No por esperada la bofetada es menos dolorosa. Desayunar con la primera página de 'El Comercio' de hoy ha sido la ratificación de un fracaso, el de un Gobierno que después de meter tijera en todos los bolsillos (bueno, en todos no, en casi todos) nos felicita el año nuevo con subidas en servicios básicos, como la luz y la vivienda, además de otros como el ferrocarril, la gasolina o el tabaco que afectan a millones de ciudadanos normales. Más tarde, veo que 'El País' remata la faena con un razonado vaticinio de que, como consecuencia esas medidas, nuestro poder adquisitivo se hundirá de forma "brutal" en el inmediato 2013.
Los precios suben mientras bajan los ingresos de asalariados, pensionistas y funcionarios. Consecuencia lógica -no hace falta ser Premio Nobel de Economía-, el consumo se retrae y la actividad económica decrece. El paro también va a aumentar mas, con lo que el escenario que se nos presenta es para echarse a temblar. Pero de verdad.
Mientras tanto, nuestros gobernantes se afanan en convencernos de que, efectivamente, el año que viene va a ser todavía más duro, aunque "la economía va a empezar ya a recuperarse". ¿Y quién es la tal economía, esa hija de la gran chuingada que va a empezar a estar mejor mientras la mayoría de los españoles estaremos peor? Me gustaría que todas esas mentes preclaras que calientan asiento en el Ejecutivo o en el Parlamento me lo explicasen, porque yo, como millones de compatriotas, no acabo de entenderlo bien. ¿Tendremos que hacernos todos pordioseros para que la susodicha dama pueda estar bien instalada? Empieza a recordarme a ese otro subterfugio verbal de los mercados. Insisto, no lo comprendo.
Mientras en esas estamos, en saber como vamos a suplir con las viejas velas las lámparas de baja intensidad de nuestros domicilios; en planear los viajes con tiempo para hacerlos a pie, porque el tren costará más, lo mismo que el trayecto por carretera, con precios superiores de gasolinas y peajes; en olvidarse de la posibilidad de adquirir una vivienda digna para todos aquellos jóvenes que todavía no han tenido acceso a ella. Sobre lo de fumar habrá opiniones; es posible que, sin quererlo, los gobernantes acaben con el tabaquismo. Y lo que pueda venir, porque esto aún no se ha acabado. Es sólo el aperitivo que va a sustituir a las viejas uvas de Nochevieja.
Entre tanto, sabemos que, a pesar de los 'duros' recortes que se han aplicado, el sueldo medio de un diputado de fuera de Madrid será en 2013 de 60.290 euros. Pobrecitos. Recordad que alguno más torpe que otros se atrevió a decir que con esos emolumentos no se las arreglaba. Y si esto no es suficiente ahí está la acaparadora dirigente del Partido Popular que cobra como secretario general del partido, como presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha y como parlamentaria. En total, la módica cifra de 158.389 euros netos. Una bagatela.
Y estas son las mismas personas que comprenden que estemos enfadados, pero nos exigen paciencia y aseguran que, si la tenemos, algún día volverá a brillar para nosotros la luz del sol. Más parece una cuestión de fé, aunque yo apostato de este tipo de 'vellocinos de oro'.
En fin, que las perspectivas, compañeros, son sombrías y las esperanzas se cotizán más que la ángula del Nalón. Lo dicho: Feliz año peor.
Pues nada, que... ¡puñetero año nuevo!
ResponderEliminarEntristece, dos mil trece.
raitanucu