La larguísima y por el momento interminable saga de la conflictiva elección del candidato del PP a la Presidencia del Principado en las autonómicas del año próximo tiene, como toda historia, algunos picos álgidos y otros momentos de aparente calma chicha salpicada por algunas declaraciones que, en los últimos tiempos parecían haber bajado el tono de la provocación.
Las últimas salidas a la opinión pública de Gabino de Lorenzo e Isabel Pérez-Espinosa, sin mostrar arrepentimiento alguno o cambio en su estrategia de imponer a la segunda para el cartel electoral asturiano, parecían dar a entender que los tirones de orejas de Génova habían surtido su efecto y, cuando menos, dejaban la batalla dentro de las más elementales normas de la mínima cortesía y respeto exigibles. "Dejar ya de liarla todavía más", parecía ser el mensaje que les llegaba desde el entorno de Mariano Rajoy.
Resulta difícil que a un personaje de la prepotencia del regidor ovetense se le calle sin más y, aún reconociendo las advertencias de Madrid y recurriendo a ese peculiar sentido del humor que solamente entienden él mismo y sus acólitos, en su recientes comparecencias con la prensa delante no había vuelto a cargar las tintas, limitándose a asegurar que ya sabe "quién" va a ser el candidato, si bien luego atribuyó tal aseveración a una corazonada. Todo muy al 'estilo Gabino' pero esta vez sin descalificaciones explícitas. Por su parte, su pupila, menos dada al chascarrillo y más silenciosa -de momento se limita a estar en todos los actos públicos para dar esa ansiada sensación de candidata sin candidatura- se ha remitido -como no debería haber sido nunca de otra manera- a la decisión última de la dirección nacional, dando a entender que sea ésta la que sea será aceptada.
El problema es que al veterano alcalde de la capital no hay quien le apee de la burra y, ante las insistentes collejas de Génova, ha sustituido su silencio por la designación de un vocero, un responsable de comunicación del partido a nivel regional del que hasta ahora muchos desconocíamos su existencia, pero que cual animal enjaulado al que se le ha abierto la puerta del toril, ha salido en estampida, ha relevado a su 'promotor' en el lanzamiento de las más feroces andanadas y ha soltado la lengua a pacer con un estilo que casi ha dejado en buen lugar a sus jefes de filas en los momentos más encarnizados de su guerra a muerte contra Cascos. ¿Quién es este Joaquín Fernández?, se preguntan muchos militantes del propio PP. Un personaje que aparece de repente para decir que el ex vicepresidente del Gobierno no será candidato, que renueva la etapa de insultos y se permite calificar de reuniones "clandestinas" -publicitada muchos días antes- aquellas que como la que Cascos celebró el pasado fin de semana con diez de los doce alcaldes que tienen en Asturias los populares, a los que tildo de desleales, no representativos -si ya no lo son para el PP asturiano ni quienes le mantienen la antorcha de gobernar municipios (cada vez menos si la cosa sigue como hasta ahora)- y otras lindezas que ahora no recuerdo.
El señor Joaquín Fernández tiene todas las características de ser uno de esos simpáticos muñecos con los que los ventrílocuos se permiten decir con 'voz ajena' sus más ácidas opiniones. Gabino mueve la marioneta y despelleja, aunque con el tono impostado, a todos los que no van por el camino que él marca. Así 'respeta' las órdenes de la dirección nacional sin renunciar por ello a mostrar una vez más, como hiciera con tantos y tantos dirigentes del partido en esta región, empezando por el inexistente presidente regional, últimamente mudo, salvo para rechazar que él pueda ser una tercera vía o alternativa (¿pero, de verdad, el señor Ovidio Sánchez se puede creer que alguien se lo pida en serio?), muestra -digo- que no está dispuesto a plegarse a reglamentos o estatutos. A fin de cuentas, ese estilo monarquico absolutista y de fuerte componente personalista es el que le ha caracterizado hasta la fecha y también ha entrado en una edad -la de los "sexagenarios"- en la que ya va a resultar casi imposible cambiarle. Como a su actual enemigo Cascos.
martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
Valdano calienta los postpartidos
Pese a los conflictivos acontecimientos posteriores al pitido final del partido que el pasado fin de semana enfrentó en El Molinón a Sporting y Real Madrid, todo parecía indicar que, pese al poderoso influjo de la prensa deportiva llamada nacional, empeñada en mantener encendida la llama de la polémica, el cruce de declaraciones entre los entrenadores de ambos equipos estaba llamado a diluirse apagado por otros nuevos asuntos de interés deportivo.
Sin embargo, hace algunas horas hemos sabido que el Comité Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ha planteado a la Federación Española de Fútbol la conveniencia de adoptar las medidas disciplinarias "oportunas" contra ambos técnicos.
Conocida la nota, le ha faltado tiempo a ese gran 'filósofo' de voz pausada y cálida que es Jorge Valdano para poner el grito en el cielo ante la comparación entre lo que él denomina "una declaración con argumentos" -que el equipo gijonés regaló su partido frente al Barça en el Camp Nou, en reiterada opinión de José Mourinho- y "unas descalificaciones que sobrepasan el límite" -la respuesta de Manuel Preciado en la que tachó de "canalla" y "mal compañero" al entenador del Real Madrid por lanzarle tales acusaciones-, para culminar su salida a la palestra solicitando un castigo para el técnico cántabro y desvinculando al portugués de toda provocación o falta de señorío.
Todo apunta a que la iniciativa del órgano nacional aludido, reunido en el Consejo Superior de Deportes, podría tener respuesta de la FEF y probablemente en breve. Vaticinaba días atrás que la cosa no se iba a quedar en nada y que, como pasa casi siempre, el pequeño es quien paga el pato en todas las ocasiones. Seguro que la docta plática argumental del 'filósofo' madridista impresiona a los órganos federativos mucho más que las 'toscas' y 'aldeanas' palabras de Preciado. Ojalá me equivoque pero, de producirse algún tipo de sanción, pueden apostar sobre seguro de qué lado cae y las "hostias" van para el técnico rojiblanco y, en el caso más extremo y para salvar la cara, al malencarado Mourinho se le impone un 'castigo' simbólico. Y si no al tiempo.
Sin embargo, hace algunas horas hemos sabido que el Comité Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte ha planteado a la Federación Española de Fútbol la conveniencia de adoptar las medidas disciplinarias "oportunas" contra ambos técnicos.
Conocida la nota, le ha faltado tiempo a ese gran 'filósofo' de voz pausada y cálida que es Jorge Valdano para poner el grito en el cielo ante la comparación entre lo que él denomina "una declaración con argumentos" -que el equipo gijonés regaló su partido frente al Barça en el Camp Nou, en reiterada opinión de José Mourinho- y "unas descalificaciones que sobrepasan el límite" -la respuesta de Manuel Preciado en la que tachó de "canalla" y "mal compañero" al entenador del Real Madrid por lanzarle tales acusaciones-, para culminar su salida a la palestra solicitando un castigo para el técnico cántabro y desvinculando al portugués de toda provocación o falta de señorío.
Todo apunta a que la iniciativa del órgano nacional aludido, reunido en el Consejo Superior de Deportes, podría tener respuesta de la FEF y probablemente en breve. Vaticinaba días atrás que la cosa no se iba a quedar en nada y que, como pasa casi siempre, el pequeño es quien paga el pato en todas las ocasiones. Seguro que la docta plática argumental del 'filósofo' madridista impresiona a los órganos federativos mucho más que las 'toscas' y 'aldeanas' palabras de Preciado. Ojalá me equivoque pero, de producirse algún tipo de sanción, pueden apostar sobre seguro de qué lado cae y las "hostias" van para el técnico rojiblanco y, en el caso más extremo y para salvar la cara, al malencarado Mourinho se le impone un 'castigo' simbólico. Y si no al tiempo.
La bragueta de la vida social y política
A estas alturas de la vida y con los años que uno tiene encima ya no dipone de tiempo para mogigaterías. Pero una cosa es la 'S' y otra la 'X', como cabalmente se distinguió en los productos del primer cine de la transición, y con lo que uno no puede es con el hecho de que la zafiedad y el discurso soez se estén instalando peligrosamente en la vida social y política española.
En este aspecto, la palma se la llevan las cadenas de televisión que en ese más difícil todavía en que han convertido el logro de audiencias han abierto la puerta a un 'todo vale' con tal de lograr el escándalo. El ejemplo más reciente y también el más despreciable probablemente lo ha protagonizado estos días Telemadrid, donde un contertulio -esta palabra amenaza con convertirse en sinónimo de indeseable, y que me perdonen quienes mantienen unos principios éticos mínimos-, un fenómeno de nombre Salvador Sostres -cazado fuera de antena, eso sí- se ha permitido alardear de sus preferencias sexuales por las jovencitas de 18 ó 19 años porque "no huelen a ácido úrico" y son "dulces como lionesas de crema y con curvas que rebotan". Son dos muestras de la catadura del personaje en cuestión, que añadió en el mismo plató -donde había estudiantes de tres colegios- otras perlas que me resisto a reproducir. No hay que olvidar que dentro del mismo entorno no hace mucho Fernando Sánchez-Drago se hizo 'famoso' por alardear de sus experiencias con chicas muy jóvenes, a las que aprovechó para adornar con calificativos vergonzantes.
Pero si de la televisión y sus nuevos 'estilos' cazaaudiencias ya no nos sorprende casi nada, lo preocupante es que este asentamiento de la glorificacición de la bragueta se esté convirtiendo en 'la mano que mece a la sociedad', parafraseando el título de una conocida película. A este recurso al sexo se ha sumado también la política, con un historial de sobra conocido por la mayoría, pero que parece intensificarse a medida que la 'cosa pública' se tensiona y se encona. Viene esto a cuento porque todavía no salgo de mi asombro tras visionar a través de internet un vídeo promocional electoral de los socialistas catalanes en el que, bajo el lema 'votar da gusto', convierten la práctica del sufragio en algo tan placentero que origina en la joven que protagoniza las imágenes un orgasmo en toda regla, con gestos y sonidos guturales incluidos, fruto del 'privilegio' de introducir en una urba la papeleta de los socialistas catalanes, metidos estos días de lleno en la contienda autonómica. En este caso, ya no se trata tan sólo de una zafiedad machista incomprensible -podría haber sido un tío, ¿no?-, porque más que indignación provoca una tremenda vergüenza ajena y deja en evidencia tanto a quienes lo han pagado como a los supuestos profesionales de la publicidad que lo han plasmado en imágenes.
No creo necesario recordar, por otra parte, que no hace tantos días el alcalde de Valladolid, del PP, tuvo una intervención vergonzante con palabras impropias, ya no de un cargo público, sino de un hombre cabal, a propósito de la actual ministra de Sanidad, Leire Pajín. Una 'machada' que viene a unirse a un largo historial que -como decía- está en la mente de la mayoría.
O alguien pone coto a toda esta suciedad o muy pronto la ya ganada mala fama de los colectivos aludidos va a rozar los límites del desprestigio más absoluto. ¡Señores, un poco de educación -aunque no sea Educación para la Ciudadanía- y mantengan la bragueta y la boca cerradas!
En este aspecto, la palma se la llevan las cadenas de televisión que en ese más difícil todavía en que han convertido el logro de audiencias han abierto la puerta a un 'todo vale' con tal de lograr el escándalo. El ejemplo más reciente y también el más despreciable probablemente lo ha protagonizado estos días Telemadrid, donde un contertulio -esta palabra amenaza con convertirse en sinónimo de indeseable, y que me perdonen quienes mantienen unos principios éticos mínimos-, un fenómeno de nombre Salvador Sostres -cazado fuera de antena, eso sí- se ha permitido alardear de sus preferencias sexuales por las jovencitas de 18 ó 19 años porque "no huelen a ácido úrico" y son "dulces como lionesas de crema y con curvas que rebotan". Son dos muestras de la catadura del personaje en cuestión, que añadió en el mismo plató -donde había estudiantes de tres colegios- otras perlas que me resisto a reproducir. No hay que olvidar que dentro del mismo entorno no hace mucho Fernando Sánchez-Drago se hizo 'famoso' por alardear de sus experiencias con chicas muy jóvenes, a las que aprovechó para adornar con calificativos vergonzantes.
Pero si de la televisión y sus nuevos 'estilos' cazaaudiencias ya no nos sorprende casi nada, lo preocupante es que este asentamiento de la glorificacición de la bragueta se esté convirtiendo en 'la mano que mece a la sociedad', parafraseando el título de una conocida película. A este recurso al sexo se ha sumado también la política, con un historial de sobra conocido por la mayoría, pero que parece intensificarse a medida que la 'cosa pública' se tensiona y se encona. Viene esto a cuento porque todavía no salgo de mi asombro tras visionar a través de internet un vídeo promocional electoral de los socialistas catalanes en el que, bajo el lema 'votar da gusto', convierten la práctica del sufragio en algo tan placentero que origina en la joven que protagoniza las imágenes un orgasmo en toda regla, con gestos y sonidos guturales incluidos, fruto del 'privilegio' de introducir en una urba la papeleta de los socialistas catalanes, metidos estos días de lleno en la contienda autonómica. En este caso, ya no se trata tan sólo de una zafiedad machista incomprensible -podría haber sido un tío, ¿no?-, porque más que indignación provoca una tremenda vergüenza ajena y deja en evidencia tanto a quienes lo han pagado como a los supuestos profesionales de la publicidad que lo han plasmado en imágenes.
No creo necesario recordar, por otra parte, que no hace tantos días el alcalde de Valladolid, del PP, tuvo una intervención vergonzante con palabras impropias, ya no de un cargo público, sino de un hombre cabal, a propósito de la actual ministra de Sanidad, Leire Pajín. Una 'machada' que viene a unirse a un largo historial que -como decía- está en la mente de la mayoría.
O alguien pone coto a toda esta suciedad o muy pronto la ya ganada mala fama de los colectivos aludidos va a rozar los límites del desprestigio más absoluto. ¡Señores, un poco de educación -aunque no sea Educación para la Ciudadanía- y mantengan la bragueta y la boca cerradas!
miércoles, 17 de noviembre de 2010
El olvidado papel de Espinosa
Enfrascados como estamos todos los profesionales del periodismo en tratar de adivinar una salida para el enconado enfrentamiento interno en el PP asturiano a propósito de la candidatura para la Presidencia del Principado en 2011, quizá se nos haya pasado por alto -centrándonos en los que cortan el bacalao- el rol que les ha tocado jugar a cada uno de los hipotéticos candidatos. O quizá sería mejor decir el de uno de esos dos candidatos, puesto que el otro, Francisco Álvarez-Cascos, ha entado siempre presente en comentarios y especulaciones por su dilatada e importante trayectoria política y por el peso específico que ha representado en el PP de Asturias durante muchos años, y también en ese mimo partido en el ámbito nacional.
A lo que me gustaría referirme hoy es al papel que le ha tocado jugar en esta cruenta batalla a la teórica candidata -tanto ella como su oponente, a día de hoy lo son, teóricos, y no sólo por no estar formalmente designados- oficialista. Isabel Pérez Espinosa, edil del Ayuntamiento de Oviedo y miembro destacado del equipo de Gabino de Lorenzo, ha sido lanzada por éste al ruedo en su empeño por frenar la aquella "ola" del 'casquismo' arrollador. Otra cosa bien diferente y que muy pocos están en condiciones de refrendar es lo que piensa la propia interesada de esta guerra a muerte.
Para empezar, habría que recordar que la ahora concejal ovetense es un producto de la cantera gijonesa del partido y que en esta villa dio sus primeros pasos en la política. Dicen que el ser humano no es de donde nace, sino de donde pace, y Pérez Espinosa está ahora directamente ligada a la política municipal ovetense, lo que combina con el desempeño de cargos de responsabilidad en la dirección regional del partido. Sin embargo, dicen quienes conocen a la candidata oficialista que el protagonismo que se le ha asignado no es precisamente el que ella hubiera elegido para estos momentos. Para empezar, como decía, es una canterana de un PP gijonés que giraba en torno a la figura de Cascos y ella misma, aún a estas alturas, sigue siendo -sin decirlo en público, claro- una ferviente defensora de la figura política del ex vicepresidente del Gobierno con Aznar, por el que nunca ha ocultado su admiración.
Ocurre que en esto de la política hoy estás y mañana, no. Y que para quien quiere seguir en esta 'profesión' muchas veces no le queda más remedio que renunciar a remar en contra de la marea y dejarse llevar por la misma. Espinosa está inmersa en esa marea asturiana interna de su partido y, al margen de que a nadie le amargue un dulce - ser aspirante a presidir la comunidad-, tampoco le han dejado demasiadas opciones de renunciar a ocupar la cabecera de los títulos de crédito de esta película 'gore' en que se ha convertido el proceso de designación del cartel electoral autonómico. Es verdad que siempre queda la opción de la renuncia, pero eso, en los tiempos que corren, es impensable incluso para las mentes más despiertas, salvo que no te importe bajarte del tren en marcha y empezar una nueva etapa en seguna o tercera línea.
En definitiva, que no creo que Isabel Pérez Espinosa, con un ganada fama de trabajadora incansable y con el credo de la unidad como bandera, hubiera deseado llegar al protagonismo de aspirante a ser cartel electoral de su partido precisamente en estos momentos. Máxime si se tiene en cuenta que, para lograr su objetivo, debería enfrentarse -insisto en que se trata sólo de hipótesis porque ni ella ni el ex ministro de Fomento son a día de hoy ni siquiera candidatos alternativos; son las opciones barajadas por los bandos enfrentados- a un peso pesado de la talla de Cascos quien, además, como más arriba comentaba, ha sido y probablemente siga siendo para ella un modelo a seguir.
Complica mucho más el conflicto personal el hecho de tener que prepararse para librar la batalla ya no sólo contra el veterano político popular, sino contra su "fantasma", ya que, si a ella ningún órgano del partido la ha nombrado candidata, sí cuenta al menos con el apoyo explícito a su nombre del regidor ovetense y numerosos dirigentes regionales, aunque en muchos casos sea a nivel particular, mientras que la alternativa del ex vicepresidente no pasa hasta la fecha de una suposición, más o menos fundada, pero suposición, y ni él ni nadie de quienes desde Madrid podrían proponerle han traducido en una propuesta formal que su nombre como el encargado de intentar devolver al PP el Gobierno del Principado. Es más, a día de hoy, ni algunos de los más fervientes defensores de Cascos son capaces de asegurar que éste quiera o pueda ser el líder electoral de los populares asturianos el año próximo.
A lo que me gustaría referirme hoy es al papel que le ha tocado jugar en esta cruenta batalla a la teórica candidata -tanto ella como su oponente, a día de hoy lo son, teóricos, y no sólo por no estar formalmente designados- oficialista. Isabel Pérez Espinosa, edil del Ayuntamiento de Oviedo y miembro destacado del equipo de Gabino de Lorenzo, ha sido lanzada por éste al ruedo en su empeño por frenar la aquella "ola" del 'casquismo' arrollador. Otra cosa bien diferente y que muy pocos están en condiciones de refrendar es lo que piensa la propia interesada de esta guerra a muerte.
Para empezar, habría que recordar que la ahora concejal ovetense es un producto de la cantera gijonesa del partido y que en esta villa dio sus primeros pasos en la política. Dicen que el ser humano no es de donde nace, sino de donde pace, y Pérez Espinosa está ahora directamente ligada a la política municipal ovetense, lo que combina con el desempeño de cargos de responsabilidad en la dirección regional del partido. Sin embargo, dicen quienes conocen a la candidata oficialista que el protagonismo que se le ha asignado no es precisamente el que ella hubiera elegido para estos momentos. Para empezar, como decía, es una canterana de un PP gijonés que giraba en torno a la figura de Cascos y ella misma, aún a estas alturas, sigue siendo -sin decirlo en público, claro- una ferviente defensora de la figura política del ex vicepresidente del Gobierno con Aznar, por el que nunca ha ocultado su admiración.
Ocurre que en esto de la política hoy estás y mañana, no. Y que para quien quiere seguir en esta 'profesión' muchas veces no le queda más remedio que renunciar a remar en contra de la marea y dejarse llevar por la misma. Espinosa está inmersa en esa marea asturiana interna de su partido y, al margen de que a nadie le amargue un dulce - ser aspirante a presidir la comunidad-, tampoco le han dejado demasiadas opciones de renunciar a ocupar la cabecera de los títulos de crédito de esta película 'gore' en que se ha convertido el proceso de designación del cartel electoral autonómico. Es verdad que siempre queda la opción de la renuncia, pero eso, en los tiempos que corren, es impensable incluso para las mentes más despiertas, salvo que no te importe bajarte del tren en marcha y empezar una nueva etapa en seguna o tercera línea.
En definitiva, que no creo que Isabel Pérez Espinosa, con un ganada fama de trabajadora incansable y con el credo de la unidad como bandera, hubiera deseado llegar al protagonismo de aspirante a ser cartel electoral de su partido precisamente en estos momentos. Máxime si se tiene en cuenta que, para lograr su objetivo, debería enfrentarse -insisto en que se trata sólo de hipótesis porque ni ella ni el ex ministro de Fomento son a día de hoy ni siquiera candidatos alternativos; son las opciones barajadas por los bandos enfrentados- a un peso pesado de la talla de Cascos quien, además, como más arriba comentaba, ha sido y probablemente siga siendo para ella un modelo a seguir.
Complica mucho más el conflicto personal el hecho de tener que prepararse para librar la batalla ya no sólo contra el veterano político popular, sino contra su "fantasma", ya que, si a ella ningún órgano del partido la ha nombrado candidata, sí cuenta al menos con el apoyo explícito a su nombre del regidor ovetense y numerosos dirigentes regionales, aunque en muchos casos sea a nivel particular, mientras que la alternativa del ex vicepresidente no pasa hasta la fecha de una suposición, más o menos fundada, pero suposición, y ni él ni nadie de quienes desde Madrid podrían proponerle han traducido en una propuesta formal que su nombre como el encargado de intentar devolver al PP el Gobierno del Principado. Es más, a día de hoy, ni algunos de los más fervientes defensores de Cascos son capaces de asegurar que éste quiera o pueda ser el líder electoral de los populares asturianos el año próximo.
martes, 16 de noviembre de 2010
Migajas para los pobres
Como suele suceder a la hora de las componendas presupuestarias, el Gobierno se ha sacado de la chistera, a última hora, la nada despreciable cantidad de 765 millones de euros con los que tapar algunos de los múltiples huecos que el recorte de las Cuentas del Estado para 2011 había originado. No van a arreglar los costurones en la inversión para el próximo ejercicio económico, pero menos da una piedra.
La preocupación empieza cuando comprobamos que, en el reparto de esa partida, a este pequeño y olvidado territorio le corresponden 2,2 millones, mientras que a los que 'vendieron' la fuerza de sus votos para no empujar al Ejecutivo hacia unas posibles elecciones anticipadas, vascos y canarios, se llevan el botín de 126 y 25,8 millones, respectivamente. No conozco con precisión cuáles eran las "prioridades" del equipo de Zapatero en esas otras comunidades, pero sí perfectamente las anunciadas para el Principado, aunque luego su relevancia en el escalafón de preponderancia del Gobierno se hayan visto notablemente relegadas en forma de retrasos que en otros territorios no parecen discurrir al mismo ritmo.
La bofetada cuantitativa de esta 'propina' presupuestaria en lo que Asturias se refiere ha obligado nuevamente a salir al paso al candidato socialista a la Presidencia del Principado -hasta ahora solía hacerlo el 'pregonero' Trevín, obligado por su papel a leer los bandos de sus superiores de Madrid- para recordar que, si se suman las inversiones previstas en el anteproyecto y ese pequeño suplemento, Asturias será la segunda comunidad mejor tratada por las Cuentas estatales en 2011. A este tipo de afirmaciones estamos acostumbrados por estas tierras, aunque luego veamos como las grandes infraestructuras del transporte se desarrollen a dos velociadades, la alta, en otras comunidades, y la lenta y la de los periódicos aplazamientos, en el Principado.
Javier Fernández, como buen economista sabe muy bien manejar las cifras y, como especialista, conoce que los números -aunque suelan asociarse con la precisión inapelable de las en otros tiempos llamadas ciencias exactas- son tan manipulables como las ideas o los conceptos. Y si no que se lo pregunten a quienes han provocado, manejado y, finalmente, se han beneficiado de la crisis económica, cargando las culpas y, especialmente, los sacrificios, sobre los más débiles.
Y hablando de sacrificios no puedo dejar de lado las palabras que ayer pronunció el flamante nuevo ministro de Trabajo, reclamando a los jubilados una parte importante de los mismos; sí a esas mismas personas que han dedicado toda una vida laboral a cotizar para que la economía del país se mantuviera en los niveles de desarrollo acordes con su posición en el mercado internacional. ¡Y decían que el tal Valeriano Gómez era un hombre de UGT, que estaba contra la reforma laboral y que era el puente para restablecer una paz social hecha añicos por el Ejecutivo de Zapatero! Si nos atenemos a sus todavía escasas comparecencias públicas y declaración de intenciones mucho nos tememos que la única solución que este señor va a dejar a la sociedad civil que no tiene cargos o prebendas institucionales o económicas es olvidarse de los puentes e intentar vadear el río, que por cierto baja revuelto y peligroso. ¡Aviados vamos con 'rebeldes' como este señor!
La preocupación empieza cuando comprobamos que, en el reparto de esa partida, a este pequeño y olvidado territorio le corresponden 2,2 millones, mientras que a los que 'vendieron' la fuerza de sus votos para no empujar al Ejecutivo hacia unas posibles elecciones anticipadas, vascos y canarios, se llevan el botín de 126 y 25,8 millones, respectivamente. No conozco con precisión cuáles eran las "prioridades" del equipo de Zapatero en esas otras comunidades, pero sí perfectamente las anunciadas para el Principado, aunque luego su relevancia en el escalafón de preponderancia del Gobierno se hayan visto notablemente relegadas en forma de retrasos que en otros territorios no parecen discurrir al mismo ritmo.
La bofetada cuantitativa de esta 'propina' presupuestaria en lo que Asturias se refiere ha obligado nuevamente a salir al paso al candidato socialista a la Presidencia del Principado -hasta ahora solía hacerlo el 'pregonero' Trevín, obligado por su papel a leer los bandos de sus superiores de Madrid- para recordar que, si se suman las inversiones previstas en el anteproyecto y ese pequeño suplemento, Asturias será la segunda comunidad mejor tratada por las Cuentas estatales en 2011. A este tipo de afirmaciones estamos acostumbrados por estas tierras, aunque luego veamos como las grandes infraestructuras del transporte se desarrollen a dos velociadades, la alta, en otras comunidades, y la lenta y la de los periódicos aplazamientos, en el Principado.
Javier Fernández, como buen economista sabe muy bien manejar las cifras y, como especialista, conoce que los números -aunque suelan asociarse con la precisión inapelable de las en otros tiempos llamadas ciencias exactas- son tan manipulables como las ideas o los conceptos. Y si no que se lo pregunten a quienes han provocado, manejado y, finalmente, se han beneficiado de la crisis económica, cargando las culpas y, especialmente, los sacrificios, sobre los más débiles.
Y hablando de sacrificios no puedo dejar de lado las palabras que ayer pronunció el flamante nuevo ministro de Trabajo, reclamando a los jubilados una parte importante de los mismos; sí a esas mismas personas que han dedicado toda una vida laboral a cotizar para que la economía del país se mantuviera en los niveles de desarrollo acordes con su posición en el mercado internacional. ¡Y decían que el tal Valeriano Gómez era un hombre de UGT, que estaba contra la reforma laboral y que era el puente para restablecer una paz social hecha añicos por el Ejecutivo de Zapatero! Si nos atenemos a sus todavía escasas comparecencias públicas y declaración de intenciones mucho nos tememos que la única solución que este señor va a dejar a la sociedad civil que no tiene cargos o prebendas institucionales o económicas es olvidarse de los puentes e intentar vadear el río, que por cierto baja revuelto y peligroso. ¡Aviados vamos con 'rebeldes' como este señor!
Acuerdo, ¿qué acuerdo?
Uno ya está demasiado acostumbrado a escuchar de boca de los cargos políticos relevantes frases insustanciales y por ello no puede sorprendernos leer cada día una o dos más. Cierto que en muchas ocasiones esos responsables de partidos o instituciones se ven en la obligación de responder algo ante la insistencia de los colegas de la prensa, aunque la pregunta sea un día tras otro prácticamente la misma. Sin embargo, en muchas ocasiones, mal que nos pese a los profesionales, sería mucho mejor el típico "no hay novedades" que buscar una alternativa que, objetivamente hablando, no responde a planteamientos acordes con la realidad.
A los dirigentes nacionales del PP les reclaman jornada tras jornada, allá donde van, quién va a ser el candidato del partido a la Presidencia del Principado o cuándo se va a saber. No mucho más. Siempre lo mismo. Las respuestas suelen ser generalmente también las mismas y podrían resumirse muy sucintamente en el citado "no hay novedades". Pero hay ocasiones en que a algunos de esos dirigentes el momento les coge con el pie cambiando y se saltan el guión para, sin aportar nada nuevo, ponerse en evidencia con auténticos sinsentidos.
La última en caer en esta práctica ha sido la 'número dos' de la cúpula nacional popular, quien muy 'ocurrentemente', para quitarse de encima a los demandantes de información, ha soltado una frase que en sí misma no tendría mayor trascendencia si no fuera por los antecedentes que se han venido sucediendo hasta la fecha. María Dolores de Cospedal dijo ayer textualmente que, de momento, no hay acuerdo entre la dirección nacional que ella representa y el PP asturiano. Una frase aparentemente normal, pero que no deja de ser, en estos momentos, una perogrullada de tomo y lomo. Que no hay acuerdo ya lo sabemos todos, pero también sabemos que ni ahora ni más adelanta puede haberlo. Y ello gracias, en principio, a las dos partes en litigio entre los populares asturianos, pero, sobre todo, a la indecisión de la dirección nacional del partido que permite que el tiempo transcurra y un cuerpo 'gangrenado' irremisiblemente se pudra sin intentar algún tipo de intervención, a estas alturas ya necesariamente traumática, que ponga fin al 'sufrimiento' del cuerpo electoral de los conservadores.
No tengo muy claro si realmente la actitud de Rajoy y los suyos responde a una candidez infantil o a un desinterés que lo fía todo a un imposible milagro donde los hoy contrincantes irreductibles se vean tocados por una gracia divina y, tras una conversión digna de las Sagradas Escrituras se abracen en un beatífico acuerdo conciliador. Ni una ni otra actitud son de recibo.
El único acuerdo posible a estas alturas está o bien en lo que peyorativamente podríamos denominar "bajada de pantalones" de Génova ante el grupo dominante regional aglutinado en torno a Gabino de Lorenzo, dando entrada a quien ya está actuando como candidata sin pasar por ningún órgano oficial, o bien un "pucherazo" de la misma dirección nacional imponiendo al candidato a priori natural pero rechazado frontalmente por el regidor ovetense y sus acólitos. A una de estas dos soluciones va a tener que recurrir el dubitativo líder conservador, siempre con el consiguiente desangramiento interno de su organización en Asturias, un estado que ya no admite vuelta atrás y que se emponzoña cada día que pasa.
No es de extrañar que a estas alturas sólo en una cosa coincidan los dos frentes en combate del PP asturiano: el convencimiento de que el candidato ya tendría que estar designado y es que, en las actuales circunstancias, el tiempo corre en contra de cualquiera de los dos. Y mientras tanto, la efigie con barbas sigue guardando silencio y aplazando 'sine die' una decisión sobre la que, en definitiva, tiene la última responsabilidad. Y 'tragos' como éste van en el sueldo, señor Rajoy.
A los dirigentes nacionales del PP les reclaman jornada tras jornada, allá donde van, quién va a ser el candidato del partido a la Presidencia del Principado o cuándo se va a saber. No mucho más. Siempre lo mismo. Las respuestas suelen ser generalmente también las mismas y podrían resumirse muy sucintamente en el citado "no hay novedades". Pero hay ocasiones en que a algunos de esos dirigentes el momento les coge con el pie cambiando y se saltan el guión para, sin aportar nada nuevo, ponerse en evidencia con auténticos sinsentidos.
La última en caer en esta práctica ha sido la 'número dos' de la cúpula nacional popular, quien muy 'ocurrentemente', para quitarse de encima a los demandantes de información, ha soltado una frase que en sí misma no tendría mayor trascendencia si no fuera por los antecedentes que se han venido sucediendo hasta la fecha. María Dolores de Cospedal dijo ayer textualmente que, de momento, no hay acuerdo entre la dirección nacional que ella representa y el PP asturiano. Una frase aparentemente normal, pero que no deja de ser, en estos momentos, una perogrullada de tomo y lomo. Que no hay acuerdo ya lo sabemos todos, pero también sabemos que ni ahora ni más adelanta puede haberlo. Y ello gracias, en principio, a las dos partes en litigio entre los populares asturianos, pero, sobre todo, a la indecisión de la dirección nacional del partido que permite que el tiempo transcurra y un cuerpo 'gangrenado' irremisiblemente se pudra sin intentar algún tipo de intervención, a estas alturas ya necesariamente traumática, que ponga fin al 'sufrimiento' del cuerpo electoral de los conservadores.
No tengo muy claro si realmente la actitud de Rajoy y los suyos responde a una candidez infantil o a un desinterés que lo fía todo a un imposible milagro donde los hoy contrincantes irreductibles se vean tocados por una gracia divina y, tras una conversión digna de las Sagradas Escrituras se abracen en un beatífico acuerdo conciliador. Ni una ni otra actitud son de recibo.
El único acuerdo posible a estas alturas está o bien en lo que peyorativamente podríamos denominar "bajada de pantalones" de Génova ante el grupo dominante regional aglutinado en torno a Gabino de Lorenzo, dando entrada a quien ya está actuando como candidata sin pasar por ningún órgano oficial, o bien un "pucherazo" de la misma dirección nacional imponiendo al candidato a priori natural pero rechazado frontalmente por el regidor ovetense y sus acólitos. A una de estas dos soluciones va a tener que recurrir el dubitativo líder conservador, siempre con el consiguiente desangramiento interno de su organización en Asturias, un estado que ya no admite vuelta atrás y que se emponzoña cada día que pasa.
No es de extrañar que a estas alturas sólo en una cosa coincidan los dos frentes en combate del PP asturiano: el convencimiento de que el candidato ya tendría que estar designado y es que, en las actuales circunstancias, el tiempo corre en contra de cualquiera de los dos. Y mientras tanto, la efigie con barbas sigue guardando silencio y aplazando 'sine die' una decisión sobre la que, en definitiva, tiene la última responsabilidad. Y 'tragos' como éste van en el sueldo, señor Rajoy.
viernes, 12 de noviembre de 2010
¿De quién es la culpa?
Vaya por delante que no apruebo los términos en los que el entrenador del Sporting, Manuel Preciado, se ha dirigido en la rueda de prensa de hoy a su 'colega' del Real Madrid, José Mourinho. No los apruebo, aunque los comparto al cien por cien, pero yo no soy representante cualificado de una entidad, aunque sea deportiva.
El técnico cántabro no se caracteriza precisamente por la polémica y la arenga guerrera nada más que en aquello que se refiere a 'empujar' a su equipo para que lo dé todo en el campo esté enfrente quien esté. Para quienes sigan la marcha habitual de las competiciones oficiales sabrán que Preciado es siempre el primero no ya en dar la mano, sino en ofrecer un efusivo abrazo al entrenador rival, o que muchas veces sale al campo a saludar a los jugadores del equipo contrario. Lo de hoy es posiblemente un calentón con tintes de excepcionalidad, al que le han sobrado adjetivos, pero hay ocasiones en que los niveles de comprensión hacia estas explosiones deben ser más amplios que aquellos con los que han recibido sus palabras buena parte de los representantes de la mal llamada prensa nacional, muy especialmente la deportiva.
"Preciado borroka", previsiones de que el domingo le van a llover botellas a Casillas en El Molinón o que Cristiano Ronaldo va a parar las bengalas con el pecho, por poner algún ejemplo. Cosas como estas calientan tanto o más el partido y eleven su nivel de riesgo mucho más que hablar de la "caldera" en la que se puede convertir el estadio gijonés esta próxima jornada liguera.
Y si la prensa madrileña (del Madrid) actúa de esta manera, ¿qué decir del origen de toda esta polémica que ha focalizado el día en lo deportivo? En el principio era Mourinho, quien desde su segunda llegada a la Liga española (por si a alguno se le olvida que fue un 'segundón' de relleno hace algunos años en el Barça) ha logrado atraer sobre sí toda la atención de los colegas periodistas. El portugués es polémico, es mediático, y además, suele ser un "faltón". A base de pequeñas pinceladas ha ido salpicando sus manifestaciones públicas desde que llegó a la 'Casa Blanca' de permanentes chinitas, cuando no alguna pedrada, fundamentalmente hacia el eterno rival de los que ahora le pagan, el club catalán. En lo que al Sporting se refiere, si ya en los primeros compases de la temporada osó acusarle de regalar el partido a los barcelonistas en el Camp Nou por alinear a unos cuantos futbolistas no habituales en el equipo, anoche volvió a la carga y un asunto que casi estaba olvidado sirvió para hacer saltar al entrenador de su próximo rival. ¿Otra provocación en el más puro estilo del portugués? Probablemente. Si algunos pensamos así hay que convenir que quien calienta el partido -que él vera, por cierto, desde un privilegiado palco por haber mandado hace unas pocas horas al colegiado de turno literalmente "a la mierda"- no es otro que Mourinho.
Si el técnico sportinguista decidió poner a determinados jugadores de su plantilla sobre el césped del Camp Nou fue obviamente por una estrategia muy específica, lo que vulgarmente llamaríamos reservar al material 'de primera' para su verdadera liga, que empezaba siete días después. Esto, para Mourinho, es regalarle el partido al Barça, equipo al que, por cierto, poco tiempo después tildó de jugar siempre con once frente a diez del contrario (evidente mala leche y provocación calculada). En cambio cuando su equipo saca a los que podríamos llamar reservas, si es que en un club tan millonario se puede denominar así a algún miembro de su plantilla, la palabra cambia y se trata de "rotaciones" para dar minutos a los poco habituales. Nada de extrañar esta manipulación de la terminología en un entorno en el que aparece como cabeza visible asiduamente Jorge Valdano, quien cuando colgó las botas y se hizo técnico tuvo el impagable mérito de introducir la filosofía en el fútbol. Valdano creo escuela -Floro, Lillo,...- y lo que antes era un vocabulario elemental y al alcance de todos empezó a 'intelectualizarse' hasta llegar a nuestros días con frases y vocablos que se repiten en todos los comentaristas aunque muchos de ellos no los entiendan con excesiva precisión, aunque, eso sí, saben que están colocados en su lugar exacto -el libro de Jorge 'dixit'-.
Dicen sus defensores que ya sabemos cómo es el técnico del Real, que su carácter es bien conocido y que la polémica le ha perseguido allá por donde ha pasado porque su temperamento es uno determinado y no lo puede cambiar. Capone tenía también su personalidad y delinquía con absoluta normalidad, lo que no impidió que acabara con sus huesos en la cárcel, y a uno en más de una ocasión le apeteció de forma apremiante mandar a tomar por el culo al jefe en el trabajo, aunque no por ello lo hizo. Seguro que Lotina, Garrido, Portugal o Emery, por citar solamente algunos nombres, tienen también carácter y en muchas ocasiones les apetece mostrarlo, aunque normalmente se lo guardan para sí. Mourinho no, porque para eso viene cargado de títulos y tiene el ceño fruncido de los pistoleros más estereotipados del "western" clásico.
Las palabras de Preciado, como era de esperar, no han caído en saco roto y al equipo técnico y directivo del señor Florentino le ha faltado tiempo para pedir "respeto" al entrenador gijonés. Yo creo que, aunque Preciado no haya estado afortunado en las expresiones públicas (pensar puede pensar lo que quiera, y sus razones tiene), los dirigentes de la 'Casa Blanca' deberían de empezar por pedir idéntica actitud a su propio empleado, líder en las palabras y los gestos inapropiados durante su larga y exitosa carrera.
Seguro que si el domingo se produce algún incidente relevante en El Molinón todos los tiros van a ir sobre el cántabro, para el que se pedirán sanciones, y condenas a muerte si es preciso, pero nunca para quien tira la piedra o enciende la mecha. ¿Alguien tiene dudas de quién será el malo de la película pase lo que pase?
El técnico cántabro no se caracteriza precisamente por la polémica y la arenga guerrera nada más que en aquello que se refiere a 'empujar' a su equipo para que lo dé todo en el campo esté enfrente quien esté. Para quienes sigan la marcha habitual de las competiciones oficiales sabrán que Preciado es siempre el primero no ya en dar la mano, sino en ofrecer un efusivo abrazo al entrenador rival, o que muchas veces sale al campo a saludar a los jugadores del equipo contrario. Lo de hoy es posiblemente un calentón con tintes de excepcionalidad, al que le han sobrado adjetivos, pero hay ocasiones en que los niveles de comprensión hacia estas explosiones deben ser más amplios que aquellos con los que han recibido sus palabras buena parte de los representantes de la mal llamada prensa nacional, muy especialmente la deportiva.
"Preciado borroka", previsiones de que el domingo le van a llover botellas a Casillas en El Molinón o que Cristiano Ronaldo va a parar las bengalas con el pecho, por poner algún ejemplo. Cosas como estas calientan tanto o más el partido y eleven su nivel de riesgo mucho más que hablar de la "caldera" en la que se puede convertir el estadio gijonés esta próxima jornada liguera.
Y si la prensa madrileña (del Madrid) actúa de esta manera, ¿qué decir del origen de toda esta polémica que ha focalizado el día en lo deportivo? En el principio era Mourinho, quien desde su segunda llegada a la Liga española (por si a alguno se le olvida que fue un 'segundón' de relleno hace algunos años en el Barça) ha logrado atraer sobre sí toda la atención de los colegas periodistas. El portugués es polémico, es mediático, y además, suele ser un "faltón". A base de pequeñas pinceladas ha ido salpicando sus manifestaciones públicas desde que llegó a la 'Casa Blanca' de permanentes chinitas, cuando no alguna pedrada, fundamentalmente hacia el eterno rival de los que ahora le pagan, el club catalán. En lo que al Sporting se refiere, si ya en los primeros compases de la temporada osó acusarle de regalar el partido a los barcelonistas en el Camp Nou por alinear a unos cuantos futbolistas no habituales en el equipo, anoche volvió a la carga y un asunto que casi estaba olvidado sirvió para hacer saltar al entrenador de su próximo rival. ¿Otra provocación en el más puro estilo del portugués? Probablemente. Si algunos pensamos así hay que convenir que quien calienta el partido -que él vera, por cierto, desde un privilegiado palco por haber mandado hace unas pocas horas al colegiado de turno literalmente "a la mierda"- no es otro que Mourinho.
Si el técnico sportinguista decidió poner a determinados jugadores de su plantilla sobre el césped del Camp Nou fue obviamente por una estrategia muy específica, lo que vulgarmente llamaríamos reservar al material 'de primera' para su verdadera liga, que empezaba siete días después. Esto, para Mourinho, es regalarle el partido al Barça, equipo al que, por cierto, poco tiempo después tildó de jugar siempre con once frente a diez del contrario (evidente mala leche y provocación calculada). En cambio cuando su equipo saca a los que podríamos llamar reservas, si es que en un club tan millonario se puede denominar así a algún miembro de su plantilla, la palabra cambia y se trata de "rotaciones" para dar minutos a los poco habituales. Nada de extrañar esta manipulación de la terminología en un entorno en el que aparece como cabeza visible asiduamente Jorge Valdano, quien cuando colgó las botas y se hizo técnico tuvo el impagable mérito de introducir la filosofía en el fútbol. Valdano creo escuela -Floro, Lillo,...- y lo que antes era un vocabulario elemental y al alcance de todos empezó a 'intelectualizarse' hasta llegar a nuestros días con frases y vocablos que se repiten en todos los comentaristas aunque muchos de ellos no los entiendan con excesiva precisión, aunque, eso sí, saben que están colocados en su lugar exacto -el libro de Jorge 'dixit'-.
Dicen sus defensores que ya sabemos cómo es el técnico del Real, que su carácter es bien conocido y que la polémica le ha perseguido allá por donde ha pasado porque su temperamento es uno determinado y no lo puede cambiar. Capone tenía también su personalidad y delinquía con absoluta normalidad, lo que no impidió que acabara con sus huesos en la cárcel, y a uno en más de una ocasión le apeteció de forma apremiante mandar a tomar por el culo al jefe en el trabajo, aunque no por ello lo hizo. Seguro que Lotina, Garrido, Portugal o Emery, por citar solamente algunos nombres, tienen también carácter y en muchas ocasiones les apetece mostrarlo, aunque normalmente se lo guardan para sí. Mourinho no, porque para eso viene cargado de títulos y tiene el ceño fruncido de los pistoleros más estereotipados del "western" clásico.
Las palabras de Preciado, como era de esperar, no han caído en saco roto y al equipo técnico y directivo del señor Florentino le ha faltado tiempo para pedir "respeto" al entrenador gijonés. Yo creo que, aunque Preciado no haya estado afortunado en las expresiones públicas (pensar puede pensar lo que quiera, y sus razones tiene), los dirigentes de la 'Casa Blanca' deberían de empezar por pedir idéntica actitud a su propio empleado, líder en las palabras y los gestos inapropiados durante su larga y exitosa carrera.
Seguro que si el domingo se produce algún incidente relevante en El Molinón todos los tiros van a ir sobre el cántabro, para el que se pedirán sanciones, y condenas a muerte si es preciso, pero nunca para quien tira la piedra o enciende la mecha. ¿Alguien tiene dudas de quién será el malo de la película pase lo que pase?
miércoles, 10 de noviembre de 2010
¡Con compañeros como estos...!
A nadie puede sorprender a estas alturas que se ponga en evidencia con una declaración de un personaje público el escaso peso político que en los últimos años Asturias tiene en Madrid. Esta coletilla la venimos oyendo desde tiempos inmemoriales, en muchas ocasiones justificado o apoyado en valores numéricos que se utilizan para restar importancia cuantitativa a un pequeño territorio de algo más de un millón de habitantes. Sin embargo, la constatación de un hecho, la falta de influencia en todo lo que tiene que ver con la política que se hace desde Madrid, no significa lo mismo según la persona que lo exponga o el momento en el que lo haga.
Hace un par de días el encargado de recordar tan triste lastre fue el secretario general de la UGT asturiana, y lo hizo casualmente pocas horas después de un importante cónclave de los socialistas asturianos que contó con el respaldo de la presencia física del nuevo ministro de Trabajo. Sean intencionadas o no, el caso es que las palabras de Justo Rodríguez Braga -vuelvo a recordar que repetidas hasta la saciedad- llegan en un momento muy especial, precisamente cuando los socialistas asturianos han cerrado el proceso de relevo para retirar a Álvarez Areces e intentar seguir gobernando en el Principado ahora bajo la batuta de Javier Fernández.
La advertencia del líder ugetista, miembro mientras no se demuestre lo contrario de la en tiempos pasados llamada "gran familia socialista", han causado malestar en el seno de las filas de la FSA, precisamente porque suenan a advertencia. No es la primera vez que los sindicatos -UGT incluida- han reclamado a los mandatarios autonómicos un mayor ímpetu y más contundencia en la defensa de los intereses de la región, especialmente en momentos en los que -como recordaba hace unos días- el reparto de las inversiones se ha convertido en moneda de cambio para lograr los votos necesarios para una mayoría estable en el Parlamento de la región.
Preocupa -digo- entre los dirigentes de la ovetense calle de Santa Teresa que Rodríguez Braga constate un hecho evidente -como ha molestado, y mucho, a nivel nacional, la larga e interesante entrevista que el diario 'El País' publicaba el pasado domingo con Felipe González-. Sin embargo, no parece haber causado ningún estrago especial -al menos de boca para fuera- que un día después de tan silenciada aunque evidente polémica el ministro de Fomento, que se ha ganado a pulso el rol de ser uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis cada vez que visita esta tierra -aunque sea para que le revisen la vista- haya lanzado el enésimo anuncio de retraso en algunas de las principales infraestructuras del transporte en Asturias. Ahora serán para 2013 tanto la variante de Pajares como algunos importantes tramos pendientes de la autovía del Cantábrico. ¿Dónde quedaron aquelas solemnes declaraciones de hace tan solo unos meses de que ésta última figuraba dentro del selecto grupo de 'alta prioridad' para el Gobierno de la nación?
Se ha publicitado en los últimos años que a los dirigentes nacionales del PP no les importa especialmente Asturias, y han dado en más de una ocasión motivos suficientes para ratificarlo. Pero esa misma categoría se les puede aplicar a los máximos responsables socialistas, con el agravante de que ellos gobiernan la nación y, por tanto, tienen en sus manos la capacidad de decidir las políticas y las inversiones en todos los territorios del Estado. O muy bien ven el panorama en esta región para las autonómicas del año que viene, apoyados en el permanente y encarnizado desangramiento interno de sus rivales del PP, o es que tampoco ellos dan un duro por el terruño.
Desde luego, flaco favor le están haciendo sus compañeros de Madrid al flamante nuevo candidato de la FSA, empeñado como está en labrarse una imagen y trasladar la sensación global de que aquí se ha acabado una etapa para dar paso a otra nueva y de signo diferente. Con renovados retrasos en las inversiones relevantes; con el plan del carbón paralizado en la Audiencia, fruto de la complacencia de los políticos 'de la izquierda' con la gran patronal, en este caso con las eléctricas, con preocupantes previsiones de ingresos a la baja,..., con un panorama, en fin, bastante desolador, el bagaje que le dejan a Fernández no es buen pertrecho para enfrentarse a las urnas. Claro que siempre les quedará cargar contra el PP y sus líos internos y a ello se está aplicando especialmente el candidato socialista hasta el extremo de convertirlo casi en objetivo único. Ante la ausencia de activos propios, agarrémonos como tabla de salvación a los pasivos ajenos, parece ser la máxima de la tecnologizada nueva campaña del líder de la FSA. ¡Con compañeros como estos...!, se dirá para sí.
Hace un par de días el encargado de recordar tan triste lastre fue el secretario general de la UGT asturiana, y lo hizo casualmente pocas horas después de un importante cónclave de los socialistas asturianos que contó con el respaldo de la presencia física del nuevo ministro de Trabajo. Sean intencionadas o no, el caso es que las palabras de Justo Rodríguez Braga -vuelvo a recordar que repetidas hasta la saciedad- llegan en un momento muy especial, precisamente cuando los socialistas asturianos han cerrado el proceso de relevo para retirar a Álvarez Areces e intentar seguir gobernando en el Principado ahora bajo la batuta de Javier Fernández.
La advertencia del líder ugetista, miembro mientras no se demuestre lo contrario de la en tiempos pasados llamada "gran familia socialista", han causado malestar en el seno de las filas de la FSA, precisamente porque suenan a advertencia. No es la primera vez que los sindicatos -UGT incluida- han reclamado a los mandatarios autonómicos un mayor ímpetu y más contundencia en la defensa de los intereses de la región, especialmente en momentos en los que -como recordaba hace unos días- el reparto de las inversiones se ha convertido en moneda de cambio para lograr los votos necesarios para una mayoría estable en el Parlamento de la región.
Preocupa -digo- entre los dirigentes de la ovetense calle de Santa Teresa que Rodríguez Braga constate un hecho evidente -como ha molestado, y mucho, a nivel nacional, la larga e interesante entrevista que el diario 'El País' publicaba el pasado domingo con Felipe González-. Sin embargo, no parece haber causado ningún estrago especial -al menos de boca para fuera- que un día después de tan silenciada aunque evidente polémica el ministro de Fomento, que se ha ganado a pulso el rol de ser uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis cada vez que visita esta tierra -aunque sea para que le revisen la vista- haya lanzado el enésimo anuncio de retraso en algunas de las principales infraestructuras del transporte en Asturias. Ahora serán para 2013 tanto la variante de Pajares como algunos importantes tramos pendientes de la autovía del Cantábrico. ¿Dónde quedaron aquelas solemnes declaraciones de hace tan solo unos meses de que ésta última figuraba dentro del selecto grupo de 'alta prioridad' para el Gobierno de la nación?
Se ha publicitado en los últimos años que a los dirigentes nacionales del PP no les importa especialmente Asturias, y han dado en más de una ocasión motivos suficientes para ratificarlo. Pero esa misma categoría se les puede aplicar a los máximos responsables socialistas, con el agravante de que ellos gobiernan la nación y, por tanto, tienen en sus manos la capacidad de decidir las políticas y las inversiones en todos los territorios del Estado. O muy bien ven el panorama en esta región para las autonómicas del año que viene, apoyados en el permanente y encarnizado desangramiento interno de sus rivales del PP, o es que tampoco ellos dan un duro por el terruño.
Desde luego, flaco favor le están haciendo sus compañeros de Madrid al flamante nuevo candidato de la FSA, empeñado como está en labrarse una imagen y trasladar la sensación global de que aquí se ha acabado una etapa para dar paso a otra nueva y de signo diferente. Con renovados retrasos en las inversiones relevantes; con el plan del carbón paralizado en la Audiencia, fruto de la complacencia de los políticos 'de la izquierda' con la gran patronal, en este caso con las eléctricas, con preocupantes previsiones de ingresos a la baja,..., con un panorama, en fin, bastante desolador, el bagaje que le dejan a Fernández no es buen pertrecho para enfrentarse a las urnas. Claro que siempre les quedará cargar contra el PP y sus líos internos y a ello se está aplicando especialmente el candidato socialista hasta el extremo de convertirlo casi en objetivo único. Ante la ausencia de activos propios, agarrémonos como tabla de salvación a los pasivos ajenos, parece ser la máxima de la tecnologizada nueva campaña del líder de la FSA. ¡Con compañeros como estos...!, se dirá para sí.
viernes, 5 de noviembre de 2010
El mercadeo de la democracia
Un Gobierno elegido democráticamente tiene la obligación de sacar adelante la gestión del país y para ello es exigencia indispensable, si no dispone de mayoría absoluta, que busque los apoyos necesarios en el arco parlamentario para poder ejercer su responsabilidad. De esta circunstancia ha dado muestras la reciente historia de España y nadie, más allá de los berrinches partidistas, puede oponer razones de peso para oponerse a esta práctica política.
Sin embargo, la democracia no son sólo números y los últimos equipos de Zapatero están transmitiendo a la ciudadanía la sensación de que el fin justifica los medios y prima el objetivo de perpetuarse sobre las más elementales principios de la democracia. Cualquier Ejecutivo de la nación tiene como principal meta para desarrollar su gestión la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. A fin de cuentas el dinero es el que permite desarrollar políticas y sin él todos los principios no son más que papel mojado. Zapatero, como sus antecesores, conoce bien esta máxima y para ello, aunque dentro de la más estricta legalidad, rozó los límites del sistema democrático para 'comprar' los apoyos necesarios -vascos y canarios- para sacar adelante las cuentas del Estado para 2011. Para ello no dudo -una vez más- en renunciar a principios básicos e ideológicos del programa socialista y romper la caja única de la Seguridad Social -que como Pedro había negado hasta tres veces, o más- y en retocar números de unos presupuestos de crisis para beneficiar a esas comunidades cuyos partidos nacionalistas estaban dispuestos a taparse las narices y ayudar al Ejecutivo socialista; a cambio 'recogerían' los frutos en forma de prebendas e inversiones de dudosa objetividad frente al principio de la igualdad de todos los territorios del Estado español.
No era el primer dato preocupante, pero sí el más significativo de la prioridad del Gobierno de la nación para perpetuarse a costa de lo que fuera. Se había iniciado -o mejor se explicitaba palmariamente- el inicio de un mercadeo con la democracia ajeno a sus principios fundamentales y basada exclusivamente en el elemento cuantitativo de una mayoría de votos en el Parlamento.
Este tipo de actuaciones parece haber dado pie al 'todo vale', siempre que se sorteen las líneas rojas que marca la ley, rozándolas sin traspasarlas. Solamente en este objetivo se puede explicar la más reciente maniobra del equipo de Zapatero de recurrir al veto -algo parecido al gobierno por decreto, pero en el ámbito parlamentario- para impedir una derrota en el Congreso frente a una iniciativa tendente a paralizar la congelación de las pensiones. Todos los grupos parlamentarios están en contra de tal medida y poner a prueba a los socios presupuestarios -PNV y CC- era demasiado arriesgado para el propio Ejecutivo y una exigencia excesiva para los citados nacionalistas, que quedarían con el 'culo al aire' si optaban por reforzar una vez más a Zapatero y su equipo.
El recurso al veto, aún dentro de normativas legales y reglamentos, es un escalón más en esa especie de deterioro de la imagen democrática que ya está calando en los españoles y que se puede palpar en cualquier conversación de la calle o en las civilizadas discusiones de bar. A estas alturas son mayoría los ciudadanos que mantienen la creencia de que nuestros actuales gobernantes están dispuestos a lo que sea con tal de mantenerse en la poltrona, incluso a recurrir a los mecanismos de más dudosa credibilidad de nuestro sistema democrático.
Entre tanto, como ya viene siendo habitual cuando arrecia la lluvia, el aparato 'goebbelsiano' del Ejecutivo, en la más pura esencia del maquiavelismo, busca ante las dificultades asuntos colaterales que no dejan de ser maniobras de distracción para ocupar la mente de sus gobernados en otras polémicas absurdas y estériles. No se puede considerar de otra forma, aunque a algunos les pueda parecer anecdótico, el lanzamiento de iniciativas de manifiesta tendencia de ocultación, humos que disipan la imagen real de los problemas reales, como esa noticia que ayer, de forma impropia, ocupaba espacios en las primeras páginas de algunos diarios nacionales sobre la inminente regulación por ley de la posibilidad de acabar con la primacia del apellido paterno para situar en igualdad de condiciones al materno. Si en un país con los graves problemas que tiene el nuestro una iniciativa como ésa puede disputar protagonismo a la crisis económica o al desempleo es para pensar que algo, y no baladí, va muy mal.
La posibilidad de un cambio de apellidos, de agrupación de los mismos, ya existe en estos momentos y lanzar al ruedo del 'interés' nacional una regulación legal no parece merecer otra consideración que una mera cosmética de camuflaje, máxime cuando todo parece indicar que la futura normativa tiene cabos sueltos como qué va a pasar con las madres solteras, obligadas -dicen- a contar con un segundo apellido, o cuando se baraja el azar de una moneda al aire para decidir el orden final en el caso de que la pareja discrepe respecto al mismo. Lo dicho, fuegos de artificio destinados a orientar las miradas de la ciudadanía hacia el cielo desviando el interés de los verdaderos problemas a los que se enfrenta.
Al final, el votante no es tonto -y esto nada tiene que ver con la conocida publicidad de una conocida firma- y el día a día se encarga de mantenerle con los pies en el suelo y ser consciente de por dónde le están atacando realmente sus intereses más elementales. Jugar con los márgenes que algo tan básico y relevante como es el sistema democrático representa una estrategia muy arriesgada. Item, cuando dentro de ese mismo escenario se entra en el mercadeo o en la maniobra de distracción propia de los trileros la consecuencia más grave no es ya que el grupo o grupos políticos que lo practiquen dilapiden toda su credibilidad, sino que el que la pierda sea el propio sistema democrático. A partir de este punto de inflexión las consecuencias son imprevisibles, y no solamente para quienes ejercen esas prácticas, sino para el conjunto de la sociedad.
Sin embargo, la democracia no son sólo números y los últimos equipos de Zapatero están transmitiendo a la ciudadanía la sensación de que el fin justifica los medios y prima el objetivo de perpetuarse sobre las más elementales principios de la democracia. Cualquier Ejecutivo de la nación tiene como principal meta para desarrollar su gestión la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. A fin de cuentas el dinero es el que permite desarrollar políticas y sin él todos los principios no son más que papel mojado. Zapatero, como sus antecesores, conoce bien esta máxima y para ello, aunque dentro de la más estricta legalidad, rozó los límites del sistema democrático para 'comprar' los apoyos necesarios -vascos y canarios- para sacar adelante las cuentas del Estado para 2011. Para ello no dudo -una vez más- en renunciar a principios básicos e ideológicos del programa socialista y romper la caja única de la Seguridad Social -que como Pedro había negado hasta tres veces, o más- y en retocar números de unos presupuestos de crisis para beneficiar a esas comunidades cuyos partidos nacionalistas estaban dispuestos a taparse las narices y ayudar al Ejecutivo socialista; a cambio 'recogerían' los frutos en forma de prebendas e inversiones de dudosa objetividad frente al principio de la igualdad de todos los territorios del Estado español.
No era el primer dato preocupante, pero sí el más significativo de la prioridad del Gobierno de la nación para perpetuarse a costa de lo que fuera. Se había iniciado -o mejor se explicitaba palmariamente- el inicio de un mercadeo con la democracia ajeno a sus principios fundamentales y basada exclusivamente en el elemento cuantitativo de una mayoría de votos en el Parlamento.
Este tipo de actuaciones parece haber dado pie al 'todo vale', siempre que se sorteen las líneas rojas que marca la ley, rozándolas sin traspasarlas. Solamente en este objetivo se puede explicar la más reciente maniobra del equipo de Zapatero de recurrir al veto -algo parecido al gobierno por decreto, pero en el ámbito parlamentario- para impedir una derrota en el Congreso frente a una iniciativa tendente a paralizar la congelación de las pensiones. Todos los grupos parlamentarios están en contra de tal medida y poner a prueba a los socios presupuestarios -PNV y CC- era demasiado arriesgado para el propio Ejecutivo y una exigencia excesiva para los citados nacionalistas, que quedarían con el 'culo al aire' si optaban por reforzar una vez más a Zapatero y su equipo.
El recurso al veto, aún dentro de normativas legales y reglamentos, es un escalón más en esa especie de deterioro de la imagen democrática que ya está calando en los españoles y que se puede palpar en cualquier conversación de la calle o en las civilizadas discusiones de bar. A estas alturas son mayoría los ciudadanos que mantienen la creencia de que nuestros actuales gobernantes están dispuestos a lo que sea con tal de mantenerse en la poltrona, incluso a recurrir a los mecanismos de más dudosa credibilidad de nuestro sistema democrático.
Entre tanto, como ya viene siendo habitual cuando arrecia la lluvia, el aparato 'goebbelsiano' del Ejecutivo, en la más pura esencia del maquiavelismo, busca ante las dificultades asuntos colaterales que no dejan de ser maniobras de distracción para ocupar la mente de sus gobernados en otras polémicas absurdas y estériles. No se puede considerar de otra forma, aunque a algunos les pueda parecer anecdótico, el lanzamiento de iniciativas de manifiesta tendencia de ocultación, humos que disipan la imagen real de los problemas reales, como esa noticia que ayer, de forma impropia, ocupaba espacios en las primeras páginas de algunos diarios nacionales sobre la inminente regulación por ley de la posibilidad de acabar con la primacia del apellido paterno para situar en igualdad de condiciones al materno. Si en un país con los graves problemas que tiene el nuestro una iniciativa como ésa puede disputar protagonismo a la crisis económica o al desempleo es para pensar que algo, y no baladí, va muy mal.
La posibilidad de un cambio de apellidos, de agrupación de los mismos, ya existe en estos momentos y lanzar al ruedo del 'interés' nacional una regulación legal no parece merecer otra consideración que una mera cosmética de camuflaje, máxime cuando todo parece indicar que la futura normativa tiene cabos sueltos como qué va a pasar con las madres solteras, obligadas -dicen- a contar con un segundo apellido, o cuando se baraja el azar de una moneda al aire para decidir el orden final en el caso de que la pareja discrepe respecto al mismo. Lo dicho, fuegos de artificio destinados a orientar las miradas de la ciudadanía hacia el cielo desviando el interés de los verdaderos problemas a los que se enfrenta.
Al final, el votante no es tonto -y esto nada tiene que ver con la conocida publicidad de una conocida firma- y el día a día se encarga de mantenerle con los pies en el suelo y ser consciente de por dónde le están atacando realmente sus intereses más elementales. Jugar con los márgenes que algo tan básico y relevante como es el sistema democrático representa una estrategia muy arriesgada. Item, cuando dentro de ese mismo escenario se entra en el mercadeo o en la maniobra de distracción propia de los trileros la consecuencia más grave no es ya que el grupo o grupos políticos que lo practiquen dilapiden toda su credibilidad, sino que el que la pierda sea el propio sistema democrático. A partir de este punto de inflexión las consecuencias son imprevisibles, y no solamente para quienes ejercen esas prácticas, sino para el conjunto de la sociedad.
domingo, 31 de octubre de 2010
Las "conversaciones de Argel"
Si algo no se le puede negar al alcalde de Oviedo es la legitimidad democrática que las urnas le han dado repetidamente para regir los destinos del ayuntamiento de la capital y, en el plano interno, a ser el líder indiscutible de la junta directiva del PP en su municipio.
Hasta ahora ese papel lo ha desempeñado con su particular estilo, llevando simultáneamente, aunque con relativa discreción, el bastón de mando también en la cúpula regional del partido, fruto, fundamentalmente, de la debilidad de quien debería ser el líder territorial, Ovidio Sánchez, convertido con frecuencia en "chico de los recados" del regidor ovetense.
La polémica desatada por la posible candidatura de Francisco Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado en los comicios del año próximo, frente a la que De Lorenzo se ha puesto a la cabeza, le ha llevado a cambiar el 'camuflaje' y asumir la jefatura absoluta en el partido. Desde hace algunos meses, sus manifestaciones, otrora expresadas con cuentagotas, se han ido multiplicando y creciendo en agresividad exponencialmente contra la figura del ex presidente del Gobierno con José María Aznar y los defensores de su alternativa como cabeza de cartel. El resto, presidente regional incluido, apostillan sus palabras o asienten silenciosamente dejando todo el protagonismo al regidor de la capital.
Hace ya algunas semanas que sus palabras dejan mucho que desear en quien se supone que tiene el control regional y los instrumentos democráticos en ese mismo ámbito para defender su propia opción electoral, la de su compañera Isabel Pérez-Espinosa. Los procedimientos, que critica en los 'casquistas', no se corresponden ni mucho menos en su caso con los estatutos y reglamentos internos que rigen las normas de procedimiento democrático del PP.
Del particular estilo de Gabino de Lorenzo al que antes me refería tenemos los asturianos un buen 'dossier' del que echar mano desde que el todopoderoso regidor ocupa dicha plaza. Ese "casticismo" y "lenguaje popular" que tanto gustan a sus seguidores tuvieron un punto de inflexión durante la campaña electoral de las últimas legislativas, las primeras en las que decidió abandonar su feudo municipal y ponerse al frente de la lista del partido, cosechando los peores resultados del PP en Asturias. En ese periodo concreto trató de trasladar los signos definitorios de su 'figura' local al ámbito de la alta política. El resultado fue, votos aparte, la sensación de una cierta vergüenza que alcanzó, incluso, a sus propios correligionarios.
Ahora, en el actual proceso de acoso y derribo a la teórica candidatura de Cascos para el Principado que él capitanea, el discurso arrogante y pretencioso de quien se considera dominador de la situación ha traspasado la línea roja de la cortesía mínima exigible para entrar en el insulto. Sin embargo, más allá de los adjetivos, quizá más grave que esos apelativos sea haber llegado al terreno de la "babayada", pues no de otra manera se puede denominar su última diatriba a sus enemigos internos 'casquistas", a los que ha comparado con la 'kale borroka' vasca por recabar firmas de apoyo a la opción del ex ministro de Fomento "incluso a la salida de las iglesias". Si no fuera De Lorenzo quien acuñara este símil quizá la única respuesta posible sería una carcajada. Sin embargo, cuando hace tiempo que las dagas están desenvainadas y las hostilidades amenazan con romper definitivamente el partidos en dos (si no lo está ya, como este modesto periodista en la reserva opina), la 'frasecita' en cuestión roza ya en lo políticamente irresponsable y punible.
Claro que si alguno de sus oponentes quiere ponerse en su nivel y participar en la representación de esa ópera bufa que ha empezado a componer el alcalde de la capital podría responderle que, si los procedimientos de los seguidores de Cascos son asimilables a la "kale borroka", sus almuerzos ajenos a los órganos del partido con dirigentes regionales y locales que se arrogan la representación de las juntas directivas que presiden o en las que están presentes, reuniones en las que se decide el futuro del partido sin legitimidad alguna, la podrían ser perfectamente (comparables) a las conversaciones de Argel entre el Gobierno socialista en los años ochenta; las de Suiza del Ejecutivo del PP en los años noventa, o las de Ginebra entre el equipo de Zapatero y la banda terrorista de esta primera década del nuevo siglo. En ese escenario de palabrería impropia tal argumento no desentonaría, ni mucho menos, con las "ocurrentes" últimas frases de Gabino de Lorenzo.
lunes, 25 de octubre de 2010
El triángulo de los presupuestos
Mientras las adversarios del rincón de enfrente siguen desangrándose en una lucha incomprensible para una amplia mayoría de los asturianos, los socialistas, superadas intramuros las discrepancias para decidir su cartel electoral en el Principado con una discreción envidiable, se preparan ahora para afrontar otra empresa importante y difícil cuál es la aprobación de los presupuestos autonómicos para el próximo ejercicio económico, unos presupuestos que, necesariamente, al margen de una cuantificación racional, pasan por el recorte de las inversiones.
El primer escollo, como ocurre todos los años con mayor o menor crudeza, consiste en lograr el apoyo de los socios de gobierno. Izquierda Unida, cada otoño en las dos últimas legislaturas, recibe un primer aviso de la consejería de Jaime Rabanal que, sistemáticamente es contestado con un rechazo previo a los grandes números. Los de la coalición, aprovechando su papel determinante en la configuración de mayorías, "barren para casa" cada año y, al margen de los grandes principios y palabras, estiran la cuerda para que las consejerías que son de su responsabilidad "se lleven el gato al agua" y sean las más favorecidas, hasta hace poco, o en su caso, las que reciban el tijeretazo más leve, en el nuevo clima de austeridad. Su fuerza, aunque no numérica, la explicitaron ya hace dos años con un rechazo a las cuentas de la comunidad autónoma que obligó al Gobierno de Areces a prorrogar las del ejercicio anterior. En esta ocasión, con un margen financiero mucho más escaso, ya han dejado oir su voz para mostrar que no están dispuestos a aceptar los efectos de la crisis en el presupuesto de gastos, en general, y en los de sus dos departamentos, en particular.
Ahora, la inevitable negociación saldrá, como ocurre asiduamente, del obligado marco del Ejecutivo para trasladarlo al de las direcciones de los dos partidos coaligados. El margen de maniobra es pequeño y el ambiente pre-electoral tampoco va a ayudar mucho a facilitar un acuerdo.
Éste escenario, con las peculiaridades específicas señaladas, no es muy diferente del de ocasiones anteriores. Sin embargo, en este "tête a tête" obligado surge en este momento un tercer elemento que convierte la resolución del problema en un triángulo original y muy pocas veces experimentado en Asturias. El problema suplementario surge precisamente en el seno de uno de esos partidos, precisamente el mayoritario. Los socialistas van a tratar de alcanzar un acuerdo con IU y será el Gobierno de Areces el que, de lograrlo, aprobará las cuentas para 2011. Pero esas mismas cuentas, dada la decisión del PSOE de cambiar de cabeza de cartel y sustituir al actual mandatario por Javier Fernández, implica que el líder de la FSA sería, de ganar los comicios, el encargado de gestionar en algo más de medio año esos recursos. Cierto que -como antes indicaba- el hecho de que la negociación salga, al menos parcialmente, del seno del Ejecutivo, al de los 'aparatos' partidistas puede facilitar las cosas. Cierto también que el citado Fernández aceptó hace cuatro años incorporarse como diputado a la Junta General, lo que le ha permitido compaginar sin intermediarios las posibles disfunciones entre Ejecutivo y partido y su doble faceta le permite una mayor intervención.
Así las cosas, alguno se preguntará dónde está el problema. Pues está en que Areces y Fernández no tienen exactamente la misma idea sobre la línea de gestión que debe llevar un Gobierno socialista. En los últimos meses ha habido algunos ejemplos -y el que suscribe se ha referido en esta misma tribuna a ellos- de por dónde van uno y otro. Todavía ayer, el flamante nuevo candidato protagonizaba en Mieres un acto político en el que defendía para Asturias "una nueva (recalcaba la palabra 'nueva') economía más competitiva, para añadir más tarde que el modelo a aplicar es el seguido por las cuencas mineras (un guiño al todavía importante peso del SOMA-FIA-UGT y su líder, José Ángel Fernández Villa), apostando claramente por los sectores productivos tradicionales que han sido la base económica en la historia de esta región en el pasado siglo. Éste, obviamente, no es el discurso de Areces.
Ocurre también que el actual presidente del Principado va a salir del cargo sin rechistar, pero no por ello convencido de su relevo. Su proverbial optimismo, palabras al margen, tendría mala defensa si, a pesar de los reducidos mimbres de los que va a disponer, finalizará doce años de mandato con un escenario económico de grandes recortes y de "reparto de la miseria". Mala imagen dejaría a los asturianos, y no es Tini de los que está dispuesto a permitir borrones en su biografía institucional. Para ello, va a contar con esa baza ya antes mencionada del tirón de IU, que le facilitará cualquier tipo de ayuda para endeudarse hasta las cejas con tal de no bajar el listón de las políticas sociales reales o de las infraestructuras.
Por otra parte, el escenario electoral de los primeros meses del año próximo hará que el equipo que entonces dirigirá todavía los destinos de esta autonomía probablemente apure al máximo los recursos para que el que es, a fin de cuentas, su partido gane los comicios, sin olvidar los egos propios. O sea que, dicho en plata, haga que el hipotético presidente Javier Fernández empiece su gestión con las arcas medio vacías.
Me consta que este latente conflicto existe y que, una vez más, los socialistas van a poner toda la sordina del mundo para que no trascienda más allá de las paredes de la calle de Santa Teresa o de la de Suárez de la Riva. Sin embargo, las diatribas internas ya han empezado a funcionar. A Rabanal se le va a acumular el trabajo en las próximas semanas.
El primer escollo, como ocurre todos los años con mayor o menor crudeza, consiste en lograr el apoyo de los socios de gobierno. Izquierda Unida, cada otoño en las dos últimas legislaturas, recibe un primer aviso de la consejería de Jaime Rabanal que, sistemáticamente es contestado con un rechazo previo a los grandes números. Los de la coalición, aprovechando su papel determinante en la configuración de mayorías, "barren para casa" cada año y, al margen de los grandes principios y palabras, estiran la cuerda para que las consejerías que son de su responsabilidad "se lleven el gato al agua" y sean las más favorecidas, hasta hace poco, o en su caso, las que reciban el tijeretazo más leve, en el nuevo clima de austeridad. Su fuerza, aunque no numérica, la explicitaron ya hace dos años con un rechazo a las cuentas de la comunidad autónoma que obligó al Gobierno de Areces a prorrogar las del ejercicio anterior. En esta ocasión, con un margen financiero mucho más escaso, ya han dejado oir su voz para mostrar que no están dispuestos a aceptar los efectos de la crisis en el presupuesto de gastos, en general, y en los de sus dos departamentos, en particular.
Ahora, la inevitable negociación saldrá, como ocurre asiduamente, del obligado marco del Ejecutivo para trasladarlo al de las direcciones de los dos partidos coaligados. El margen de maniobra es pequeño y el ambiente pre-electoral tampoco va a ayudar mucho a facilitar un acuerdo.
Éste escenario, con las peculiaridades específicas señaladas, no es muy diferente del de ocasiones anteriores. Sin embargo, en este "tête a tête" obligado surge en este momento un tercer elemento que convierte la resolución del problema en un triángulo original y muy pocas veces experimentado en Asturias. El problema suplementario surge precisamente en el seno de uno de esos partidos, precisamente el mayoritario. Los socialistas van a tratar de alcanzar un acuerdo con IU y será el Gobierno de Areces el que, de lograrlo, aprobará las cuentas para 2011. Pero esas mismas cuentas, dada la decisión del PSOE de cambiar de cabeza de cartel y sustituir al actual mandatario por Javier Fernández, implica que el líder de la FSA sería, de ganar los comicios, el encargado de gestionar en algo más de medio año esos recursos. Cierto que -como antes indicaba- el hecho de que la negociación salga, al menos parcialmente, del seno del Ejecutivo, al de los 'aparatos' partidistas puede facilitar las cosas. Cierto también que el citado Fernández aceptó hace cuatro años incorporarse como diputado a la Junta General, lo que le ha permitido compaginar sin intermediarios las posibles disfunciones entre Ejecutivo y partido y su doble faceta le permite una mayor intervención.
Así las cosas, alguno se preguntará dónde está el problema. Pues está en que Areces y Fernández no tienen exactamente la misma idea sobre la línea de gestión que debe llevar un Gobierno socialista. En los últimos meses ha habido algunos ejemplos -y el que suscribe se ha referido en esta misma tribuna a ellos- de por dónde van uno y otro. Todavía ayer, el flamante nuevo candidato protagonizaba en Mieres un acto político en el que defendía para Asturias "una nueva (recalcaba la palabra 'nueva') economía más competitiva, para añadir más tarde que el modelo a aplicar es el seguido por las cuencas mineras (un guiño al todavía importante peso del SOMA-FIA-UGT y su líder, José Ángel Fernández Villa), apostando claramente por los sectores productivos tradicionales que han sido la base económica en la historia de esta región en el pasado siglo. Éste, obviamente, no es el discurso de Areces.
Ocurre también que el actual presidente del Principado va a salir del cargo sin rechistar, pero no por ello convencido de su relevo. Su proverbial optimismo, palabras al margen, tendría mala defensa si, a pesar de los reducidos mimbres de los que va a disponer, finalizará doce años de mandato con un escenario económico de grandes recortes y de "reparto de la miseria". Mala imagen dejaría a los asturianos, y no es Tini de los que está dispuesto a permitir borrones en su biografía institucional. Para ello, va a contar con esa baza ya antes mencionada del tirón de IU, que le facilitará cualquier tipo de ayuda para endeudarse hasta las cejas con tal de no bajar el listón de las políticas sociales reales o de las infraestructuras.
Por otra parte, el escenario electoral de los primeros meses del año próximo hará que el equipo que entonces dirigirá todavía los destinos de esta autonomía probablemente apure al máximo los recursos para que el que es, a fin de cuentas, su partido gane los comicios, sin olvidar los egos propios. O sea que, dicho en plata, haga que el hipotético presidente Javier Fernández empiece su gestión con las arcas medio vacías.
Me consta que este latente conflicto existe y que, una vez más, los socialistas van a poner toda la sordina del mundo para que no trascienda más allá de las paredes de la calle de Santa Teresa o de la de Suárez de la Riva. Sin embargo, las diatribas internas ya han empezado a funcionar. A Rabanal se le va a acumular el trabajo en las próximas semanas.
sábado, 23 de octubre de 2010
El Gobierno recupera al "Doberman"
José Luis Rodríguez Zapatero ha cambiado su Gobierno y, a medida que pasan las horas, nos vamos dando cuenta de que, al margen de caras y figuras, el verdadero giro está en las actitudes. En un par de días ya hemos visto que, mientras en las reuniones formales se insuflan ingentes dosis de optimismo, las primeras manifestaciones de los ministros difieren notablemente de las que presidían el tono general de anteriores equipos. El presidente del Ejecutivo ha iniciado esta nueva etapa con una arenga que, en lenguaje vulgar se traduciría en un "¡Vamos! salid a la calle y a por ellos". Aunque aún es pronto para establecer categorías estables, empieza a parecer evidente que la consigna es pasar al ataque, dejar cualquier tipo de defensa y 'morder' al contrario, insultos incluidos - algo que hasta la fecha los portadores de las carteras ministeriales no prodigaban-. Recuperar la iniciativa en esta 'naturaleza salvaje' que es el mundo de la alta política es -parece- tirarse a la yugular del contrario. Si al PP con su "estrategia de crispación" no le va tan mal como podría esperarse en una democracia serena, pues los socialistas -da la sensación que se han dicho-, más.
Aunque las muestras dialécticas de estas primeras horas de los nuevos gobernantes son muchas y variadas, todo apunta a que Zapatero y el PSOE han decidido recuperar una imagen que hace tiempo ellos idearon para aplicar a sus rivales del PP y emplearon en sus vídeos de tinte electoral: la del "Doberman". En aquellos tiempos era Cascos quien personificaba ese papel y ahora, en este renovado escenario, el presidente ha entregado idéntico rol a su verdadero 'hombre fuerte', un político veterano y curtido en cientos de batallas, el vicepresidente Rubalcaba. Él ha asumido la condición de cánido de raza peligrosa y en sus primeras salidas públicas -no en vano, entre sus muchos cargos actuales está el de portavoz del Gobierno- ha dejado claro que puede ser tan agresivo como el ex ministro asturiano. Queda por ver, ahora, si Zapatero ha soltado a su 'doberman' solo o la decisión implica abrir las puertas de las jaulas y soltar en la misma dirección al resto de la jauría. La condición más "política" de su nuevo equipo facilitaría el ir a por todas de un golpe. Hay que explicar mejor la gestión del Ejecutivo y, además, atacar la yugular del adversario. Algunos de los representantes de estos, aunque a alguien le pueda parecer anecdótico, parecen dispuestos a dar facilidades; y estoy pensando en el regidor vallisoletano. La batalla ya se plantea a campo abierto.
Por cierto, y a propósito del cambio de Gobierno, quizá haya pasado un tanto desapercibida, entre tanto nombramiento de relumbrón, una medida especialmente significativa y que no encaja demasiado con la "austeridad" de la que alardea el presidente: las dos ministras que se han quedado sin cartera, la de Igualdad, Bibiana Aído, y la de Vivienda, Beatriz Corredor, han pasado directamente de los despachos ministeriales a otros contiguos, los de sendas secretarías de Estado, lo que refuerza la costumbre generalizada en todos los partidos de no dejar tirado a nadie de los suyos. A estas dos mujeres no les va a empezar a preocupar la crisis más allá de lo que pudiera hacerlo hasta mitad de semana; sus sueldos no van a bajar prácticamente nada, así que al final puede que, en lo que a personas y cargos se refiere, Zapatero "haya cambiado todo para que no cambie nada".
Aunque las muestras dialécticas de estas primeras horas de los nuevos gobernantes son muchas y variadas, todo apunta a que Zapatero y el PSOE han decidido recuperar una imagen que hace tiempo ellos idearon para aplicar a sus rivales del PP y emplearon en sus vídeos de tinte electoral: la del "Doberman". En aquellos tiempos era Cascos quien personificaba ese papel y ahora, en este renovado escenario, el presidente ha entregado idéntico rol a su verdadero 'hombre fuerte', un político veterano y curtido en cientos de batallas, el vicepresidente Rubalcaba. Él ha asumido la condición de cánido de raza peligrosa y en sus primeras salidas públicas -no en vano, entre sus muchos cargos actuales está el de portavoz del Gobierno- ha dejado claro que puede ser tan agresivo como el ex ministro asturiano. Queda por ver, ahora, si Zapatero ha soltado a su 'doberman' solo o la decisión implica abrir las puertas de las jaulas y soltar en la misma dirección al resto de la jauría. La condición más "política" de su nuevo equipo facilitaría el ir a por todas de un golpe. Hay que explicar mejor la gestión del Ejecutivo y, además, atacar la yugular del adversario. Algunos de los representantes de estos, aunque a alguien le pueda parecer anecdótico, parecen dispuestos a dar facilidades; y estoy pensando en el regidor vallisoletano. La batalla ya se plantea a campo abierto.
Por cierto, y a propósito del cambio de Gobierno, quizá haya pasado un tanto desapercibida, entre tanto nombramiento de relumbrón, una medida especialmente significativa y que no encaja demasiado con la "austeridad" de la que alardea el presidente: las dos ministras que se han quedado sin cartera, la de Igualdad, Bibiana Aído, y la de Vivienda, Beatriz Corredor, han pasado directamente de los despachos ministeriales a otros contiguos, los de sendas secretarías de Estado, lo que refuerza la costumbre generalizada en todos los partidos de no dejar tirado a nadie de los suyos. A estas dos mujeres no les va a empezar a preocupar la crisis más allá de lo que pudiera hacerlo hasta mitad de semana; sus sueldos no van a bajar prácticamente nada, así que al final puede que, en lo que a personas y cargos se refiere, Zapatero "haya cambiado todo para que no cambie nada".
jueves, 21 de octubre de 2010
Tini tendrá que esperar
Desde que los socialistas asturianos decidieron dar por "amortizado" al que fue en su representación presidente del Principado durante tres legislaturas se ha especulado mucho sobre el papel que Ferraz buscaría para Álvarez Areces una vez concluido, el año próximo, el último de sus mandatos autonómicos. Entre los más citados siempre ha figurado un sillón en el Consejo de Ministros una vez que el presidente Zapatero afrontara, como ha hecho ahora, una remodelación del Ejecutivo, ya fuera ésta la cacareada de carácter unipersonal limitada a buscar el relevo a Celestino Corbacho en Trabajo o, como la realidad se ha encargado de confirmar -a pesar de las declaraciones en contra del propio presidente días atrás-, una auténtica crisis de gobiereno en profundidad.
El nombre de Areces era uno -entre otros- de los barajados para el relevo de Corbacho y, aunque muchos son los llamados y pocos los elegidos, entre los compañeros de Tini existía una secreta esperanza de que el actual mandatario del Principado pudiera hacerse con esa cartera, a pesar de llevar consigo tal responsabilidad el peso de casi cinco millones de parados y unas perspectivas para el mercado laboral marcadas mayoritariamente por las sombras y sin otra luz que las manifestaciones optimistas expresadas sin demasiada convicción por los miembros del Gobierno y dirigentes del partido que lo sostiene.
Trabajo va a gestionarlo Valeriano Gómez, que ha sido la mayor sorpresa de la remodelación aprobada por Zapatero, pero que responde al estilo de éste, siempre presto a encontrar algo en lo que apoyarse aunque sea a costa de renunciar a cualquier posicionamiento programático o ideológico (el nuevo ministro es un hombre de UGT y se ha opuesto inicialmente a la reforma laboral, lo que representa un guiño al sindicato 'hermano').
Por supuesto, una vez que la crisis de gobierno se ha manifestado amplia, cabría haber pensado en cualquier otra posibilidad (si Leire Pajín puede ser ministra de Sanidad, ¿por qué no podría serlo el propio Areces), pero en el nuevo equipo no ha habido sitio para el todavía presidente asturiano.
Si tenemos en cuenta que Asturias cuenta más bien poco para los actuales gobernantes de Madrid, tampoco extraña que en un caso muy similar, el del actual presidente aragonés, Marcelino Iglesias, sí que se haya pensado en su próxima salida de la política autonómica y se le haya premiado con el 'número tres' en la escala de mando del partido a nivel nacional, la Secretaría de Organización.
Por lo que a Tini se refiere, ahora ya es evidente que tendrá que esperar a otro momento. Claro que en lo que al Ejecutivo se refiere, una vez abordado el cambio en profundidad a estas alturas de legislatura, parece difícil pensar que pueda caber otra oportunidad antes de las legislativas de 2012.
Dicho lo cual, tampoco vamos a pensar que Ferraz va a dejar tirado a quien fue su presidente asturiano durante doce años. A expensas de otros huecos menos 'políticos', como los diplomáticos ya rumoreados meses atrás, yo me atrevería a aventurar que, pese a su bagaje interno ya mencionado, Tini va a tener que conformarse, al menos hasta dentro de año y pico, con un destino de tono menor, pero que podría responder, por sus características, a una persona de su edad y de su larga trayectoria, y no es otro que ese que alguno llaman el cementerio de elefantes de la política española, es decir, el Senado.
A expensas de que los dirigentes nacionales nos sorprendan de aquí a la primavera del año próximo, vaticino que Areces terminará su mandato en el Principado y, posteriormente, ocupará uno de los dos escaños que en la Cámara Alta le corresponden a la Junta General del principado por designación directa. Igual que le convencieron de que silenciase, primero, y renunciase, después, a su intento de forzar unas primarias en Asturias frente a Javier Fernández, seguramente ahora harán lo propio bajo el argumento de que el escaño madrileño no está tan mal para ir tirando, al menos de momento.
El nombre de Areces era uno -entre otros- de los barajados para el relevo de Corbacho y, aunque muchos son los llamados y pocos los elegidos, entre los compañeros de Tini existía una secreta esperanza de que el actual mandatario del Principado pudiera hacerse con esa cartera, a pesar de llevar consigo tal responsabilidad el peso de casi cinco millones de parados y unas perspectivas para el mercado laboral marcadas mayoritariamente por las sombras y sin otra luz que las manifestaciones optimistas expresadas sin demasiada convicción por los miembros del Gobierno y dirigentes del partido que lo sostiene.
Trabajo va a gestionarlo Valeriano Gómez, que ha sido la mayor sorpresa de la remodelación aprobada por Zapatero, pero que responde al estilo de éste, siempre presto a encontrar algo en lo que apoyarse aunque sea a costa de renunciar a cualquier posicionamiento programático o ideológico (el nuevo ministro es un hombre de UGT y se ha opuesto inicialmente a la reforma laboral, lo que representa un guiño al sindicato 'hermano').
Por supuesto, una vez que la crisis de gobierno se ha manifestado amplia, cabría haber pensado en cualquier otra posibilidad (si Leire Pajín puede ser ministra de Sanidad, ¿por qué no podría serlo el propio Areces), pero en el nuevo equipo no ha habido sitio para el todavía presidente asturiano.
Si tenemos en cuenta que Asturias cuenta más bien poco para los actuales gobernantes de Madrid, tampoco extraña que en un caso muy similar, el del actual presidente aragonés, Marcelino Iglesias, sí que se haya pensado en su próxima salida de la política autonómica y se le haya premiado con el 'número tres' en la escala de mando del partido a nivel nacional, la Secretaría de Organización.
Por lo que a Tini se refiere, ahora ya es evidente que tendrá que esperar a otro momento. Claro que en lo que al Ejecutivo se refiere, una vez abordado el cambio en profundidad a estas alturas de legislatura, parece difícil pensar que pueda caber otra oportunidad antes de las legislativas de 2012.
Dicho lo cual, tampoco vamos a pensar que Ferraz va a dejar tirado a quien fue su presidente asturiano durante doce años. A expensas de otros huecos menos 'políticos', como los diplomáticos ya rumoreados meses atrás, yo me atrevería a aventurar que, pese a su bagaje interno ya mencionado, Tini va a tener que conformarse, al menos hasta dentro de año y pico, con un destino de tono menor, pero que podría responder, por sus características, a una persona de su edad y de su larga trayectoria, y no es otro que ese que alguno llaman el cementerio de elefantes de la política española, es decir, el Senado.
A expensas de que los dirigentes nacionales nos sorprendan de aquí a la primavera del año próximo, vaticino que Areces terminará su mandato en el Principado y, posteriormente, ocupará uno de los dos escaños que en la Cámara Alta le corresponden a la Junta General del principado por designación directa. Igual que le convencieron de que silenciase, primero, y renunciase, después, a su intento de forzar unas primarias en Asturias frente a Javier Fernández, seguramente ahora harán lo propio bajo el argumento de que el escaño madrileño no está tan mal para ir tirando, al menos de momento.
domingo, 10 de octubre de 2010
Vías de agua y grietas
Cuando hace unos pocos meses el comandante en jefe Gabino de Lorenzo y su tripulación decidieron embarcarse en la singladura cuyo estandarte tenía como emblema una sólida muralla orientada a frenar el posible desembarco de Francisco Álvarez-Cascos en Asturias no podían imaginarse que la inicialmente planificada y aparente fácil empresa pudiera tener las dificultades que el tiempo se está encargando de mostrar.
Al margen de la ya reiterada táctica de dejar de lado las más elementales normas de organización interna del partido en el que militan, parecía que, con independencia de que los marineros pudieran rumiar su malestar con las estrictas órdenes recibidas para sacar adelante los objetivos de parar al 'indeseado', la escala de mando del buque insignia estaba perfectamente estructurada para responder a una estrategia minuciosamente estudiada y respaldada incondicionalmente por el número de 'mandos' precisos para transmitir al Almirantazgo de Génova una sensación diáfana de unidad por arriba, de una cúpula cohesionada en la meta común de no dejar ni un resquicio al adversario interno.
Sin embargo, el tiempo se está encargando de poner en evidencia que hasta al citado buque insignia le están apareciendo vías de agua, que la fortaleza manifestada con arrogancia no es tal y que el riesgo de que la entusiasta empresa se pueda ir al traste ya no sólo depende de una decisión de las más altas instancias qu podría originar una fractura interna, sino de la dificultad más próxima de taponar los huecos que van apareciendo en el casco del barco y que pueden acabar en un sonado naufragio, muy ajeno a los optimistas principios y arengas con que se inició la batalla.
Al comandante en jefe le han ido apareciendo fisuras otrora impensables desde su propio equipo de mando. Primero fue la 'salida de tono' de Arias-Cachero, hueco que se trato de tapar rápidamente con un contraataque hacia el susodicho, con irregularidades de por medio, anomaías contables que, aunque pasadas, salieron a relucir justo en el momento en el que mostró su indisciplina frente el plan común de derribar al enemigo. Luego, fue otra edil ovetense, Carmen Manjón, la que alabó la idoneidad del ex vicepresidente del Gobierno, saliéndose del guión insospechadamente, aunque a ésta por el momento no se le han tratado de desactivar mediante la fórmula de sacarle los colores con dosieres y expedientes tintados de prevaricación.
Al buque insignia ha empezado a entrarle el agua en las bodegas y no es descartable que en lo sucesivo, mientras se tratan de taponar 'furacos', puedan aparecer otros nuevos.
Sin embargo, lo más sorprendente quizá es que las desgracias para quienes han hecho del objetivo de parar a Cascos su meta es que los problemas se multipliquen por el resto de la flota. Si sorprendente es que a De Lorenzo le salgan en su propio equipo algunos respondones, no lo es menos que en otro de los pilares de la operación, el de Gijón, la historia se repita.
Si de algo ha presumido durante estos últimos años la presidenta local gijonesa, Pilar Fernández Pardo, es de que, tras ganar con holgura sus congresos y eliminar o reducir al ostracismo a sus adversarios internos, consiguió configurar un equipo cohesionado, tanto en la dirección local del partido como en el grupo municipal, capaz de resistir cualquier prueba que pusiera en cuestión su liderazgo. Pero tampoco en este caso la realidad ha respondido a tales premisas. Se comentaba desde hace tiempo que, al igual que en el pasado mandato, la líder popular gijonesa no había sido capaz de sostener esa férrea disciplina y a su hipotético sólido edificio orgánico le empezaban a aparecer grietas, aunque hasta la fecha no se dejaban ver hacia el exterior. Ha tenido que ser también el 'caso Cascos' el que se ha encargado de poner en evidencia esos primeros deterioros en los consistentes muros de su 'casa'. Aquí fue el concejal Pablo González el primero en desmarcarse del 'todo vale con tal de frenar a Cascos' para situarse justamente en el lado contrario y alabar las cualidades del ex ministro de Fomento como la mejor opción para las autonómicas del año próximo. Aunque pudo sorprender a algunos, en los círculos internos el citado edil ya estaba marcado como 'disidente', etiqueta de la que se ha hecho acreedor formal con su 'salida del armario pilipardista'. Sin embargo, de las sucesivas deserciones en la empresa regional común del frente anticasquista quizá la más sorprendente haya sido la de la también edil gijonesa y senadora Dorinda García, habitual compañera política y presunta 'mano derecha' -era extraño no verlas juntas en cualquier cita medianamente importante- de la lider de los populares en la villa de Jovellanos. Para muchos, Dorinda era -podría decirse- la lugarteniente no discutida de Fernández Pardo en los ámbitos regional y nacional, de la misma manera que Eduardo Junquera hace idéntico papel en el local. Su defensa de la idoneidad de Cascos como cartel electoral del partido para ganar la Presidencia del Principado ha sido, sin duda, la gran sorpresa de esta interminable historia de encuentros y desencuentros.
En definitiva que a los capitanes de la subversión contra la 'opción Cascos' pueden empezar a no salirles las cuentas y no sería descartable que en los próximos días empiecen a aparecer nuevas vías de agua o grietas en los cuarteles generales de los citados mandamases.
Cabría pensar que estas salidas de guión responden a la lógica de los números y que quienes así se están empezando a pronunciar solamente s0n conscientes de que, ante la perspectiva de arrebatar el poder a los socialistas en esta comunidad, hay que apostar por el mejor, o quizá sería más adecuado decir por el único que tiene las posibilidades reales de lograrlo.
Sin embargo, se comenta en el partido que quizá la explicación no sea tan sencilla y responda a métodos más sutiles, métodos emanados de la cúpula nacional, según todos los indicios claramente favorable a apostar por Cascos (dejamos a un lado a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, por razones que a estas alturas conococe hasta el más lerdo), que, ante la persistencia en la rebeldía de sus compañeros que ocupan algunos de los puestos más relevantes en esta región, han decidido socavar sus argumentos desde sus propias bases. El resultado sería que la sólida unión de 'la Banda de los Cuatro' empezara a resquebrajarse, haciéndola tambalearse hasta llegar a un próximo escenario en el que la oposición al desembarco del ex ministro quedara aislada y sin argumentos sólidos en lo que a apoyos consistentes se refiere. En esta sibilina operación podría encontrarse argumento al para muchos inexplicable retraso de Rajoy en dar una solución a un problema largamente enquistado y con signos de derivar en podredumbre a costa de no afrontarlo.
No hay que descartar que en esta supuesta estrategia ya estuvieran incluidos incluso personajes más relevantes de la escena política del PP asturiano. Ya comenté hace días que tras las declaraciones recientes de Fernández Pardo fijándose como objetivo la Alcaldía de Gijón podría estar un toque directo de Madrid para ir eliminando obstáculos a la apuesta de Cascos. Del líder avilesino, Joaquín Aréstegui, hace tiempo que no sabemos nada. Así las cosas, quedaría solamente como meta derribar la obstinada e inalterable posición del regidor ovetense y la de su fiel transmisor, el formalmente todavía presidente regional, Ovidio Sánchez, ambos apoyados por su reducidas aunque incondicionales hasta la muerte respectivas guardias de corps. Claro que esa sería la última parte de la batalla y a estas alturas de la película, por las buenas o por las malas, ya parece empresa menos dificultosa de lo que aparentaba hace algunas semanas.
Al margen de la ya reiterada táctica de dejar de lado las más elementales normas de organización interna del partido en el que militan, parecía que, con independencia de que los marineros pudieran rumiar su malestar con las estrictas órdenes recibidas para sacar adelante los objetivos de parar al 'indeseado', la escala de mando del buque insignia estaba perfectamente estructurada para responder a una estrategia minuciosamente estudiada y respaldada incondicionalmente por el número de 'mandos' precisos para transmitir al Almirantazgo de Génova una sensación diáfana de unidad por arriba, de una cúpula cohesionada en la meta común de no dejar ni un resquicio al adversario interno.
Sin embargo, el tiempo se está encargando de poner en evidencia que hasta al citado buque insignia le están apareciendo vías de agua, que la fortaleza manifestada con arrogancia no es tal y que el riesgo de que la entusiasta empresa se pueda ir al traste ya no sólo depende de una decisión de las más altas instancias qu podría originar una fractura interna, sino de la dificultad más próxima de taponar los huecos que van apareciendo en el casco del barco y que pueden acabar en un sonado naufragio, muy ajeno a los optimistas principios y arengas con que se inició la batalla.
Al comandante en jefe le han ido apareciendo fisuras otrora impensables desde su propio equipo de mando. Primero fue la 'salida de tono' de Arias-Cachero, hueco que se trato de tapar rápidamente con un contraataque hacia el susodicho, con irregularidades de por medio, anomaías contables que, aunque pasadas, salieron a relucir justo en el momento en el que mostró su indisciplina frente el plan común de derribar al enemigo. Luego, fue otra edil ovetense, Carmen Manjón, la que alabó la idoneidad del ex vicepresidente del Gobierno, saliéndose del guión insospechadamente, aunque a ésta por el momento no se le han tratado de desactivar mediante la fórmula de sacarle los colores con dosieres y expedientes tintados de prevaricación.
Al buque insignia ha empezado a entrarle el agua en las bodegas y no es descartable que en lo sucesivo, mientras se tratan de taponar 'furacos', puedan aparecer otros nuevos.
Sin embargo, lo más sorprendente quizá es que las desgracias para quienes han hecho del objetivo de parar a Cascos su meta es que los problemas se multipliquen por el resto de la flota. Si sorprendente es que a De Lorenzo le salgan en su propio equipo algunos respondones, no lo es menos que en otro de los pilares de la operación, el de Gijón, la historia se repita.
Si de algo ha presumido durante estos últimos años la presidenta local gijonesa, Pilar Fernández Pardo, es de que, tras ganar con holgura sus congresos y eliminar o reducir al ostracismo a sus adversarios internos, consiguió configurar un equipo cohesionado, tanto en la dirección local del partido como en el grupo municipal, capaz de resistir cualquier prueba que pusiera en cuestión su liderazgo. Pero tampoco en este caso la realidad ha respondido a tales premisas. Se comentaba desde hace tiempo que, al igual que en el pasado mandato, la líder popular gijonesa no había sido capaz de sostener esa férrea disciplina y a su hipotético sólido edificio orgánico le empezaban a aparecer grietas, aunque hasta la fecha no se dejaban ver hacia el exterior. Ha tenido que ser también el 'caso Cascos' el que se ha encargado de poner en evidencia esos primeros deterioros en los consistentes muros de su 'casa'. Aquí fue el concejal Pablo González el primero en desmarcarse del 'todo vale con tal de frenar a Cascos' para situarse justamente en el lado contrario y alabar las cualidades del ex ministro de Fomento como la mejor opción para las autonómicas del año próximo. Aunque pudo sorprender a algunos, en los círculos internos el citado edil ya estaba marcado como 'disidente', etiqueta de la que se ha hecho acreedor formal con su 'salida del armario pilipardista'. Sin embargo, de las sucesivas deserciones en la empresa regional común del frente anticasquista quizá la más sorprendente haya sido la de la también edil gijonesa y senadora Dorinda García, habitual compañera política y presunta 'mano derecha' -era extraño no verlas juntas en cualquier cita medianamente importante- de la lider de los populares en la villa de Jovellanos. Para muchos, Dorinda era -podría decirse- la lugarteniente no discutida de Fernández Pardo en los ámbitos regional y nacional, de la misma manera que Eduardo Junquera hace idéntico papel en el local. Su defensa de la idoneidad de Cascos como cartel electoral del partido para ganar la Presidencia del Principado ha sido, sin duda, la gran sorpresa de esta interminable historia de encuentros y desencuentros.
En definitiva que a los capitanes de la subversión contra la 'opción Cascos' pueden empezar a no salirles las cuentas y no sería descartable que en los próximos días empiecen a aparecer nuevas vías de agua o grietas en los cuarteles generales de los citados mandamases.
Cabría pensar que estas salidas de guión responden a la lógica de los números y que quienes así se están empezando a pronunciar solamente s0n conscientes de que, ante la perspectiva de arrebatar el poder a los socialistas en esta comunidad, hay que apostar por el mejor, o quizá sería más adecuado decir por el único que tiene las posibilidades reales de lograrlo.
Sin embargo, se comenta en el partido que quizá la explicación no sea tan sencilla y responda a métodos más sutiles, métodos emanados de la cúpula nacional, según todos los indicios claramente favorable a apostar por Cascos (dejamos a un lado a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, por razones que a estas alturas conococe hasta el más lerdo), que, ante la persistencia en la rebeldía de sus compañeros que ocupan algunos de los puestos más relevantes en esta región, han decidido socavar sus argumentos desde sus propias bases. El resultado sería que la sólida unión de 'la Banda de los Cuatro' empezara a resquebrajarse, haciéndola tambalearse hasta llegar a un próximo escenario en el que la oposición al desembarco del ex ministro quedara aislada y sin argumentos sólidos en lo que a apoyos consistentes se refiere. En esta sibilina operación podría encontrarse argumento al para muchos inexplicable retraso de Rajoy en dar una solución a un problema largamente enquistado y con signos de derivar en podredumbre a costa de no afrontarlo.
No hay que descartar que en esta supuesta estrategia ya estuvieran incluidos incluso personajes más relevantes de la escena política del PP asturiano. Ya comenté hace días que tras las declaraciones recientes de Fernández Pardo fijándose como objetivo la Alcaldía de Gijón podría estar un toque directo de Madrid para ir eliminando obstáculos a la apuesta de Cascos. Del líder avilesino, Joaquín Aréstegui, hace tiempo que no sabemos nada. Así las cosas, quedaría solamente como meta derribar la obstinada e inalterable posición del regidor ovetense y la de su fiel transmisor, el formalmente todavía presidente regional, Ovidio Sánchez, ambos apoyados por su reducidas aunque incondicionales hasta la muerte respectivas guardias de corps. Claro que esa sería la última parte de la batalla y a estas alturas de la película, por las buenas o por las malas, ya parece empresa menos dificultosa de lo que aparentaba hace algunas semanas.
sábado, 9 de octubre de 2010
La ecuación electoral
No hace falta haber ido a estudiar a Salamanca para entender que la forma de resolver una ecuación matemática básica pasa por despejar la incógnita. Eso lo sabe cualquiera con tal de que haya cumplido con los niveles mínimos de enseñanza obligatoria vigentes. En el problema que desde hace meses tiene planteado el Partido Popular en Asturias el reto es, precisamente, tan sencillo como ese: aislar la incógnita (normalmente una 'x') y tras el signo de igual aparecerá la solución precisa y exacta.
Esta tarea tan simple, sin embargo, no parece resultarle asequible a la mayoría de los dirigentes conservadores si nos atenemos a que una operación elemental sigue sin una respuesta y el tiempo, aunque algunos se empeñen en negarlo, apremia y el 'profe' ya debería estar reclamando la hoja del examen.
El resultado de la prueba es sencillamente la designación del candidato del partido a la Presidencia del Principado de Asturias para el año próximo y tras meses de idas y venidas no solamente sigue sin haber una decisión, sino que periódicamente se enreda tanto con posturas inflexibles como con silencios incomprensibles.
De alguna manera hay que reconocer que sí que hay una persona que ha decidido abordar la ecuación y ha llegado a un resultado, Se trata, como es obvio, del alcalde de Oviedo. Ocurre, no obstante, que Gabino de Lorenzo se ha saltado las estrictas normas de un ciencia exacta y ha hecho toda clase de trampas para ofrecer a la consideración del docente responsable su resultado: Isabel Pérez-Espinosa, una mujer de su entorno de confianza a la que, con el máximo respeto personal, nadie parece tener muy en cuenta políticamente, salvo por estar bajo esa burbuja protectora del regidor de la capital.
De Lorenzo no solamente ha hecho trampas, sino que ha empleado todos los atajos imaginables y se ha ciscado en los caminos estatutarios saltándose a la torera la letra impresa que marca el procedimiento orgánico del partido en el que milita. No sorprende este tipo de actuación en alguien que ha convertido la autocracia en práctica diaria y que, aunque como alguien dijo se pega "una hostia" cada vez que sale de la calle de Uría, no se oculta para alardear de que ha tomado la manija del PP asturiano, al que está aplicando los usos y costumbres absolutistas de su feudo municipal.
Lo más grave es que el estilo imperial del veterano regidor cuenta con el beneplácito de quien debería ser el auténtico responsable de afrontar el grave entuerto en el que se encuentra envuelto el partido en el Principado, su presidente, Ovidio Sánchez, habitualmente desaparecido a la hora de dar la cara en los momentos difíciles y encantado de esa "delegación" de funciones en su compañero ovetense, algo que no puede sorprender a quienes le conozcan desde hace años. La conducta de Sánchez podría responder a ese símil futbolístico que consiste en estar siempre situado en el campo en el lugar más alejado de allí por donde corre el balón,el profesional del 'escaqueo', algo que lleva como seña de identidad desde que descubrió que lo único importante es seguir manteniendo el 'machito', sea el que sea en cada momento, hasta el máximo límite temporal que la política partidista le permita. Eso sí, Sánchez sigue siendo, aunque sólo formalmente, el presidente del partido y aprovecha alguna jugada fácil del 'match' para dar el pecho, como esa última recriminación a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que está a quinientos kilómetros , para que no se meta en la política asturiana, como él no lo hace en la de otras comunidades (¿incluirá la suya?, porque debería hacerlo). Por cierto que, aunque la jugada parecía sencilla y sin riesgo, tampoco en esta ocasión le ha salido bien, pues ha recibido cumplida respuesta de la portavoz de la organización madrileña de su partido.
En fin, que la ecuación electoral sigue planteada al principio de la hoja del examen y más abajo, garabatos aparte, el papel sigue en blanco. Es posible que Gabino insista en su planteamiento y solución al problema, pero también es cierto que a cualquiera que conozca un poco como funcionan los populares le resulta difícil creer que en Génova se va a dar el aprobado con el nombre de Pérez-Espinosa para cartel electoral en Asturias. El tiempo pasa y todos nos mostramos expectantes ante la forma en la que puedan resolver la prueba el resto de los discentes. La ecuación en muy sencilla y su solución más fácil. Pero los examinandos de una y otra vertiente de la cordillera Cantábrica se mantienen sudorosos en su pupitre, mirando al de al lado, acumulando dudas y sin lograr sentirse seguros ni siquiera de que dos mas dos son cuatro. Lo malo es que el tiempo pasa y en esto de la docencia para los exámenes hay un plazo fijo inalterable y a los responsables del PP se les está acabando. Y con ello cualquier credibilidad.
Esta tarea tan simple, sin embargo, no parece resultarle asequible a la mayoría de los dirigentes conservadores si nos atenemos a que una operación elemental sigue sin una respuesta y el tiempo, aunque algunos se empeñen en negarlo, apremia y el 'profe' ya debería estar reclamando la hoja del examen.
El resultado de la prueba es sencillamente la designación del candidato del partido a la Presidencia del Principado de Asturias para el año próximo y tras meses de idas y venidas no solamente sigue sin haber una decisión, sino que periódicamente se enreda tanto con posturas inflexibles como con silencios incomprensibles.
De alguna manera hay que reconocer que sí que hay una persona que ha decidido abordar la ecuación y ha llegado a un resultado, Se trata, como es obvio, del alcalde de Oviedo. Ocurre, no obstante, que Gabino de Lorenzo se ha saltado las estrictas normas de un ciencia exacta y ha hecho toda clase de trampas para ofrecer a la consideración del docente responsable su resultado: Isabel Pérez-Espinosa, una mujer de su entorno de confianza a la que, con el máximo respeto personal, nadie parece tener muy en cuenta políticamente, salvo por estar bajo esa burbuja protectora del regidor de la capital.
De Lorenzo no solamente ha hecho trampas, sino que ha empleado todos los atajos imaginables y se ha ciscado en los caminos estatutarios saltándose a la torera la letra impresa que marca el procedimiento orgánico del partido en el que milita. No sorprende este tipo de actuación en alguien que ha convertido la autocracia en práctica diaria y que, aunque como alguien dijo se pega "una hostia" cada vez que sale de la calle de Uría, no se oculta para alardear de que ha tomado la manija del PP asturiano, al que está aplicando los usos y costumbres absolutistas de su feudo municipal.
Lo más grave es que el estilo imperial del veterano regidor cuenta con el beneplácito de quien debería ser el auténtico responsable de afrontar el grave entuerto en el que se encuentra envuelto el partido en el Principado, su presidente, Ovidio Sánchez, habitualmente desaparecido a la hora de dar la cara en los momentos difíciles y encantado de esa "delegación" de funciones en su compañero ovetense, algo que no puede sorprender a quienes le conozcan desde hace años. La conducta de Sánchez podría responder a ese símil futbolístico que consiste en estar siempre situado en el campo en el lugar más alejado de allí por donde corre el balón,el profesional del 'escaqueo', algo que lleva como seña de identidad desde que descubrió que lo único importante es seguir manteniendo el 'machito', sea el que sea en cada momento, hasta el máximo límite temporal que la política partidista le permita. Eso sí, Sánchez sigue siendo, aunque sólo formalmente, el presidente del partido y aprovecha alguna jugada fácil del 'match' para dar el pecho, como esa última recriminación a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que está a quinientos kilómetros , para que no se meta en la política asturiana, como él no lo hace en la de otras comunidades (¿incluirá la suya?, porque debería hacerlo). Por cierto que, aunque la jugada parecía sencilla y sin riesgo, tampoco en esta ocasión le ha salido bien, pues ha recibido cumplida respuesta de la portavoz de la organización madrileña de su partido.
En fin, que la ecuación electoral sigue planteada al principio de la hoja del examen y más abajo, garabatos aparte, el papel sigue en blanco. Es posible que Gabino insista en su planteamiento y solución al problema, pero también es cierto que a cualquiera que conozca un poco como funcionan los populares le resulta difícil creer que en Génova se va a dar el aprobado con el nombre de Pérez-Espinosa para cartel electoral en Asturias. El tiempo pasa y todos nos mostramos expectantes ante la forma en la que puedan resolver la prueba el resto de los discentes. La ecuación en muy sencilla y su solución más fácil. Pero los examinandos de una y otra vertiente de la cordillera Cantábrica se mantienen sudorosos en su pupitre, mirando al de al lado, acumulando dudas y sin lograr sentirse seguros ni siquiera de que dos mas dos son cuatro. Lo malo es que el tiempo pasa y en esto de la docencia para los exámenes hay un plazo fijo inalterable y a los responsables del PP se les está acabando. Y con ello cualquier credibilidad.
sábado, 2 de octubre de 2010
Gabino prepara el futuro
Mientras desde Génova los dirigentes nacionales del PP, con la esfinge a la cabeza, se empecinan en dejar que el asunto de la candidatura autonómica de Asturias se 'encoñe', en la cúpula de los populares asturianos se aprovecha el tiempo que se les concede para preparar su estrategia ante posibles escenarios adversos para sus intenciones. El grupo que dirige sin fisuras y con absolutismo encomiable el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, mantiene sus posiciones, pero, por si acaso, empieza a preparar el terreno para una hipotética imposición madrileña que convierta a Francisco Álvarez-Cascos en el candidato a la Presidencia del Principado.
Mucho se ha especulado desde que parece que el ex vicepresidente es la opción más probable de Rajoy y su equipo sobre la actitud que adoptarían 'La banda de los Cuatro' y sus acólitos ante tan adverso marco para sus intereses. Mientras oficialmente algunos mantienen que la apuesta por Isabel Pérez Espinosa tiene los avales precisos para que Génova no se atreva a enfrentarse a los dirigentes asturianos del partido, en el 'aparato' se trabaja a destajo para estructurar la estrategia ante un posible aterrizaje del ahora enemigo irreconciliable.
Se ha hablado ya en algunos ámbitos de dimisiones y de rupturas si Rajoy se empeña en imponer al veterano ex ministro de Fomento, pero no parece realista hablar de que quienes se han embarcado en una batalla a muerte contra la candidatura de éste vayan a tirar la toalla tan fácilmente. Por lo pronto, la líder gijonesa, Pilar Fernández Pardo, ya ha fijado públicamente su posición de establecer la Alcaldía de la ciudad como objetivo prioritario para su persona. Podría decirse que se ha plegado a De Lorenzo ante su elección de Isabel Pérez Espinosa, aunque también se asegura que desde la dirección nacional se le ha indicado muy claramente que se retire de la 'terna' asturiana para ocupar el cartel electoral autonómico. Este supuesto no resulta nada descabellado si se piensa que la dirigente gijonesa era, a priori, la opción más conflictiva y la más difícil de desactivar para Rajoy y su equipo si la apuesta de 'La banda de los Cuatro' sigue adelante. Todo lo contrario que la alternativa de Joaquín Aréstegui, mucho más fácil de desactivar por el el carácter y la 'volatilidad' del dirigente avilesino. De la tercera pata, la citada Pérez Espinosa, en la sede central del PP no quieren ni oir hablar por ser la de más bajo perfil político y proclive a un peor resultado que sus compañeros de terna, por mucho que sus defensores se empecinen en adornar su condición de mujer, joven y con el estilo 'renovador' por el que parece apostar el partido desde hace tiempo.
En lo que se refiere al teórico máximo responsable del partido, el presidente Ovidio Sánchez, nadie se cree que si las cosas vienen mal dadas vaya a renunciar al cargo. A fin de cuentas, el veterano dirigente regional pertenece a esa cada día más extendida clase política que ha convertido su actividad en profesión y no piensan en dejarla por mucho que se les empuje. El 'líder' del PP asturiano ha demostrado con creces a lo largo de su mandato que puede tragar carros y carretas e incluso podría 'cargar' con Cascos para seguir en el 'machito'.
Queda por analizar el futuro de quien mueve desde Asturias los hilos de todo este embrollo. De Lorenzo es quien lo dirige todo porque, no en vano, es el más 'listo' de todos ellos. No hay que olvidar que fue capaz de poner ' a caldo' a Ovidio Sánchez antes del último congreso regional para luego ser su principal báculo sin que las relaciones entre ambos se resintieran a la larga, al menos aparentemente. Digamos que se trata de una perfecta simbiosis en la que ambos aceptan su papel aunque en puridad debería ser el contrario. El regidor ovetense ha demostrado también sus dotes de navegante en aguas procelosas hasta en el espinoso tema de Cascos, pasando en horas de defender su figura, calificándole de galáctico, a rechazar con contundencia sus condiciones para ser el encargado de tratar de arrebatar a los socialistas el Gobierno autónomo, incluso con descalificaciones personales. Ante una decisión firme de la cúpula nacional en favor del ex ministro no sería de extrañar que su postura evolucionara hasta posiciones más templadas, por no decir totalmente opuestas a las que mantiene en la actualidad; y todo ello con la mejor de sus sonrisas en los labios.
En cualquier escenario, lo que parece evidente es que Gabino no va a dejar el terreno libre a nadie. Todos esos 'runrunes' sobre un posible abandono de la cabeza de cartel para el Ayuntamiento de Oviedo en mayo del año próximo sólo pueden ocurrírsele a quienes no conocen bien al personaje. En el escenario que él mismo ha confeccionado en Asturias o en otro más adverso y contrario a sus intereses, De Lorenzo sería el candidato del PP a la Alcaldía de Oviedo. El astuto 'cerebro' de los populares asturianos es consciente de que si dejara el terreno libre les pondría muy fáciles las cosas a sus adversarios internos, que ya tienen preparado el recambio si se lo ponen a tiro, incluso con más de una alternativa, al menos dos. Que se sepa, los 'casquistas' -por llamarlos de alguna manera- ya han colocado en la línea de salida al actual presidente del Centro Asturiano de Oviedo, Alfredo Canteli, con el que De Lorenzo ya trató de contar para su candidatura hace cuatro años, y la ex diputada nacional Alicia Castro, con un peso específico en Oviedo -como el anterior- capaces de sostener el peso mayoritario de los popuares en la capital del Principado.
El actual regidor es consciente de ello y, si lo de Cascos prospera, él mantendría en cualquier caso el número uno de la lista municipal ovetense del partido. Hay quien dice que Gabino está cansado después de tantos años y que su deseo es empezar seriamente a pensar en retirarse, pero, de ser así, nunca sería para dejar su 'reino' a los adversarios. De ponerse las cosas mal y confirmarse la apuesta de Génova por Cascos, De Lorenzo seguiría siendo el candidato de Oviedo y, si en su fuero interno apostara por una pronta retirada, sería a costa de mantener el poder colocando en los primeros puestos de su lista municipal a uno de los incondicionales suyos, probablemente Agustín Iglesias Caunedo, o la propia Pérez Espinosa, de no prosperar su opción a liderar la candidatura autonómica. Luego, con Cascos en el Principado -si gana, cosa mucho más complicada que hace unos meses, más por el enconado conflicto interno que por los méritos de sus adversarios socialistas- podría renunciar, aunque mantendría el control del municipio, e indirectamente, del 'aparato' del partido, mientras siga siendo el actual como se por lógica tendría que ser, por un tiempo al menos, dejando asegurada su influencia a través de uno de los 'interpuestos' antes apuntados, que tomaría el bastón de mando municipal en Oviedo para dejar 'descansar' a su incuestionable jefe de filas.
Mucho se ha especulado desde que parece que el ex vicepresidente es la opción más probable de Rajoy y su equipo sobre la actitud que adoptarían 'La banda de los Cuatro' y sus acólitos ante tan adverso marco para sus intereses. Mientras oficialmente algunos mantienen que la apuesta por Isabel Pérez Espinosa tiene los avales precisos para que Génova no se atreva a enfrentarse a los dirigentes asturianos del partido, en el 'aparato' se trabaja a destajo para estructurar la estrategia ante un posible aterrizaje del ahora enemigo irreconciliable.
Se ha hablado ya en algunos ámbitos de dimisiones y de rupturas si Rajoy se empeña en imponer al veterano ex ministro de Fomento, pero no parece realista hablar de que quienes se han embarcado en una batalla a muerte contra la candidatura de éste vayan a tirar la toalla tan fácilmente. Por lo pronto, la líder gijonesa, Pilar Fernández Pardo, ya ha fijado públicamente su posición de establecer la Alcaldía de la ciudad como objetivo prioritario para su persona. Podría decirse que se ha plegado a De Lorenzo ante su elección de Isabel Pérez Espinosa, aunque también se asegura que desde la dirección nacional se le ha indicado muy claramente que se retire de la 'terna' asturiana para ocupar el cartel electoral autonómico. Este supuesto no resulta nada descabellado si se piensa que la dirigente gijonesa era, a priori, la opción más conflictiva y la más difícil de desactivar para Rajoy y su equipo si la apuesta de 'La banda de los Cuatro' sigue adelante. Todo lo contrario que la alternativa de Joaquín Aréstegui, mucho más fácil de desactivar por el el carácter y la 'volatilidad' del dirigente avilesino. De la tercera pata, la citada Pérez Espinosa, en la sede central del PP no quieren ni oir hablar por ser la de más bajo perfil político y proclive a un peor resultado que sus compañeros de terna, por mucho que sus defensores se empecinen en adornar su condición de mujer, joven y con el estilo 'renovador' por el que parece apostar el partido desde hace tiempo.
En lo que se refiere al teórico máximo responsable del partido, el presidente Ovidio Sánchez, nadie se cree que si las cosas vienen mal dadas vaya a renunciar al cargo. A fin de cuentas, el veterano dirigente regional pertenece a esa cada día más extendida clase política que ha convertido su actividad en profesión y no piensan en dejarla por mucho que se les empuje. El 'líder' del PP asturiano ha demostrado con creces a lo largo de su mandato que puede tragar carros y carretas e incluso podría 'cargar' con Cascos para seguir en el 'machito'.
Queda por analizar el futuro de quien mueve desde Asturias los hilos de todo este embrollo. De Lorenzo es quien lo dirige todo porque, no en vano, es el más 'listo' de todos ellos. No hay que olvidar que fue capaz de poner ' a caldo' a Ovidio Sánchez antes del último congreso regional para luego ser su principal báculo sin que las relaciones entre ambos se resintieran a la larga, al menos aparentemente. Digamos que se trata de una perfecta simbiosis en la que ambos aceptan su papel aunque en puridad debería ser el contrario. El regidor ovetense ha demostrado también sus dotes de navegante en aguas procelosas hasta en el espinoso tema de Cascos, pasando en horas de defender su figura, calificándole de galáctico, a rechazar con contundencia sus condiciones para ser el encargado de tratar de arrebatar a los socialistas el Gobierno autónomo, incluso con descalificaciones personales. Ante una decisión firme de la cúpula nacional en favor del ex ministro no sería de extrañar que su postura evolucionara hasta posiciones más templadas, por no decir totalmente opuestas a las que mantiene en la actualidad; y todo ello con la mejor de sus sonrisas en los labios.
En cualquier escenario, lo que parece evidente es que Gabino no va a dejar el terreno libre a nadie. Todos esos 'runrunes' sobre un posible abandono de la cabeza de cartel para el Ayuntamiento de Oviedo en mayo del año próximo sólo pueden ocurrírsele a quienes no conocen bien al personaje. En el escenario que él mismo ha confeccionado en Asturias o en otro más adverso y contrario a sus intereses, De Lorenzo sería el candidato del PP a la Alcaldía de Oviedo. El astuto 'cerebro' de los populares asturianos es consciente de que si dejara el terreno libre les pondría muy fáciles las cosas a sus adversarios internos, que ya tienen preparado el recambio si se lo ponen a tiro, incluso con más de una alternativa, al menos dos. Que se sepa, los 'casquistas' -por llamarlos de alguna manera- ya han colocado en la línea de salida al actual presidente del Centro Asturiano de Oviedo, Alfredo Canteli, con el que De Lorenzo ya trató de contar para su candidatura hace cuatro años, y la ex diputada nacional Alicia Castro, con un peso específico en Oviedo -como el anterior- capaces de sostener el peso mayoritario de los popuares en la capital del Principado.
El actual regidor es consciente de ello y, si lo de Cascos prospera, él mantendría en cualquier caso el número uno de la lista municipal ovetense del partido. Hay quien dice que Gabino está cansado después de tantos años y que su deseo es empezar seriamente a pensar en retirarse, pero, de ser así, nunca sería para dejar su 'reino' a los adversarios. De ponerse las cosas mal y confirmarse la apuesta de Génova por Cascos, De Lorenzo seguiría siendo el candidato de Oviedo y, si en su fuero interno apostara por una pronta retirada, sería a costa de mantener el poder colocando en los primeros puestos de su lista municipal a uno de los incondicionales suyos, probablemente Agustín Iglesias Caunedo, o la propia Pérez Espinosa, de no prosperar su opción a liderar la candidatura autonómica. Luego, con Cascos en el Principado -si gana, cosa mucho más complicada que hace unos meses, más por el enconado conflicto interno que por los méritos de sus adversarios socialistas- podría renunciar, aunque mantendría el control del municipio, e indirectamente, del 'aparato' del partido, mientras siga siendo el actual como se por lógica tendría que ser, por un tiempo al menos, dejando asegurada su influencia a través de uno de los 'interpuestos' antes apuntados, que tomaría el bastón de mando municipal en Oviedo para dejar 'descansar' a su incuestionable jefe de filas.
martes, 21 de septiembre de 2010
El Popular partido
Tras un largo periodo de ausencia en el que el único contacto con la actualidad regional se remitía a las escuetas noticias de agencia de los medios nacionales, esperaba que para estos días el panorama sobre la principal polémica política de los últimos meses (obvio decir que se trata de la hipotética candidatura de Francisco Álvarez-Cascos a la Presidencia del principado el año próximo) se hubiera ya aclarado. En primera instancia tengo que constatar que no ha sido así. Eso, por un lado, porque seguimos sin cabeza de cartel, aunque por otro parece incuestionable que lo que ya expresaba hace bastantes semanas sí que se ha consumado, y no es otra cosa que la división evidente en dos del PP asturiano, con posturas más enconadas si cabe que las que dejé hace un mes. Y ésta, de alguna manera, es en sí misma una evidencia de clarificación. Hay quien todavía en las filas conservadoras confía ingenuamente en que, al final, "todo se va a arreglar" y "no va a pasar nada". Un optimismo digno de mejor empresa.
La realidad, bien distinta, es que, aún con el beneplácito de Rajoy (con condiciones, como parecía lógico) a la opción Cascos, sus enemigos interiores en Asturias no están dispuestos a aceptarle bajo ningún concepto y, en lugar de parlamentar, se han lanzado a una campaña de descalificaciones e insultos que supera a aquélla con la que emprendieron hace meses la batalla para frenar cualquier alternativa que diera paso al ex vicepresidente del Gobierno, muy superior en agresividad a la de los "casquistas" en sus momentos más crecidos.
A estas alturas, y con este panorama de guerra abierta de irremediable final, la evidencia -repito- es que el PP se ha partido en Asturias por la mitad -este humilde servidor ya lo había constatado hace semanas, aunque no se imaginaba que iba a ser a través de tan enconado navajeo-, y al mencionar ese término ("por la mitad") no es una forma de hablar al albur, sino un real "fifhty-fifthy" (punto arriba, punto abajo) en el que de nada vale que unos exhiban ese condicionado apoyo de Génova y de su líder o el largo listado de firmas a favor del ex ministro recogidas desde meses atrás, o los otros el peso de los principales cargos directivos en la cúpula regional, en las juntas locales o comarcales, en suma, en lo que es el 'aparato' del partido que, además de esgrimir su legitimidad a través de congresos, tienen esa otra realidad que en lenguaje del pueblo se entiende más claramente como tener la sartén por el mango.
Cada uno con su respectivo bagaje representa a una de las mitades reales del Partido Popular en Asturias y la integración, a estas alturas, ya resulta una misión de titanes inalcanzable para nuestros 'pequeños' políticos.
El tiempo transcurrirá y unos y otros seguirán echándose la culpa de la crisis, porque no creo que a estas alturas nadie mínimamente serio se atreva a negarla. A ellos va a seguir importándoles el desarrollo de los acontecimientos porque se están jugando 'el cocido', pero yo creo que a estas alturas, desde el punto de vista de los intereses regionales, ya da igual de qué lado se incline la balanza. El PP asturiano, que nunca ha tenido tan cerca una clara victoria electoral en el Principado, haciendo honor a su reconocida tendencia autodestructiva, a su instinto suicida, ha preferido teñir de rojo sus banderas, sus principios o sus programas y lanzarse a una guerra fratricida sin cuartel que sólo se concibe con un final que implique la eliminación total del contrario.
La culpa: ¿De quien? De todos, de las dos partes, aunque pueda valorar cada cuál en qué proporción los unos y los otros. Y, mientras ellos siguen en esta increible empresa, el ciudadano asturiano a verlas venir. ¡Qué lástima!
Eso sí, hay que darle la enhorabuena a Javier Fernández, apuesta de los socialistas asturianos. Todos los problemas externos e internos que podrían -al margen del contrario- repercutir en un hipotético mal resultado de su candidatura se van a ver compensados por la ausencia de una alternativa con posibilidades reales para arrebatar a su partido el poder. El PP ha tirado la toalla.
La realidad, bien distinta, es que, aún con el beneplácito de Rajoy (con condiciones, como parecía lógico) a la opción Cascos, sus enemigos interiores en Asturias no están dispuestos a aceptarle bajo ningún concepto y, en lugar de parlamentar, se han lanzado a una campaña de descalificaciones e insultos que supera a aquélla con la que emprendieron hace meses la batalla para frenar cualquier alternativa que diera paso al ex vicepresidente del Gobierno, muy superior en agresividad a la de los "casquistas" en sus momentos más crecidos.
A estas alturas, y con este panorama de guerra abierta de irremediable final, la evidencia -repito- es que el PP se ha partido en Asturias por la mitad -este humilde servidor ya lo había constatado hace semanas, aunque no se imaginaba que iba a ser a través de tan enconado navajeo-, y al mencionar ese término ("por la mitad") no es una forma de hablar al albur, sino un real "fifhty-fifthy" (punto arriba, punto abajo) en el que de nada vale que unos exhiban ese condicionado apoyo de Génova y de su líder o el largo listado de firmas a favor del ex ministro recogidas desde meses atrás, o los otros el peso de los principales cargos directivos en la cúpula regional, en las juntas locales o comarcales, en suma, en lo que es el 'aparato' del partido que, además de esgrimir su legitimidad a través de congresos, tienen esa otra realidad que en lenguaje del pueblo se entiende más claramente como tener la sartén por el mango.
Cada uno con su respectivo bagaje representa a una de las mitades reales del Partido Popular en Asturias y la integración, a estas alturas, ya resulta una misión de titanes inalcanzable para nuestros 'pequeños' políticos.
El tiempo transcurrirá y unos y otros seguirán echándose la culpa de la crisis, porque no creo que a estas alturas nadie mínimamente serio se atreva a negarla. A ellos va a seguir importándoles el desarrollo de los acontecimientos porque se están jugando 'el cocido', pero yo creo que a estas alturas, desde el punto de vista de los intereses regionales, ya da igual de qué lado se incline la balanza. El PP asturiano, que nunca ha tenido tan cerca una clara victoria electoral en el Principado, haciendo honor a su reconocida tendencia autodestructiva, a su instinto suicida, ha preferido teñir de rojo sus banderas, sus principios o sus programas y lanzarse a una guerra fratricida sin cuartel que sólo se concibe con un final que implique la eliminación total del contrario.
La culpa: ¿De quien? De todos, de las dos partes, aunque pueda valorar cada cuál en qué proporción los unos y los otros. Y, mientras ellos siguen en esta increible empresa, el ciudadano asturiano a verlas venir. ¡Qué lástima!
Eso sí, hay que darle la enhorabuena a Javier Fernández, apuesta de los socialistas asturianos. Todos los problemas externos e internos que podrían -al margen del contrario- repercutir en un hipotético mal resultado de su candidatura se van a ver compensados por la ausencia de una alternativa con posibilidades reales para arrebatar a su partido el poder. El PP ha tirado la toalla.
martes, 31 de agosto de 2010
¿A quién tiene miedo Rajoy?
Después de un par de semanas en las que el tema de la posible candidatura de Francisco Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado parecía haber sido trasladada al 'congelador', una entrevista del líder nacional del partido concedida durante sus vacaciones de verano a los colegas de 'El Faro de Vigo' parece haber reactivado la ilusión aparentemente dormida de los partidarios del ex presidente del Gobierno. Y no es que hasta la fecha las manifestaciones de Rajoy sobre tan 'espinoso' asunto se hayan caracterizado por la claridad; más bien al contrario.
No se trata de enfriar los ánimos de los 'casquistas', pero la entrevista en cuestión tampoco es que, con respecto al tema que nos ocupa, sea un bombazo. En primer lugar están las lisonjas y alabanzas a las cualidades y virtudes políticas de Cascos. Esto ya lo había hecho él mismo antes y, antes del parón de agosto, se acumulaban las pronunciadas por destacadas figuras nacionales y autonómicas del Partido Popular. O sea, que en esto, todo sigue donde estaba: "Yes muy buenu, chavalón". No voy a dar la lista, que sería muy larga, aunque en las últimas horas se han añadido a los apoyos a la figura de Cascos para el Principado Jaime Mayor Oreja y el presidente castellano-leonés, Juan Vicente Herrera. Eso sí, todos -estos y los anteriores, salvo la impetuosa Esperanza Aguirre- con la lección bien aprendida de que se puede llegar hasta el elogio más entusiasta, pero siempre con la coletilla -Génova dixit- de que es su opinión y corresponde a sus compañeros asturianos y, finalmente, a la dirección nacional, tomar la decisión
Sin embargo, la brasa que ha encendido de nuevo los ímpetus de los partidarios del ex ministro de Fomento ha sido una frase, simplemente una frase, aunque de lectura a priori bastante significativa. No la tengo delante pero sería algo así como: vamos a ver si Cascos quiere ser candidato, y si es así hablaremos para acabaroptando por el mejor para el partido. Ya no aparece por delante la opinión de los mandamases del PP en Asturias, sino el partido. Esto, que debería ser en circunstancias normales más que suficiente para pensar que la decisión está al caer y que sería favorable al ex compañero de Consejo de Ministros del líder popular, en el caso de Rajoy a muchos nos sigue creando ciertas dudas. Porque, vamos a ver, ¿qué razones objetivas hay para que el asunto esté a estas alturas sin resolver, sobre todo cuando hace un par de meses todos los elementos, incluidos los ahora contrarios, empujaban en la misma dirección?
La pregunta que habría que hacerse es a qué le tiene miedo Rajoy, ¿a 'mojarse?, ¿a desairar a media docena de sus principales representantes en Asturias? ¿o al propio Cascos? Desde luego, lo que no cuela es que a estas alturas se siga hablando de calendarios y fechas que sucesivamente se van retrasando. Hasta ahora se jugaba con el hecho de que no todas las candidaturas autonómicas para mayo de 2011 estaban resueltas, pero este argumento se ha disuelto como un azucarillo en el agua cuando, 'gürteles' aparte, ya se ha confirmado, con apoyo físico incluido, que el señor Camps va a repetir como aspirante a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, y en las últimas horas la otra 'gran incógnita' la ha despejado el propio presidente nacional con su apoyo a un tal Cervera para Navarra. ¿Queda alguien más? Ya no. Solamente Asturias.
A estas alturas no veo razón objetiva alguna para seguir aplazando con evasivas, frases de doble sentido o susceptibles de interpretaciones varias el cierre de los carteles para las autonómicas del año que viene, y para ello hay que decir de una vez por todas quién va a ser el del Principado. El señor Rajoy debería de dejar ya de hacerse el 'gallego' -y que me perdonen los ciudadanos de la vecina comunidad, a la que aprecio, como saben quienes me conocen, con un cariño especial que me lleva año tras año a sus tierras, por utilizar este estereotipo manido que se ha convertido, pese a su erronea utilización con carácter de generalidad, en un estándar lingüístico- y decidir, sobre todo si, como se encarga de recordar siempre, es él quien tiene la última palabra. Dejar pasar el tiempo sin dar una solución -sea la de Cascos o cualquier otra- no está haciendo más que daño a su propio partido, y si no al tiempo.
No se trata de enfriar los ánimos de los 'casquistas', pero la entrevista en cuestión tampoco es que, con respecto al tema que nos ocupa, sea un bombazo. En primer lugar están las lisonjas y alabanzas a las cualidades y virtudes políticas de Cascos. Esto ya lo había hecho él mismo antes y, antes del parón de agosto, se acumulaban las pronunciadas por destacadas figuras nacionales y autonómicas del Partido Popular. O sea, que en esto, todo sigue donde estaba: "Yes muy buenu, chavalón". No voy a dar la lista, que sería muy larga, aunque en las últimas horas se han añadido a los apoyos a la figura de Cascos para el Principado Jaime Mayor Oreja y el presidente castellano-leonés, Juan Vicente Herrera. Eso sí, todos -estos y los anteriores, salvo la impetuosa Esperanza Aguirre- con la lección bien aprendida de que se puede llegar hasta el elogio más entusiasta, pero siempre con la coletilla -Génova dixit- de que es su opinión y corresponde a sus compañeros asturianos y, finalmente, a la dirección nacional, tomar la decisión
Sin embargo, la brasa que ha encendido de nuevo los ímpetus de los partidarios del ex ministro de Fomento ha sido una frase, simplemente una frase, aunque de lectura a priori bastante significativa. No la tengo delante pero sería algo así como: vamos a ver si Cascos quiere ser candidato, y si es así hablaremos para acabaroptando por el mejor para el partido. Ya no aparece por delante la opinión de los mandamases del PP en Asturias, sino el partido. Esto, que debería ser en circunstancias normales más que suficiente para pensar que la decisión está al caer y que sería favorable al ex compañero de Consejo de Ministros del líder popular, en el caso de Rajoy a muchos nos sigue creando ciertas dudas. Porque, vamos a ver, ¿qué razones objetivas hay para que el asunto esté a estas alturas sin resolver, sobre todo cuando hace un par de meses todos los elementos, incluidos los ahora contrarios, empujaban en la misma dirección?
La pregunta que habría que hacerse es a qué le tiene miedo Rajoy, ¿a 'mojarse?, ¿a desairar a media docena de sus principales representantes en Asturias? ¿o al propio Cascos? Desde luego, lo que no cuela es que a estas alturas se siga hablando de calendarios y fechas que sucesivamente se van retrasando. Hasta ahora se jugaba con el hecho de que no todas las candidaturas autonómicas para mayo de 2011 estaban resueltas, pero este argumento se ha disuelto como un azucarillo en el agua cuando, 'gürteles' aparte, ya se ha confirmado, con apoyo físico incluido, que el señor Camps va a repetir como aspirante a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, y en las últimas horas la otra 'gran incógnita' la ha despejado el propio presidente nacional con su apoyo a un tal Cervera para Navarra. ¿Queda alguien más? Ya no. Solamente Asturias.
A estas alturas no veo razón objetiva alguna para seguir aplazando con evasivas, frases de doble sentido o susceptibles de interpretaciones varias el cierre de los carteles para las autonómicas del año que viene, y para ello hay que decir de una vez por todas quién va a ser el del Principado. El señor Rajoy debería de dejar ya de hacerse el 'gallego' -y que me perdonen los ciudadanos de la vecina comunidad, a la que aprecio, como saben quienes me conocen, con un cariño especial que me lleva año tras año a sus tierras, por utilizar este estereotipo manido que se ha convertido, pese a su erronea utilización con carácter de generalidad, en un estándar lingüístico- y decidir, sobre todo si, como se encarga de recordar siempre, es él quien tiene la última palabra. Dejar pasar el tiempo sin dar una solución -sea la de Cascos o cualquier otra- no está haciendo más que daño a su propio partido, y si no al tiempo.
lunes, 16 de agosto de 2010
Palabra de ministro
Uno de los asuntos que esta pasada semana ha servido para disipar temporalmente el sopor informativo del verano ha venido de la mano del Ministerio de Fomento y de su intención de "reajustar" en positivo los "dolorosos" tijeretazos que ha programado para la obra pública en España y que están pendientes de concretarse en los Presupuestos Generales del Estado del año próximo.
Abrió la espita el mismísimo presidente del Gobierno, quien aseguró que quizá los recortes adelantados por su ministro unos días antes eran excesivos y podían mitigarse con una reasignación de recursos. Horas después, José Blanco anunció que entre las escasísimas infraestructuras que habían sido "indultadas" del recorte estaba la autovía del Cantábrico. El propio ministro vino rápidamente a Asturias a echarle una mano a su compañero Javier Fernández, actualmente en manos de los expertos en mercadotecnia del partido para 'vendérselo' a los asturianos como un caballo ganador, aunque no aportara mucho más que ese compromiso de reactivación o reanudación de obras "atrasadas" por los efectos financieros de la crisis. No hubo manera de sacar cantidades ni fechas nuevas; o sea, que tenemos que conformarnos con la palabra del ministro.
Lo peor, sin embargo, estaba por venir. Casi simultáneamente a esa visita de Blanco, que repitió a sus compañeros gallegos, donde si cuantificó algo más sus previsiones, el 'número dos' de Elena Salgado, precisamente asturiano, advertía de que las previsiones económicas a partir del otoño no son buenas y que si es preciso -que lo será- recurrir a otra vuelta de tuerca en los ajustes se hará, ya que el objetivo deficitario es la prioridad absoluta y a él se deben ajustar cualquier otro tipo de macrocifras económicas. En esa misma línea, pero quizá mucho más directo, como corrresponde a un político que no es un técnico, el propio Zapatero lanzó su particular promesa de "sangre, sudor y lágrimas" y, basándose en las mismas proyecciones de Campa, amenazó con una continuada línea de recortes que hagan cuadrar como sea los Presupuestos de acuerdo a los objetivos de déficit consagrados.
En esta comunidad estamos ya muy escarmentados y nos huele a chamusquina eso de que te incluyan entre los supuestos beneficiados -habrá que ver como se reparten los 500 millones que Fomento asegura haber 'encontrado' para tapar agujeros por toda España-, a la vez que te anuncian más agujeros en el cinturón. La desconfianza es la palabra que mejor define la sensación que este miniculebrón veraniego ha dejado en Asturias, y ya no se trata solamente de la tradicional actitud del principal partido de la oposición, sino de expertos y personas muy directamente afectadas por los posibles efectos.
Salvo los correligionarios del señor Blanco, nadie confía seriamente en que la autovía del Cantábrico, en Asturias, claro (siempre he mantenido que, si el tiempo y la salud me lo permite, veré finalizada esta infraestructura en Galicia antes de que haya culminado en territorio asturiano), vaya a recuperar los ritmos, aunque lentos, que llevaba antes del ajuste. Mientras a claras paralizaciones indefinidas que se escamotean con el vocablo "retraso" no se les reactive de forma efectiva, lo único que nos queda es la promesa verbal de 'Pepiño', y todos sabemos que la palabra de un ministro -sea del signo que sea- generalmente vale menos que una perra chica de céntimo de euro. Y, so pena de pecar de pesado, porque ya lo he dicho en numerosas ocasiones, a quien le resulte excesivamente dura esta afirmación le invitó a que, gracias a los recursos que hoy pone en nuestras manos Internet, busquen el nombre de un alto responsable político unido a palabras como promesa, compromiso, etcétera. Se sorprenderán de los cientos de casos que, tras grandes titulares, han quedado durmiendo en el limbo de los proyectos, grandes y prqueños.
Lo de Internet, como es obvio, lo digo para facilitarles el más complicado recurso a las hemerotecas de papel, aunque estén digitalizadas. Este periodista consulta a diario ejemplares impresos de algunos años atrás y en muchas ocasiones le entran ganas de elaborar grandes pancartas con las que obsequiar a nuestros gobernantes cuando nos visiten, pancartas que solamente recogerían sus propias palabras, sin manipulaciones ni interpretaciones.
Abrió la espita el mismísimo presidente del Gobierno, quien aseguró que quizá los recortes adelantados por su ministro unos días antes eran excesivos y podían mitigarse con una reasignación de recursos. Horas después, José Blanco anunció que entre las escasísimas infraestructuras que habían sido "indultadas" del recorte estaba la autovía del Cantábrico. El propio ministro vino rápidamente a Asturias a echarle una mano a su compañero Javier Fernández, actualmente en manos de los expertos en mercadotecnia del partido para 'vendérselo' a los asturianos como un caballo ganador, aunque no aportara mucho más que ese compromiso de reactivación o reanudación de obras "atrasadas" por los efectos financieros de la crisis. No hubo manera de sacar cantidades ni fechas nuevas; o sea, que tenemos que conformarnos con la palabra del ministro.
Lo peor, sin embargo, estaba por venir. Casi simultáneamente a esa visita de Blanco, que repitió a sus compañeros gallegos, donde si cuantificó algo más sus previsiones, el 'número dos' de Elena Salgado, precisamente asturiano, advertía de que las previsiones económicas a partir del otoño no son buenas y que si es preciso -que lo será- recurrir a otra vuelta de tuerca en los ajustes se hará, ya que el objetivo deficitario es la prioridad absoluta y a él se deben ajustar cualquier otro tipo de macrocifras económicas. En esa misma línea, pero quizá mucho más directo, como corrresponde a un político que no es un técnico, el propio Zapatero lanzó su particular promesa de "sangre, sudor y lágrimas" y, basándose en las mismas proyecciones de Campa, amenazó con una continuada línea de recortes que hagan cuadrar como sea los Presupuestos de acuerdo a los objetivos de déficit consagrados.
En esta comunidad estamos ya muy escarmentados y nos huele a chamusquina eso de que te incluyan entre los supuestos beneficiados -habrá que ver como se reparten los 500 millones que Fomento asegura haber 'encontrado' para tapar agujeros por toda España-, a la vez que te anuncian más agujeros en el cinturón. La desconfianza es la palabra que mejor define la sensación que este miniculebrón veraniego ha dejado en Asturias, y ya no se trata solamente de la tradicional actitud del principal partido de la oposición, sino de expertos y personas muy directamente afectadas por los posibles efectos.
Salvo los correligionarios del señor Blanco, nadie confía seriamente en que la autovía del Cantábrico, en Asturias, claro (siempre he mantenido que, si el tiempo y la salud me lo permite, veré finalizada esta infraestructura en Galicia antes de que haya culminado en territorio asturiano), vaya a recuperar los ritmos, aunque lentos, que llevaba antes del ajuste. Mientras a claras paralizaciones indefinidas que se escamotean con el vocablo "retraso" no se les reactive de forma efectiva, lo único que nos queda es la promesa verbal de 'Pepiño', y todos sabemos que la palabra de un ministro -sea del signo que sea- generalmente vale menos que una perra chica de céntimo de euro. Y, so pena de pecar de pesado, porque ya lo he dicho en numerosas ocasiones, a quien le resulte excesivamente dura esta afirmación le invitó a que, gracias a los recursos que hoy pone en nuestras manos Internet, busquen el nombre de un alto responsable político unido a palabras como promesa, compromiso, etcétera. Se sorprenderán de los cientos de casos que, tras grandes titulares, han quedado durmiendo en el limbo de los proyectos, grandes y prqueños.
Lo de Internet, como es obvio, lo digo para facilitarles el más complicado recurso a las hemerotecas de papel, aunque estén digitalizadas. Este periodista consulta a diario ejemplares impresos de algunos años atrás y en muchas ocasiones le entran ganas de elaborar grandes pancartas con las que obsequiar a nuestros gobernantes cuando nos visiten, pancartas que solamente recogerían sus propias palabras, sin manipulaciones ni interpretaciones.
Qué miedo me da Salzburgo
Quizá haya sido la climatología veraniega continuada la que haya influido de forma relevante en el estiaje que este humilde periodista en la reserva ha trasladado al teclado de su computadora. Sea por las prolongadas temperaturas inusualmente altas para esta tierra, sea por la normal vagancia derivada de la ausencia de una obligación de plasmar en palabras opiniones sobre la actualidad, el caso es que he abandonado esta tribuna durante unos días, y no por vacaciones o por falta de asuntos que abordar, sino por abulia.
Sin embargo, han aparecido en la última semana ciertas informaciones que han logrado finalmente la movilización de este escribiente, aunque con algo de retraso. Una de ellas tiene que ver con el cambio de responsables de programación de La Laboral, un cambio que implica un giro de ciento ochenta grados con respecto a la idea base con la que se puso en marcha hace algo más de tres años. Tras ese largo periodo (con un resultado de absoluto desapego con respecto a la ciudad y muy lejos de aquel centro de referencia internacional que anunciaba el Gobierno de Areces y las personas a quienes entonces encargo directamente la responsabilidad de sacar adelante la Ciudad de la Cultura, como pomposamente se la denominó en su estreno), la operación sorpresa del verano, que ha cogido con el pie cambiado a sus propios correligionarios, el Ejecutivo autonómico ha puesto el objetivo de conectar unas magníficas instalaciones con el público que hasta el momento les ha dado la espalda con claridad y lo ha puesto en las manos de una persona que no necesita presentaciones, el empresario y productor José Luis Moreno.
Desde luego, ya no se trata de una empresa orientada a captar mayores audiencias dentro de un modelo de vanguardia, de unos canales alternativos a las fiestas populares, ni tan siquiera de acercar todo lo que se mueve en torno al mundo escénico a grupos culturalmente inquietos, además de que para ello ya se cuenta con otro marco que cumple desde hace años sobradamente esa función, el Teatro Jovellanos.
Lo verdaderamente desconcertante es que hemos pasado de un Mateo Feijoo, o un antecesor de nombre extranjero de cuyo nombre ni quiero acordarme ni me acuerdo. Han sido tres años de experimentalismo, de 'performance', de apuestas minoritarias que, por mucho que ahora el Principado trate de justificar, han resultado globalmente un verdadero fracaso. No hace mucho desde las páginas de los medios de comunicación se daban cifras que, si no fuera por el derroche por el que nos llevaba ese camino, sería para provocar la risa.
Sin embargo, lo peor no es que el Gobierno asturiano, responsable último de la Laboral se haya caído del caballo y haya visto la luz, sino que lo se ha quedado fijado en su retina y ha servido para su 'conversión' sean las lentejuelas, los focos del estudio televisivo al uso o el humor más o menos zafio. Es cierto que en la programación presentada hay espectáculos dignos, pero lo que se anuncia y se vende sobre todo son Isabel Pantoja o los Vivancos, por poner dos ejemplos significativos. Dejo de lado que la tonadillera sea parte también del programa del Día de Asturias, con Chenoa y otras 'estrellas' del momento, porque, a fin de cuentas, el apartado lúdico de la fiesta regional tiene otras connotaciones distintas de las de una espacio escénico que se inauguró como modelo y referencia para toda España, vease el teatro de La Laboral.
El caso es que Moreno se ha apuntado al dos por uno, y quienes le han contratado son los mismos 'men in black' arecistas que tomaron el viejo y gigantesco complejo arquitectónico del ministro franquista Girón para ponerlo del revés y situarlo en la vanguardia internacional más atrevida, tanto en su caja escénica como en el espacio expositivo Centro de Arte y Diseño Industrial.
O nos pasamos o no llegamos. Eso es lo que se plantea el desconcertado gijonés, perplejidad que alcanza a los propios compañeros de quienes han aprobado el cambio de orientación en La Laboral. Y si no que se lo pregunten a los máximos responsables socialistas en la ciudad, en el partido y en el Ayuntamiento, que se las ven y se las desean para, al menos en público, sortear unos argumentos que les resultan imposibles de adivinar.
No tengo nada contra José Luis Moreno. Desde sus primeros éxitos como ventrílocuo en nómina de la entonces televisión única, ha afrontado una carrera empresarial que le ha llevado a convertirse en referencia internacional del mundo del espectáculo. Llegó a la cima, no ha engañado a nadie; él tiene su negocio y como buen inversor dedica sus esfuerzos a rentabilizar su 'factoría cultural'; eso sí, con su estilo, populista, facilón y casi 'marujil', pero que llega a las masas , lo que lo hace rentable. Por eso, desde esa parte de la barrera, parece lógico que el promotor haya visto la oportunidad de entrar en una ciudad como Gijón y haya planteado su oferta, una programación que responde a los parámetros que le han caracterizado desde hace muchos años.
Solamente un pero a quien fuera hace muchos años la voz del incorrecto cuervo Rockefeller. Que haga sus negocios y, si es posible, que le vayan bien, pero que se ahorre chirriantes declaraciones como la de que pretende hacer de La Laboral "un Salzburgo a nivel mundial". Puede que su imperio tenga recursos para muchas cosas, incluso para algo así, pero resulta ofensivo para la inteligencia del más corriente de los ciudadanos semejante dislate. Moreno a tus "morenadas", y vale.
Lo desconcertante, pues, no es la entrada del nuevo empresario en el 'mercado' gijonés, sino la elección de nuestros 'modernos' gobernantes. Si hace una semana me hubieran filtrado este acuerdo me hubiera reído de l mensajero y le hubiera tildado de loco. Pero no, la cosa va en serio. Y hablando de risas, hay que recordar que los mismos que ahora se han embarcado en este cambio radical de rumbo no hace mucho se mofaban del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, precisamente porque, entre otras 'estrellas', basamentaba la programación de las fiestas capitalinas de San Mateo precisamente en la citada Isabel Pantoja.
Quizá haya que atribuir este experimento a la situación de transición que atraviesa el partido socialista, con un Areces -el contratante- al que están dejando progresivamente sin fichas que mover y al que, por mucha declaración oficial de compromiso hasta el final de su mandato que haga, cada día parecen importarle menos el manual de comportamientos y fraseología de partido. A fin de cuentas, la apuesta por Moreno y su estilo es, por el momento, tenporal. Quizá el actual presidente piense que, en primera instancia, no tiene nada que perder; el listón estaba tan bajo que cualquier resultado, sin duda comercialmente mucho más rentable, será para mejorar. Y, luego, que su sucesor decida por donde hay que dirigir los tiros. Menudo papelón le deja Tini a Javier Fernández. ¿Qué hará el año que viene (si gana y gobierna, claro) el ortodoxo y circunspecto líder de los socialistas asturianos?
Sin embargo, han aparecido en la última semana ciertas informaciones que han logrado finalmente la movilización de este escribiente, aunque con algo de retraso. Una de ellas tiene que ver con el cambio de responsables de programación de La Laboral, un cambio que implica un giro de ciento ochenta grados con respecto a la idea base con la que se puso en marcha hace algo más de tres años. Tras ese largo periodo (con un resultado de absoluto desapego con respecto a la ciudad y muy lejos de aquel centro de referencia internacional que anunciaba el Gobierno de Areces y las personas a quienes entonces encargo directamente la responsabilidad de sacar adelante la Ciudad de la Cultura, como pomposamente se la denominó en su estreno), la operación sorpresa del verano, que ha cogido con el pie cambiado a sus propios correligionarios, el Ejecutivo autonómico ha puesto el objetivo de conectar unas magníficas instalaciones con el público que hasta el momento les ha dado la espalda con claridad y lo ha puesto en las manos de una persona que no necesita presentaciones, el empresario y productor José Luis Moreno.
Desde luego, ya no se trata de una empresa orientada a captar mayores audiencias dentro de un modelo de vanguardia, de unos canales alternativos a las fiestas populares, ni tan siquiera de acercar todo lo que se mueve en torno al mundo escénico a grupos culturalmente inquietos, además de que para ello ya se cuenta con otro marco que cumple desde hace años sobradamente esa función, el Teatro Jovellanos.
Lo verdaderamente desconcertante es que hemos pasado de un Mateo Feijoo, o un antecesor de nombre extranjero de cuyo nombre ni quiero acordarme ni me acuerdo. Han sido tres años de experimentalismo, de 'performance', de apuestas minoritarias que, por mucho que ahora el Principado trate de justificar, han resultado globalmente un verdadero fracaso. No hace mucho desde las páginas de los medios de comunicación se daban cifras que, si no fuera por el derroche por el que nos llevaba ese camino, sería para provocar la risa.
Sin embargo, lo peor no es que el Gobierno asturiano, responsable último de la Laboral se haya caído del caballo y haya visto la luz, sino que lo se ha quedado fijado en su retina y ha servido para su 'conversión' sean las lentejuelas, los focos del estudio televisivo al uso o el humor más o menos zafio. Es cierto que en la programación presentada hay espectáculos dignos, pero lo que se anuncia y se vende sobre todo son Isabel Pantoja o los Vivancos, por poner dos ejemplos significativos. Dejo de lado que la tonadillera sea parte también del programa del Día de Asturias, con Chenoa y otras 'estrellas' del momento, porque, a fin de cuentas, el apartado lúdico de la fiesta regional tiene otras connotaciones distintas de las de una espacio escénico que se inauguró como modelo y referencia para toda España, vease el teatro de La Laboral.
El caso es que Moreno se ha apuntado al dos por uno, y quienes le han contratado son los mismos 'men in black' arecistas que tomaron el viejo y gigantesco complejo arquitectónico del ministro franquista Girón para ponerlo del revés y situarlo en la vanguardia internacional más atrevida, tanto en su caja escénica como en el espacio expositivo Centro de Arte y Diseño Industrial.
O nos pasamos o no llegamos. Eso es lo que se plantea el desconcertado gijonés, perplejidad que alcanza a los propios compañeros de quienes han aprobado el cambio de orientación en La Laboral. Y si no que se lo pregunten a los máximos responsables socialistas en la ciudad, en el partido y en el Ayuntamiento, que se las ven y se las desean para, al menos en público, sortear unos argumentos que les resultan imposibles de adivinar.
No tengo nada contra José Luis Moreno. Desde sus primeros éxitos como ventrílocuo en nómina de la entonces televisión única, ha afrontado una carrera empresarial que le ha llevado a convertirse en referencia internacional del mundo del espectáculo. Llegó a la cima, no ha engañado a nadie; él tiene su negocio y como buen inversor dedica sus esfuerzos a rentabilizar su 'factoría cultural'; eso sí, con su estilo, populista, facilón y casi 'marujil', pero que llega a las masas , lo que lo hace rentable. Por eso, desde esa parte de la barrera, parece lógico que el promotor haya visto la oportunidad de entrar en una ciudad como Gijón y haya planteado su oferta, una programación que responde a los parámetros que le han caracterizado desde hace muchos años.
Solamente un pero a quien fuera hace muchos años la voz del incorrecto cuervo Rockefeller. Que haga sus negocios y, si es posible, que le vayan bien, pero que se ahorre chirriantes declaraciones como la de que pretende hacer de La Laboral "un Salzburgo a nivel mundial". Puede que su imperio tenga recursos para muchas cosas, incluso para algo así, pero resulta ofensivo para la inteligencia del más corriente de los ciudadanos semejante dislate. Moreno a tus "morenadas", y vale.
Lo desconcertante, pues, no es la entrada del nuevo empresario en el 'mercado' gijonés, sino la elección de nuestros 'modernos' gobernantes. Si hace una semana me hubieran filtrado este acuerdo me hubiera reído de l mensajero y le hubiera tildado de loco. Pero no, la cosa va en serio. Y hablando de risas, hay que recordar que los mismos que ahora se han embarcado en este cambio radical de rumbo no hace mucho se mofaban del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, precisamente porque, entre otras 'estrellas', basamentaba la programación de las fiestas capitalinas de San Mateo precisamente en la citada Isabel Pantoja.
Quizá haya que atribuir este experimento a la situación de transición que atraviesa el partido socialista, con un Areces -el contratante- al que están dejando progresivamente sin fichas que mover y al que, por mucha declaración oficial de compromiso hasta el final de su mandato que haga, cada día parecen importarle menos el manual de comportamientos y fraseología de partido. A fin de cuentas, la apuesta por Moreno y su estilo es, por el momento, tenporal. Quizá el actual presidente piense que, en primera instancia, no tiene nada que perder; el listón estaba tan bajo que cualquier resultado, sin duda comercialmente mucho más rentable, será para mejorar. Y, luego, que su sucesor decida por donde hay que dirigir los tiros. Menudo papelón le deja Tini a Javier Fernández. ¿Qué hará el año que viene (si gana y gobierna, claro) el ortodoxo y circunspecto líder de los socialistas asturianos?
lunes, 9 de agosto de 2010
Carcedo, ¿'número dos'?
Decía en mi anterior comentario que el 'aparato' socialista asturiano ya ha puesto en marcha toda su maquinaria para preparar ordenadamente, sin prisas pero sin descanso, el relevo de Areces por quien será -aunque oficialmente todavía no se haya formalizado- su candidato a la Presidencia del Principado en 2011, el actual secretario general de la FSA, Javier Fernández. Y también comentaba días atrás que el nuevo aspirante a ocupar el sillón de Suárez de la Riva, junto con un equipo de incondicionales, trabajaban tenazmente en el 'lanzamiento' de su nuevo cartel, y también intensamente, en la elaboración del programa electoral y, con más tiento y en el más absoluto de los secretos, en la selección de quienes compartirían con él, si ganase las elecciones autonómicas del año próximo, las responsabilidades de gestionar Asturias.
Aunque la FSA todavía tiene que asimilar su llegada al liderazgo institucional -el del partido ya lo tiene desde hace tiempo-, dos personas son en este momento las más próximas a Fernández y las encargadas de encabezar esas tareas a las que antes me refería -promoción entre los asturianos de la imagen del nuevo cartel electoral, elaboración de las bases programáticas y configuración del lista de los 'ministrables' de un futuro Ejecutivo autonómico socialista-: Estas personas son: la mano derecha del secretario general en el partido, Jesús Gutiérrez, actual responsable de Organización, y la ex diputada nacional María Luisa Carcedo, actual responsable de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas, alto cargo de relevancia creado por Elena Salgado cuando dirigía el Ministerio de Administraciones Públicas.
Pues bien, aunque -como comentaba- estamos a muchos meses de las grandes decisiones, la principal la que tienen que dar los asturianos en las urnas, precisamente el nombre de María Luisa Carcedo empieza a sonar como una más que presumible vicepresidenta en el hipotético Ejecutivo autonómico de Fernández. La veterana militante ha pasado por todos los estratos del partido y de las instituciones, es 'villista' convencida, aunque los devenires del tiempo y la asunción progresiva de mayores responsabilidades la sitúan por encima de 'familias'. Por otra parte, su largo historial de militancia en el socialismo "más puro" la encuadran en ese nuevo perfil de gobernantes por los que -como adelantaba el otro día- apuesta el líder de los socialistas asturianos para sus previsiones de gobierno. Al margen de las apuestas y afinidades, en lo formal. el candidato sicialista mantendría el esquema impuesto por el presidente Zapatero y empezaría desde lo más alto de su equipo a cumplir con la Ley de Igualdad, en lo que a paridad en listas y gobiernos se refiere.
Por lo que respecta a Jesús Gutiérrez, es más que previsible que, también al igual que el líder nacional, reserva a su hombre de confianza para llevar con mano firme y con toda su confianza depositada en su fidelidad la gestión del partido. Vamos, algo parecido a lo que ocurrió durante años con José Blanco, el hoy ministro de Fomento.
Lo que sí parece claro es que del equipo de Areces muy pocos tienen posibilidades de salvar el sillón y solamente una o dos personas podrían continuar por aquello de que el vuelco no sea tan radical. Los principales colaboradores en los distintos niveles -miembros del Gobierno y altos cargos- del actual mandatario ya se están preparando para hacer la maleta, aunque algunos no se resignen a tirar la toalla y están ya 'trabajándose' al menos no quedarse sin un 'puestín', y para ello aparecen con frecuencia en esa novedosa presencia pública continuada de Fernández desde hace unos pocos días. Otros, optan por seguir en su línea y se retiran -incluso adelantadamente- como José Luis Iglesias Riopedre, aunque sea por razones médicas, o se disponen a acompañar a su jefe cuando llegue el momento, conscientes de que no encajan en el futuro organigrama.
El caso más paradigmático de la fidelidad al arecismo en estos días lo constituye, precisamente, el relevo del citado Riopedre en Educación, Herminio Sastre, quien, a pesar de las primeras declaraciones de principios del candidato 'in pectore' en su apuesta por la industria y el rechazo a cosas tan 'complicadas' como la nanotecnología y la biomedicina, ha ratificado, bien arropado por su jefe de filas, el mantenimiento de los principios por los que ambos han apostado en los últimos años. La jugada de evitar la paralización de la creación del Centro de Nanotecnología aportando su financiación con el presupuesto regional, después de que el CSIC anunciase que no podía afrontarlo -incluso trayendo a Asturias al presidente del organismo investigador y científico para poner el proyecto en valor-, y hacerlo a las pocas horas de la contundente apuesta programática del futuro candidato, esa jugada -digo- no pasó desapercibida para aquellos que, en un afán de cerrar lo más rápidamente una larga etapa, quieren pasar página y enterrar el arecismo.
Ya lo advertimos algunos. Tini se ha visto obligado a renunciar a cualquier opción de un cuarto mandato, pero por el momento, con su estilo 'bonachón', ya ha lanzado algunos avisos a quienes le apresuran a 'jubilarse' en el sentido de recordarles que, al menos por ahora, él sigue siendo el presidente del Principado.
Aunque la FSA todavía tiene que asimilar su llegada al liderazgo institucional -el del partido ya lo tiene desde hace tiempo-, dos personas son en este momento las más próximas a Fernández y las encargadas de encabezar esas tareas a las que antes me refería -promoción entre los asturianos de la imagen del nuevo cartel electoral, elaboración de las bases programáticas y configuración del lista de los 'ministrables' de un futuro Ejecutivo autonómico socialista-: Estas personas son: la mano derecha del secretario general en el partido, Jesús Gutiérrez, actual responsable de Organización, y la ex diputada nacional María Luisa Carcedo, actual responsable de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas, alto cargo de relevancia creado por Elena Salgado cuando dirigía el Ministerio de Administraciones Públicas.
Pues bien, aunque -como comentaba- estamos a muchos meses de las grandes decisiones, la principal la que tienen que dar los asturianos en las urnas, precisamente el nombre de María Luisa Carcedo empieza a sonar como una más que presumible vicepresidenta en el hipotético Ejecutivo autonómico de Fernández. La veterana militante ha pasado por todos los estratos del partido y de las instituciones, es 'villista' convencida, aunque los devenires del tiempo y la asunción progresiva de mayores responsabilidades la sitúan por encima de 'familias'. Por otra parte, su largo historial de militancia en el socialismo "más puro" la encuadran en ese nuevo perfil de gobernantes por los que -como adelantaba el otro día- apuesta el líder de los socialistas asturianos para sus previsiones de gobierno. Al margen de las apuestas y afinidades, en lo formal. el candidato sicialista mantendría el esquema impuesto por el presidente Zapatero y empezaría desde lo más alto de su equipo a cumplir con la Ley de Igualdad, en lo que a paridad en listas y gobiernos se refiere.
Por lo que respecta a Jesús Gutiérrez, es más que previsible que, también al igual que el líder nacional, reserva a su hombre de confianza para llevar con mano firme y con toda su confianza depositada en su fidelidad la gestión del partido. Vamos, algo parecido a lo que ocurrió durante años con José Blanco, el hoy ministro de Fomento.
Lo que sí parece claro es que del equipo de Areces muy pocos tienen posibilidades de salvar el sillón y solamente una o dos personas podrían continuar por aquello de que el vuelco no sea tan radical. Los principales colaboradores en los distintos niveles -miembros del Gobierno y altos cargos- del actual mandatario ya se están preparando para hacer la maleta, aunque algunos no se resignen a tirar la toalla y están ya 'trabajándose' al menos no quedarse sin un 'puestín', y para ello aparecen con frecuencia en esa novedosa presencia pública continuada de Fernández desde hace unos pocos días. Otros, optan por seguir en su línea y se retiran -incluso adelantadamente- como José Luis Iglesias Riopedre, aunque sea por razones médicas, o se disponen a acompañar a su jefe cuando llegue el momento, conscientes de que no encajan en el futuro organigrama.
El caso más paradigmático de la fidelidad al arecismo en estos días lo constituye, precisamente, el relevo del citado Riopedre en Educación, Herminio Sastre, quien, a pesar de las primeras declaraciones de principios del candidato 'in pectore' en su apuesta por la industria y el rechazo a cosas tan 'complicadas' como la nanotecnología y la biomedicina, ha ratificado, bien arropado por su jefe de filas, el mantenimiento de los principios por los que ambos han apostado en los últimos años. La jugada de evitar la paralización de la creación del Centro de Nanotecnología aportando su financiación con el presupuesto regional, después de que el CSIC anunciase que no podía afrontarlo -incluso trayendo a Asturias al presidente del organismo investigador y científico para poner el proyecto en valor-, y hacerlo a las pocas horas de la contundente apuesta programática del futuro candidato, esa jugada -digo- no pasó desapercibida para aquellos que, en un afán de cerrar lo más rápidamente una larga etapa, quieren pasar página y enterrar el arecismo.
Ya lo advertimos algunos. Tini se ha visto obligado a renunciar a cualquier opción de un cuarto mandato, pero por el momento, con su estilo 'bonachón', ya ha lanzado algunos avisos a quienes le apresuran a 'jubilarse' en el sentido de recordarles que, al menos por ahora, él sigue siendo el presidente del Principado.
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