corporación gijonesa? ¿No estaremos hablando de una clarísima usurpación de funciones de dudosa legalidad democrática? Desde luego, los gijoneses no hemos votado a ninguno de los miembros de la dirección de los conservadores asturianos. Lo han hecho entre ellos mismos, en cónclave partidista y sin una garantía democrática asumible por la ciudadanía. Por lo tanto, esas decenas de militantes no están legalmente capacitados para decidir sobre una norma del alcance de unos presupuestos. Al menos a Fernández Pardo y a los ediles que la acompañan en el Pleno del Ayuntamiento de Gijón fueron los ciudadanos de esta villa los que con su voto los situaron ahí.

Se  habla con frecuencia de la perversión que representan los tránsfugas en una institución, y son muchas las razones para ello. Pero también se podría argumentar que otra forma de deslegitimar la democracia es trasladar la capacidad de decisión de los órganos que la Constitución consagra a las sedes de los partidos políticos donde se maquina o se conspira a diario para mantener el estatus de sus dirigentes.

En definitiva, que como gijonés me rebelo ante la posibilidad de que el municipio pueda quedarse sin presupuestos para el año próximo sólo como consecuencia de los debates intestinos que se urden en el aquelarre constituido en la sede ovetense de Manuel Pedregal. Si así fuera, espero que ninguno perdamos la memoria a la hora de votar y podamos mandarlos a mazmorras.

1 comentario:

  1. Desde que Cherines fue "proclamada" por el dedazo de Rajoy para poner órden en la corrala pepera asturiana, y para dar remate al proyecto de Cascos que no consiguieron hacer fracasar ni Gabino, ni el propio Rajoy, hemos podido comprobar dos cosas: la primera, que a través de la reforzada autoridad delegada en la persona de Cherines, se ha conseguido abortar de raiz cualquier intento de desmarque en aquella caótica corrala; y segunda (auténticamente despreciable), que la elegida está poniendo en evidencia sus miserias, condicionando y arrastrando al partido a satisfacer sus cuitas personales con "Pilipardo", en primera instancia, y en segundo término a romper los acuerdos municipales conseguidos en Gijón, para dañar al partido de Cascos. Ha tardado meses en urdir un discurso-coartada. Todo un ejercicio de "democrática lealtad institucional" y "decencia personal".

    raitanucu

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