jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Es Valledor el problema?

En palabras pronunciadas ayer por un 'camarada' después de que el interesado anunciara su decisión, la renuncia de Francisco Javier García Valledor a su escaño como diputado de Izquierda Unida en la Junta General del Principado "estaba cantado". Las quejas de su jefe de filas, Jesús Iglesias, sobre la falta de "lealtad" por no aguantar el esfuerzo de agotar la legislatura -falta más de un año- no se sostienen 'a priori' salvo que analicemos motivos que prefiere más no enunciar en voz alta. De entrada, no parece que pudiera ponerse pega alguna a la decisión de Valledor, toda vez que el ya ex diputado regional había presentado su renuncia por escrito el pasado mes de abril y abandona el escaño, ación plausible en el siglo de los tránsfugas. Tampoco parece que las razones de no seguir apoyando algo en lo que no cree merezcan otra cosa que respeto y, desde luego, se pueden calificar de cualquier cosa menos de "pueril", como ayer hizo Iglesias.
Si se tiene en cuenta que las relaciones de Valledor con sus compañeros de la dirección vienen siendo formalmente malas desde hace un año, cuando ya expresó su discrepancia con la letra con la que se dio forma al pacto de gobierno entre la coalición y los socialistas, los sucesivos episodios de desencuentros por su periódica crítica al desarrollo de dicho pacto y, sobre todo, a la gestión de algunos de los consejeros socialistas del Gobierno de Areces no hacen sino escribir una historia necesariamente obligada a carecer de un final feliz. Lo raro - pienso- es que se haya llegado hasta aquí.
En este último año no han faltado los comentarios oficiosos que atribuían a Valledor sus discrepancias continuas con el hecho de que , firmado hace un año el pacto de gobierno con la FSA, se hubiera quedado fuera del Gobierno de coalición -en la pasada legislatura fue, como todo el mundo sabe, consejero de Justicia, entre otras competencias que hacían muy larga la denominación oficial de su departamento-. Desde entonces se ha estado alimentando esta especie de resentimiento, aliñado, incluso, con una secreta vocación de impulsar una nueva fuerza política. Todavía en las últimas horas, la comparecencia pública de hoy mismo de Valledor para oficializar su renuncia al escaño en el Parlamento asturiano han merecido sibilinas alusiones al mínimo apoyo que sus posiciones tienen en el seno de Izquierda unida y de los partidos coaligados con la misma, Bloque por Asturies y Los Verdes para llevar adelante cualquier esfuerzo para reorientar la marcha de su fuerza política y darle un nuevo carácter.
No faltan en estas argumentaciones bajo manga quienes trasladan el malestar del ahora ex diputado en su retirada de la cabecera de cartel de IU en las autonómicas de 2007 para colocar en ese lugar al citado Jesús Iglesias.
Quienes tratan de circunscribir a estas decisiones políticas la ruptura formalizada ayer olvidan, sin embargo, que en la anterior legislatura, habiendo sido el cartel electoral de IU y, tras el el primer acuerdo de gobierno con los socialistas, siendo 'Quico' miembro del Ejecutivo de coalición, ya trajo de cabeza a sus compañeros por convertirse en la 'mosca cojonera' que periódicamente ponía sobre el tapete discrepancias públicas con sus socios, encendiendo decenas de fuegos que sus compañeros de dirección de IU se encargaban de apagar en los despachos de partido. De ese periodo están las hemerotecas llenas de las permanentes quejas que los dirigentes socialistas lanzaban a sus coaligados por esa actitud, unas quejas en las que sólo faltó pedir formalmente la cabeza del consejero 'díscolo'.
De manera que relacionar ahora la marcha de Valledor con un proceso puntual, el acuerdo presupuestario de su fuerza política con el PSOE, un acuerdo cuyo alcance los que ahora le reprochan su decisión de irse han puesto en cuestión a lo largo de las últimas semanas para acabar justificándolo en lo que simple y llanamente podríamos denominar "posibilismo".
Es cierto que Valledor en las dos últimas legislaturas se ha pasado unos cuantos pueblos en más de una ocasión y que su gestión como consejero sin competencias estuvo plagada de claroscuros escenificados en un descontrol viajero que dio lugar a algunos conocidos motes. Lo que habría que preguntarse es si en esta dicotomía actual es más plausible el 'pragmatismo' de sus compañeros o la "coherencia" del discrepante, si en un análisis teórico de lo que representa en el panorama político español Izquierda Unida, todavía heredera directa del Partido Comunista -si es que alguien en estos momentos lo sabe-, el seguimiento de una ideología de izquierdas tiene más que ver con unos o con el otro.
El tema da para mucho, porque se puede llegar a desmenuzar qué es lo que queda de los que en otro tiempo se llamaron partidos de la izquierda en estos momentos, como se puede reflexionar sobre si el papel que en estos momentos están desarrollando en España los sindicatos se corresponde con sus objetivos programáticos y sociales. El problema es que en este país, tan dado a incorporar modos y costumbres norteamericanos , cada día tiene uno más la impresión de que todo se limita a dos grandes fuerzas políticas -los nacionalismos tienen su papel donde lo tienen, aunque muchas veces tengan la oportunidad de salir de ese territorio para imponer sus escasos votos al conjunto de la política española-, una de carácter netamente conservador y otra de corte liberal y que todo lo demás es accesorio.
Pero volviendo a la cuestión, el plante de Valledor no deja de ser una cuestión puntual que no debería tener mayores consecuencias más allá de que se va alguien que ha tenido un protagonismo en la reciente historia de Asturias. El meollo de la cuestión es que, mientras el PCE se "refunda" para intentar volver a ser lo que fue, o IU, con un nuevo líder, Cayo Lara, defiende en público la necesidad de la huelga o rechaza las políticas económicas y de empleo del Gobierno de Zapatero, la coalición se transforma allí donde tiene la opción de "tocar poder" y entrar en un gobierno, ya sea autonómico o municipal, y se adapta a la gestión 'socialdemócrata'. De esta manera han podido gestionar pero muchas veces a costa de renuncias a principios básicos de su ideario. Probablemente si esto no fuera así, IU de Asturias no habría apoyado los Presupuestos autonómicos para 2010, y ello pese a que las consejerías que gestionan han merecido mejor trato que otras que ocupan socialistas.
Una última observación personal. Creo que el enfado de Iglesias con Valledor por no hacer el "esfuerzo" de acabar la legislatura tienen dos variables dignas de mencionar. Una, que a quien te está haciendo la puñeta es mejor tenerlo cerca para controlar como te la hace; y dos, que el coordinador general no le personará a su ya ex diputado que con su marcha le haya abierto la puerta del Parlamento regional para más de un año a un militante del Bloque por Asturies que, por mucho que están en la misma coalición, son, sin duda, 'más peligrosos' que Valledor para que se mantenga la entente de gobierno y no molestar a los compañeros socialistas.

1 comentario:

  1. Al margen de las simpatías o antipatías hacia el personaje, la inusual dimisión de García Valledor hay que valorarla con respeto por lo mucho que tiene de ejemplaridad.
    La situación de Izquierda Unida en Asturias roza lo patético. Herederos naturales del PCE que en la "Asturias roja" tenían excaño fijo en el Congreso, llevan más de una década de comparsas del PSOE (sus ancestrales enemigos) gracias en buena parte a los "méritos" encarnados por Jesús Iglesias, gran marioneta de Areces en el Ayuntamiento de Gijón, gran pelele de Areces en la Junta General del Principado, gran perdedor de elecciones generales y, en definitiva, gran inútil en la defensa de los intereses de los asturianos.
    Izquierda Unida está enmarcada en un proceso de "refundación" iniciado por Cayo Lara que, en nuestra región, no tiene ningún viso de avanzar.
    Así las cosas, no es de extrañar la pérdida constante de confianza (es decir, de votos) en cada elección. Pero en IU de Asturias seguirán satisfechos mientras tengan el trozín de tarta que les regale el PSOE. ¡En lo que se ha convertido la, ejem, izquierda asturiana!
    Saludos. Buen blog.

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