sábado, 2 de febrero de 2013

No saben gestionar las crisis

Si algo están demostrando los últimos acontecimientos del llamado 'caso Bárcenas' es que el talón de Aquiles del Partido Popular es la gestión de las grandes crisis. Se puso de manifiesto en 2004, tras el trágico atentado del 11 de marzo, y vuelve a repetirse esta semana ante el acoso mediático y popular derivado del escándalo de corrupción asociado al ex tesorero del partido. Rechazar cualquier opción que no sea la que le beneficia, concentrar la atención en otro punto,.. esa fue la base casi única del argumentario de entonces. Y vuelve a repetirse ahora: "Todo es falso", repitió hace pocas horas el presidente del Gobierno, poniendo rúbrica a las negaciones categóricas del resto de los miembros de su equipo directivo en días anteriores.

El problema es que la imagen defensiva que ha transmitido en su comparecencia pública, mediante discurso breve y leído, la cerrazón en posiciones sin posibilidad de matices, la prohibición expresa de preguntas de los periodistas, no facilita precisamente la confianza en sus palabras. Cierto que, en primera instancia, hay que respetar la presunción de inocencia, pero ésta no solamente deberán ratificarla los presumibles procesos judiciales, sino que deberían cimentarla actuaciones y hechos claros y contundentes; no solamente un conjunto de palabras más o menos bien articuladas.

Las pruebas aportadas hasta la fecha sobre el pago de sobresueldos a buena parte de los dirigentes populares, Mariano Rajoy incluido, empiezan a ofrecer pocas dudas y el compromiso de hacer públicas las declaraciones de la renta y patrimonio anunciadas por el presidente resultan, si no innecesarias, sí insuficientes para una bola de nieve destructora como la que ya se ha consolidado. En numerosas ocasiones, autoridades y cargos institucionales han echado mano a este tipo de recursos y los resultados sólo han contribuido a hacer más increíbles sus defensas.

"Todo es falso" ha sido el 'leit motiv' del máximo mandatario español en su exposición de hoy. Y, tras negarlo todo sin atisbo de duda, viene a pedir a los españoles más o menos que se fíen de su palabra; la misma palabra que prometió congelar o bajar impuestos, respetar los sueldos de los funcionarios o combatir el paro, por citar sólo una muestra del olvidado programa con el que concurrió a las últimas elecciones. A estas alturas enrocarse en cuestiones de fe ya se muestra inaceptable para la gran mayoría de los ciudadanos.

3 comentarios:

  1. Creo que mañana en El Pais, saldran mas papeles y mas detallados y con ellos probablemente la justicia inicie los pasos adecuados para que toda esta gentuza sea desterrada del pais por generaciones

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  2. Por mucho que niegue, jure y perjure, Rajoy carece de un mínimo de credibilidad, que él mismo se empeñó en dilapidar, primero con sus intervenciones desde la oposición, y posteriormente con sus numerosas promesas electorales incumplidas.

    Las comprometedoras evidencias aparecidas, que ya habitaban en el imaginario colectivo, sólo podrían ser desmontadas con otras evidencias físicas mucho más contundentes y convincentes; no basta con la publicación de las declaraciones de impuestos (no insulte nuestra inteligencia), ni con una impostada declaración a futuro de transparencia y buenas prácticas.

    Si como reiteran se trata de un chantaje al partido y de un atentado contra contra el Presidente del Gobierno, y en consecuencia para el conjunto del Estado -en un momento tan "delicao"-, póngase en manos de la Justicia (ya están tardando) aportando toda suerte de pruebas documentales y testificales que contribuyan a su esclarecimiento. En caso contrario, no nos den más la tabarra y aténganse a las consecuencias.

    raitanucu

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  3. Ok, Mariano. Te creo. Aunque sólo sea porque de momento no tengo más remedio. Tú me dices que no sabes nada de sobres ni de dinero negro y que no te consta que en tu partido tales prácticas existieran. Después de haberte reunido con la cúpula de tu partido, negarlo todo ha sido tu única respuesta, de modo que tenemos que asumir que si no has cortado ninguna cabeza es porque defiendes también la integridad de tus compañeros.

    Ya te lo he dicho: te creo. Bien. Ésta es la lealtad que te muestro y es la lealtad que de ti espero. Y esto te lo quiero decir igual de claramente. Si algún día o en algún momento aparece alguna evidencia de que me has mentido, por irrisoria que fuera la suma de dinero o aunque tú no te beneficiaras directamente de ella; si algún día se sabe o se demuestra que me has engañado y que conocías tales prácticas y las tolerabas en lugar de denunciarlas; si algún día me entero de que como gobernante no estás a la altura de mi lealtad ciudadana, entonces prepárate, porque la ira será infinita y no pararé hasta que sufras el más cruel de los escarnios, el desprecio más absoluto, y pisotearé tu honorabilidad como tú habrás pisoteado la mía si se descubre que en la rueda de prensa de este primer sábado de febrero te has reído de todos nosotros a la cara y nos has mentido con el mayor de los descaros.

    La mala leche es infinita, Mariano. La mía particularmente, y también la de muchos otros de mis conciudadanos.

    Todo se acaba sabiendo, y en el peor momento para el afectado. Ten cuidado, Mariano. Piensa bien en lo que has cobrado y lo que has tolerado, en lo que has encubierto aunque en tu fuero interno lo censuraras. Todo se acaba sabiendo, y del modo más desagradable.

    Has dado la cara por ti y por los tuyos, y estoy de acuerdo en que lo que se tiene que demostrar es la culpabilidad y no la inocencia. Si algún día se demuestra que tú o tus colaboradores, cargos o ministros sí habíais manejado dinero negro y que por lo tanto nos habéis mentido, os perseguiremos hasta fundiros como de un relámpago.

    Yo te creo y pongo en ti mi confianza. Pero estaré atento, vigilante. Y si me entero de que me has engañado, no se lo encargaré a nadie, lo haré yo con mis propias manos.

    EL MUNDO.ES

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